La ¡®democratizaci¨®n¡¯ de las alergias: un caldo de cultivo ambiental y social espolea el auge de casos y nuevos al¨¦rgenos
El cambio clim¨¢tico, la contaminaci¨®n, la globalizaci¨®n y los h¨¢bitos de vida occidentales avivan en todo el planeta un incremento de estas reacciones exageradas del sistema inmune a sustancias no nocivas
El sistema inmune es el mejor de los ej¨¦rcitos defensivos: protege al organismo constantemente de cualquier amenaza externa y casi siempre vence. Aunque no es infalible. A veces, ve enemigos donde no los hay y responde de forma exagerada y descontrolada contra sustancias que no son nocivas, como un melocot¨®n o el polen de una flor. As¨ª se gestan, de hecho, las alergias, unas dolencias que se han disparado en todo el planeta en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, entre el 20% y el 25% de la poblaci¨®n sufre alguna enfermedad al¨¦rgica a alimentos, medicamentos o a elementos ambientales, como el polen de algunas plantas. Y aunque son m¨¢s frecuentes en los pa¨ªses de altos ingresos, no hay regi¨®n del planeta que se libre: los expertos estiman que en 2050, la mitad de la poblaci¨®n mundial sufrir¨¢ alguna alergia. El cambio clim¨¢tico, la contaminaci¨®n, la globalizaci¨®n y los h¨¢bitos de vida occidentales han avivado esta explosi¨®n de casos, la aparici¨®n de nuevos al¨¦rgenos y la democratizaci¨®n de una patolog¨ªa anta?o asociada a las clases altas y a los pa¨ªses ricos.
Las alergias son, en palabras de Tom¨¢s Chivato, vicepresidente de Ciencia de la Academia Europea de Alergia e Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica (EAACI), ¡°una equivocaci¨®n del sistema inmune¡±. El ej¨¦rcito del cuerpo humano reacciona de forma anormal ante un elemento no da?ino y segrega sustancias que provocan un abanico de s¨ªntomas, que pueden ir desde una conjuntivitis a la congesti¨®n nasal, el asma o erupciones cut¨¢neas, entre otros. En el peor de los casos, el contacto con un al¨¦rgeno puede provocar una anafilaxia, que es una reacci¨®n al¨¦rgica generalizada en todo el organismo y potencialmente mortal. La rinitis al¨¦rgica, la dermatitis at¨®pica y el asma bronquial suelen ser, junto a las alergias alimentarias, los cuadros m¨¢s comunes. ¡°En los pa¨ªses occidentales es una aut¨¦ntica epidemia: en Europa hay 150 millones de personas con alguna alergia. Es un problema de salud p¨²blica¡±, asevera Chivato. Seg¨²n el Atlas Global de las Alergias, redactado por la EAACI, estas patolog¨ªas ya est¨¢n afectando a unos 1.000 millones de personas en el mundo y para 2050, se espera que su prevalencia alcance los 4.000.
Este fen¨®meno en alza, exponen los expertos consultados, es multifactorial. Puede existir cierta predisposici¨®n gen¨¦tica ¡ªhay genes implicados y si los dos progenitores tienen carga at¨®pica, hay hasta un 80% de probabilidad de que la descendencia tambi¨¦n desarrolle alergias¡ª, pero los cient¨ªficos apuntan tambi¨¦n al tipo de vida, el entorno y el medioambiente. ¡°El exposoma [todos los factores ambientales ¡ªdieta, estilo de vida, microbioma, obesidad, medioambiente¡ ¡ª con las que entra en contacto un ser humano a lo largo de su vida] est¨¢ condicionando y aumenta esta predisposici¨®n at¨®pica (a alergias respiratorias, alimentarias y a la dermatitis at¨®pica). Influye en el sistema inmune favoreciendo las alergias¡±, explica Joan Bartra, jefe de Alergolog¨ªa del Hospital Cl¨ªnic de Barcelona.
