La falta de sue?o es un factor de riesgo para el desarrollo de depresi¨®n en la adolescencia
Varios estudios recientes indican que dormir menos horas de las recomendadas para esta franja de edad se asoci¨® con un incremento en la probabilidad de d¨¦ficits en el estado de ¨¢nimo
El Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre Salud Mental en la Infancia y Adolescencia, del que forman parte doctores de diferentes sociedades m¨¦dicas y cient¨ªficas espa?olas, alertaba el pasado mes de abril de que la pandemia hab¨ªa aumentado sustancialmente la prevalencia de los trastornos de salud mental en los menores. ¡°Antes de la pandemia ya se estimaba que en torno al 10% de los ni?os y al 20% de los adolescentes sufr¨ªa trastornos mentales, con consecuencias que se pueden prolongar a lo largo de toda su vida. En la actualidad, los adolescentes presentan m¨¢s ansiedad, s¨ªntomas depresivos, autolesiones y conductas suicidas¡±, afirmaban los expertos, que reportaban incrementos de casi un 50% en los trastornos de salud mental y de hasta un 59% en los comportamientos suicidas.
¡°Durante la adolescencia se producen muchos cambios considerables, a nivel biol¨®gico, psicol¨®gico y social, que pueden poner a algunos adolescentes en una situaci¨®n de mayor riesgo de desarrollar depresi¨®n¡±, sostiene el doctor Michael Gradisar, recientemente nombrado jefe de Ciencias del Sue?o de la compa?¨ªa tecnol¨®gica Sleep Cycle. En el desarrollo de problemas de salud mental como la ansiedad y la depresi¨®n durante la adolescencia influyen m¨²ltiples factores, entre ellos la propia predisposici¨®n gen¨¦tica de cada persona, pero Gradisar, junto a un grupo de investigadores formado por psic¨®logos y psiquiatras de universidades australianas y brit¨¢nicas, se propuso demostrar ¡°con argumentos convincentes¡± que la falta de sue?o durante la adolescencia tambi¨¦n es un factor de riesgo importante para el desarrollo de depresi¨®n. Los resultados de su trabajo han sido publicados en la revista cient¨ªfica Nature Reviews Psychology.
¡°Si bien muchos cient¨ªficos y profesionales de la salud mental notan que los problemas del sue?o son comunes en los j¨®venes con trastornos de salud mental, existe una falta de conocimiento actual sobre el papel que juega el sue?o en el desarrollo de esos trastornos. Lamentablemente, el conocimiento sigue siendo arcaico: creer que el sue?o es un s¨ªntoma. Pero como destacamos en nuestro art¨ªculo, hay m¨¢s evidencia que muestra que es m¨¢s probable que los problemas del sue?o conduzcan a la ansiedad y la depresi¨®n, que al rev¨¦s¡±, afirma tajante el cient¨ªfico, que basa su teor¨ªa en los numerosos estudios publicados en los ¨²ltimos a?os que han encontrado ¡°grandes efectos del sue?o insuficiente sobre la capacidad de los adolescentes para experimentar estados afectivos positivos¡±. Seg¨²n un metaan¨¢lisis publicado en la revista Sleep Medicine en el que se analizaron 74 estudios con m¨¢s de 350.000 adolescentes, por ejemplo, dormir menos horas de las recomendadas para esta franja de edad se asoci¨® con un incremento del 55% en la probabilidad de d¨¦ficits en el estado de ¨¢nimo.
La opini¨®n de Gradisar la comparte la doctora Sonia Carratal¨¢, vocal de la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa (SEP) en la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Medicina del Sue?o (FESMES), que defiende que existe una relaci¨®n bidireccional entre el sue?o y la salud mental. Por un lado, los problemas de sue?o son un s¨ªntoma frecuente de la depresi¨®n. Por otro, cada vez existe mayor evidencia de que si el sue?o no es adecuado, el cerebro tiene menos oportunidades de crear conexiones en ¨¢reas esenciales para procesar los pensamientos y las emociones. ¡°Si la falta de sue?o sucede ¨²nicamente alg¨²n d¨ªa aislado uno se puede recuperar, pero evidentemente si se trata de un d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o, y a ello a?adimos el cansancio diurno, la dificultad para mantener la atenci¨®n y una peor ejecuci¨®n de nuestro d¨ªa a d¨ªa, ¨¦ste puede ser claramente un factor predisponente para una depresi¨®n¡±, apunta.
