El extra?o caso de los dientes de Alana Haim: c¨®mo Hollywood conden¨® las dentaduras normales
La actriz protagonista de ¡®Licorice Pizza¡¯ se ha negado p¨²blicamente a arreglarse sus incisivos montados, de los que est¨¢ ?muy orgullosa?. Es la ruptura con un canon de perfecci¨®n dental impuesto por Hollywood desde los a?os treinta.
Alana Haim le confes¨® el pasado martes al periodista Seth Meyers que tras su debut como actriz en Licorice Pizza, la pel¨ªcula-memoir de Paul Thomas Anderson ambientada en el Los Angeles de los a?os setenta, esperaba seg¨²n sus propias palabras ?como ser¨ªa normal para una mujer soltera de treinta a?os? estar recibiendo muchos mensajes ?con propuestas interesantes? a trav¨¦s de sus redes sociales. Sin embargo Haim cont¨®, entre sorprendida y decepcionada, que la presencia mayoritaria en su buz¨®n era la de ortodoncistas prestos a ofrecerle sus servicios. ??Todo el mundo est¨¢ preocupad¨ªsimo por mi dentadura! Yo estoy enormemente orgullosa de mi diente torcido?, dec¨ªa se?alando sus desiguales incisivos ante la c¨¢mara, ?sin embargo parece que el universo de los dentistas no est¨¢ tan conforme?. Despu¨¦s se ri¨® y volvi¨® a mostrar al mundo esas dos piezas dentales ligeramente separadas, una montada sobre la otra: la suya es una sonrisa ?normal? que para Hollywood, donde no se ven dentaduras que no hayan sido enderezadas, retocadas y blanqueadas hasta la extenuaci¨®n desde hace d¨¦cadas, es todo menos eso.
La obsesi¨®n entre los profesionales de la imagen por lucir dientes perfectos es la perfecta met¨¢fora de un mundo que se niega a aceptar la realidad y el paso del tiempo. En diciembre, Noelia Ram¨ªrez teorizaba sobre ello cuando hablaba de los terror¨ªficamente perfectos dientes de Cate Blanchett en No mires arriba, una pel¨ªcula que se burla del pensamiento negacionista y en la que la australiana encarna a una presentadora de televisi¨®n claramente inspirada en los rostros m¨¢s famosos de Fox News: ?Esos dientes falsos e impolutos, esas dentaduras llevadas al paroxismo para forzar lo par¨®dico del ansia por la perfecci¨®n est¨¦tica sirven para subrayar visualmente el estado de la cuesti¨®n emocional que sobrevuela en la pel¨ªcula: en un mundo en el que nadie quiere asumir la realidad por dura e implacable que sea, ya sea por el advenimiento de la extinci¨®n de la civilizaci¨®n o el simple envejecimiento, quienes puedan y tengan los recursos para hacerlo se acoger¨¢n a su propia simulaci¨®n para negar la evidencia?.
Por el contrario, Licorice Pizza, una pel¨ªcula que narra las aventuras y desventuras de dos amigos en el valle de San Fernando, la zona residencial donde viven los trabajadores de la industria del cine, reivindica un tiempo en el que las imperfecciones a¨²n pod¨ªan tener una oportunidad en el mundo del espect¨¢culo. El personaje encarnado por Alana Haim, de hecho, se presenta con sus paletos montados a un casting donde consigue encandilar a una representante, quien le dice para elogiar su personalidad esc¨¦nica: ?Eres como un pitbull ingl¨¦s pero con sex appeal y una nariz jud¨ªa?.
No es que en los a?os setenta los actores de Hollywood no aspirasen a tener unas dentaduras perfectas. Hace solo unos meses la actriz Lauren Hutton reivindicaba en las p¨¢ginas de S Moda su negativa a ?arreglarse? su ic¨®nica diaestema (separaci¨®n exagerada entre los dos incisivos) cuando los estudios se lo pidieron para darle un papel en American Gigolo. Pero en el caso de Alana Haim, la disidencia dental se produce en un contexto en el que pocas actrices que aspiren a hacerse un hueco en la industria se atreven a lucir unos dientes ligeramente amarillos, torcidos o simplemente humanos. La figura del dentista estrella est¨¢ completamente normalizada en Los Angeles, donde profesionales como el doctor Bill Dorfman (?autor? de las sonrisas de Eva Longoria, Jessica Simpson, Britney Spears, Lindsey Lohan, Kelly Osborne, Mark Wahlberg o Sir Anthony Hopkins y el mejor de la ciudad seg¨²n Hollywood Reporter) publicitan sus servicios dando su lista de dentaduras famosas.
