El libro como nuevo s¨ªmbolo de estatus: el triunfo del papel gracias a las redes
En un mundo dominado por lo digital, el libro f¨ªsico no solo sobrevive, sino que se reinventa como objeto de deseo. Recomendaciones de celebridades, ediciones cuidadas que triunfan en redes¡ ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de esta nueva ¡°fetichizaci¨®n¡± del papel?
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Reconozc¨¢moslo. Quien m¨¢s y quien menos ha posteado en Instagram una foto del libro que se supone que est¨¢ leyendo. El que toque de Sally Rooney, o cualquiera de Eve Babitz o Joan Didion, aunque nunca estos dos ¨²ltimos al mismo tiempo. La trilog¨ªa de Deborah Levy en colores primarios es otro cl¨¢sico contempor¨¢neo. Se suelen colocar en una tumbona, junto a una copa de vino o de un caf¨¦. Siempre de edici¨®n cuidada o encanto retro, porque pocas fotos de t¨ªtulos de aeropuerto se ven en las redes.
Quien m¨¢s y quien menos ha buscado t¨ªtulos vistos en las historias de Rosal¨ªa, o lo ha comprado tras descubrirlo en las publicaciones de gente con mucho rollo y poca ropa, como sucede con la novela previamente underground The Complete Fear of Kathy Acker. Esta redactora es, de hecho, una de esas incautas. Y al mismo tiempo, confesemos tambi¨¦n, ha hecho el t¨ªpico comentario de ¡°Ahora hasta leer es puro postureo¡±
El papel forma indudablemente parte del zeitgeist, contradiciendo a aquellos que predec¨ªan su fin. Los libros han traspasado el umbral de lo personal para convertirse en una manifestaci¨®n de nuestro punto de vista est¨¦tico. Una se?alizaci¨®n de nuestro mundo interior, en una ¨¦poca distra¨ªda y regida por las primeras impresiones, con todas las contradicciones que esto conlleva. Adem¨¢s, en sectores como la moda o el pop se est¨¢ dando una fetichizaci¨®n de lo literario. Miu Miu organiza eventos en librer¨ªas, y las novedades en tapa dura forman parte de recomendaciones de estilo para la temporada. Gigi Hadid se pasea con El Extranjero de Camus como si fuera un bolso de firma, mientras que Dua Lipa, que ha montado un club de lectura, se hace fotos con una copia de ?ramos unos ni?os de Patti Smith o invita a su club a Alana S. Portero, cuya novela debut, La mala costumbre, ya hab¨ªa recomendado.
¡°Frente a la falta de foco y atenci¨®n, los libros emergen como esa casa a la que volver, refugiarse y reconectar con una misma¡± argumenta la analista de tendencias Francesca Tur. ¡°Asociarse a ellos no es solo celebrar la pausa intencionada e ir a contracorriente de esta era fugaz e hiperestimulada, sino tambi¨¦n vincularse a una identidad determinada. Una marca junto a Paul B. Preciado significa muchas cosas, lo mismo que esa chica sentada en el banco leyendo a Juana Dolores. Tal vez los libros no solo nos hacen estar aqu¨ª y ahora, celebrando lo que es f¨ªsico y perdura, sino que nos identifican como personas, nos juntan (o separan) seg¨²n grupos. Entonces, ?son los libros los nuevos logos que me cuentan y definen hacia los dem¨¢s?¡±, se interroga Tur sobre el renovado romance entre moda y literatura.
Este culto no es una novedad, los bibli¨®filos desde siempre han valorado tanto su continente como su contenido. Y los libros, adem¨¢s de veh¨ªculos de transmisi¨®n cultural e intelectual, son artefactos, objetos m¨¢s o menos bellos que nos gusta tocar, mirar y oler. Lo que llama la atenci¨®n es que, en un momento definido por la informaci¨®n digital, los m¨¢s j¨®venes sean los que m¨¢s querencia tienen por los tomos f¨ªsicos. Hoy los nuevos fans de los libros son TikTokers o adolescentes que idolatran a ciertas autoras como si se tratase de estrellas del rock.
Si observamos el sector, es evidente que el papel no triunfa pese a la revoluci¨®n digital, sino que vive un momento de popularidad precisamente gracias a ella, con las redes sociales como poderosos canales para el sector editorial. Actualmente, TikTok existen m¨¢s de 38 millones de v¨ªdeos con la etiqueta #BookTok y en Instagram hay 3.5 millones de publicaciones con el hashtag #shelfie, que fardan de estanter¨ªas. Por otra parte, est¨¢ el auge de los servicios de suscripci¨®n literaria, que combinan recomendaciones de lectura con una experiencia personalizada. Los eBooks parecen haberse quedado para invisibilizar a los libros prohibidos en el transporte p¨²blico: los best sellers m¨¢s comerciales o la literatura er¨®tica.