El grupo de poblaci¨®n con mayor restricci¨®n cr¨®nica del sue?o
Los adolescentes tienden a vivir con un d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o. De hecho, seg¨²n afirma Michael Gradisar, los adolescentes, aproximadamente desde el inicio de la pubertad hasta los 21 a?os de edad, ¡°son la subpoblaci¨®n con mayor restricci¨®n cr¨®nica del sue?o a lo largo del desarrollo humano¡±. As¨ª lo confirma tambi¨¦n la doctora Elena Mart¨ªnez-Cayuelo, neuropediatra del Hospital Universitario Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid y coordinadora del grupo de trabajo de sue?o de la Sociedad Espa?ola de Neurolog¨ªa Pedi¨¢trica (SENEP): ¡°El n¨²mero total de horas de sue?o diarias desciende durante la adolescencia a una media de entre 7,5 y 8 horas, aunque probablemente las necesidades de sue?o de los adolescentes sean las mismas o mayores que las de los ni?os m¨¢s peque?os (alrededor de 9 horas). Los fines de semana suelen aumentar el tiempo total de sue?o a expensas de una hora m¨¢s tard¨ªa de levantarse para recuperar la ¡°deuda de sue?o¡± acumulada durante la semana, pero algunas series hablan de que hasta un 60% de los adolescentes se sienten cansados durante el d¨ªa¡±.
Seg¨²n explican los autores del art¨ªculo El papel del sue?o en el desarrollo y la resoluci¨®n de la depresi¨®n adolescente, publicado en Nature, hay dos factores de ¨ªndole biol¨®gico que explican en gran medida el d¨¦ficit de sue?o con el que conviven los adolescentes. Por un lado, la homeostasis, que comprende un conjunto de fen¨®menos de autorregulaci¨®n entre los que se encuentran los tiempos de sue?o y vigilia. Este proceso homeost¨¢tico nos hace sentir somnolientos cuando necesitamos dormir porque llevamos mucho tiempo en vigilia y viceversa. En el caso de los adolescentes, seg¨²n Gradisar, se observa una menor presi¨®n del sue?o cuando se producen vigilas prolongadas.
Por otro lado, est¨¢ el conocido como s¨ªndrome de retraso de fase, una alteraci¨®n del ritmo circadiano del sue?o que lleva a los adolescentes a tener una fuerte tendencia a quedarse despiertos hasta m¨¢s tarde. Esto, seg¨²n los autores, provoca que la mayor¨ªa de los adolescentes tarden m¨¢s de 30 minutos en conciliar el sue?o (algo que en la poblaci¨®n adulta ser¨ªa diagnosticado como un trastorno de insomnio de inicio del sue?o) y que al retrasarse ese inicio del sue?o hasta bien entrada la noche, cuando la familia ya est¨¢ dormida, se cree un espacio mental para la rumiaci¨®n. ¡°La rumiaci¨®n conlleva la dificultad para salir del bucle de pensamiento, de modo que la persona que entra en una rumiaci¨®n puede pasar horas pensando ¨²nicamente en alg¨²n hecho ocurrido durante el d¨ªa. Es un poderoso factor de riesgo de depresi¨®n porque habitualmente lleva a una distorsi¨®n del pensamiento, a un pensamiento catastrofista y, como consecuencia de ello, las emociones que se tienen son negativas¡±, explica Sonia Carratal¨¢.
