El MeToo seg¨²n Zo? Kravitz
¡®Parpadea dos veces¡¯, una f¨¢bula de terror feminista que conecta con la historia real de Gis¨¨le P¨¦licot, es el debut como directora de la actriz
El debut en la direcci¨®n de Zo? Kravitz, Parpadea dos veces, es una sorprendente f¨¢bula de terror feminista sobre el trauma y su memoria, que conecta de forma inquietante con la atroz historia de abusos sexuales de la francesa Gis¨¨le P¨¦licot. Pero mejor no destripar mucho una pel¨ªcula que nos sit¨²a en el para¨ªso de un magnate tecnol¨®gico inmerso en una terapia para ser mejor persona. Su nuevo ritual de buena conducta incluye abrir las puertas de su privilegiada vida a una pobre camarera interpretada por Naomi Ackie. Ella es Frida, una mujer algo depresiva obsesionada con este supermillonario (Channing Tatum), con quien tuvo un encontronazo en un evento en el que ella trabajaba sirviendo y con el que vuelve a toparse un a?o despu¨¦s.
La primera vez que parpadeamos, Zo? Kravitz nos sumerge en un sue?o: Frida y su amiga Jess (Alia Shawkat) no pueden creerse el fin de semana a todo trapo que les espera en una isla privada junto a una variopinta pandilla. Las dos chicas, que no tienen un duro, vivir¨¢n, en palabras de Frida, ¡°un tsunami de champ¨¢n¡±, palmeras, men¨²s de chefs de lujo y de drogas l¨²dicas y bailes al ritmo de Candi Staton, diva del disco-soul a cuyo himno Young Hearts Run Free recurre la hija de Lisa Bonet y Lenny Kravitz en uno de los momentos clave del filme.
Desde que llega a la isla, los complejos e inseguridades de Frida van aflorando. Tambi¨¦n una extra?a fijaci¨®n con sus u?as de gel. Frida no es la m¨¢s atractiva de las invitadas, sino una mujer con problemas que se impone divertirse a toda costa. Entre las otras chicas, adem¨¢s de su amiga Jess, est¨¢ una exconcursante de un programa de supervivencia interpretada por la espectacular Adria Arjona, un personaje que acabar¨¢ siendo crucial en el desenlace de una pel¨ªcula de colores saturados en la que una anciana ind¨ªgena que trabaja en la mansi¨®n tambi¨¦n se colar¨¢ en el extra?o viaje mental de la protagonista. Como no hay para¨ªso sin serpiente, aqu¨ª tambi¨¦n habr¨¢ una (de piel amarilla, para ser m¨¢s exactos), que cambiar¨¢ el curso de los acontecimientos. Su veneno le dar¨¢ la vuelta a todo. Kravitz juega con esa ancestral alegor¨ªa de forma cruda y directa para que, cuando los ojos se abran tras el segundo parpadeo, aparezca ante el espectador la insoportable realidad.
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