C¨®mo superar una ruptura seg¨²n el animal m¨¢s mon¨®gamo
Un experimento con los topillos de las praderas explica c¨®mo el reencuentro con una antigua pareja genera un chute de dopamina que va descendiendo a medida que pasa el tiempo
En el mejor de los casos, da pistas sobre c¨®mo superar una ruptura amorosa. En el peor, es una peque?a met¨¢fora sobre el amor y el olvido. Un estudio realizado con topillos de las praderas ha demostrado que estos roedores experimentan una explosi¨®n de dopamina, la hormona del placer, cuando se reencuentran con su pareja. Sin embargo, tras un periodo de separaci¨®n, el efecto se va mitigando. Resumiendo, que con el tiempo, los ratones superan lo de su ex. Pero no lo olvidan.
¡°Sabemos que recuerdan a su pareja, incluso despu¨¦s de no verla durante cuatro semanas¡±, explica Zoe Donaldson, neurocient¨ªfica del comportamiento de la Universidad de Colorado Boulder y autora principal del trabajo. Se comportan como si la conocieran, pero su reacci¨®n, a nivel neuronal, no es la misma. Despu¨¦s de un mes sin contacto, no sienten el mismo impulso de aparearse o acurrucarse. Es un periodo de tiempo considerablemente largo, teniendo en cuenta que su esperanza de vida es de unos dos a?os. ¡°Esto es similar a lo que nos sucede a los humanos: no olvidamos a aquellos que amamos despu¨¦s de que se hayan ido, aunque lo que significan, su lugar en nuestra vida cotidiana, tiene que ser recolocado¡±.
El comportamiento de los topillos de las praderas (Microtus ochrogaster) empez¨® a llamar la atenci¨®n cient¨ªfica en la d¨¦cada de 1970, cuando, en un experimento en la Universidad de Illinois, vieron que hab¨ªa una especie de rat¨®n que ca¨ªa en las trampas de dos en dos. En parejas. Se descubri¨® entonces que esta especie mantiene relaciones mon¨®gamas y exclusivas durante toda la vida, a diferencia de sus parientes, los perritos de la pradera. Se calcula que solo el 3% de los mam¨ªferos son mon¨®gamos. Desde entonces, este peque?o roedor se ha convertido en la unidad de medida del amor en la ciencia. En distintos estudios se ha comprobado que estos animales comparten el cuidado de la prole o que sienten empat¨ªa hacia su pareja. Se estresan cuando esta se estresa e intentan animarla con contacto f¨ªsico. Muchos, tras enviudar, permanecen solos hasta su muerte.
La mayor¨ªa de los an¨¢lisis realizados hasta ahora, se hab¨ªan centrado en la fase inicial de enamoramiento, que ha sido m¨¢s reflejada no solo por el cine, sino por la ciencia. ¡°Es, digamos, la parte m¨¢s divertida de investigar, el enamoramiento hed¨®nico¡±, concede la doctora Donaldson. Pero su estudio, que publica este mes la revista Current Biology, destaca por haber analizado el amor estable y c¨®mo este se erosiona con el tiempo y la distancia.
Despu¨¦s de la fase de enamoramiento llega el amor sereno. ¡°Se construye la base donde comienzas a asociar a una persona¡ Bueno, o a un topillo¡ Con esta experiencia realmente placentera y satisfactoria¡±, explica. Con el tiempo, las relaciones se estabilizan. Los enamorados empiezan a construir una rutina. Comparten una hipoteca o una madriguera. ¡°Y la pareja se convierte en una fuente importante de recompensa, motivaci¨®n y apoyo¡±, se?ala la experta. ¡°Quer¨ªamos saber cu¨¢l es el papel de la dopamina para mantener estos v¨ªnculos¡±.
Para averiguarlo, su equipo aisl¨® a un topillo enamorado en una jaula. Esta ten¨ªa dos puertas transparentes y dos palancas. Accionando una, se abr¨ªa una puerta y pod¨ªa llegar hasta su pareja. Accionando otra, a un ejemplar desconocido. Descubrieron que los roedores liberaban m¨¢s dopamina en el primer caso que en el segundo. Tambi¨¦n se acurrucaban m¨¢s con su pareja al reunirse y al hacerlo experimentaban un mayor aumento de dopamina en el n¨²cleo accumbens (la zona del cerebro encargada de gestionar el circuito de recompensa).