La contaminaci¨®n y el cambio clim¨¢tico, por ejemplo, van de la mano y juegan en contra. Una revisi¨®n de investigadores indios se?ala que todos estos cambios ambientales pueden provocar un aumento en la producci¨®n de polen y cambiar sus caracter¨ªsticas moleculares para elevar sus propiedades alerg¨¦nicas. Chivato coincide: ¡°Las plantas tambi¨¦n est¨¢n estresadas y producen prote¨ªnas de defensa contra la agresi¨®n de la contaminaci¨®n y eso favorece las alergias alimentarias, como al tomate, que no se sol¨ªa ver¡±. El alerg¨®logo, que es tambi¨¦n decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, insiste, adem¨¢s, en que el cambio clim¨¢tico es ¡°un factor esencial¡± del auge de las alergias: ¡°No es normal el mes de enero que hemos tenido, tan caluroso. As¨ª, las plantas se confunden de estaci¨®n y empiezan a reproducirse antes¡±, alterando ¡ªy ampliando¡ª la temporada tradicional de alergias.
Los h¨¢bitos de vida occidentales y los cambios en los patrones de dieta son otra pieza del puzzle. Los expertos sospechan que el excesivo uso de antibi¨®ticos, el incremento de las ces¨¢reas o el empobrecimiento de la alimentaci¨®n, con el consumo extremo de productos ultraprocesados y ricos en grasas, ha favorecido un descenso de la diversidad microbiana en el intestino, facilitando, a su vez, una mayor sensibilidad a determinadas sustancias y propiciando las alergias. ¡°La alimentaci¨®n y lo que respiras tiene un impacto en el microbioma [el ecosistema de microorganismos que puebla el intestino] desde la primera infancia. Y es una ventana de oportunidad para que el sistema inmune orqueste su respuesta. Sabemos que el microbioma tienen un gran impacto en la regulaci¨®n inmunol¨®gica y una alteraci¨®n ah¨ª est¨¢ impactando en un desorden del sistema inmune¡±, apunta Bartra. En la misma l¨ªnea, Chivato destaca el papel clave del descenso de la lactancia materna, pues su pr¨¢ctica hace m¨¢s infrecuente el desarrollo de alergias alimentarias y dermatitis at¨®pica.
Las alergias son un peaje que tenemos que pagar por el progreso de la calidad de vida de los pa¨ªses occidentales¡±Tom¨¢s Chivato, vicepresidente de Ciencia de la Academia Europea de Alergia e Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica
Sobre la mesa tambi¨¦n est¨¢ la hip¨®tesis de la higiene, que asocia la aparici¨®n de alergias y otras dolencias inflamatorias con una menor exposici¨®n en la infancia a determinados microbios. ¡°Nadie nace al¨¦rgico. Hay una marcha al¨¦rgica y la primera enfermedad que suele aparecer es la dermatitis at¨®pica y un factor claro es lavar a los ni?os con productos tan agresivos¡±, ejemplifica Chivato. Estudios en Alemania y en Suiza con ni?os criados en ciudades frente a los que crecen en granjas y entornos rurales muestran que los menores urbanitas ten¨ªan m¨¢s alergias que los chavales del rural. Asimismo, los peque?os criados en hogares con mascotas tambi¨¦n ten¨ªan menos riesgo de desarrollar rinitis al¨¦rgica. ¡°Nuestro organismo est¨¢ preparado para luchar contra par¨¢sitos, pero en el mundo occidental han disminuido y hemos empezado a luchar contra el polen. Es una evoluci¨®n de a?os debido a la falta de infecciones. Las alergias son un peaje que tenemos que pagar por el progreso de la calidad de vida de los pa¨ªses occidentales¡±, reflexiona el vicepresidente de la academia europea.
La globalizaci¨®n, con los desplazamientos migratorios, la entrada de especies animales y vegetales invasoras y la exportaci¨®n de alimentos o costumbres de un sitio a otro, ha facilitado lo que los expertos llaman ¡°la democratizaci¨®n de las alergias¡±. ¡°Estas patolog¨ªas han existido desde que el hombre es hombre, pero en el siglo XIX, se contaban con los dedos de una mano los al¨¦rgicos y afectaban a clases altas. Ahora, con la industrializaci¨®n, afecta a todas las clases¡±, refiere Chivato. La poluci¨®n en regiones m¨¢s desfavorecidas, por ejemplo, ha acelerado la aparici¨®n de casos de asma y rinitis. Las alergias ya no son solo enfermedades de pa¨ªses ricos.