El s¨ªndrome de retraso de fase tambi¨¦n lleva a los adolescentes a experimentar un despertar matutino espont¨¢neo m¨¢s tard¨ªo. Sin embargo, el horario de entrada a los institutos les obliga a amanecer antes de lo deseado, lo que se traduce en un d¨¦ficit cr¨®nico de sue?o. ¡°Lo ideal ser¨ªa fomentar horarios adecuados y racionales en los que, adem¨¢s, se tengan en cuenta las necesidades a las diferentes edades de la vida. En ese sentido, diversas sociedades m¨¦dicas han recomendado que las clases empiecen m¨¢s tarde durante la adolescencia, lo que ayudar¨ªa a que los chicos no sufrieran ese desfase horario de forma tan marcada¡±, reivindica Elena Mart¨ªnez-Cayuelo. En ese sentido, el coordinador del estudio europeo SHASTU (Sleep Habits in Student¡¯s Performance) sobre la influencia de los h¨¢bitos del sue?o en el rendimiento escolar y el estado emocional del alumnado entre los tres y los 18 a?os, el doctor Gonzalo Pin Arboledas, ya denunciaba en EL PA?S que los horarios lectivos adolescentes caminaban en direcci¨®n contraria a la biolog¨ªa humana: ¡°Normalmente el estudiante en edad escolar entra a las nueve de la ma?ana. Sin embargo, cuando llega la adolescencia le hacemos entrar una hora m¨¢s pronto, que es justo lo contrario de lo que deber¨ªa pasar. Los adolescentes deber¨ªan entrar a las aulas incluso m¨¢s tarde que los alumnos de primaria¡±.
El efecto ¡®smartphone¡¯
Recibimos cerca de 60 avisos m¨®viles diarios. Hemos perdido la cuenta de las veces que miramos cada d¨ªa la pantalla de nuestros tel¨¦fonos. Desde diversas sociedades cient¨ªficas recomiendan dejar de usar el tel¨¦fono y otras pantallas entre una y dos horas antes de irse a dormir, y no introducir estos dispositivos en la habitaci¨®n. ?Puede ser el smartphone un causante m¨¢s de la falta de sue?o adolescente y de su impacto sobre la salud mental? ¡°Se cree que el uso m¨¢s frecuente de dispositivos electr¨®nicos (con exposici¨®n a luz azul) es uno de los motivos de la privaci¨®n de sue?o cr¨®nica, los problemas de sue?o y la irregularidad de horarios que se est¨¢ viendo en estudios recientes, aunque no se pueden establecer conclusiones definitivas a este respecto¡±, responde la doctora Elena Mart¨ªnez-Cayuelo.
El doctor Michael Gradisar remite a un estudio que lider¨® hace algunos a?os y en el que se encontr¨® que los adolescentes que dejaban de usar sus tel¨¦fonos m¨¢s temprano por la noche obtuvieron casi 100 minutos m¨¢s de sue?o durante la semana escolar. ¡°Puede ser ¨²til apagar el tel¨¦fono m¨¢s temprano en la noche, pero tambi¨¦n es m¨¢s f¨¢cil decirlo que hacerlo¡±, afirma el experto, que no obstante reconoce que, aunque el apoyo emp¨ªrico del impacto del uso del m¨®vil sobre el sue?o es relativamente importante respecto al desplazamiento de la hora de acostarse, ¡°la evidencia emergente sugiere que el uso de la tecnolog¨ªa no influye en todos los adolescentes de la misma manera¡±. De hecho, a?ade Gradisar, en algunas encuestas la mayor¨ªa de los adolescentes informan del uso de dispositivos tecnol¨®gicos como herramienta de ayuda en el inicio del sue?o. Seg¨²n los resultados de un estudio publicado en la revista Journal of Sleep Research en el que participaron casi 1.000 chavales de 19 a?os de media, los problemas de sue?o predijeron m¨¢s tiempo frente a la televisi¨®n y en los sitios web de redes sociales, pero, sin embargo, el uso de las pantallas no predec¨ªa efectos negativos sobre el sue?o. ¡°El uso de dispositivos mientras se espera el inicio del sue?o podr¨ªa ser un mecanismo de afrontamiento del s¨ªndrome de retraso de fase y una forma de distracci¨®n cognitiva de la rumiaci¨®n, por lo que en algunos adolescentes el uso de la tecnolog¨ªa podr¨ªa tener un impacto positivo en esta relaci¨®n entre sue?o y salud mental¡±, concluye Gradisar.
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