Las dolorosas cicatrices de los que han sufrido abusos sexuales
Este tipo de agresiones dejan consecuencias psicol¨®gicas en sus v¨ªctimas, que en muchos casos no pueden volver a vivir su sexualidad con naturalidad.
Si el esc¨¢ndalo Weinstein nos ha recordado una vez m¨¢s lo f¨¢cil que es para un abusador sexual proseguir con su modus operandi a?o tras a?o ¨Cpese a que gran parte de las personas de su c¨ªrculo lo sepan, lo consientan o hagan la vista gorda mientras las v¨ªctimas callan¨C el libro Diario de un incesto, publicado recientemente en Espa?a por la editorial Malpaso, ahonda en el infierno personal y las secuelas que se derivan de que un padre viole sistem¨¢ticamente a su hija durante 18 a?os, desde los 3 a los 21.
Judith Herman, profesora en el Harvard Medical School, se?al¨® en una ocasi¨®n que las v¨ªctimas de este tipo de abusos presentan secuelas similares a las de los soldados de la Guerra de Vietnam. Estr¨¦s posttraum¨¢tico, y como le ocurr¨ªa a los supervivientes de los campos de concentraci¨®n nazi, uno de los pasos ineludibles para la curaci¨®n es contarlo, a veces en forma de libro, como ha hecho la autora an¨®nima de la obra anterior. Contarlo, aunque no siempre en el momento deseado, ni con la valent¨ªa suficiente, ni a tiempo para evitar que haya m¨¢s heridos.
?Por qu¨¦ las chicas no lo contaron antes?, fue una de las muchas preguntas que suscit¨® la salida a la luz de las ma?as del se?or Weinstein. ?Por qu¨¦ una mujer maltratada no reaccionan ante el primer golpe y tienen que esperar al pu?etazo n¨²mero 64 para denunciar? Tal vez una precaria situaci¨®n econ¨®mica, el miedo a que se tomen represalias en los hijos, un cierto s¨ªndrome de Estocolmo, una autoestima hecha pedazos o el hecho de sentirse sola y carecer de personas en las que confiar. Las razones pueden ser infinitas. Pero nunca se debe culpar a la v¨ªctima de lo que ocurre cuando el claro culpable es siempre el abusador.
La disociaci¨®n de la personalidad, el trastorno de identidad disociativo es una de las secuelas que tambi¨¦n se puede dar entre los que han sufrido abusos sexuales, personas que nadan en la ambivalencia. Son v¨ªctimas pero sus maltratadores tratan de inculcarles la idea ¨Cy generalmente lo consiguen¨C de que en parte, ellos les han seducido; les gustar¨ªa hablar pero su silencio les hace c¨®mplices y responsables de los abusos de futuras personas; sufren violaciones pero a veces, aunque sea involuntariamente, tambi¨¦n disfrutan con la relaci¨®n sexual, en un pavoroso viaje del horror al placer.
En Diario de un incesto, un libro desgarrador y brutal en el que la autora an¨®nima no tiene pelos en la lengua ni escatima en ¨¢cido para narrar detenidamente los aspectos m¨¢s ¨ªntimos, se lee: ¡°Mi padre tambi¨¦n se hab¨ªa convertido a s¨ª mismo en un objeto sexual para m¨ª. Lo cosificaba como me cosificaba a m¨ª misma para ¨¦l. Jam¨¢s en mis doce a?os de casada experiment¨¦ un orgasmo semejante. Le deseo y le matar¨ªa, echar¨ªa su cuerpo a los perros¡±. Para seguir en otra parte del libro, ¡°tengo y siempre he tenido la impresi¨®n de que en realidad mi padre quer¨ªa matarme, y que yo le seduje para impedir que lo hiciera. Recurr¨ª a la sensualidad para seguir con vida. Salv¨¦ mi vida d¨¢ndole placer sexual. Y ¨¦l se hizo adicto a nuestras relaciones, y a m¨ª me ocurri¨® lo mismo¡±.
Secuelas del abuso en la vida sexual
Victoria Noguerol, psic¨®loga cl¨ªnica y directora del Centro Noguerol, en Madrid, especializado en tratamiento psicol¨®gico a las v¨ªctimas de maltrato f¨ªsico, sexual y psicol¨®gico, afirma que la mayor¨ªa de los abusos sexuales se producen dentro del entorno familiar. ¡°Yo dir¨ªa que muchos de ellos son incesto¡±. Seg¨²n Noguerol, las secuelas m¨¢s comunes de las v¨ªctimas es que ¡°se sienten culpables por haber callado, porque les ha gustado o porque deseaban que se repitiera. Los sentimientos m¨¢s comunes son indefensi¨®n, miedo, desconfianza generalizada, infravaloraci¨®n, autoestima por los suelos. El trabajo con estos pacientes requiere reconstruir de nuevo todos los aspectos de la personalidad¡±.
En cuanto a las cicatrices que el abuso deja en la futura vida sexual de estas personas, esta psic¨®loga afirma que ¡°existen dos perfiles t¨ªpicos en las v¨ªctimas. Est¨¢n los que inhiben su parte sexual y muestran poco o ning¨²n inter¨¦s hacia el sexo. Las mujeres pueden tener muy bajo o nulo deseo o anorgasmia. En el lado opuesto est¨¢n los que se vuelven promiscuos y desarrollan conductas compulsivas o adictivas, que a veces entra?an practicas de riesgo o violencia, o los que caen en el mundo de la prostituci¨®n. Muchas v¨ªctimas acaban copiando este patr¨®n y de mayores se convierten en abusadores; mientras otros casos muestran una gran confusi¨®n sobre su orientaci¨®n sexual. Las cicatrices de los abusos dependen de muchos factores: intensidad, duraci¨®n en el tiempo, edad a la que se ha experimentado el trauma, frecuencia. A veces unos tocamientos o un intento frustrado de abuso, por parte de un familiar o persona de confianza, puede ser tan traum¨¢tica como un abuso con penetraci¨®n.
