Lo que esconde la obesidad infantil: enfermedades de adultos en ni?os cada vez m¨¢s peque?os
El exceso de grasa abre la puerta a desarrollar a corto plazo asma, apnea del sue?o, hipertensi¨®n, diabetes o mala salud mental. Si no se le pone remedio, a largo plazo, el sobrepeso y sus efectos nocivos se perpetuar¨¢n
El diagn¨®stico de sobrepeso u obesidad en la infancia es como abrir una caja de pandora. El exceso de grasa desata una retah¨ªla de enfermedades y amenazas para la salud que convierten al ni?o en una persona enferma desde el primer instante y, probablemente, tambi¨¦n a largo plazo. Diabetes, hipertensi¨®n, apneas del sue?o, problemas cut¨¢neos, depresi¨®n¡ Hay decenas de dolencias asociadas. Pero la obesidad y el sobrepeso, que afecta a 340 millones de ni?os y adolescentes en el mundo, no es solo un factor de riesgo para desarrollar otras patolog¨ªas; es una enfermedad en s¨ª misma, insisten los endocrin¨®logos. Y deja una huella mec¨¢nica, metab¨®lica y psicol¨®gica dif¨ªcil de borrar. A pie de consulta, advierten los expertos que tratan a ni?os con obesidad, ya se est¨¢n viendo enfermedades de adultos en cr¨ªos cada vez m¨¢s peque?os.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) catalog¨® la obesidad como ¡°la epidemia del siglo XXI¡±. Y, con permiso de la covid, los datos apuntan a este escenario: seg¨²n el ¨²ltimo informe de la OMS, en Europa, uno de cada tres ni?os sufre obesidad o sobrepeso. La Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil (COSI, por sus siglas en ingl¨¦s), sit¨²a a Espa?a entre los pa¨ªses con mayor prevalencia de estas dolencias: m¨¢s del 40% de los ni?os de entre seis y nueve a?os padecen obesidad o sobrepeso.
La tendencia, adem¨¢s, sigue al alza y la pandemia no ha hecho m¨¢s que agravar un ascenso fulgurante de estos cuadros cl¨ªnicos. Albert Goday, endocrin¨®logo del Hospital del Mar, es tajante: ¡°Es una enfermedad pand¨¦mica y potencialmente grave. Al aumentar la obesidad grave en ni?os y adolescentes, vemos enfermedades asociadas que antes solo encontr¨¢bamos en adultos, como la diabetes tipo II. Y eso es solo la punta del iceberg¡±. Un ni?o obeso tiene m¨¢s riesgo de perpetuar el exceso de grasa a largo plazo y la obesidad en la edad adulta es un factor de riesgo para desarrollar una docena de tumores, infartos, cardiopat¨ªas, alteraciones metab¨®licas, deterioro cognitivo y enfermedades de salud mental. Empeora la calidad y la esperanza de vida.
El diagn¨®stico de obesidad o sobrepeso infantil no es una subida de talla. O no solo. El exceso de grasa empieza a jugar en contra desde el mismo momento en el que se deposita en el organismo, explica Rosaura Leis, coordinadora del Comit¨¦ de Nutrici¨®n y Lactancia de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa: ¡°No es solo que el ni?o tenga un cambio de composici¨®n corporal. Esa grasa es un ¨®rgano metab¨®licamente activo y produce sustancias que afectan a su salud¡±. Ver enfermedades de adultos en ni?os, admite, les ¡°sorprendi¨®¡± y puso a la comunidad cient¨ªfica ¡°en alerta¡±.
Con el diagn¨®stico, la caja de pandora se abre y se descubren enfermedades o problemas de salud cardiovasculares, musculoesquel¨¦ticos, psicol¨®gicos, metab¨®licos. Un estudio publicado en la revista Plos Digital Health analizaba, a partir de una cohorte de historias cl¨ªnicas estadounidenses, los potenciales subtipos de obesidad infantil seg¨²n las patolog¨ªas asociadas, y encontraba hasta ocho grupos de pacientes con caracter¨ªsticas similares: a saber, alta prevalencia de trastornos respiratorios y del sue?o, con afecciones cut¨¢neas, con trastornos convulsivos, con asma, con problemas gastrointestinales, del neurodesarrollo o f¨ªsicos, entre otros. Mala salud, se mire por donde se mire.