Nuevos al¨¦rgenos: tintes, velutinas y m¨¢s anisakis
Todo ese caldo de cultivo ha generado tambi¨¦n la aparici¨®n de nuevos al¨¦rgenos. Como la avispa asi¨¢tica (velutina), una especie invasora que ya est¨¢ asentada en Espa?a. ¡°La alergia afecta m¨¢s a ni?os y j¨®venes, pero cada vez vemos m¨¢s adultos que desarrollan nuevas alergias. Hace d¨¦cadas, por ejemplo, era raro ver una reacci¨®n a los cipreses y ahora, con el auge de esta planta en los jardines de las viviendas, vemos m¨¢s alergia a este polen¡±, cuenta Chivato. En El libro de las enfermedades al¨¦rgicas, editado por la Fundaci¨®n BBVA y la Sociedad Espa?ola de Alergolog¨ªa, se reporta tambi¨¦n la aparici¨®n de alergias a tintes de peluquer¨ªa, como la parafenilendiamina; a nuevas mascotas, como los h¨¢msteres o los hurones; y a plantas propias del continente americano, como la ambros¨ªa, que, con los vuelos intercontinentales, se ha instalado en Europa.
Otro ejemplo paradigm¨¢tico ha sido la alergia creciente al anisakis, m¨¢s com¨²n en zonas de interior que en la costa, matiza Chivato: ¡°Antes no exist¨ªa porque se limpiaba el pescado en los barcos, pero como ahora se limpia m¨¢s tarde, las larvas del par¨¢sito est¨¢n m¨¢s tiempo en el aparato digestivo del pescado y puede migrar de ah¨ª hasta la zona que nos comemos. Y si est¨¢ poco cocido, podemos comernos una larva¡±. Bartra concreta que todo lo que cambia h¨¢bitos de exposici¨®n tiene una asociaci¨®n directa con aquello a lo que uno puede ser al¨¦rgico: ¡°Con la cocina fusi¨®n de culturas, se meten alimentos nuevos y hay m¨¢s fuentes candidatas a al¨¦rgenos. Era raro que nuestros abuelos comiesen nuez de Brasil, pero ahora s¨ª y ya tenemos personas con alergia severa a este alimento¡±.
Estas reacciones exageradas del sistema inmune no suelen impactar en la supervivencia, pero s¨ª pueden llegar a mermar mucho la calidad de vida. Y muestra de ello es, por ejemplo, la esofagitis eosinof¨ªlica, una enfermedad inflamatoria que afecta al es¨®fago y que est¨¢ muy vinculada a las alergias alimentarias. ¡°Va de la mano de pacientes que tengan esta atop¨ªa y cuando se mira a los protagonistas de esta inflamaci¨®n, es muy parecido a lo que hay en el sustrato de un asma al¨¦rgica. Es como una versi¨®n del asma, pero en el es¨®fago¡±, apunta Bartra. No solo la sufren personas al¨¦rgicas, pero hasta el 80% de los pacientes tienen alg¨²n antecedente de enfermedad at¨®pica, expone Sergio Casabona, especialista en Medicina Digestiva del Hospital Universitario de La Princesa: ¡°Hay pacientes sin alergias que sufre esta enfermedad, pero suelen ser casos m¨¢s leves. Los que ya tienen m¨¢s exacerbada la respuesta inmune son los casos m¨¢s complejos¡±, explica el m¨¦dico, que tiene m¨¢s de medio millar de pacientes con esta dolencia en su hospital.
Los alerg¨®logos alertan de que esta enfermedad se ha disparado sustancialmente en los ¨²ltimos a?os y puede llegar a condicionar mucho los h¨¢bitos de vida. El espectro de manifestaciones cl¨ªnicas es muy amplio y la gravedad tambi¨¦n, admite el alerg¨®logo del Cl¨ªnic: ¡°Hay un proceso de inflamaci¨®n e implica una remodelaci¨®n de la estructura del es¨®fago. Hay como un acartonamiento que hace que el es¨®fago sea m¨¢s estrecho y que mec¨¢nicamente no act¨²e con la propulsi¨®n necesaria para llevar el alimento al est¨®mago¡±.
