Manel Dom¨ªnguez, doctor en Comunicaci¨®n Social: ¡°El cerebro de una persona joven es m¨¢s r¨¢pido, pero el m¨ªo es m¨¢s seguro¡±
El autor del libro ¡®S¨¦nior. La vida que no cesa¡¯, estalla contra el edadismo que ¡°arrincona¡± a las personas mayores y propone avanzar hacia un equilibrio intergeneracional para recomponer la sociedad
El DNI de Manel Dom¨ªnguez (Barcelona, 71 a?os) caduca dentro de 7.900 a?os. En concreto, el 1 de enero del 9999. ¡°El Estado tal vez conf¨ªa en mi criogenizaci¨®n por parte de la Seguridad Social, conservando mi talento y experiencia. O tal vez me diseminen por un exoplaneta descubierto en ese amplio futuro previsto por mi documento. Quiz¨¢s el telescopio James Webb est¨¦ en ello¡±, bromea este doctor en Comunicaci¨®n Social en su libro, S¨¦nior. La vida que no cesa (Di?resis, 2023). Dom¨ªnguez se r¨ªe por no llorar. O por no enfadarse m¨¢s con lo que ¨¦l llama ¡°un ejemplo de edadismo de estado¡±: ¡°?Cu¨¢l es el mensaje del Estado a una persona como yo, que estoy aqu¨ª, estupendo? Que soy un in¨²til, que ya no me requiere para nada, que me voy a morir. Los mensajes negativos son brutales y eso a muchas personas les produce depresi¨®n y un apartheid de la sociedad¡±.
En una esquina de la cafeter¨ªa de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona, donde Dom¨ªnguez ejerce como profesor em¨¦rito y director del M¨¢ster en Comunicaci¨®n Digital y Nuevas Tecnolog¨ªas, el autor desmenuza el peso del edadismo en la calle. En la pol¨ªtica, en las empresas, en los medios de comunicaci¨®n. En todas partes, cada d¨ªa: ¡°Los medios de comunicaci¨®n, de una forma continuada, dec¨ªan esto de: ¡®Expl¨ªcamelo como si fuera mi padre¡¯. Perdona, ?es que su padre es tonto?¡±, protesta con vehemencia. En un libro plagado de entrevistas a profesionales s¨¦nior de la medicina, la psicolog¨ªa y el sector empresarial, entre otros, Dom¨ªnguez desgrana lo que, a su juicio, es el origen de esta discriminaci¨®n a la gente mayor y propugna ¡°una revoluci¨®n de los s¨¦niors¡±.
¡°Nos hicieron desaparecer como clase, nos destinaron al maravilloso juego de la petanca como salida digna¡±, lamenta con sorna en el libro. Dom¨ªnguez rechaza que se ¡°arrincone¡± a los s¨¦niors, encasill¨¢ndolos a todos a partir de los 60 en el ep¨ªgrafe ¡°tercera edad¡±, como si fuese lo mismo 70 que 90. ¡°Un reci¨¦n nacido es un beb¨¦, una persona de siete a?os es un ni?o, otro de 15 es un adolescente y alguien que cumplo 20, un joven (...). En cambio, los s¨¦niors, durante 50 a?os, solo somos ¡®tercera edad¡¯¡±, protesta en su libro.
En las p¨¢ginas de S¨¦nior y tambi¨¦n en persona, Dom¨ªnguez critica que se los desprecie, neg¨¢ndoles su presencia en la vida p¨²blica (¡±En los telediarios en Espa?a no tenemos presentadoras s¨¦niors¡±) o poniendo en tela de juicio su val¨ªa. Y pone un ejemplo: Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, de 80 a?os. El mandatario lleva tiempo en el punto de mira, cuestionado, en ocasiones, por sus lapsus mentales y sus traspi¨¦s p¨²blicos. Pocas horas antes de esta entrevista, las im¨¢genes de un tropiezo de Biden subiendo al avi¨®n presidencial volvieron a copar la atenci¨®n p¨²blica. ¡°Hay un edadismo cultural tan penetrante en la sociedad que castiga, no a Biden, sino a todos los s¨¦niors de 80 a?os y esto hace que el sector empresarial, cultural y econ¨®mico releguen a estas personas. Es un drama. Que el se?or Biden tenga alg¨²n defecto de sinapsis mental es posible, pero no es por la edad, es espec¨ªfico del se?or Biden. Todos conocemos personas de 80 o 90 que no tienen ning¨²n defecto de sinapsis mental¡±, defiende.
