Brigitte Vasallo: ¡°La idea de que hay gente facha sin m¨¢s me parece simplista¡±
La escritora, feminista y especialista en choques culturales y misoginia ha enfocado su carrera en las mujeres musulmanas
A Brigitte Vasallo (Barcelona, 48 a?os) no le gusta que le llamen activista: ¡°Es una etiqueta que por cuestiones de estatus social me beneficia demasiado y hay gente que arriesga mucho m¨¢s que yo en lugares muy peligrosos por serlo¡±. Sin embargo, es cierto que lleva dos d¨¦cadas escribiendo sin miedo y desde una posici¨®n nada privilegiada sobre derechos LGTBI, xenofobia, racismo, misoginia y feminismo. Su primera novela, la autoeditada Pornoburka: desventuras del Raval y otras f(r)icciones, abri¨® un debate que est¨¢ m¨¢s candente que nunca. Despu¨¦s de un ensayo sobre feminismo y otro sobre poliamor, acaba de publicar Lenguaje inclusivo y exclusi¨®n de clase. Charnega criada en el barcelon¨¦s barrio del Clot, la brecha de clases es una de sus obsesiones.
Pregunta. ?Por qu¨¦ cree que ha salido usted tan rebelde?
Respuesta. La historia de mi familia es una historia de clase y de emigraci¨®n pura y dura en los a?os del franquismo. Se fueron a Par¨ªs desde Galicia, ella a trabajar de interna criando a los ni?os de otras y ¨¦l a trabajar en una f¨¢brica. Cuando mis padres vinieron a Barcelona ellos cre¨ªan que volv¨ªan a Espa?a. No ten¨ªan ni idea de que Catalu?a era otra cosa. Fui educada, por un lado, con todas las expectativas de ascenso de clase que ten¨ªan que ver tambi¨¦n con acceder a la modernidad urbana y, a la vez, con un deseo muy profundo de conservar una identidad gallega. Yo no supe qu¨¦ era un cal?ot hasta los 40 a?os. Esos detalles me fueron colocando en un lugar que no ten¨ªa mucho nombre y que yo identifico con el espacio charnego, que es muy parecido al espacio marimacho, al que tambi¨¦n pertenezco. Yo soy una mujer, pero soy una mujer rara, no soy un hombre, no soy una persona trans. ?Qu¨¦ carajo soy? Era una tensi¨®n perpetua.
P. ?Hay un momento con el que pueda ejemplificar esa tensi¨®n?
R. En casa me llamaban polaca y en el colegio charnega. Empec¨¦ a hablar catal¨¢n y a rechazar el gallego con la expectativa de integrarme en la modernidad urbana.
P. Fue usted a un colegio de monjas. ?Qu¨¦ le ense?aron que fuera de provecho?
R. Pues todo. Ya s¨¦ que eso est¨¢ mal visto en este pa¨ªs porque tenemos una historia muy dura con la Iglesia. Yo soy atea, pero me permitieron crecer sin g¨¦nero porque all¨ª no hab¨ªa ni?os y entonces toda la franja de expresiones de g¨¦nero se daba entre nosotras. Yo era el ni?o del colegio, por decirlo as¨ª, y nunca nadie dijo nada al respecto ni me intent¨® feminizar. Eso me pas¨® cuando pas¨¦ al instituto, un espacio mixto donde la masculinidad estaba asignada a unas personas en concreto. Ah¨ª viv¨ª un bullying alucinante.
