Qu¨¦ lastima, pero adi¨®s
¡°Tengo paciencia, pero no infinita. No termino pel¨ªculas, libros ni champ¨²s que no me gustan¡±
Hace unos a?os viaj¨¦ a Suiza y al llegar al hotel comprob¨¦ que hab¨ªa olvidado, qu¨¦ raro, todo mi arsenal cosm¨¦tico en casa. Tras el correspondiente microinfarto decid¨ª algo: convertir¨ªa aquello en una suerte de ejercicio de estilo viajero, en una performance seudoart¨ªstica. El desaf¨ªo era may¨²sculo: no reemplazar¨ªa nada de lo que hab¨ªa olvidado y solo podr¨ªa comprar un producto. Como el hotel ofrec¨ªa lo b¨¢sico para una higiene helv¨¦tica, me decid¨ª por un desodorante. Y ya. Pas¨¦ esos d¨ªas en Z¨²rich desnuda de p¨®cimas. ?Qu¨¦ ocurri¨®? La respuesta le sorprender¨¢. Nada. Ni me sent¨ª m¨¢s fea ni m¨¢s guapa, quiz¨¢s porque ten¨ªa m¨¢s col¨¢geno en la piel que ahora. No ser¨¦ yo la que invite a reducir los cosm¨¦ticos, porque me dan de comer, pero s¨ª la que les descargue de responsabilidades.
En otro viaje, a una feria de cosm¨¦tica en Bolonia, olvid¨¦ mi neceser de bolso en el palacio de congresos. Ser¨¢ que Italia invita m¨¢s al drama que Suiza, pero ah¨ª casi llor¨¦. Imagino que ten¨ªa m¨¢s aprecio a lo que llevaba conmigo o que me vi m¨¢s ajada, pero en ning¨²n momento quise jugar a la minimalista cosm¨¦tica. En ¨¦l llevaba mis tres mejores labiales, mis lentillas de repuesto, mis pinzas de depilar, mi cepillo de dientes, el dent¨ªfrico de Marvis, mis muestras de perfume, mi multistick de maquillaje y otras cosas que no es este sitio de revelar. A¨²n hoy echo de menos lo que perd¨ª. Qu¨¦ tonter¨ªa. Nunca elegimos lo que vamos a a?orar.
Para evitar estos sustos, decid¨ª preparar dos bolsas de aseo (una de tratamiento y otra de maquillaje) y tenerlas siempre en la maleta, listas para cualquier viaje. Elimina carreras de ¨²ltima hora y mejora el viaje. Sin embargo, esto no ayuda siempre, porque hay destinos a los que no se puede viajar con cosm¨¦tica convencional. Hablo del espacio. Si alguna lectora tiene pensado formar parte de alg¨²n vuelo interestelar ya sabr¨¢ que ah¨ª no hay manera de lavarse los dientes ni ducharse como hacemos cada d¨ªa. No hay problema: nace la cosm¨¦tica espacial. Pola Orbis es una marca japonesa que est¨¢ desarrollando, con la NASA, la primera l¨ªnea de productos para vuelos espaciales. Pronto las astronautas podr¨¢n, tambi¨¦n, vestir de Prada. La casa italiana y una empresa espacial comercial, Axiom Space, est¨¢n colaborando para dise?ar los trajes para la misi¨®n Artemis III, en 2025, que ser¨¢ la primera que lleve una mujer a la Luna. S¨ª, yo tambi¨¦n abr¨ª la boca cuando lo supe y dije: ¡°Oh¡±.
Vuelvo a la Tierra y al reino de lo peque?o. No tengo apego a los cosm¨¦ticos que termino, los dejo ir, adi¨®s con el coraz¨®n, que con el alma s¨ª puedo. Siempre pienso que me espera algo mejor. Son p¨¦rdidas naturales, el fin de un camino. Las peque?as p¨¦rdidas repentinas, sin embargo, me llenan de tristeza porque me recuerdan a otras m¨¢s grandes. Los duelos cosm¨¦ticos me duran poco. Los humanos, mucho. El duelo es uno de los temas que m¨¢s me interesan y si fuera valiente escribir¨ªa sobre ¨¦l. Luego leo El a?o del pensamiento m¨¢gico y me digo que para qu¨¦, que la Didion lo dijo todo. Soy buen¨ªsima rindi¨¦ndome. Termino la cosm¨¦tica si me interesa; si no, abandono. Tengo paciencia, pero no infinita. Hay una fina l¨ªnea entre dar oportunidades y empe?arse. No hay que hacerlo ni con los s¨¦rums ni con los amores. No termino pel¨ªculas, libros ni champ¨²s que no me gustan. Me cuesta el retinol, lo he probado infinidad de veces y no tengo paciencia. Tambi¨¦n he abandonado cremas antiestr¨ªas y fragancias que no me emocionan. Me rindo. Los regalo. Es una culpa compartida: lo nuestro no funciona. ?Qu¨¦ l¨¢stima, pero adi¨®s! Me despido de ti y me voy.
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