La peor parte de esta discriminaci¨®n a las personas mayores se la llevan, en cualquier caso, las mujeres s¨¦niors, conviene Dom¨ªnguez. El edadismo, dice, ¡°arrincona a la mujer¡±: ¡°Si eres s¨¦nior, mujer y eres viuda, eres una mujer invisible, no existes¡±. Y pone un ejemplo, de su experiencia en un estudio observacional con un grupo de mujeres: ¡°Hab¨ªa una se?ora que dec¨ªa que quer¨ªa casarse otra vez y le pregunt¨¦ cu¨¢l era la raz¨®n, si el amor, la soledad¡ Y me dijo: ¡°Volver a ser visible en la sociedad. Si no tengo un hombre al lado, no soy visible. Es mi experiencia como viuda¡±. Y las dem¨¢s asintieron. Para m¨ª aquello fue terrible: mujer y s¨¦nior, se quiere volver a casar para tener un hombre a su lado y volver a ser un ser activo, visible y considerado en la sociedad. Edadismo puro¡±, reflexiona. Y cultura machista, concede.
El docente apunta al fordismo, el sistema econ¨®mico y social basado en la producci¨®n industrial en masa, como causante de buena parte de los males del edadismo. ¡°El fordismo en Detroit y el taylorismo generan un concepto que es producir, producir o morir, la exaltaci¨®n de la gente joven por el hecho de producir. Si eres joven te utilizamos y si eres s¨¦nior no nos importas. Y eso se traslad¨® como una pandemia y fue la primera fake news de la sociedad: envejecer es igual a ser un in¨²til, a no ser ¨²til en la sociedad¡±, explica Dom¨ªnguez. Y de aquellos barros, estos lodos: ¡°Jubilarse es un adjetivo viejo. Porque los sin¨®nimos no ortodoxos son in¨²til, una persona que ya no sirve para nada, alguien que para la sociedad ya no tiene ning¨²n valor. Los algoritmos de LinkedIn te obligan a jubilarte a los 50 a?os, te desprecian las empresas de recursos humanos y la pol¨ªtica no te da el derecho de reivindicar que t¨² eres ¨²til hasta el ¨²ltimo instante de tu vida, as¨ª tengas 100 a?os¡±.
A Dom¨ªnguez le molesta que se fije una edad de jubilaci¨®n obligatoria. ¡°?Tiene que haber una fecha para que alguien que quiera jubilarse pueda? Vale, nada que decir. Ahora bien, si t¨², Estado, empresa, no me dejas jubilarme cuando yo quiera, eso es edadismo de Estado. ?Por qu¨¦ me tengo que jubilar a los 65 o a los 70 si tengo salud, la empresa me quiere y yo quiero? ?D¨®nde est¨¢ el problema?¡±. El docente propone un ¡°envejecimiento activo con mente activa¡±: ¡°Esto significa participar en la sociedad, formar parte de un club, estudiar un grado, una carrera, escribir, ser poeta, lo que quiera. Si quiere. Y si no quiere, debe poder trabajar hasta el ¨²ltimo d¨ªa de tu vida, aunque tenga 97 a?os. Lo que no podemos hacer es que la persona deje su acci¨®n laboral y se dedique a nada. Eso es la muerte de cualquier ser humano. Es la muerte de tu cerebro¡±, reflexiona.
El autor de S¨¦nior interpela tambi¨¦n a los j¨®venes. ¡°Que no se duerman¡±, les dice en el libro, porque ellos, los s¨¦niors, cada vez son m¨¢s. Seg¨²n sus c¨¢lculos, ¡°en 30 a?os, no habr¨¢, posiblemente, suficientes j¨®venes para desarrollar todo el trabajo que la sociedad va a demandar. Los j¨®venes deben entender a d¨®nde vamos todos, que seremos mayor¨ªa y que necesitamos ese equilibrio intergeneracional que mencionaba antes. Ellos solos no van a ning¨²n lugar. Nosotros solos tampoco¡±, asegura. Y a?ade: ¡°Pero vamos a ser m¨¢s demogr¨¢ficamente, y es necesario que desde la pol¨ªtica, desde la sociedad, desde la empresa, unan esos talentos. Lo que hace el fordismo es dar paso a los j¨®venes, arrinconar a la tercera edad. Y lo que estamos haciendo es inmolar el talento y la experiencia que tienen los s¨¦niors. Ha sido un error tremendo. Hay que recomponer todo ese proceso, generar una nueva cultura de las edades, unir talentos j¨®venes y s¨¦niors y crear una nueva sociedad¡±, invita Dom¨ªnguez.
Precisamente, desde esa cafeter¨ªa ahora atestada de j¨®venes estudiantes que salen de las clases de media tarde, el docente propone un acuerdo intergeneracional. ¡°El cerebro de una persona joven es m¨¢s r¨¢pido, pero el m¨ªo es m¨¢s seguro, me equivoco menos, es m¨¢s maduro. Por lo tanto, el equilibrio intergeneracional es la clave de la evoluci¨®n¡±, defiende. La revoluci¨®n de los s¨¦niors, asegura, ya est¨¢ en marcha.
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