Maquillaje de cara llorosa o el peligro de que las redes conviertan el malestar psicol¨®gico en tendencia
Los tutoriales que recrean la cara de haber llorado son la ¨²ltima expresi¨®n del fen¨®meno de mostrarse llorando o en mitad de una crisis nerviosa en internet. Pero mientras las redes sociales han resultado positivas para romper tab¨²es sobre salud mental, estas tendencias pueden jugar el efecto contrario: banalizar el malestar.
¡°Este [v¨ªdeo] es para las chicas inestables¡±. Con este mensaje lanzaba Zoe Kim Kenealy su tutorial ¡°crying makeup¡± (maquillaje de llanto) en TikTok el pasado mes de octubre. Un v¨ªdeo que acumula m¨¢s de cuatro millones de reproducciones en el que, paso a paso, la influencer ense?a a recrear la cara rosada, con brillos e hinchada que se queda tras llorar. Con una p¨¢tina embellecedora que lejos est¨¢ del abatimiento que destilan el com¨²n de los mortales tras un berrinche, Kenealy a?ade cuidadosamente un poco de sombra en la punta de la nariz para enrojecerla y aplica unos toque estrat¨¦gicos de gloss en los labios y bajo los ojos para simular las l¨¢grimas. El maquillaje, ahora elevado a tendencia, ¡°se inspira en el brillo de los ojos despu¨¦s de llorar¡±, cont¨® la art¨ªfice a The Guardian. Alrededor del clip y aglutinados bajo etiquetas hermanas como ¡°sad girl make up¡± (maquillaje de chica triste) la red social ofrece ahora todo un arsenal de versiones de esta apariencia cuya banda sonora oficial no consensuada es el tema Pretty When You Cry de Lana Del Rey.
Para cualquier persona que haya navegado por redes en los ¨²ltimos meses, toparse en pleno scroll con una cara llorosa, ya sea a base de maquillaje, usada de broma con un filtro que la falsea o causada por una aut¨¦ntica crisis nerviosa, no es nada extra?o. V¨¦ase el cap¨ªtulo tres de la primera temporada de Autodefensa?(Filmin). Ah¨ª Berta Prieto y Bel¨¦n Barenys, creadoras y protagonistas de la serie, encapsulan lo naturalizado que est¨¢ retransmitir el malestar en redes con un ataque de ansiedad grabado en directo ¡°para los followers?de la Mem¨¦¡±. Con toda probabilidad, sus personajes se habr¨ªan topado previamente con los selfies llorando que public¨® en carrusel Bella Hadid en 2021 o habr¨ªan visto los v¨ªdeos de la youtuber estadounidense Emma Chamberlain compartiendo frente a la c¨¢mara su ¨²ltimo breakdown.
?En una entrevista con WSJ Magazine, Hadid dijo que ese famoso despliegue de fotos en las que aparec¨ªa llorando fue su particular forma de asegurarse ¡°de que cualquiera que se sintiera as¨ª supiera que est¨¢ bien sentirse as¨ª¡±. Su propia aportaci¨®n gr¨¢fica al ¡°it¡¯s OK not be OK¡± acu?ado por millennials tard¨ªos y por la generaci¨®n Z como parte de su cruzada por visibilizar las cuestiones de salud mental a trav¨¦s de redes.
?¡°Resulta muy positivo que se est¨¦ dando visibilidad a los problemas emocionales o de salud mental¡±, dice a S Moda la psiquiatra y psic¨®loga cl¨ªnica Berta Pinilla. ¡°Hace que aumente el inter¨¦s y el conocimiento de cuestiones o problemas de ¨ªndole psicol¨®gica o psiqui¨¢trica, y el acercamiento a la poblaci¨®n, disminuyendo su estigma o tab¨²¡±. Conocer hasta qu¨¦ punto la intenci¨®n de esas im¨¢genes de personas llorando o con una pose y est¨¦tica que evoquen la tristeza es iniciar una conversaci¨®n o una llamada de atenci¨®n es lo verdaderamente complejo.