?En la vida los dientes cumplen una funci¨®n: los incisivos sirven para cortar la comida y los premolares y molares para triturarla. La forma en la que est¨¦n colocados es importante por supuesto, porque la caja que forman determina la forma de hablar y adem¨¢s una mala oclusi¨®n puede afectar a todo el cuerpo: si la mand¨ªbula est¨¢ incorrectamente colocada, la zona del cuello puede tener problemas de cervicales que luego repercuten en las dem¨¢s v¨¦rtebras con consecuencias articulares. Luego tambi¨¦n cumplen una funci¨®n est¨¦tica, claro, pero esa solo nos sirve para relacionarlos con los dem¨¢s. El color de los dientes, por ejemplo, no interfiere para nada ni influye en su verdadera funci¨®n. Durante mucho tiempo Hollywood nos ha estado vendiendo un ideal de belleza dental completamente irreal?, explica a S Moda el presidente del Consejo General de Dentistas, el doctor ?scar Castro Reino, quien no ignora que los dientes sanos son s¨ªmbolo de juventud y salud desde tiempo inmemorial y que los amarillos o podridos, de senectud y pobreza:??Pensemos en el caso de la malvada de Blancanieves, que tiene lo que se llama facis eventula, es decir, el ment¨®n puntiagudo y la nariz ganchuda, el tipo de cara que se forma cuando faltan piezas y que caracteriza en el imaginario de los cuentos a los personajes viejos y malos?. Aceptar esto no lo impide reconocer que vivimos en un momento en el que los modelos est¨¦ticos imperantes ?pueden llegar a generar patolog¨ªas en los pacientes tan peregrinas como la blancorexia?, es decir, adicci¨®n a tener los dientes muy blancos. El problema del blanqueamiento de dientes en el mundo del espect¨¢culo ha llegado a ser tan evidente que en los listados del Hollywood Reporter aparecen ya profesionales especializados en ofrecer tonos dentales naturales.
El origen de la obsesi¨®n por los dientes en Hollywood se remonta ya a los a?os treinta, cuando las pel¨ªculas sonoras exigieron a los actores no solo tener buen aspecto sino tambi¨¦n una buena dicci¨®n cosa que oblig¨® a su vez a los grandes estudios a importar profesionales de la escena teatral neoyorquina, cuyas dotes interpretativas eran excelentes, pero no as¨ª sus dentaduras en las que muchas veces faltaban piezas o si no faltaban, no presentaban buen aspecto. En ese momento, contratado por los hermanos Factor (fundadores de la mundialmente conocida firma cosm¨¦tica Max Factor) y los hermanos Westmore (los maquilladores m¨¢s importantes del momento), apareci¨® en escena un dentista llamado Charles Pincus, quien se hizo imprescindible por sus t¨¦cnicas correctoras. Era capaz de embellecer la dentadura en un corto espacio de tiempo para que sus rostros diesen bien en c¨¢mara. A ¨¦l se le pueden atribuir las espectaculares dentaduras de James Dean, Montgomery Clift,? Mae West, Joan Crawford, Edith Head, Barbara Stanwyck, Walt Disney, Jack Benny, Bob Hope o la peque?a Shirley Temple, a la que le pon¨ªa dientes postizos cada vez que se le ca¨ªa uno de leche. Pincus fue de hecho quien creo las primeras carillas dentales, entonces adhesivos temporarles que solo duraban un rodaje.
Sin embargo las carillas tal y como las conocemos hoy en d¨ªa no fueron patentadas hasta 1983 por los doctores Calamia y Simonsen. Pasaron dos d¨¦cadas hasta que ponerse porcelana fina sobre las propias piezas dentales para eliminar los huecos, igualar las alturas, eliminar las manchas y ocultar cualquier tipo de astillamiento o imperfecci¨®n fue posible en pr¨¢cticamente cualquier cl¨ªnica dental del mundo desarrollado. Que la t¨¦cnica se ha popularizado much¨ªsimo, tambi¨¦n en Espa?a, lo confirma el doctor Castro Reino, quien dice que es sin duda el tratamiento est¨¦tico dental m¨¢s demandando en un pa¨ªs que tambi¨¦n es adicto a los implantes: ?El doctor Google ha influido mucho en lo que viene pidiendo el paciente y la necesidad la van marcando las modas. La gente ve que lo que se entiende por unos dientes bien alineados es eso que ve en la tele y en las pel¨ªculas y te lo pide. A veces incluso de traen una foto?. Y comenta tambi¨¦n el fen¨®meno de las cl¨ªnicas de belleza que publicitan tratamientos milagrosos para proporcionar al cliente una dentadura perfecta: ?El problema es que la publicidad de este tipo de sitios no est¨¢ regulada y crean en la gente la falsa percepci¨®n de que est¨¢ comprando un bien de consumo y los pacientes banalizan la importancia de un diagn¨®stico m¨¦dico que exige adem¨¢s un seguimiento que en estos sitios muchas veces no se hace. Los dientes no son un bien de consumo?.
?Pero es necesario desde un punto de vista m¨¦dico tener los dientes perfectos? El doctor Castro Reino, contemplando una foto de Alana Haim comenta: ?El suyo es un caso de facies adenoidea, con las aletas nasales muy pegadas, lo que significa que probablemente ha tenido problemas de respiraci¨®n en la infancia y vegetaciones. Tiene un paladar estrecho y cuando los dientes se tienen que colocar sobre un paladar estrecho puede haber peque?os api?amientos?. Era el caso de Haim, que como le cont¨® a Seth Meyers, llev¨® cinco a?os de su adolescencia una ortodoncia para enderezar los dientes hasta tenerlos como el p¨²blico puede ver hoy.? ?Pero los peque?os api?amientos no alteran la dicci¨®n, ni la funci¨®n de mordida. La suya puede ser una boca absolutamente normal que no tiene absolutamente ning¨²n problema?, explica Castro Reino.
Alana Haim se crio en el mismo valle donde est¨¢ ambientada Licorice Pizza, sus padres son agentes inmobiliarios que han hecho fortuna ofreciendo casas espectaculares a estrellas y magnates de la industria y es, junto con sus hermanas, una it-girl indie en Los ?ngeles, la ciudad que invent¨® ?La Sonrisa Hollywoodiense?. Ella sabe que cuando dice p¨²blicamente que se niega a arreglarse los dientes a pesar de las numerosas ofertas que ha recibido para hacerlo est¨¢ siendo una verdadera rebelde.
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