Este es el secreto para ganar una discusi¨®n
La forma de exponer nuestros argumentos parece ser la clave, aunque siempre habr¨¢ que valorar si realmente merece la pena.
Dicen que dos no pelean si uno no quiere. Pero en realidad nadie tiene un especial af¨¢n por pelear (bueno, a veces s¨ª). Lo que uno quiere conseguir realmente es que le den la raz¨®n. Por eso, aunque la discusi¨®n se alargue, incluso aunque sea repetitiva o empiece a tomar carices un tanto dram¨¢ticos (porque s¨ª, tambi¨¦n nos gusta el drama) seguimos insistiendo, incluso aunque no lleguemos a nada. Y es que aunque todos hayamos discutido por cualquier cosa, con casi todo el mundo, miles de veces, la experiencia no nos ayuda a ganar una discusi¨®n. A lo mejor porque nunca hemos terminado de aprender la teor¨ªa.
De hecho, hay quien que ha intentado buscar el secreto para ganar una discusi¨®n desde lo estad¨ªstico. Expertos de la Asociaci¨®n para la Ciencia Psicol¨®gica, pertenecientes a diferentes universidades de Estados Unidos, elaboraron un estudio aplic¨¢ndolo al ¨¢mbito de la pol¨ªtica, en el que conclu¨ªan que el secreto para ganar una discusi¨®n era muy sencillo: preguntar sobre el ¡°c¨®mo¡±, en vez de preguntar sobre el ¡°por qu¨¦¡±. Resumiendo, su conclusi¨®n era que analizando los debates pol¨ªticos, se observaba que estos eran menos agresivos y m¨¢s conclusivos, cuando se defiende c¨®mo hay que llevar a cabo las ideas, en vez de centrarse en por qu¨¦ hay que creer en ellas.
Si bien esta idea es muy buena para aplicarla en una campa?a electoral, para defender qui¨¦n tendr¨ªa que haber lavado los platos, parece ser m¨¢s confusa. Por eso, en la b¨²squeda de otros secretos para ganar una discusi¨®n, preguntamos a los expertos cu¨¢les son sus consejos:
1. No alterarnos: Aunque tengamos raz¨®n y nuestros argumentos sean buenos, si perdemos los nervios, perderemos toda credibilidad. Por ello, seg¨²n Teresa Bar¨®, asesora en habilidades de comunicaci¨®n teresabaro.com, la clave est¨¢ en evitar ¡°ponernos a la defensiva, o resultar agresivos, ya que perderemos toda eficacia a causa de la tensi¨®n¡±. Concretando m¨¢s, sus consejos pasan por ¡°pensar antes de contestar, adoptar un tono sereno, hablar despacio y sin gritar, adem¨¢s de utilizar un lenguaje educado y constructivo¡±. Por supuesto no olvida ¡°evita acusar, reprochar, generalizar (t¨² siempre haces, t¨² eres,) dar consejos sin que te los pidan (te aconsejo que¡deber¨ªas¡), humillar (no tienes ni idea), o ironizar (?mira qui¨¦n habla!), insultar (cualquier insulto, aunque sea de los m¨¢s suaves: incompetente, por ejemplo)¡±. En el caso de que ocurra al rev¨¦s, tambi¨¦n hay que saber reaccionar, por lo que Bar¨® a?ade ¡°no caigas en la provocaci¨®n, ni te pongas en el mismo nivel del otro¡±.
2. Asumir que el otro tambi¨¦n tiene su parte de raz¨®n: Durante una discusi¨®n ambas partes suelen dar muchos argumentos, y no todos van a ser inv¨¢lidos. La otra parte siempre tendr¨¢ raz¨®n, al menos, en alguna cosa. Reconoc¨¦rselo puede ser tambi¨¦n parte de nuestra estrategia, ya que como recuerda Teresa Bar¨®, ¡°si valoro su punto de vista o admito que tiene parte de raz¨®n, el otro tendr¨¢ una actitud m¨¢s positiva y por lo tanto estar¨¢ dispuesto a escuchar¡±.
3. Mejorar nuestra argumentaci¨®n: Nicholas Capaldi, autor del libro C¨®mo ganar una discusi¨®n, centra su escrito en mejorar la forma de presentar nuestros argumentos. . Para ello explica en qu¨¦ debemos de fijarnos. ¡°En primer lugar se ha de tener muy clara idea de cu¨¢l es ese argumento, tesis o punto de vista que quiere defender. Despu¨¦s, se debe tomar conciencia de la relaci¨®n existente entre su postura respecto de este planteamiento o tesis, y la que adopta sobre otros temas. Por razones obvias, no querr¨¢ plantear sus argumentos de manera tal que, en alg¨²n momento futuro, contradigan o entren en conflicto con otros argumentos suyos referidos a otro tema¡±. Por ¨²ltimo a?ade que ¡°conviene que tenga una idea bastante precisa del tipo de p¨²blico ante el cual usted formula su planteamiento¡±, precisamente porque no lo expondremos de la misma manera.
