Ser¨¢n felices, comer¨¢n perdices y engordar¨¢n una media de cuatro kilos
Algunos estudios indican que cuanto mejor le va a una pareja, m¨¢s peso ganan ambas partes
Vivir en pareja da muchas alegr¨ªas. Bien lo sabe Luc¨ªa B.M. que define su estado civil como de ¡°feliz arrejuntamiento¡±. Lleva una vida pl¨¢cida, sale alg¨²n d¨ªa del fin de semana, celebra m¨¢s cenas en casa y come el doble de sushi que cuando era soltera. No se queja, pero espera el momento ¨®ptimo para empezar una dieta o al menos recuperar algunos de sus h¨¢bitos de soltera. Ha ganado algunos kilos, y subido un par de tallas, pero ella prefiere no ponerle cifra en una b¨¢scula. Su pareja, Antonio, cree que est¨¢ igual que siempre. ¡°Yo no engordo¡±, zanja.
Si las cosas van bien, la ...
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Vivir en pareja da muchas alegr¨ªas. Bien lo sabe Luc¨ªa B.M. que define su estado civil como de ¡°feliz arrejuntamiento¡±. Lleva una vida pl¨¢cida, sale alg¨²n d¨ªa del fin de semana, celebra m¨¢s cenas en casa y come el doble de sushi que cuando era soltera. No se queja, pero espera el momento ¨®ptimo para empezar una dieta o al menos recuperar algunos de sus h¨¢bitos de soltera. Ha ganado algunos kilos, y subido un par de tallas, pero ella prefiere no ponerle cifra en una b¨¢scula. Su pareja, Antonio, cree que est¨¢ igual que siempre. ¡°Yo no engordo¡±, zanja.
Si las cosas van bien, la vida en pareja es como una pizza: engorda, no importa a la hora que te la comas. Algunos estudios indican incluso que a mayor felicidad m¨¢s ganancia de peso. Si las cosas se tuercen, parece que podr¨ªamos perder esos kilos de m¨¢s ante la expectativa de volver al mercado.
Los expertos avisan de que estudiar la ganancia de peso en una pareja es un tema particularmente dif¨ªcil. Por una parte, suele haber datos insuficientes sobre la ingesta de la pareja, en los ensayos solo suele participar uno de sus miembros que da estimaciones m¨¢s o menos inexactas de cu¨¢nto come o pesa el otro. Tampoco es f¨¢cil para los investigadores recolectar datos de los h¨¢bitos que cada uno ten¨ªa antes de la relaci¨®n. Por ¨²ltimo, con la convivencia suelen llegar otros acontecimientos vitales como un cambio de barrio, un nuevo trabajo, otros amigos o una vida m¨¢s sedentaria. Dif¨ªcil calcular cu¨¢l de todos ellos puede ser determinante en el aumento de peso.
El primer estudio que asoci¨® la vida en pareja con la ganancia de peso se public¨® en la revista Obesity en 2012. Seg¨²n sus resultados, mientras m¨¢s tiempo pasaba una mujer en una relaci¨®n estable, m¨¢s kilos ganaba. Para los hombres, este riesgo se disparaba en los primeros dos a?os de convivencia, y luego se estabilizaba, pero ellas a los pocos a?os de haber iniciado la convivencia en pareja ya duplicaban el riesgo de obesidad respecto a las que segu¨ªan solteras o saliendo con alguien pero sin convivir.
¡°Si en la pareja hay uno que quiere cuidarse y el otro no, lo m¨¢s habitual es que ganen los malos h¨¢bitos¡±Pablo Zumaquero, dietista-nutricionista
La endocrina Ana de Hollanda, coordinadora del ¨¢rea de Obesidad de la Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n (GOSEEN), opina sobre aquel trabajo: ¡°El estudio evidenciaba que las parejas sentimentales que empezaban una relaci¨®n ten¨ªan tendencia al aumento de peso, sobre todo si la convivencia perduraba m¨¢s de un a?o. Es probable que una situaci¨®n m¨¢s estable facilite el aumento de peso, al no estar en b¨²squeda de pareja. Probablemente, el aumento de responsabilidad en los compromisos maritales ligados con un aumento de la carga de trabajo, el sedentarismo y el estr¨¦s tambi¨¦n puedan explicar estos cambios en el peso¡±.
Para los autores del ensayo fue imposible se?alar un solo culpable. En su lugar, indicaron una serie de cambios vitales: agendas y log¨ªstica m¨¢s complicada que hac¨ªa imposible dedicar tiempo al deporte o a un estilo de vida m¨¢s activo, m¨¢s salidas a comer a restaurantes con amigos y m¨¢s tiempo en el sof¨¢ viendo televisi¨®n. Por encima de todos estos factores sobrevuela una caracter¨ªstica de los humanos: comer con buena compa?¨ªa nos pone euf¨®ricos, por eso si estamos con alguien que come m¨¢s que nosotros, probablemente nos sirvamos raciones m¨¢s grandes que cuando estamos solos.