El trauma de sufrir abusos sexuales, especialmente en los primeros a?os de vida, puede ser tan grande que la mente lo olvida para poder seguir adelante. Pero, puesto que el ataque se da en el ¨¢rea de la sexualidad, es aqu¨ª mismo donde queda la herida que, en cualquier momento, puede abrirse de nuevo. Algunas personas descubren que han sido v¨ªctimas de abusos en la consulta del sex¨®logo, al que acuden por alg¨²n problema sexual.
Francisca Molero, sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa, recuerda como hace tiempo trat¨® a una pareja. ¡°Ten¨ªan 30 y tantos y ella manifestaba problemas de falta de deseo. Se llevaban bien y se quer¨ªan. Durante la terapia un d¨ªa ella me dijo que no soportaba el ¡®olor de la excitaci¨®n¡¯. Nada m¨¢s decir esto empez¨® a llorar desconsoladamente y cuando se calm¨® nos cont¨® como le hab¨ªan venido im¨¢genes de cuando su padre iba a su cuarto por la noche y la violaba. Generalmente las mujeres que han sufrido abusos de ni?as, muestran luego muy poco inter¨¦s por el sexo, lo reh¨²yen, y a menudo buscan parejas que no le resultan demasiado atractivas pero que ven inofensivas. Es tambi¨¦n frecuente que, para evitar males mayores, accedan a todos sus deseos sexuales, aunque no les agraden y tambi¨¦n puede ocurrir que se vean involucradas en nuevos intentos de abusos¡±, apunta esta sex¨®loga.
¡°Algo importante a la hora de tratar con v¨ªctimas de abusos es cogerlos a tiempo, lo antes posible desde que se ha producido el da?o, porque eso facilita su recuperaci¨®n¡±, se?ala Victoria Noguerol. Sin embargo, en el ¨²nico centro especializado en el tratamiento de abusos sexuales que hay en la Comunidad de Madrid, el Centro de Intervenci¨®n en Abuso Sexual Infantil (CIASI), las listas de espera son de una media de seis meses ya que solo cuentan con ocho psic¨®logos, seg¨²n apuntaba hace algunos d¨ªas la cadena SER. Aunque la versi¨®n del centro es que todos los ni?os reciben atenci¨®n, sino all¨ª si en los centros de salud mental o en las instituciones de los servicios sociales municipales de cada ayuntamiento.
El abuso sexual, un delito que prescribe
?Seg¨²n Julio Albarr¨¢n, abogado especializado en malos tratos y abusos sexuales con bufete en Madrid, ¡°en Espa?a el abuso sexual es un delito que prescribe, dependiendo de la gravedad, entre los 5 y los 20 a?os. De acuerdo a la ¨²ltima reforma a esta ley, efectuada en 1999, la novedad es que se empiezan a contar los a?os de prescripci¨®n desde la mayor¨ªa de edad de la v¨ªctima. Es decir, si el delito ocurri¨® cuando la v¨ªctima ten¨ªa 7 a?os, la cuenta empieza a partir de que cumpla los 18. Muchos pa¨ªses han pasado estos delitos al grupo de los que no prescriben y en Espa?a hay campa?as y recogidas de firmas para que se copie este modelo¡±, se?ala Albarr¨¢n.
¡°El proceso hasta que una v¨ªctima sale a la luz y lo denuncia es lento¡±, se?ala Victoria Noguerol, ¡°sobre todo en el caso de menores, porque sus atacantes los amenazan, les hacen chantaje o les dicen que si los denuncian los llevar¨¢n a un centro de acogida. Es por tanto muy importante que estos delitos no prescriban en el tiempo¡±, insiste esta psic¨®loga.
¡°Aunque las denuncias aumentan cada a?o, se sigue denunciando muy poco¡±, afirma Albarr¨¢n, ¡°yo dir¨ªa que alrededor de uno de cada 5 casos, que ocurren en todos los ¨¢mbitos de la sociedad y tambi¨¦n en la clase alta. Pero adem¨¢s, de ese 20% que se denuncia la mitad de los casos son sobrese¨ªdos, ya que no siempre es f¨¢cil probar que hace 15 a?os una persona sufri¨® abusos sexuales por parte de alguien. La mayor¨ªa de las pruebas son de car¨¢cter psicol¨®gico, ex¨¢menes de expertos pero no son suficientes¡±.
Contarlo en un tribunal, hacer frente a un sinf¨ªn de preguntas y revivir de nuevo la tragedia con escasas posibilidades de salir victorioso en la batalla, son algunas de las razones que explican las pocas denuncias. ¡°En este sentido se ha avanzado algo¡±, apunta Albarr¨¢n, ¡°ya que ahora se permite declarar por videoconferencia, con alguien a tu lado y con posterior asistencia psicol¨®gica. Pero otro aspecto a revisar en esta ley ser¨ªan las medidas contra el agresor, porque la mayor¨ªa sale de prisi¨®n y retoma su perfil de abusador. La pena de c¨¢rcel no es suficiente, habr¨ªa que someterlos a tratamiento psicol¨®gico y vigilarlos para que no reincidan¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.