Problemas respiratorios
En la pr¨¢ctica, en las consultas, la obesidad trae consigo, en efecto, un patr¨®n muy variado de s¨ªntomas. Julio ?lvarez Pitti, m¨¦dico en el Hospital General de Valencia e investigador del Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red de Fisiopatolog¨ªa de la Obesidad y Nutrici¨®n (Ciberobn), recibe en su unidad cada a?o entre 300 o 400 consultas de ni?os con obesidad y advierte de que el impacto en su salud es devastador: ¡°Hay consecuencias mec¨¢nicas porque un exceso de 20 kilos es una sobrecarga para el sistema musculoesquel¨¦tico: se producen contracturas, deformidades en los huesos y dolor al moverse o levantarse. Es una limitaci¨®n para saltar, jugar o correr. Es como ponerle a un ni?o una mochila con 20 kilos de piedras a la espalda¡±, dibuja.
Pero no solo afecta a los huesos. La obesidad esconde tambi¨¦n problemas respiratorios, como la apnea del sue?o. ¡°La v¨ªa a¨¦rea es el¨¢stica, pero lo suficientemente r¨ªgida para mantenerse abierta. Por la noche, al relajarse, la grasa, que es blanda, hace que el tubo [respiratorio] sea m¨¢s blando y se colapse: es como si, en vez de ser un conducto de goma dura, es de goma blanda¡±, explica ?lvarez Pitti. As¨ª, la respiraci¨®n se detiene hasta que el cerebro lo detecta y despierta al ni?o moment¨¢neamente para que se vuelvan a abrir las v¨ªas a¨¦reas.
Todo ese impacto, sin embargo, no se queda en la noche, sino que tiene consecuencias al d¨ªa siguiente. Como en una especie de efecto domin¨®, esos despertares nocturnos pasan factura a la calidad del sue?o, que cae en picado y arrastra el cansancio al resto del d¨ªa, afectando a otras ¨¢reas de su vida, como el rendimiento escolar, por ejemplo. A mayor cansancio, adem¨¢s, menos movimiento y m¨¢s hambre, con lo que se acent¨²a el cuadro de obesidad.
Los diagn¨®sticos de asma tambi¨¦n est¨¢n presentes en estos ni?os y pueden aparecer, adem¨¢s, problemas dermatol¨®gicos, explica Goday, ¡°como la soriasis, las infecciones cut¨¢neas o la hidrosadenitis supurativa¡±, que provoca dolorosas protuberancias debajo de la piel. Tambi¨¦n sufren dermatitis por el roce y estr¨ªas.
Efectos metab¨®licos
El exceso de grasa tiene otros efectos, de car¨¢cter metab¨®lico, como la alteraci¨®n del control del az¨²car. Ya hay casos de diabetes tipo II ¡ªla que est¨¢ asociada a la obesidad¡ª en ni?os cada vez m¨¢s j¨®venes, apunta ?lvarez Pitti: ¡°Est¨¢ aumentando. Tras la pandemia, nos remiten m¨¢s ni?os, pero, sobre todo, se ve un empeoramiento de los que ya ten¨ªan obesidad. Si antes ten¨ªamos uno o dos con obesidad y diabetes, ahora tenemos seis o siete¡±. La diabetes lesiona las arterias y provoca que la sangre no llegue correctamente a todos los ¨®rganos.
Los ni?os con obesidad pueden presentar un aumento del colesterol o los triglic¨¦ridos en sangre, un cuadro que, aunque de entrada es silente y no altera el d¨ªa a d¨ªa de los cr¨ªos, puede traducirse en graves problemas cardiovasculares a largo plazo. Otra patolog¨ªa com¨²n es el h¨ªgado graso, que implica la acumulaci¨®n de grasa en este ¨®rgano. ¡°Con el tiempo, esta dolencia favorecer¨¢ la esteatohepatitis [inflamaci¨®n del h¨ªgado y da?o de las c¨¦lulas hep¨¢ticas a causa de la acumulaci¨®n de grasa] y la fibrosis hep¨¢tica, que lleva al fallo hep¨¢tico y el c¨¢ncer de este ¨®rgano¡±, a?ade ?lvarez Pitti.
M¨¢s all¨¢ de todos los da?os f¨ªsicos, los expertos advierten del impacto en la salud mental de un diagn¨®stico de obesidad o sobrepeso. Por el estigma que supone no entrar en los c¨¢nones socialmente establecidos. Por el temor a burlas o al rechazo, que aboca al aislamiento social. ¡°El estigma que produce la obesidad influye en la autoeficacia, en la percepci¨®n de ser menos que los dem¨¢s, en la autoimagen...¡±, enumera el investigador del Ciberobn.
Y en ese c¨ªrculo vicioso de vasos comunicantes, donde al cansancio por las apneas nocturnas, se suma la torpeza en las habilidades motoras y el aislamiento social que retrasa el desarrollo de habilidades f¨ªsicas y sociales, la enfermedad se hace fuerte y, con ella, los problemas mec¨¢nicos, metab¨®licos y de salud mental, como la ansiedad o la depresi¨®n.
