El estigma de las malas menstruantes: c¨®mo la culpa por la contaminaci¨®n complic¨® todav¨ªa m¨¢s la regla a las mujeres
Diferentes expertas analizan c¨®mo quienes no emplean productos menstruales sostenibles son criticadas sin tener en cuenta los motivos de su elecci¨®n
Aunque el estigma de la menstruaci¨®n comienza a disiparse al aparecer la regla tanto en series y pel¨ªculas, con la finalidad de normalizarla y de poner fin al tab¨² del sexo durante el periodo, la disponibilidad de productos menstruales que velan por la sostenibilidad ha hecho que muchas personas se enfrenten ahora a un nuevo estigma: el de la mala menstruante. En Espa?a, seg¨²n indica el estudio Equidad y Salud Menstrual en Espa?a puesto en marcha por el Instituto de Investigaci¨®n en Atenci¨®n Primaria Jordi Gol i Gurina, la copa menstrual ha sido empleada en alg¨²n momento de su ciclo por un 48,4 % de las personas menstruantes, aunque un 69,7 % asegura que los productos menstruales tradicionales de un solo uso siguen siendo los preferidos.
Las estimaciones realizadas por la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU) indican que menstruar supone un gasto medio de 50 euros al a?o, y al ser la duraci¨®n media de la vida f¨¦rtil de quienes menstr¨²an de 40 a?os, el importe total puede alcanzar los 2.000 euros. La copa menstrual es la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica, pues al tener que renovarse cada cinco a?os, su precio es de 5,04 euros al a?o. Pero el costo no es s¨®lo econ¨®mico: a lo largo de esos 40 a?os, si se emplean tampones y compresas de un solo uso, se pueden llegar a generar 180 kilos de residuos, mientras que las copas menstruales, al no generar desechos y ser reutilizables y reciclables, son la opci¨®n m¨¢s ecol¨®gica. Es aqu¨ª donde se encuentra el nuevo estigma: hay quienes se?alan a las que prefieren los m¨¦todos tradicionales sin tener en cuenta cu¨¢les son los motivos de su elecci¨®n.
La brecha ecol¨®gica del g¨¦nero
Estos datos coinciden con los analizados en 2018 por la agencia de inteligencia de mercado Mintel, que descubri¨® que el 71 % de las mujeres del Reino Unido se compromet¨ªan a llevar una vida m¨¢s ecol¨®gica, frente al 59 % de los hombres. ¡°Los datos de Mintel resaltan una especie de ¡®brecha ecol¨®gica de g¨¦nero¡¯ que revela que los hombres tienen menos probabilidades de adoptar comportamientos respetuosos con el medio ambiente que sus hom¨®logas femeninas. Esto podr¨ªa ser un reflejo del hecho de que, seg¨²n nuestra investigaci¨®n, muchas mujeres todav¨ªa tienden a hacerse cargo de las tareas del hogar, incluidas tareas como la limpieza, la lavander¨ªa e incluso el reciclaje¡±, se?ala Jack Duckett, Senior Consumer Lifestyles Analyst de Mintel.
Intimina, la marca sueca que ofrece productos dedicados exclusivamente a cuidar todos los aspectos de la salud ¨ªntima femenina, ha desarrollado una forma de medir el impacto medioambiental de los productos de higiene menstrual, Greentimina, con la que calcular el desperdicio menstrual. ¡°Se trataba de ser conscientes de que los productos que exist¨ªan en el mercado no estaban cuidando la salud del planeta ni, por ende, la de quienes los usaban mensualmente. En cada etapa de la vida, las personas menstruantes emplean unos m¨¦todos u otros, o directamente no tienen la menstruaci¨®n por embarazo u otras circunstancias, y todo ello son decisiones individuales que ir¨¢n acordes con el estilo de vida¡±, dice Guadalupe D¨ªaz, marketing coordinator de Intimina.
¡°El impacto de la regla se debe a la fabricaci¨®n de compresas, tampones, copas, bragas menstruales, esponjas... Es decir: la responsabilidad tendr¨ªa que rehacer en realidad en la manera de producir de las grandes marcas¡±, comenta Cristina Torr¨®n, creadora del proyecto de educaci¨®n sexual Menstruita. Asegura que aunque en la actualidad existen alternativas m¨¢s naturales y formas de producir m¨¢s sostenibles, no debemos olvidar que estos aspectos encarecen el producto final. ¡°Tal vez deber¨ªamos preguntarnos por qu¨¦ no todo el mundo puede optar a esos m¨¦todos m¨¢s sostenibles, y empezar a trabajar desde ah¨ª. Ya hay comunidades aut¨®nomas que lo est¨¢n haciendo, y existen proyectos que ofrecen productos menstruales gratuitos, pero no deber¨ªa ser la excepci¨®n, sino la norma¡±, dice.