¡°Las parejas piden m¨¢s delivery para comer en casa¡±, confirma la nutricionista Azahara Nieto, experta en trastornos del comportamiento alimentario y obesidad. ¡°Y se suelen pedir cosas que no se cocinan en casa: pizza, hamburguesas, comida china, sushi¡ todo hipercal¨®rico¡±, explica.
¡°Dime con quien vives y te dir¨¦ c¨®mo comes¡±, resume Pablo Zumaquero, dietista-nutricionista que acaba de publicar el libro El lunes ya empiezo la dieta (Planeta, 2022). ¡°La comida basura es m¨¢s placentera y si en la pareja hay uno que quiere cuidarse y el otro no, lo m¨¢s habitual es que ganen los malos h¨¢bitos. Por otra parte, cuando la gente se va a vivir junta disminuye la preocupaci¨®n est¨¦tica. Ya est¨¢ todo el pescado vendido¡±, resume. Para el experto, el descontrol empieza por el picoteo: ¡°Sacar un vino con unas patatas fritas de aperitivo o ver una pel¨ªcula de Netflix con un helado y unas galletas¡±.
En 2016, otro ensayo demostr¨® que mientras m¨¢s feliz era una pareja, m¨¢s engordaba. Los que estaban a disgusto o a punto de salir de una relaci¨®n empezaban a luchar contra el sobrepeso, incluso antes de pronunciar el cl¨¢sico ¡°tenemos que hablar¡±. La investigaci¨®n afirmaba que las parejas que hab¨ªan superado los cuatro a?os de convivencia doblaban el riesgo de sobrepeso respecto a las que no se mostraban muy a gusto con su relaci¨®n. A lo largo de cuatro a?os, los felices hab¨ªan engordado una media de cuatro kilos. ¡°Es un indicador de que la gente est¨¢ c¨®moda y prioriza el bienestar a cuestiones est¨¦ticas y f¨ªsicas. Los menos felices ya est¨¢n motivados para salir al mercado, y desean atraer a una potencial nueva pareja, as¨ª que invierten otra vez en gimnasio y cuidan m¨¢s su dieta¡±, explica Sarah A. Novak, profesora de Psicolog¨ªa de la Universidad Hofstra, y una de las coautoras del estudio.
El ¡°boicoteador¡± de la pareja
En las parejas es habitual que haya un boicoteador. As¨ª llaman los nutricionistas entrevistados para este reportaje al que va al supermercado y compra todo lo que el otro no quiere comer, o al que insiste en que se hagan dos comidas porque no le gustan las verduras. ¡°En mi experiencia los boicoteadores suelen ser los hombres, las mujeres son m¨¢s emp¨¢ticas y facilitadoras, y est¨¢n m¨¢s acostumbradas a cuidar su alimentaci¨®n; a ellos les cuesta m¨¢s adaptarse¡±, dice Azahara Nieto.
En su consulta, Pablo Zumaquero ve repetirse un patr¨®n: hombres que comen mal y son activos y mujeres que comen mejor pero son sedentarias: ¡°Ellas est¨¢n acostumbradas a cerrar la boca, a estar siempre a dieta, los hombres creen que mientras vayan al gimnasio no hay problema¡±. Zumaquero tiene la costumbre de empezar sus consultas con una pregunta: ?Qu¨¦ opina tu pareja de que vengas aqu¨ª? ¡°S¨ª, porque los cambios tenemos que acordarlos entre los tres, ellos y yo, y tengo que saber si piso un terreno hostil. Es muy complicado que una pareja se ponga a dieta¡±, asegura el nutricionista, que prefiere no recomendar cambios muy radicales para evitar el rechazo.
Ana de Hollanda, endocrin¨®loga y nutricionista del Hospital Cl¨ªnic de Barcelona, afirma que cuando en una familia uno se pone a dieta y pierde peso, hay un ¡°contagio¡± al resto que no estaba sujeto a ning¨²n r¨¦gimen para adelgazar. ¡°Existen datos espa?oles que lo demuestran. Si tenemos amigos que hacen deporte o son obesos, es m¨¢s probable que tambi¨¦n hagamos deporte o seamos obesos. Por eso, las intervenciones a todo el grupo familiar pueden tener un alcance mayor que las individuales¡±, se?ala.
¡°Se contagia lo bueno y lo malo, y los h¨¢bitos se reeducan¡±, resume Nieto y avisa de que nada se conseguir¨¢ si los cambios de estilo de vida no se mantienen por m¨¢s de seis meses o un a?o. Otro asunto es si las parejas felices quieren dejar de serlo por perder unos kilos.
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