¡°Estamos en una sociedad que produce obesidad, pero te estigmatiza por ello¡±, lamenta Leis, y advierte de que hay varias edades cr¨ªticas para condicionar la vida de los chavales: los 1.000 primeros d¨ªas de vida, donde la alimentaci¨®n de la madre en la gestaci¨®n, la lactancia materna y la alimentaci¨®n complementaria es clave ¡ªun mayor periodo de lactancia reduce el riesgo de que los beb¨¦s sufran obesidad o sobrepeso cuando se hacen mayores¡ª; tambi¨¦n de los tres a los cinco a?os; y en la adolescencia. Y hay entornos especialmente vulnerables, como las familias socioecon¨®micamente desfavorables o ser hijo de padres con obesidad. El sedentarismo, no dormir las horas recomendadas o un desequilibrio en el bienestar emocional, tambi¨¦n favorecen la obesidad.
El exceso de grasa es, de entrada, dif¨ªcil de abordar. Empezando por el diagn¨®stico mismo porque, a diferencia de los adultos, donde se mide el ¨ªndice de masa corporal y se aplican unos baremos, en los ni?os hay que analizar percentiles en funci¨®n, tambi¨¦n, de la edad y el sexo, explican los expertos.
Sin conciencia de la enfermedad
Tambi¨¦n falta de conciencia de la enfermedad, tanto en los ni?os como en los padres, explica Marta Ramon, jefa de Endocrinolog¨ªa Pedi¨¢trica del Hospital Infantil Sant Joan de D¨¦u de Barcelona: ¡°La sociedad no percibe la enfermedad. Los padres no son ni conscientes y ven como normopeso algo que no lo es. Y si no ven el problema, es m¨¢s dif¨ªcil de abordar y tratar¡±. Seg¨²n el estudio de Alimentaci¨®n, Actividad f¨ªsica, Desarrollo Infantil y Obesidad en Espa?a (Aladino), los progenitores tienen una percepci¨®n distorsionada sobre este fen¨®meno: el 69% de los ni?os con exceso de peso son percibidos por sus padres dentro de un peso normal. Como las prevalencias de sobrepeso son tan altas, en la calle se normaliza ese exceso de grasa, y se banaliza con un ¡°ya adelgazar¨¢n¡±, lamentan los profesionales. Pero la enfermedad, en ese momento, ya est¨¢ haciendo da?o en el organismo.
?lvarez Pitti se?ala que, ¡°lo principal, primero, es hacer entender a los padres que la obesidad es una enfermedad¡±. ¡°Y todas las modificaciones de h¨¢bito son parte de un tratamiento m¨¦dico: si usted no hace esas modificaciones que yo le explico, es como si viniera a la consulta un ni?o con diabetes, le pautamos insulina y usted no se la da¡±, ejemplifica el m¨¦dico. Y aunque es m¨¢s f¨¢cil dar una pastilla que modificar h¨¢bitos, asume, en obesidad infantil, ¡°la primera l¨ªnea de tratamiento no es farmacol¨®gica¡±.
La parte positiva de esta dolencia es que, aunque grave y compleja, es reversible. ¡°Si haces intervenciones tempranas, mejoran y los rescatamos. Sabemos que un ni?o con obesidad tiene m¨¢s riesgo de obesidad e hipertensi¨®n, pero si logras revertirlo, se corrige el riesgo al 100%¡±, sostiene Ramon. Aunque Leis se muestra m¨¢s cauta: ¡°Queda una huella metab¨®lica. A¨²n adelgazando, ese per¨ªodo afect¨® a ¨®rganos, a arterias¡¡±, lamenta. Y tampoco existe el obeso sano, agrega el investigador del Ciberobn. Aunque no se vea el da?o, aunque los marcadores de otras enfermedades est¨¦n normales, la enfermedad siempre hace mella.
Los expertos piden m¨¢s concienciaci¨®n social por parte de los propios profesionales de la salud y m¨¢s recursos para tomarse en serio la obesidad infantil y todas sus derivadas. No hay culpables, ni padres ni hijos, y es, recalca Goday, ¡°un problema de todos¡±, individual y colectivo, sanitario, social y econ¨®mico. No es una broma ni un problema menor, alerta ?lvarez Pitti: ¡°La enfermedad, cuando se establece, es muy dif¨ªcil de tratar. Hay que sacar el estigma de que el que tiene obesidad es porque quiere. ?A que a nadie le dices: ¡®y por qu¨¦ no te curas del c¨¢ncer de p¨¢ncreas¡¯? No lo dices porque sabes que es una enfermedad compleja. Pues la obesidad tambi¨¦n. Se ha intentado simplificar diciendo que es una enfermedad de vagos y glotones y no es as¨ª¡±.
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