Un prejuicio tan apasionado como err¨®neo: as¨ª juzgamos a los dem¨¢s por sus caras
Un estudio demuestra que las primeras impresiones pueden ser extremas y est¨¢n determinadas por el aspecto global del rostro, que pueden llegar a decidir resultados electorales o carreras laborales
Hagas lo que hagas, y seas quien seas, siempre habr¨¢ alguien dispuesto a juzgarte por la cara. Las primeras impresiones se forman en una d¨¦cima de segundo. Una mand¨ªbula prominente, competente y agresivo. Unos ojos grandes y redondos, lento, ingenuo, poco inteligente. Esto lo hacemos todos de un modo inconsciente, pero unas personas infieren conclusiones m¨¢s r¨¢pidas y lapidarias de los rasgos faciales que otras, seg¨²n un estudio de un grupo de investigadores japoneses publicado por la Royal Soci...
Hagas lo que hagas, y seas quien seas, siempre habr¨¢ alguien dispuesto a juzgarte por la cara. Las primeras impresiones se forman en una d¨¦cima de segundo. Una mand¨ªbula prominente, competente y agresivo. Unos ojos grandes y redondos, lento, ingenuo, poco inteligente. Esto lo hacemos todos de un modo inconsciente, pero unas personas infieren conclusiones m¨¢s r¨¢pidas y lapidarias de los rasgos faciales que otras, seg¨²n un estudio de un grupo de investigadores japoneses publicado por la Royal Society.
A Abraham Lincoln se le adjudica uno de los lugares comunes m¨¢s conocidos sobre este asunto. Cuentan que buscaba a una persona para su gabinete y rechaz¨® al candidato con este ¨²nico argumento: ¡°No me gusta su cara¡±. Uno de sus asesores intent¨® hacerle ver que esa persona no era responsable de su rostro, pero Lincoln discrep¨®: ¡°Cualquier ser humano mayor de 40 a?os tiene la cara que se merece¡±.
Nadie se libra de creer que sus primeras impresiones son las m¨¢s certeras, pero hay quien ni siquiera se permite dudar de ellas. El estudio japon¨¦s publicado en noviembre asegura que algunas personas presentan una tendencia muy marcada a juzgar r¨¢pidamente a los otros seg¨²n sus rasgos faciales. Esas personas suelen ser, adem¨¢s, extremas en sus juicios, tanto si son positivos como negativos. Seg¨²n esta investigaci¨®n, en una entrevista de trabajo tus competencias podr¨ªan ser juzgadas en una d¨¦cima de segundo a partir, por ejemplo, de la definici¨®n de tu mand¨ªbula, una circunstancia que, excepto en casos de intervenci¨®n quir¨²rgica, suele estar m¨¢s definida por la gen¨¦tica que por la voluntad.
R¨¢pidos y extremos
¡°Tanto los individuos reflexivos como los impulsivos est¨¢n sujetos a estos sesgos. Nuestro principal hallazgo ha sido demostrar que aquellos que hacen juicios m¨¢s extremos sobre la fiabilidad de una persona a partir de los rasgos de su cara tambi¨¦n tienden a establecer conclusiones r¨¢pidas sobre otras caracter¨ªsticas como puede ser la competencia¡±, escribe Atsunobu Suzuki, autor principal de la investigaci¨®n.
Si esas personas ocupan un puesto clave en una empresa, sus decisiones pueden cambiar la vida de los que se crucen con ellos y pongan la cara como primera carta de presentaci¨®n. Los investigadores concluyeron que en nuestros d¨ªas existe un ¡°exagerado impacto de los rasgos faciales en los procesos sociales de toma de decisi¨®n¡±.
¡°Nuestros estudios han demostrado que las primeras impresiones est¨¢n determinadas por caracter¨ªsticas globales del rostro ¡ªuna combinaci¨®n m¨²ltiple de rasgos faciales¡ª m¨¢s que por las caracter¨ªsticas propias de una regi¨®n o una raza. Por ejemplo, las caras alegres y de apariencia femenina tienden a ser percibidas como m¨¢s fiables que las de aspecto duro y masculino¡±, explica Suzuki, que a?ade que la gente saca sus conclusiones a partir de la impresi¨®n general de un rostro m¨¢s que a partir de rasgos concretos como el tama?o de la nariz o el grosor de los labios.
Aunque el estudio no ha demostrado que las mujeres sean percibidas como menos competentes que los hombres, Suzuki se?ala que el rostro ani?ado y la apariencia femenina se enjuician como incompetentes.
Nada de esto funciona para los guapos normativos, que se ven favorecidos por el efecto halo que ha quedado bien establecido en otros estudios. ¡°Los rostros atractivos se perciben como deseables y se les suelen adjudicar inmediatamente atributos de fiabilidad y competencia¡±, explica el investigador.
Predecibles y dif¨ªciles de cambiar
El psic¨®logo Alexander Todorov, con una c¨¢tedra en la universidad de Princeton, es uno de los investigadores que m¨¢s ha indagado en el valor de las primeras impresiones. Dice que estos juicios r¨¢pidos son ¡°predecibles¡± pero casi siempre err¨®neos. Y lo que es todav¨ªa peor, asegura que esas primeras impresiones son muy dif¨ªciles de cambiar.
