Hugo Mercier, psic¨®logo: ¡°Preferimos pensar que los medios les han lavado el cerebro, pero es que la gente tiene sus opiniones¡±
El investigador franc¨¦s cuestiona que la mayor parte de la gente sea cr¨¦dula y que los medios puedan hacer cambiar de opini¨®n f¨¢cilmente
Tras las elecciones que llevaron a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos o permitieron el Brexit, abundaron las interpretaciones que atribuyeron los resultados a electores cr¨¦dulos alimentados con noticias falsas. Los anuncios teledirigidos para troquelar las mentes de los ciudadanos fueron dise?ados gracias a los datos personales gestionados por compa?¨ªas como Cambridge Analytica, que permit¨ªan elaborar un preciso perfil psicol¨®gico sobre el que los responsables de las campa?as actuaban como quien aprieta una palanca. El psic¨®logo Hugo Mercier (Saint-Nazaire, Francia, 44 a?os) asegura que no cambiaron el sentido de aquellas elecciones. ¡°Creo que ahora hay un consenso claro entre quienes lo han estudiado con seriedad en que compa?¨ªas como Cambridge Analytica no tuvieron ning¨²n impacto¡±, dice.
Hay una intuici¨®n muy humana, sustentada por d¨¦cadas de estudios, que dice que los humanos son f¨¢ciles de convencer, incluso de las ideas m¨¢s descabelladas. Todos son unos cr¨¦dulos, menos nosotros mismos. Mercier, investigador en el Instituto Jean Nicod de Par¨ªs, escribi¨® un libro, que ahora se publica en espa?ol con el nombre No hemos sido enga?ados (Shackleton Books), que cuestiona esta postura. Con la b¨²squeda de respuestas en el origen evolutivo de mecanismos como la raz¨®n o la confianza, el investigador explora las ventajas y los riesgos de creer a los dem¨¢s o las circunstancias en las que cada opci¨®n puede ser preferible, y trata de explicar por qu¨¦, en muchos casos, si pecamos de algo, es de recelosos. Mercier recuerda que a veces los que se creen m¨¢s listos son justo los que pecan de cr¨¦dulos. ¡°Lo m¨¢s interesante de casos como el de Cambridge Analytica es que fueron capaces de utilizar estas creencias sobre la credulidad de la gente para vender unos productos que no funcionaron a gente que quer¨ªa aprovecharse de esa credulidad¡±, afirma en una entrevista por videollamada.
Pregunta. ?Por qu¨¦ siempre pensamos que los otros son cr¨¦dulos con las noticias falsas, pero que nosotros vemos la realidad tal y como es?
Respuesta. Es un sesgo que nos ayuda. Sueles pensar que eres mejor aceptando buenos mensajes y rechazando los malos, mientras que los dem¨¢s tienen justo la tendencia contraria. Es una parte de nosotros pensando que somos mejores que los dem¨¢s. Queremos pensar que somos mejores discriminando la informaci¨®n correcta y la realidad es que todo el mundo es bastante bueno.
P. Ha escrito un libro diciendo que es muy dif¨ªcil convencer a los que piensan diferente, y resulta curioso, porque no se escribe un libro si se piensa que no va a influir en nadie.
R. Lo complicado es la comunicaci¨®n de masas. En ese contexto, habitualmente, no tienes tiempo para intercambiar argumentos. No conoces a la persona que te da una informaci¨®n, ya sea un pol¨ªtico o alguien en la televisi¨®n, y tu primera reacci¨®n es ser bastante esc¨¦ptico y rechazar la informaci¨®n si no se ajusta a tus creencias. Pero en tu vida diaria, cuando hablas con tu familia o tus amigos, sabes que puedes confiar en ellos en la mayor parte de los temas. Sabes qui¨¦n sabe m¨¢s sobre un asunto y tienes tiempo para intercambiar argumentos. En estos contextos m¨¢s locales, la gente cambia de opini¨®n con frecuencia y, habitualmente, para bien. No se trata de dejar de intercambiar argumentos, porque habitualmente lo hacemos con nuestros amigos, compa?eros de trabajo o profesi¨®n y en ese contexto las cosas funcionan.
En lugar de pensar que la mitad de su pa¨ªs mantiene puntos de vista que encuentras repulsivos, prefieren pensar que les han lavado el cerebro los medios
P. Si cambiar la opini¨®n de las personas de forma masiva es tan dif¨ªcil, ?c¨®mo cambian las ideolog¨ªas con el tiempo? ?No es por el impulso de personas inteligentes y poderosas que influyen en los dem¨¢s?
R. Hasta cierto punto, es as¨ª. Pero los soci¨®logos y los polit¨®logos que han estudiado los cambios en las posturas en determinados asuntos, como la pena de muerte, los derechos de los homosexuales o el aborto, lo que ven son cambios generacionales. La gente, entre los 20 y los 25, ya tiene una serie de convicciones pol¨ªticas que, en su mayor¨ªa, no van a cambiar. Pero la gente de nuevas generaciones suele tener creencias diferentes de las de la generaci¨®n anterior.
Hay excepciones. Las posiciones sobre el matrimonio gay en EE UU, por ejemplo, han cambiado demasiado r¨¢pido para ser un fen¨®meno puramente generacional. En estos asuntos de los que la gente habla mucho, y que se cubren mucho en los medios, no sabemos hasta qu¨¦ punto la influencia es de los medios o tiene que ver con la influencia de la gente hablando con sus personas cercanas. Aun as¨ª, es muy lento, sucede a lo largo de 20 a?os, pero en unos pocos asuntos pueden darse esos cambios de opini¨®n dentro de una generaci¨®n.