4. Tener inteligencia emocional: Cuando queremos tener raz¨®n no solo hay que pensar en la fr¨ªa l¨®gica, como si fu¨¦ramos Sheldon Cooper, sino tambi¨¦n tener cierta inteligencia emocional. De esta forma, Miguel ?ngel D¨ªaz, presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Inteligencia Emocional (ASNIE), pone de manifiesto que ¡°la inteligencia emocional nos va a permitir darnos cuenta de c¨®mo nos encontramos emocionalmente en estos momentos y c¨®mo se encuentra la otra parte. Tambi¨¦n nos ayudar¨¢ a decidir si nuestras emociones son las adecuadas para conseguir nuestro objetivo (persuadir, negociar, no ceder, etc.)¡±. No s¨®lo habr¨¢ que pensar en los interlocutores, sino en el ambiente y las circunstancias, ya que como se?ala D¨ªaz ¡°la inteligencia emocional tambi¨¦n nos permitir¨¢ descubrir cu¨¢les son nuestras necesidades en esta situaci¨®n y encontrar la manera adecuada de conectar con el otro y ofrecerle lo que necesita, para as¨ª, incrementar nuestras probabilidades de que nuestros argumentos sean escuchados y aceptados¡±.
5. No llevarlo a lo personal: Cuando discutimos sobre un tema general, suele pasar que al final nos acabamos dando por aludidos en alg¨²n comentario, y lo que era un debate, acaba siendo una pelea personal. Para evitar esto, el presidente de ASNIE explica que ¡°uno de los principales motivos por los que no solemos resolver adecuadamente los conflictos es porque no somos capaces de separar a la persona del problema¡±. As¨ª, su recomendaci¨®n es ¡°recordar que cuando alguien nos ofende, no tenemos un problema con la persona (que en otras situaciones act¨²a bien), sino con el comentario o con el acto que acaba de realizar. Solo separando a la persona del problema, podremos focalizarnos adecuadamente en ¨¦l y encontrar alternativas para su resoluci¨®n¡±.
6. Cuidar la comunicaci¨®n no verbal: No solo hay que cuidar lo que se dice, sino c¨®mo se dice. Por eso, Teresa Bar¨® recuerda que es importante ¡°respirar y adoptar un lenguaje corporal abierto y una expresi¨®n serena¡±. En contrapartida, D¨ªaz apunta a que no hay que perder de vista que ¡°gran parte de esta comunicaci¨®n es mayoritariamente inconsciente y refleja nuestro estado interior¡±. Por ello, insiste en que si queremos mostrar serenidad, intentemos estar serenos de verdad, ya que ¡°intentar alterar solo nuestra expresi¨®n puede suponer que la otra persona desconf¨ªe de nosotros¡±. Insistiendo un poco m¨¢s, relata que ¡°nuestro cerebro est¨¢ preparado desde ¨¦pocas muy remotas, para detectar cuando las intenciones de otra persona no son buenas, por eso nos generan muchas desconfianza aquellas personas que su cara (o cuerpo) no es congruente con el mensaje que nos est¨¢n lanzando¡±.
7. Pensar si merece la pena: Hay discusiones por pol¨ªtica que han supuesto un antes y un despu¨¦s en muchas familias. Lo que pasa en un momento puede pasar factura mucho tiempo despu¨¦s, y en vez de arrepentirnos, es mejor pararse a pensarlo antes. Por ello, la conclusi¨®n de Miguel ?ngel D¨ªaz es que el verdadero secreto de una discusi¨®n es saber ¡°darse cuenta de cuando conservar la relaci¨®n es mucho m¨¢s valioso para nosotros, que salirnos con la nuestra y tener raz¨®n¡±. Porque s¨ª, a todos nos gusta tener raz¨®n, y que nos las den, y por eso mismo ¡°muchas relaciones se rompen porque una de las partes pretende tener raz¨®n a toda costa, aun pasando por encima de la relaci¨®n, por eso en ocasiones tendremos que valorar dar un paso atr¨¢s y ceder, aunque sea m¨ªnimamente¡±. Habr¨¢ entonces que valorar si ganar, para nosotros, es que nos den la raz¨®n, o mantener una buena relaci¨®n con la persona en cuesti¨®n.
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