En 2005 public¨® un art¨ªculo en la revista Science donde demostr¨® que era posible predecir un porcentaje sustancial de los resultados de unas elecciones utilizando los juicios instant¨¢neos que se hac¨ªan sobre las caras de los candidatos. Todorov lamenta que en los ¨²ltimos 10 a?os estemos viviendo un fuerte retorno a las teor¨ªas fison¨®micas, justamente aquellas que sostienen que es posible leer el car¨¢cter o el temperamento de una persona a partir de su apariencia.
En su libro Face value: The irresistible Influence of First Impression, Todorov manda un mensaje central: cada d¨ªa registramos muchas primeras impresiones y confiamos demasiado en ellas. ¡°Esas primeras impresiones no suelen ser predictores estables de lo que suceder¨¢ a largo plazo¡±, escribe. El psic¨®logo se?ala que, as¨ª como las personas e instituciones son muy conscientes de la discriminaci¨®n por raza, g¨¦nero, orientaci¨®n sexual o edad, no lo son tanto de los prejuicios en torno a la apariencia facial, independientemente de la raza y el g¨¦nero. ¡°Existen discriminaciones similares basadas exclusivamente en los rasgos faciales, y si no somos conscientes, esos sesgos de apariencia tendr¨¢n un impacto en la interacci¨®n de las personas en el mundo real¡±, explica.
Las primeras impresiones tienen una funci¨®n psicol¨®gica y ayudan a entender qu¨¦ puede estar pasando aqu¨ª y ahora. ¡°El problema es cuando se cree que son ¨²tiles para revelar c¨®mo es una persona¡±, avisa Todorov. En su libro explica que en la historia evolutiva la mayor parte del tiempo los seres humanos no han necesitado usar la apariencia f¨ªsica para juzgar a sus semejantes: ¡°Los humanos sol¨ªan vivir en familias extendidas y no se relacionaban con m¨¢s de 100 personas. Era muy f¨¢cil saber qui¨¦n era quien¡±.
Cuando comenzamos a vivir en Estados modernos, donde se convive con millones de extra?os, aparece un problema cognitivo porque no hay pistas para saber c¨®mo es un desconocido y se necesitan claves fiables. ¡°Los rasgos faciales se han convertido en esa llave que abre aparentemente todos los misterios¡±, explica el profesor.
De la frenolog¨ªa al selfi
En el libro, Todorov reconoce que fiarse de las primeras impresiones es conveniente y pr¨¢ctico, aunque se cometan muchos errores. En los siglos XVIII y XIX la fisonom¨ªa se hizo muy popular porque fue el momento de la gran migraci¨®n industrial, y por primera vez coincidieron grandes grupos de extra?os en las ciudades. Los fisonomistas promet¨ªan descubrir de forma r¨¢pida, literalmente de un vistazo, la procedencia social de cada uno, sus virtudes y defectos, sus debilidades y fortalezas.
En 1800 el neuroanatomista alem¨¢n Franz Joseph Gall desarroll¨® la teor¨ªa de la frenolog¨ªa, que hoy se considera una pseudociencia. Seg¨²n sus postulados, era posible determinar el car¨¢cter, los rasgos de la personalidad, incluidas las tendencias criminales, a partir de la forma del cr¨¢neo, la cabeza y las facciones del rostro. Fue extremadamente popular en el siglo XIX en la Inglaterra victoriana, pero nunca convenci¨® en los ambientes acad¨¦micos.
Si fiarnos de las apariencias y juzgar por la cara sigue siendo muy atractivo en 2022, es porque en un mundo donde las interacciones son r¨¢pidas y superficiales, y muchas veces suceden a trav¨¦s de una pantalla, el desconcierto es enorme. Una cara mal iluminada y enmarcada por la c¨¢mara frontal de un tel¨¦fono o de un ordenador env¨ªa mucha informaci¨®n err¨®nea, pero nos gusta pensar que alguna pista nos dar¨¢ sobre el otro.
El que no se consuela es porque no quiere. ¡°La cara es un gran estimulante social, al que queremos otorgar un significado, porque hoy necesitamos m¨¢s que nunca claves en nuestras sociedades globales llenas de extra?os y desconocidos¡±, razona Todorov. Este estudioso de las primeras impresiones dice en su libro que desconf¨ªa totalmente de las suyas: ¡°Especialmente si tengo que tomar una decisi¨®n importante, me esfuerzo en minimizar el juicio instant¨¢neo basado en la cara de otra persona¡±.
El estudio de los investigadores japoneses reclama que se empiece a entrenar al personal de las empresas para identificar los sesgos inconscientes, entre ellos, los juicios r¨¢pidos basados en los rasgos faciales. Si no se acaba con la discriminaci¨®n, asegura, al menos se conseguir¨¢ que algunos empiecen a dudar de sus primeras impresiones.
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