?¡°Siento que lo real es lo nuevo real¡±, dec¨ªa Hadid en la entrevista ya citada. La b¨²squeda de mostrarse real en redes ¨Cahora materializada con la aplicaci¨®n Be Real¨C tiene sentido dentro del contexto de crisis socioecon¨®mica, sanitaria y clim¨¢tica de los ¨²ltimos a?os. Se puede interpretar como una respuesta a las representaciones artificiosas y embellecidas de la realidad que han favorecido redes como Instagram y de cuyo da?o sobre el autoestima de j¨®venes y adolescentes no faltan datos. La filtraci¨®n en 2021 del estudio que el propio Facebook (ahora Meta) realiz¨® sobre las consecuencias del uso de sus plataformas as¨ª lo demostr¨®: ¡°Nosotros [Instagram] empeoramos los problemas de imagen corporal de una de cada tres adolescentes¡±. ¡°Los adolescentes culpan a Instagram del aumento de la tasa de ansiedad y depresi¨®n. Esta reacci¨®n fue imprevista y consistente en todos los grupos¡±.
?¡°El riesgo o aspecto negativo es que el malestar psicol¨®gico pueda ser tomado, sobre todo por la poblaci¨®n m¨¢s joven, como una tendencia o moda, o una cualidad para destacar o medio de captar atenciones en redes sociales¡±, apunta Berta Pinilla. A ese fen¨®meno le puso nombre la periodista Rebecca Reid en una columna publicada en Metro: sadfishing, usar la tristeza en redes para pescar la atenci¨®n de los usuarios. ?Estar deprimido y quejarse se ha convertido de alguna manera en algo guay¡±, dec¨ªa sarc¨¢sticamente a Los ?ngeles Magazine Connor Blakley, fundador de Youthlogic, una agencia de marketing especializada en conectar a marcas con la generaci¨®n Z, en un art¨ªculo sobre el fen¨®meno. ¡°Si un influencer puede ser tan vulnerable con su audiencia, entonces tendr¨¢ m¨¢s facilidad para vender los productos de una marca¡±. No parece andar muy desencaminada en ese caso la estrategia de Bella Hadid, que aunque haya usado su altavoz para normalizar la conversaci¨®n sobre la ansiedad y la depresi¨®n que ella misma padece, tambi¨¦n aprovech¨® el tir¨®n de sus fotos llorando para anunciar posteriormente el lanzamiento de Kin Euphorics, una bebida que promete ¡°aliviar el estr¨¦s¡± y ¡°amplificar la energ¨ªa¡±.
?La est¨¦tica de chica triste o los maquillajes que evocan al llanto no son un invento de la generaci¨®n Z, aunque ahora adquieran nuevas formas. El emo o iconos de los 90 como Courtney Love o Fiona Apple, como apuntaba la periodista Alaina Demopoulos en The Guardian, o Lana Del Rey en 2014 con Ultraviolence, ya abrazaron esa pose proporcionando c¨®digos identitarios a la teenage angst. Sin embargo, la interferencia de las pantallas y la amplia difusi¨®n que proporcionan las redes crean nuevos escenarios (solo TikTok tiene m¨¢s de 1.000 millones de usuarios todo el mundo, con una amplia mayor¨ªa de usuarios j¨®venes; el 41, 44% del total en Espa?a tienen entre 18 y 24 a?os).
?¡°No sentimos lo mismo al abrir una fotograf¨ªa o un v¨ªdeo en redes sociales y ver a alguien llorar, que cuando tenemos a una persona llorando o sufriendo delante. Cuando esto ocurre se activa nuestra empat¨ªa¡±, dice la psiquiatra y psic¨®loga Berta Pinilla. ¡°A trav¨¦s de la pantalla hay m¨¢s distanciamiento emocional. Tampoco la reparaci¨®n o el consuelo que aporta un abrazo o una mirada compasiva puede sustituirse por unos ¡®me gusta¡¯ o comentarios escritos en redes sociales¡±. Buscar el consuelo o dar por satisfecha la soluci¨®n a un problema o cuesti¨®n de salud mental solo por haberlo compartido en redes puede ser entonces contraproducente: ¡°Los j¨®venes est¨¢n muy acostumbrados a la exposici¨®n emocional en redes y les pueda resultar m¨¢s f¨¢cil contarle a su smartphone su malestar, que hacerlo con su familia o amistades cara a cara¡±. La recomendaci¨®n de la psic¨®loga es que ni un selfie llorando, ni un v¨ªdeo tutorial evocando un maquillaje lloroso o siguiendo la ¨²ltima tendencia que abraza la tristeza en TikTok sustituyan a la conversaci¨®n: ¡°que no desplacen la comunicaci¨®n directa sobre cuestiones de la vida que requieren atenci¨®n¡±.
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