Yo soy atea, pero me permitieron [en un colegio de monjas] crecer sin g¨¦nero porque all¨ª no hab¨ªa ni?os y entonces toda la franja de expresiones de g¨¦nero se daban entre nosotras
P. ?Y c¨®mo empez¨® a hacer activismo?
R. Cuando abandon¨¦ el instituto y me fui de la casa de mi familia, donde viv¨ª una situaci¨®n de violencia y de desprotecci¨®n psicol¨®gica. Me march¨¦ a Marruecos pensando que all¨ª no me podr¨ªan encontrar. Hab¨ªa trabajado de funcionaria y ahorrado un dinero que me permit¨ªa tomarme un respiro, a ver qu¨¦ pasaba. Y me qued¨¦ 10 a?os all¨ª. Cuando volv¨ª, me di cuenta de c¨®mo se hablaba aqu¨ª sobre las mujeres musulmanas y entonces me puse a hacer cosas sin pensar que estaba siendo activista ni nada parecido. Simplemente quer¨ªa devolver algo a una comunidad que me hab¨ªa proporcionado un espacio para sanarme y para recuperarme emocionalmente.
P. ?Cu¨¢l es el lugar com¨²n sobre las mujeres afganas que m¨¢s le est¨¢ molestando estos d¨ªas?
R. Me preocupa much¨ªsimo que se reduzca el problema a un hecho cultural y no geopol¨ªtico que tiene consecuencias en el discurso sobre las mujeres musulmanas en general y que renueva la islamofobia sin poner sobre la mesa la cuesti¨®n colonial y las responsabilidades internacionales en la violencia perpetuada en Afganist¨¢n.
P. Siempre habla de que le interesa mucho Bel¨¦n Esteban porque es una mujer de clase humilde que ha conseguido triunfar sin prescindir de los indicadores de clase. Expl¨ªquenos eso.
R. A las clases populares siempre se nos ha usado para entretener, pero con Bel¨¦n Esteban ha sucedido un fen¨®meno fascinante porque se hace un hueco en una televisi¨®n con personajes de las clases populares para las clases populares. Me interesa sobre todo el desprecio que eso genera. Estamos todo el d¨ªa con Netflix a vueltas, que a veces es una mierda, y en cambio parece que ver el S¨¢lvame sea vergonzoso.
P. ?Usted preferir¨ªa irse de ca?as con Bel¨¦n Esteban o con Houellebecq?
R. Por supuesto que me ir¨ªa con Bel¨¦n Esteban. De todas formas, yo he trabajado de camarera en sitios de lujo y a m¨ª la cosa de los grandes mitos no me afecta mucho. Pero bueno, aqu¨ª no tengo duda porque Houllebecq me parece un racista. F¨ªjese que no me pregunta si preferir¨ªa unas ca?as con la Esteban o meterme en un bar de fachas, que vendr¨ªa a ser Houellebecq¡
P. Ha dicho que le interesa mucho conocer los motivos de la gente que vota a Vox.
R. S¨ª, estoy haciendo entrevistas sobre la cuesti¨®n de lo charnego y las migraciones internas de los cincuenta a los setenta durante el franquismo. Y, efectivamente, hay mucha gente a la que entrevisto cuyas motivaciones me interesan. Porque estamos planteando qu¨¦ le pasa a la gente que vota a Vox y no nos estamos planteando qu¨¦ le pasa a las izquierdas que a¨²n no han propuesto un proyecto interesante para las clases populares. Por otro lado, ?por qu¨¦ solamente aparecen partidos de este tipo cuando hay un momento de crisis? ?Qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando ah¨ª? La idea de que la gente es facha sin m¨¢s me parece una respuesta simplista.
A m¨ª la RAE me da igual. Soy escritora y no vivo al margen de sus reglas, pero no le reconozco autoridad
P. Como analista del lenguaje inclusivo, ?por qu¨¦ cree que genera tant¨ªsimo rechazo eso de ¡°todes¡±?
R. Es una cuesti¨®n de poder y de qui¨¦n es el propietario del lenguaje. Lo mismo que hay gente que defiende a los banqueros o al due?o de la empresa contra sus propios intereses, los que se rebelan contra el lenguaje inclusivo adoptan la mirada de los acad¨¦micos: ¡°Lo estudi¨¦ as¨ª y no se puede tocar¡±. Para m¨ª la inclusi¨®n no es si se termina una palabra con ¡°a¡± o con ¡°e¡±. La inclusi¨®n es el acceso a los medios de producci¨®n del lenguaje.
