La paradoja de los 400 millones que valen los ¡®antes y despu¨¦s¡¯ de la operaci¨®n bikini
Mientras el activismo corporal aboga ahora por la ¡®aceptaci¨®n radical¡¯ de nuestra figura, el mercado del fitness en la sociedad pospand¨¦mica ha experimentado una revoluci¨®n econ¨®mica y de inversi¨®n de capital imparable.
Pasan los a?os, las modas virales y los cebos clickbait en los titulares de internet, pero existe un g¨¦nero infalible que nunca morir¨¢ de ¨¦xito: el de los cuerpos del antes y despu¨¦s en Instagram.
Las hipn¨®ticas transformaciones corporales, ya sea mediante v¨ªdeos de operaciones de est¨¦tica o a trav¨¦s de documentados diarios visuales con encuadres de cabezas cortadas y selfies?dom¨¦sticos de espejo de ba?o, siguen cotizando al alza en la ventana explorar o all¨¢ donde el algoritmo y la publicidad segmentada lo quiera situar. Que se lo digan a Kayla Itsines, la australiana de los 13 millones de seguidores de Instagram que ans¨ªan conseguir su cuerpo y que no tendr¨¢n pavor a documentar todo el proceso para lograrlo. Itsines, la influencer del fitness m¨¢s famosa del mundo y la reina de los ¡®antes y despu¨¦s¡¯ en la red, ha anunciado esta semana que ha formalizado la venta de su app Sweat por 400 millones de d¨®lares (unos 338 millones de euros) a iFit.
En menos de una d¨¦cada, esta monitora de un gimnasio australiano que lanz¨® en 2014 un ebook de su rutina de ejercicios porque sus clientas siempre le ped¨ªan piernas m¨¢s delgadas y abdominales firmes ha aupado un culto millonario en torno a sus tutoriales y trucos para ejercitar su cuerpo. Tambi¨¦n gracias a la publicidad gratuita y notoriedad que supuso animar a sus seguidoras/reclutas cual ej¨¦rcito (#KaylasArmy funcion¨® en los inicios como hashtag motivacional) a compartir el diario visual personal de su transformaci¨®n corporal en doce semanas de la?#BBG?(Bikini Body Guide, un hashtag que all¨¢ por 2015 ya se colgaba, cada 30 segundos?en Instagram). Tras crear su propia app de ejercicios y fitness con su ex prometido, Sweat (que proviene de Kayla¡¯s Sweat, el sudor de Kayla), Itsines ha confirmado su estatus de gur¨² del cuerpo fit con una venta millonaria de 400 millones de d¨®lares a la aplicaci¨®n de entrenamientos de iFit. Un presupuesto que representa aproximadamente el PIB con el que se sostiene Micronesia, como recordaban en The Cut.
Mientras en Espa?a Patry Jordan se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la cuarentena para mantenerse en forma, a escala global los usuarios han normalizado el consumo de apps de fitness combinadas con la reapertura paulatina de los gimnasios tradicionales. Seg¨²n apuntaba Bloomberg, la crisis del coronavirus?ha acelerado la adopci¨®n de un modelo h¨ªbrido de entrenamientos en l¨ªnea/en persona y un estudio de la empresa de fitness ClubIntel confirma que en comparaci¨®n con el 25% de 2019, el 72% de los gimnasios ahora ofrece entrenamientos virtuales a medida o en vivo, imitando el modelo que ofrec¨ªan las gur¨²s de Instagram y YouTube a lo Itsines desde hace media d¨¦cada. Porque no solo Itsines consigue cifras millonarias. Peloton, la app de clases de bicicleta est¨¢tica en l¨ªnea, anunci¨® el pasado mes de junio unas ganancias de 607 millones de d¨®lares?(unos 514 millones de euros), lo que supuso un 172% m¨¢s que el a?o anterior.
En un mundo en el que la sensualidad y la sexualizaci¨®n se ha aparcado en pro de una obsesi¨®n por cuerpos con m¨²sculos de acero y funcionales hasta en el propio Hollywood ¨Cinteresentas¨ªmo el ensayo viral?Todo el mundo est¨¢ bueno, nadie est¨¢ cachondo?de R. S. Benedict?analizando el fen¨®meno en Blood knife¨C?es paradigm¨¢tico comprobar c¨®mo el fen¨®meno del ¡®bikini body¡¯ sigue siendo totalmente provechoso a pesar de una intensa d¨¦cada de activismo social en pro de normalizar la diversidad y la aceptaci¨®n corporal.
Los ¨¢ngeles de Victoria¡¯s Secret ya no gui?ar¨¢n el ojo en la pasarela ni estar¨¢n concebidos para satisfacer la mirada masculina de aquel marido que fantaseaba con lencer¨ªa picante y ahora buscar¨¢n vender la imagen de mujeres c¨®modas consigo mismas, pero la esencia de aquella obsesi¨®n por un cuerpo fit, aunque se transforme y mute con diferentes sem¨¢nticas que apelan a una superaci¨®n personal, sigue totalmente intacta y rentabilizable.
Ahora que desde el activismo corporal, el movimiento body positive, se sigue avanzando camino apelando a una ?auto aceptaci¨®n radical? y tratando de desechar la idea de que no todos los cuerpos tienen que ser hermosos porque no hace falta calificarlos en ninguna medida, las apps de fitness para conseguir cuerpos funcionales siguen prosperando y creciendo gracias a ese miedo social imbatible que es el miedo a estar gordo (o parecerlo).
A prop¨®sito de esa gordofobia que tambi¨¦n est¨¢ enraizada en Hollywood, hace unos d¨ªas se public¨® un interesante reportaje en Jezebel sobre la historia del ¡®traje de gordo¡¯ de Hollywood. El art¨ªculo de Hazel Cills part¨ªa de las cr¨ªticas desde varias asociaciones y activistas corporales a los? productores de Impeachment: American Crime Story?por haber colocado una pr¨®tesis de unos diez kilos de peso a Sarah Paulson para interpretar a Linda Tripp, la mujer que delat¨® a Monica Lewinsky en el caso contra Bill Clinton. A Paulson, que pesa unos 50 kilos en la vida real le han colocado un??fat suit,?ese armatoste prost¨¦tico que se ponen actores y actrices delgad¨ªsimos de por s¨ª para probar ante la c¨¢mara que la versi¨®n gorda de su personaje funciona mejor con esa especie de gag visual, de esa broma simplona reduccionista, que intentar apostar por actores que realmente no sean s¨ªlfides andantes. Ser¨¢ porque en Hollywood tambi¨¦n saben, como Kayla Itsines, que nada funciona mejor, y nos hipnotiza m¨¢s, que el gancho de la incre¨ªble transformaci¨®n del ¡®antes y despu¨¦s¡¯ corporal.
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