Qu¨¦ hay detr¨¢s de los hipn¨®ticos dientes blancos de ¡®No mires arriba¡¯
Las sonrisas postizas de los millonarios y poderosos en la pel¨ªcula de la que todo el mundo habla, creadas por Chris Lyons, son el nuevo botox.
En un ajustado empate con el milagro de ver a Leonardo DiCaprio casado con una mujer de 44 a?os, uno de los efectos impostados que m¨¢s est¨¢n fascinando a la conversaci¨®n digital sobre?No mires arriba son las blanqu¨ªsimas y perturbadoras, pero no por ello menos l¨®gicas, pr¨®tesis dentales que lucen algunos personajes de la s¨¢tira contempor¨¢nea de Adam McKay. ?Los dientes de Cate Blanchett en No mires arriba son m¨¢s brillantes que mi futuro?. ?Me encantar¨ªa nominar a los dientes de Cate Blanchett y Mark Rylance como mejor actor secundario en Don¡¯t Look Up? o ?Los dientes de Cate Blanchett son m¨¢s inquietantes que el cometa que se dirige a la Tierra?, son solo algunas de las m¨²ltiples reacciones a las dentaduras de los poderosos en la pel¨ªcula.
Aunque pr¨¢cticamente todos los personajes con perfiles de car¨¢cter p¨²blico de la pel¨ªcula lucen unas poco m¨¢s que desconcertantes sonrisas nucleares, las que m¨¢s comentarios han suscitado son las dentaduras postizas del megal¨®mano multimillonario a lo Elon Musk (Peter Isherwell, interpretado por Mark Rylance) y de la presentadora?Brie Evantee (Cate Blanchett, aqu¨ª sin rastro alguno de la ligera diastema que ya disimul¨® hace unos a?os). Esos dientes falsos e impolutos, esas dentaduras llevadas al paroxismo para forzar lo par¨®dico del ansia por la perfecci¨®n est¨¦tica sirven para subrayar visualmente el estado de la cuesti¨®n emocional que sobrevuela en la cinta: en un mundo en el que nadie quiere asumir la realidad por dura e implacable que sea, ya sea por el advenimiento de la extinci¨®n de la civilizaci¨®n o el simple envejecimiento, quienes puedan y tengan los recursos para hacerlo se acoger¨¢n a su propia simulaci¨®n para negar la evidencia.
Aunque los dientes postizos del magnate se combinan con una melena canosa, es en la yassificaci¨®n?de Cate Blanchett donde m¨¢s se ceban con el absurdo de la tiran¨ªa por la telegenia y el artificio en el poder. Su personaje, una afilada y ambiciosa presentadora de televisi¨®n, no solo inquieta por su sonrisa. Evantee vendr¨ªa a ser lo que pasa cuando una le pide a su cirujano que le aplique sus filtros de belleza favoritos de Instagram, su personalidad pol¨ªtica est¨¢ definida por las tenacillas que fijan las ondas de su melena y su armario rebosa vestidos ce?idos y monocrom¨¢ticos de Chiara Boni The Petite Robe, el estandarte y uniforme favorito de la esfera republicana femenina.??Existe un determinado estilo en televisi¨®n, especialmente en los programas de ¨²ltima hora y de informaci¨®n mezclada con entretenimiento en el que las personas que se sientan delante de la c¨¢mara no son aut¨¦nticas, est¨¢n cortadas por el mismo patr¨®n y visten de la misma manera siempre?, ha aclarado Blanchett sobre el aspecto su personaje?en una entrevista, donde tambi¨¦n ha defendido el affaire de la presentadora con DiCaprio en la pel¨ªcula. B¨¢sicamente, encaja en toda esta l¨®gica empresarial y aspiracional que definen la carrera de la l¨ªder de opini¨®n televisiva: ?Juntarse con alguien m¨¢s real y aut¨¦ntico que ella, como ese cient¨ªfico, a?ade valor a su marca personal ante el gran p¨²blico?.
?Son las sonrisas postizas para McKay lo que las pelucas para Ridley Scott??Puede ser. Quien est¨¢ detr¨¢s de esta arma escondida es Chris Lyons, conocido como el ?hada de los dientes? en Hollywood por lo prodigiosas que son sus dentaduras cinematogr¨¢ficas. Lyons ha fabricado todas las sonrisas m¨¢s emblem¨¢ticas de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Su ficha de IMDB es asombrosa y acumula m¨¢s de 600 t¨ªtulos.?Ah¨ª est¨¢ la de Rami Malek? emulando a Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, la de Meryl Streep como Margaret Thatcher en La dama de hierro?y en la serie?Big Little Lies ¨Cque se fabric¨® para que se asemejara a la sonrisa del que hab¨ªa sido su hijo en la ficci¨®n, Aleksander Skarsg?rd¨C, las de Harry Potter o incluso la de Madonna en Evita.
Hace media d¨¦cada, desde los estudios de efectos especiales de Hollywood ya advert¨ªan de que en muchas pel¨ªculas se hab¨ªan tenido que animar digitalmente las cejas y los m¨²sculos faciales de muchas estrellas porque el botox les hab¨ªa hecho perder toda expresi¨®n en la pantalla y necesitaban fabricarla de nuevo. En un mundo en el que hemos normalizado que las actrices asuman su par¨¢lisis para poder seguir trabajando, ahora que el resto de los humanos aspira a lo hier¨¢tico de sus?selfies?y aplica filtros de belleza (v¨¦anse, alisadores) en sus reuniones virtuales, tiene sentido que lo que ahora nos inquiete y llame la atenci¨®n no sean esas frentes sin arrugas en nuestra pantalla. Hemos normalizado tanto los rostros congelados que necesit¨¢bamos unos dientes inquietantes y cegadores para entender todo el enga?o.
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