¡°Los editores son muy conscientes de que si el libro es bonito, se va a ense?ar en las redes. Por eso invierten en el dise?o¡± opina la agente literaria Cathryn Summerhayes, de Curtis Brown. Por algo en ambientes poco art¨ªsticos y literarios, donde prima don dinero, est¨¢n invirtiendo en ellos. ByteDance, la compa?¨ªa china propietaria de TikTok acaba de lanzar una editorial en papel, 8th Note Press; y el empresario treinta?ero brit¨¢nico Steven Bartlett, podcaster, y autor de Diario de un CEO ha creado una divisi¨®n editorial de su compa?¨ªa Flight Studio.
¡°Se nota que leer posee un renovado cach¨¦ ¡°, reflexiona Lola Mart¨ªnez de Albornoz, editora senior y responsable de Lumen Gr¨¢fica. ¡°Y aunque desde el principio ha habido una cultura del libro bello, es verdad que existe hoy un fen¨®meno fan alrededor de ciertos g¨¦neros. Hay nombres que tienen seguidores tan enamorados de su obra, que compran todas las ediciones disponibles, y en la industria se ha tomado nota. Durante la reciente Feria del Libro de Frankfurt, dos inversores anunciaron que hab¨ªan adquirido dos m¨¢quinas para cantos pintados, un detalle costoso pero cada vez m¨¢s popular.¡± Mart¨ªnez de Albornoz explica que algunas obras cobran nueva vida gracias a un redise?o. ¡°En Lumen solemos relanzar t¨ªtulos de nuestro enorme fondo. Sacamos vol¨²menes de Iris Murdoch Y Natalia Ginzburg con nuevas cubiertas y funcionaron muy bien¡±.
Hasta Rachel Kushner, cuyas novelas se desarrollan en un espacio pol¨ªtico y de contracultura, ha admitido que una car¨¢tula fea es un factor clave a la hora de no comprar un libro. Para la escritora Sibila Freijo, el dise?o es una decisi¨®n muy importante durante el proceso de publicaci¨®n. ¡°Siempre pensamos que la gente va a las librer¨ªas sabiendo exactamente lo que quiere, pero, en muchas ocasiones, va a ver lo que le entra por el ojo. Una portada que llame la atenci¨®n influye much¨ªsimo en la decisi¨®n de compra.¡± La autora de ¡®La Sal¡¯ (Espasa) reconoce que ella misma ha adquirido algo fij¨¢ndose solamente en la portada. ¡°Compr¨¦ Brillo de Raven Leilani, que es rosa brillante, una locura de bonito. Pero normalmente, cuando compro sin saber nada del autor, me fijo en la sinopsis y siempre suelo leer la primera p¨¢gina¡±.
Puede que la tecnolog¨ªa haya empujado a los libros hacia una dimensi¨®n est¨¦tica m¨¢s pronunciada, y esta suerte de cosificaci¨®n, o incluso recosificaci¨®n, provoca no poco debate. Este panorama, pese a todo, indica una transformaci¨®n del negocio, que se ha desprendido de ciertas convenciones.
Marlowe Granados ha desvelado c¨®mo durante el lanzamiento de su debut Happy Hour envi¨® ejemplares tanto a influencers literarios como de estilo de vida. Los profesionales de la industria, ha declarado la autora canadiense, no sab¨ªan c¨®mo hacer promoci¨®n de su novela, que sigue a dos amigas que pasan un verano de hedonismo y bolsillos vac¨ªos en Nueva York. Ella se dirigi¨® directamente a las mujeres j¨®venes, su p¨²blico.
En un momento en el que vivir de la escritura es cada vez m¨¢s complicado, para los autores es un golpe de suerte que Kendall Jenner meta tu libro en su bolsa de la playa, o que tu portada est¨¦ alineada con la microtendencia del momento. Freijo tiene claro que cualquier acercamiento es positivo.¡± Me parece fant¨¢stico¡±, opina sobre la idea de escoger t¨ªtulos por atracci¨®n visual. ¡°Cualquier manera por la que un lector llegue a una obra tiene para m¨ª exactamente el mismo valor¡±.
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