P. ?Pero si la RAE lo aceptase no le parecer¨ªa un avance?
R. A m¨ª la RAE me da igual. Soy escritora y no vivo al margen de sus reglas, pero no le reconozco autoridad. Es as¨ª de simple la cosa. Hay un mont¨®n de campos donde la RAE ni pincha ni corta y donde no estamos usando formas de lenguaje creativas y que nos hagan bien. Entiendo la lucha por ese reconocimiento: la RAE tiene mucho poder, pero no tanto. El amo se cree que tiene mucho m¨¢s poder del que tiene.
P. Usted juega mucho con los l¨ªmites del lenguaje. ?Por qu¨¦ suele decir que la monogamia y el poliamor son lo mismo?
R. En las sociedades contempor¨¢neas modernas no se puede vivir sin pareja. Todo se articula alrededor de eso y ya. Si no tienes pareja no puedes hacer crianza, reproducirte, no puedes alquilar un piso. Si alguien tiene que tomar decisiones sobre su cuerpo, pasa por la pareja o pasa por la familia. Esa jerarqu¨ªa desmonta la comunidad y eso es para m¨ª la monogamia. Entonces, cuando hablo de desmontar la monogamia no me refiero a a?adir m¨¢s parejas a la combinaci¨®n porque eso sigue siendo una mirada mon¨®gama, aunque se le llame poliamor. O sea, otra vez se pone a la pareja en el centro. Lo que yo propongo es bajarle el volumen a eso.
P. Y usted c¨®mo ha sufrido m¨¢s, ?en pareja aguantando a su pareja o sin pareja sufriendo la presi¨®n del sistema por no tener pareja?
R. Para eso tendr¨ªamos que definir qu¨¦ se entiende por pareja, porque tal vez eso que alguien llama pareja yo no lo he tenido nunca.
P. Vale, entonces, ?se pasa peor soltera o en pareja?
R. Se entiende la solter¨ªa al hecho de no tener pareja. Puedes tener 50.000 amigas, amigos, amigues... pero cuando m¨¢s se activa la red de afectos es cuando no se tiene pareja y, sin embargo, a eso lo consideramos ¡°no estar en una relaci¨®n¡±, que es justo el momento en el que est¨¢s en relaciones de muchos tipos, incluso sexuales.
El sistema pone en peligro constantemente cualquier forma de convivencia que no sea can¨®nica
P. ?La pandemia ha puesto en peligro ese tipo de redes de las que habla, la famosa ¡°familia elegida¡±?
R. El sistema pone en peligro constantemente cualquier forma de convivencia que no sea can¨®nica. Durante esta crisis no solamente se ha confinado en pareja o en familia a la gente, considerando adem¨¢s que todo el mundo tiene una sola casa, que la casa es el hogar; es que adem¨¢s se ha trabajado por pa¨ªses. Pensar que hay un grupo que es el tuyo, que es el grupo jer¨¢rquico y que se debe luchar desde ¨¦l contra todos los dem¨¢s, que son enemigos potenciales, eso es el pensamiento mon¨®gamo.
P. ?Alguna vez se sorprende teniendo una fantas¨ªa er¨®tica absolutamente, digamos, convencional?
R. ?Afortunadamente! Las fantas¨ªas er¨®ticas son el espacio para poder ser mil cosas, tambi¨¦n alguien convencional. Por ejemplo, a m¨ª me ponen los uniformes militares y de polic¨ªa, pero eso se soluciona muy f¨¢cilmente. Te compras un disfraz y juegas un rol.
P. ?Y usted se ha disfrazado alguna vez para parecer una cosa que no era?
R. S¨ª, me quito toda pluma posible de mi expresi¨®n, me acompa?o de un hombre que parezca mi pareja y ya tengo mi disfraz de hetero. Lo he usado mucho para buscar piso.
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