El calvario de comer
Carlos Solas, de 34 a?os, est¨¢ en uno de los peores escenarios de esta compleja patolog¨ªa. ¡°Cada vez que como me enfrento a una batalla¡±, resume. Desde peque?o, arrastraba alergias ambientales al polen del olivo y a las gram¨ªneas, y sab¨ªa que no pod¨ªa comer marisco porque le sentaba mal. Pero la enfermedad no dio la cara hasta 2009, con el primer atragantamiento: ¡°El primero fue con un trozo de carne, pero estuve cinco a?os m¨¢s as¨ª, con atragantamientos muy seguidos que achacaban a la ansiedad, al estr¨¦s¡±, relata. En 2014, dos shocks anafil¨¢cticos precipitaron el diagn¨®stico real: ¡°Me hicieron las pruebas de alergia y ten¨ªa sensibilidad y alergia a m¨¢s de 12 alimentos¡±. Un a?o despu¨¦s, le confirmaron que padec¨ªa esofagitis eosinof¨ªlica y comenz¨® el periplo en busca de un tratamiento: ¡°Me quitaron ocho alimentos: no tomaba trigo, ni arroz, ni pescado, ni marisco, ni frutos secos ni leche¡ Hice una dieta de evitaci¨®n durante ocho a?os, pero no mejor¨¦¡±, cuenta. Comer era una agon¨ªa: ten¨ªa un fort¨ªsimo dolor tor¨¢cico, v¨®mitos y disfagia. ¡°Queremos tragar, peor nos queda la comida ah¨ª, no baja. El 2020 fue el peor a?o de mi vida, no pod¨ªa tragar ni mi saliva. Perd¨ª 20 kilos. Mi es¨®fago ten¨ªa una inflamaci¨®n tremenda¡±, recuerda.
Casabona explica que suele ser una prote¨ªna de un alimento la causante de la esofagitis, pero no siempre se puede identificar los alimentos implicados. Se puede tratar con dietas de evitaci¨®n, omeprazol a altas dosis, corticoides y tambi¨¦n hay tratamientos biol¨®gicos a la vista, pero en el caso de Solas, casi nada funcionaba. Tuvo que someterse a dos dilataciones de es¨®fago, tiene todav¨ªa una pendiente y, aunque ahora ha encontrado un corticoide con el que ha mejorado su calidad de vida, todav¨ªa la enfermedad le pesa demasiado en su d¨ªa a d¨ªa. ¡°Despu¨¦s de tantos atragantamientos, tambi¨¦n te enfrentas al factor emocional. La enfermedad te repercute en no viajar, no tener vida social¡Me he vuelto una persona m¨¢s solitaria y ahora estoy saliendo de una depresi¨®n. Ahora ya no me atraganto tanto, pero sigue pasando¡±, asume. Solas advierte de la necesidad de concienciar sobre esta dolencia y de investigar m¨¢s en ella porque, con el auge de las alergias, ¡°cada vez ir¨¢ m¨¢s¡±.
Las equivocaciones del sistema inmune en forma de alergias seguir¨¢n al alza. Y aunque se ha mejorado en diagn¨®stico y tratamiento, la gran tarea pendiente sigue siendo la prevenci¨®n. La comunidad cient¨ªfica discute si exponer m¨¢s pronto o m¨¢s temprano a los ni?os a potenciales al¨¦rgenos y qu¨¦ ventana de oportunidad hay para impactar en el sistema inmune, pero todav¨ªa ¡°no hay conclusiones¡±, admite Bartra: ¡°Desconocemos c¨®mo intervenir en esta regulaci¨®n del sistema inmune. No sabemos d¨®nde est¨¢ esa ventana de oportunidad, con qu¨¦ carga... Queda mucha tela que cortar¡±.
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