?Para m¨ª la vida se ha parado. Vivir no es s¨®lo ir a trabajar?: la fatiga por confinamiento est¨¢ a punto de rebasar el vaso
Dejar atr¨¢s los planes sociales nos hace perder parte de los est¨ªmulos agradables de la vida y eso nos mete en un c¨ªrculo de sensaciones negativas. Recogemos el testimonio de personas que est¨¢n pasando por ello y preguntamos a expertos c¨®mo sobrellevar esta situaci¨®n.
En tan s¨®lo un mes y medio celebraremos el primer aniversario de la mal llamada nueva normalidad. Estamos a escasos 45 d¨ªas de cumplir un a?o de encierros intermitentes, restricciones sociales, emocionales e incluso econ¨®micas. Y ya no podemos m¨¢s. Estamos f¨ªsica y psicol¨®gicamente agotados.
Las esperanzas depositadas en el ambicioso plan que promete entre 15 y 20 millones de inmunizados?para el pr¨®ximo mes de junio, poco a poco, se van difuminando. El lento ritmo de vacunaci¨®n de la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas, los pol¨ªticos que se saltan el protocolo para ponerse los primeros en la fila de vacunaci¨®n y las farmac¨¦uticas enviando menos dosis de las prometidas, hacen que esa luz que el 27 de diciembre ve¨ªamos al final del t¨²nel gracias a la sonrisa de Araceli, hoy, est¨¦ mucho m¨¢s dispersa.
A ra¨ªz de la desmotivaci¨®n cada vez m¨¢s tangible, la OMS acu?¨® hace unos meses el t¨¦rmino fatiga pand¨¦mica para referirse al cuadro f¨ªsico y psicol¨®gico producido por las consecuencias experimentadas tras casi un a?o de crisis sanitaria.
¡°La fatiga pand¨¦mica es una forma de desgaste emocional derivada del estado de hipervigilancia, la incertidumbre en la que nos encontramos y la falta de control que sentimos sobre la pandemia y nuestra propia vida. Aunque al inicio se observaba como el miedo inicial a la pandemia, se ha ido convirtiendo poco a poco en un agotamiento generalizado de la poblaci¨®n¡±, explica Lidia G. Asensi, psic¨®loga en el Centro Cepsim.
Seg¨²n G. Asensi, ¡°es completamente normal que a estas alturas de la pel¨ªcula sintamos que estamos en una casilla de salida similar a la de marzo, pero much¨ªsimo m¨¢s cansados que en la primera ola.¡± De ah¨ª que cada vez m¨¢s psic¨®logos, hablen de un agotamiento m¨¢s concreto y derivado del cuadro descrito por la OMS: la fatiga por confinamiento o aislamiento social. Pero debido a que los confinamientos son una causa directa del aumento de los contagios, esta fatiga es casi un sin¨®nimo del hast¨ªo acumulado durante meses por la pandemia y cuyos s¨ªntomas son coincidentes.
En esta l¨ªnea, Lidia G. Asensi reconoce que los s¨ªntomas que m¨¢s aprecia en terapia ¡°est¨¢n relacionados con la ansiedad, la apat¨ªa, la? frustraci¨®n, la irritabilidad, el agotamiento o la desmotivaci¨®n. Junto a ellos, cada vez es m¨¢s com¨²n ver que tambi¨¦n se manifiestan otros de car¨¢cter m¨¢s f¨ªsico. Alteraciones del sue?o, cansancio, dolores de cabeza tensionales, problemas gastrointestinales o sensaciones f¨ªsicas relacionadas con la ansiedad (falta de aire, taquicardias, etc).¡±
Durante este tiempo, no s¨®lo nos hemos resignado a renunciar a la vida de antes, sino que adem¨¢s hemos permitido que la incertidumbre se convierta en una emoci¨®n cada vez m¨¢s com¨²n: ¡°Dejar atr¨¢s nuestras actividades diarias, ciertas rutinas, el contacto f¨ªsico y sobre todo los planes con amigos y familiares nos han hecho perder parte de los reforzadores positivos y est¨ªmulos agradables de la vida. Y, a diferencia de la primera ola, quiz¨¢s ahora ya no exista ese sentimiento de unidad colectiva, sino un mayor individualismo a consecuencia del agotamiento acumulado¡±, opina Lidia G. Asensi.
Y en parte es cierto. Hemos sustituido los aplausos a las ocho por las stories donde denunciamos el v¨ªdeo de la fiesta privada en el Teatro Barcel¨®. Instagram es una ventana al mundo y a nuestras vidas, tanto para lo bueno como para lo malo. Mientras hace un a?o el contenido ef¨ªmero de las redes nos permit¨ªa colarnos en los entrenamientos ajenos y casi oler aquellos bizcochos a partir de la misma harina agotada, ahora, la disparidad de restricciones entre comunidades o la impunidad ante ciertos comportamientos parecen fomentar m¨¢s ese individualismo que menciona G. Asensi porque, quiz¨¢s, nos sentimos m¨¢s solos y menos arropados a nivel colectivo.