¡°Creemos que esta liberaci¨®n de dopamina mejorada ayuda a mantener vivos los v¨ªnculos en el tiempo, lo que motiva a las parejas a reunirse cuando est¨¢n lejos el uno del otro¡±, explica Donaldson. Aunque estos efectos se van mitigando con el tiempo y la distancia. Hasta el punto en el que el topillo enamorado supera la ausencia de su ex y est¨¢ disponible para empezar una nueva vida. ¡°Pueden formar un nuevo v¨ªnculo tras este cambio en la din¨¢mica de la dopamina, algo que no hacen mientras el v¨ªnculo previo sigue intacto¡±, puntualiza la doctora. Por eso, Donaldson describe el fen¨®meno como una forma de ¡°superar una ruptura¡±.
?Aplicable a las personas?
El estudio podr¨ªa ser relevante para entender c¨®mo las personas superamos la p¨¦rdida. Especialmente, en el caso de pacientes con trastorno de duelo prolongado, a quienes les cuesta lidiar con estas situaciones. Seg¨²n Donaldson, esto se debe a que la se?al dopamin¨¦rgica que genera la pareja puede no adaptarse despu¨¦s de la p¨¦rdida, lo que dificultar¨ªa el proceso de curaci¨®n.
Los topillos de pradera no son exactamente como las personas. No ponen los cuernos, ni se deconstruyen para probar nuevos modelos relacionales, combatir la monoton¨ªa o practicar el poliamor. ¡°Es verdad que los seres humanos somos capaces de tener una amplia gama de relaciones y tipos de familia¡±, reconoce Donaldson. ¡°Pero lo importante es que nosotros, al igual que ellos, podemos formar v¨ªnculos de pareja duraderos. Y es probable que utilicemos muchos de los mismos mecanismos neurobiol¨®gicos para hacerlo¡±.
Diego Redolar, profesor de Psicobiolog¨ªa y Neurociencias en la Universidad Oberta de Catalunya e investigador del Cognitive NeuroLaB, valora muy positivamente el estudio, con el que no tiene ninguna relaci¨®n. Pero es m¨¢s cauto al establecer paralelismos con el comportamiento humano. ¡°Nuestro establecimiento de v¨ªnculos se puede explicar en parte por la dopamina que se segrega en el accumbens¡±, explica. ¡°Pero es mucho m¨¢s complejo. Tambi¨¦n tienen un papel muy importante la oxitocina y la vasopresina¡±. Adem¨¢s, el comportamiento de los humanos no se basa solo en los instintos. ¡°En la corteza prefrontal del cerebro se produce una actividad que nos permite adecuar nuestra respuesta al entorno ¨¦tico y normativo en el que vivimos¡±, matiza. Por eso, aunque segregue dopamina como un topillo de la pradera, una persona no va a intentar acurrucarse y aparearse con su ex nada m¨¢s verlo como hacen estos. Es algo m¨¢s complejo. ¡°Podemos tener un pico de dopamina en el n¨²cleo accumbens que nos impulse a un determinado est¨ªmulo de apareamiento o v¨ªnculo, pero la corteza prefrontal nos va a permitir adecuar esa respuesta¡±.
Aunque la respuesta sea diferente, el est¨ªmulo es similar. Y las lecciones aprendidas por estos cient¨ªficos en el mundo de los topillos, tienen una traslaci¨®n clara al de las relaciones de pareja humanas. ¡°Somos animales sociales y el v¨ªnculo de pareja es uno de los m¨¢s fuertes que vamos a crear¡±, se?ala la psic¨®loga de pareja Lorenlay Fraile. Por eso, cuando una relaci¨®n se rompe, el contacto cero es determinante. ¡°Se crea una dependencia emocional y al romper se entra en un periodo de abstinencia. Al alcoh¨®lico no le vas a dar un traguito; si est¨¢s dejando el tabaco no te vas a fumar dos cigarros los lunes y los mi¨¦rcoles. Eso te engancha m¨¢s, supone un refuerzo intermitente¡±, se?ala la experta. Con el amor sucede lo mismo.
¡°Cuando una relaci¨®n se termina, aparece un duelo y se necesita un periodo para desadaptarse. Es muy dif¨ªcil hacerlo si est¨¢s en contacto con la persona que has dejado¡±. Con el tiempo, explica Fraile, el v¨ªnculo con la expareja se va debilitando, igual que les sucede a los topillos de pradera. La soluci¨®n no es tan f¨¢cil como pulsar una palanca y que se abra una puerta con una nueva pareja. El tiempo para superarlo ser¨¢n m¨¢s de las cuatro semanas que se?ala el estudio. Pero, a nivel cerebral y neuronal, el mecanismo es muy parecido. En el amor y el olvido, somos como topillos de las praderas.
Puedes seguir a EL PA?S Salud y Bienestar en Facebook, X e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.