Lo que parece suceder en esos casos es que la facci¨®n que tiene los mejores argumentos tiende a ganar, aunque sea lentamente. Pero no es como una varita m¨¢gica, como hacer una campa?a de comunicaci¨®n y que todo el mundo cambie su opini¨®n. Son necesarias muchas d¨¦cadas.
En unos pocos asuntos pueden darse esos cambios de opini¨®n dentro de una generaci¨®n
P. ?Dice entonces que si un grupo gana una discusi¨®n es, b¨¢sicamente, porque tienen raz¨®n?
R. Habitualmente, s¨ª. Yo soy, supongo, un progresista, pero la gente se ha vuelto m¨¢s liberal en asuntos como el cambio clim¨¢tico, aceptando que lo han provocado los humanos. En la mayor¨ªa de asuntos, tiendes a ver una convergencia hacia posturas m¨¢s ilustradas y opiniones que son m¨¢s ajustadas a los hechos, cuando es posible determinarlos. El cambio, como ha sucedido con el cambio clim¨¢tico, es muy lento, pero tiende a ir en la direcci¨®n correcta.
P. Dice que los cambios de opini¨®n en algunos asuntos sociales son una cuesti¨®n generacional, pero en su libro afirma que discrepa de la idea del f¨ªsico Max Planck, que dec¨ªa que los paradigmas cient¨ªficos err¨®neos solo cambian cuando mueren los cient¨ªficos que los defienden. Usted cree que es f¨¢cil que cambien cuando se presenta la informaci¨®n adecuada.
R. La ciencia funciona m¨¢s r¨¢pido que otros ¨¢mbitos, porque se trata de una comunidad relativamente peque?a y cuando salen a la luz nuevas evidencias, toda la comunidad cambia de opini¨®n relativamente r¨¢pido. El caso m¨¢s extremo son las matem¨¢ticas. Cuando se presenta una nueva prueba, los argumentos son demostrables y todo el mundo que los entienda se convencer¨¢ en cuesti¨®n de d¨ªas o semanas. En temas sociales, es diferente. Los argumentos pueden ser muy fuertes, pero no son demostrativos como los matem¨¢ticos, as¨ª que es necesario m¨¢s tiempo. La escala y la velocidad de la transmisi¨®n depender¨¢ de la calidad de los argumentos y de cu¨¢nta gente est¨¦ interesada.
P. En todo el mundo, la gente m¨¢s extrema de derechas piensa que hay una hegemon¨ªa ideol¨®gica, con gente poderosa en los medios o en las multinacionales, fomentando una ideolog¨ªa que quiere menoscabar la familia o la patria. Y en la izquierda, mucha gente cree que sucede todo lo contrario, que los grandes poderes econ¨®micos impiden que los oprimidos se levanten ocultando su opresi¨®n o disfraz¨¢ndola.
R. En ambos casos creo que es un poco exagerado, pero creo que en ambos casos es algo que hace la gente para descartar opiniones con las que no est¨¢n de acuerdo. En lugar de pensar que la mitad de su pa¨ªs mantiene puntos de vista que encuentran repulsivos, prefieren pensar que les han lavado el cerebro los medios de comunicaci¨®n de izquierdas o derechas. Lo que sucede, en ambos casos, es que la gente tiene sus opiniones y los medios les dicen lo que quieren o¨ªr.
Creo que [la educaci¨®n] nos hace menos conservadores. Hace que sea m¨¢s f¨¢cil que cambiemos de opini¨®n
P. ?Hay veces que nos puede convenir mantener nuestra opini¨®n, aunque nos den argumentos cre¨ªbles en contra?
R. Una de las razones por las que la gente mantiene sus opiniones, incluso aunque le den buenos argumentos, es para no quedar mal. Cuando cambias de opini¨®n sobre un tema que has defendido, si eres un activista contra la energ¨ªa nuclear, por ejemplo, suele tener un coste social.
P. ?La credulidad sobre la credulidad es una forma de protegernos a nosotros mismos y nuestras ideas y de quedar bien?
R. Exacto. No tenemos que cuestionar nuestras opiniones. Solo descontamos los puntos de vista que no nos gustan diciendo que les han lavado el cerebro.
P. ?La educaci¨®n nos hace menos cr¨¦dulos?
R. Creo que nos hace menos conservadores. Hace que sea m¨¢s f¨¢cil que cambiemos de opini¨®n, entre otras cosas, porque la educaci¨®n te hace m¨¢s permeable a la ciencia y a aceptar nuevas ideas. Pero al mismo tiempo, como se vio en el affaire Sokal, la gente m¨¢s educada puede ser m¨¢s vulnerable a cosas que suenan como ciencia, pero no lo son. En general, la educaci¨®n te hace m¨¢s abierto y m¨¢s capaz de asimilar nueva informaci¨®n. Eso es mejor en general, pero tambi¨¦n te hace m¨¢s vulnerable a algunos discursos.
P. ?Qu¨¦ cree que podr¨ªamos hacer para mejorar el discurso p¨²blico, para que hubiese m¨¢s confianza mutua y m¨¢s respeto a los hechos?
R. Ojal¨¢ lo supiese. La credibilidad de las autoridades es muy importante. Por ejemplo, cuando miramos a las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, los investigadores ven que tienen m¨¢s ¨¦xito en los pa¨ªses con m¨¢s corrupci¨®n. Si queremos que la gente conf¨ªe m¨¢s en las autoridades, en los medios o en la ciencia, estas instancias tienen que ser m¨¢s transparentes y menos corruptas. Gran parte del trabajo que debemos hacer, m¨¢s que educar al p¨²blico, tiene que ver con nosotros mismos, mejorando nuestras pr¨¢cticas como proveedores de informaci¨®n fiable.
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