¡°Para m¨ª la vida se ha parado. Vivir no es s¨®lo ir a trabajar¡±
En esta l¨ªnea y tambi¨¦n dentro del marco de comunicaci¨®n que ofrece Instagram, el pasado fin de semana, la psic¨®loga Jara P¨¦rez ofreci¨® un peque?o espacio para el desahogo al ver que esta tercera ola va camino de sepultarnos bajo la arena a todas.
Y su percepci¨®n no andaba desencaminada. Ante la interpelaci¨®n de ¡°inserte aqu¨ª su queja¡±, en apenas una hora, sus stories se convirtieron en una especie de plaza p¨²blica del lamento: ¡°Hasta las narices de la incertidumbre¡±; ¡°La constante restricci¨®n de mi vida privada me ahoga¡±; ¡°Me retrasan una operaci¨®n importante una y otra vez¡±; ¡°Para m¨ª la vida se ha parado. Vivir no es s¨®lo ir a trabajar. Necesito amor. So?ar. Volar. Y no me dejan¡±, son s¨®lo algunas de las respuestas compartidas por Jara P¨¦rez y que representan esa espiral de hast¨ªo en la que estamos inmersas desde el pasado mes de marzo.
La salud mental es la gran olvidada de esta pandemia, entre otras cosas, porque depende de que cada persona a t¨ªtulo individual se pueda costear unas sesiones de terapia que le ayuden a reducir los niveles de ansiedad y a calmar los miedos que esta pandemia est¨¢ generando cada vez en m¨¢s personas.
¡°El ser humano tiene una gran necesidad de sentir control. Y el caso de la pandemia es una de esas situaciones que hoy escapan a nuestro control. No sabemos si ma?ana nos confinar¨¢n, si habr¨¢ nuevas restricciones, si el plan que ten¨ªamos pensado se anular¨¢ por un posible positivo y todo ello nos impide pensar en planes a largo plazo. La incertidumbre lleva consigo la idea de no saber qu¨¦ esperar y esto genera en las personas un estado de hiperalerta, miedo e inseguridad¡±, desglosa Lidia G. Asensi.
Para tratar de sobrellevar la fatiga acumulada y tambi¨¦n los pr¨®ximos meses hasta que la curva se aplane, Lidia G. Asensi aconseja volver a poner el foco en las rutinas, el ejercicio f¨ªsico y el tiempo de ocio personal que tanto ayud¨® a algunas personas durante el confinamiento domiciliario.
¡°Es importante que tratemos de centrarnos en aquello que s¨ª depende de nosotros mismos y vivamos d¨ªa a d¨ªa. En la medida de lo posible tambi¨¦n es bueno que busquemos reforzadores positivos. El agotamiento emocional llega porque faltan actividades que nos generan bienestar. Igualmente, es necesario establecer ratos de desinformaci¨®n. Desconectar del flujo de noticias sobre el Covid que encontramos en internet, la televisi¨®n o la radio es sano. El exceso de informaci¨®n tambi¨¦n genera agotamiento¡±, relata la psic¨®loga del centro Cepsim.
Sin embargo, intentar llevar a cabo pautas como las anteriores no es sin¨®nimo de que todo vaya ir sobre ruedas necesariamente. En palabras de la propia Lidia G. Asensi ¡°hay que permitirse sentir las emociones negativas y normalizarlas dado el contexto que estamos viviendo.¡±
As¨ª, del mismo modo que tenemos que tratar de normalizar y comprender que la fatiga pand¨¦mica y por confinamiento atraviesa distintas partes de nuestra vida, conviene ser indulgentes con las personas que nos rodean y no exigir que nuestras relaciones est¨¦n en el mismo punto que antes de la pandemia. Si el confinamiento domiciliario ya pas¨® factura a muchas parejas, esta rutina despojada de planes con amigos y fuera de casa no iba a ser menos.
¡°Es importante que, en el caso de compartir vivienda, cada uno tenga su propio espacio tanto para trabajar como para momentos de descanso y ocio. Es beneficioso tambi¨¦n que cada miembro de la pareja cuente con un rato de disfrute individual, para una vez satisfecho este, tener tiempo para realizar ocio compartido. Es crucial no exigir que nuestra pareja est¨¦ en perfecto estado. Si nos colocamos en este punto, lo que estaremos haciendo es invalidar el estado emocional de la otra persona y estaremos exigiendo algo que quiz¨¢s no puede darnos, pero que puede acarrear m¨¢s problemas en la relaci¨®n¡±, explica G. Asensi y a?ade que para sobrevivir y salir reforzados de esta vor¨¢gine ¡°es fundamental hablar de c¨®mo nos sentimos, en lugar de exigirnos o enjuiciarnos tanto¡±.
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