El peso de la culpa
El problema es que aunque tomar decisiones menstruales conscientes del medioambiente tendr¨ªa que ser una cuesti¨®n de elecci¨®n personal, ha tra¨ªdo consigo pareja una presi¨®n social generalizada para adoptar estos productos como una opci¨®n ¨¦tica, algo que viene, una vez m¨¢s, a socavar la autonom¨ªa individual de los cuerpos femeninos. Se tilda de ¡°vagas¡±, ¡°poco ¨¦ticas¡± o ¡°irresponsables¡± a quienes no recurren a tales productos, sin tener en cuenta los motivos por los que han tomado tal decisi¨®n.
¡°En Cyclo nunca hablamos de los beneficios de uno u otro producto sobre el resto, porque creemos firmemente que lo m¨¢s importante es que las personas conozcan todas las opciones que existen para poder elegir las que m¨¢s les convienen. La clave est¨¢ en la informaci¨®n y en la educaci¨®n menstrual. Pero tambi¨¦n creemos que es importante que se conozcan las opciones m¨¢s saludables. Afortunadamente en los ¨²ltimos a?os hemos abierto el abanico de posibilidades, yendo m¨¢s all¨¢ de las cl¨¢sicas compresas y tampones desechables, que antes eran casi la ¨²nica opci¨®n, y que adem¨¢s ahora somos conscientes de que son productos con t¨®xicos. Ahora mismo se ofrecen todo tipo de posibilidades, desde la copa menstrual, la m¨¢s conocida, hasta las compresas de tela, las bragas menstruales, las esponjas o incluso el sangrado libre¡±, explica a S Moda Macarena Quintano, CEO de Cyclo, empresa que promueve la conciencia del ciclo menstrual como signo vital difundiendo informaci¨®n y creando productos sostenibles para todas las personas que menstr¨²an. ¡°Tambi¨¦n hay opciones desechables m¨¢s sostenibles y amables con el propio cuerpo, como las compresas y tampones de algod¨®n org¨¢nico y sin blanqueantes. Pero eso no quiere decir que a todas las personas les vayan bien los mismos productos, ni que haya que defender unos sobre otros creando falsas pol¨¦micas que no deber¨ªan existir¡±, a?ade. ¡°Hay personas que no pueden emplear copas vaginales por problemas de vaginismo o traumas sexuales, y esos casos son m¨¢s comunes de lo que pensamos. Tambi¨¦n hay otras situaciones m¨¢s temporales, como un posparto, donde quiz¨¢s no apetezca utilizar m¨¦todos que haya que introducir en la vagina. Estos d¨ªas hablaba con una mujer que ha tenido dispareunia, que es un grado menor del vaginismo. Durante muchos a?os no pod¨ªa usar la copa, y los desechables tradicionales que hab¨ªa empleado tambi¨¦n le molestaban. Descubri¨® las compresas de tela y las bragas menstruales y le vinieron muy bien. La mejor opci¨®n para cada una puede ir cambiando a lo largo de la vida. Lo importante es tener muchas opciones, pero siendo conscientes de lo que implica cada una para la salud, especialmente si existe una patolog¨ªa¡±, a?ade Quintano.
Por su parte Nora Pascual, educadora o coach menstrual de Menstrual Point, movimiento que lucha para que las personas que menstr¨²an tengan acceso a productos menstruales saludables y sostenibles en los lugares de trabajo y estudio gracias a sus dispensadores, coincide en la importancia de no juzgar. ¡°?C¨®mo vamos a exigir a alguien que use bragas menstruales mientras est¨¢ en una furgoneta, sin agua potable o sin un lugar para lavarlas? ?O a alguien que no conoce su vulva a introducirse una copa menstrual? En vez de criticar, debemos, por un lado, ofrecer opciones, pues es decisi¨®n de qui¨¦n menstrua. La mayor¨ªa usamos varios productos dependiendo del flujo, de la actividad a realizar... Por otro, debemos asegurar que el producto que usamos u ofrecemos es lo m¨¢s sostenible posible¡± asegura.
¡°?Adem¨¢s ?es una braga menstrual sostenible? ?Y si est¨¢ hecha en la otra punta del mundo, su composici¨®n es poli¨¦ster y lleva tintes t¨®xicos? Hay que mirar las etiquetas: composici¨®n y lugar de fabricaci¨®n. Por suerte, la Ley Org¨¢nica 1/2023 obliga a todo fabricante de productos menstruales a incluir la composici¨®n. Recomiendo usar productos locales y de algod¨®n 100% org¨¢nico. S¨ª, hay bragas menstruales hechas de estos productos, pero tambi¨¦n tampones desechables con estas caracter¨ªsticas, sin pl¨¢sticos¡±, advierte.
Una infograf¨ªa de Uni-Eco, que propone desarrollar herramientas pr¨¢cticas y colaborativas para la innovaci¨®n en sostenibilidad en la universidad, cuyo claim es What is the Environmental Impact of Your Period? (?Cu¨¢l es el Impacto Medioambiental de tu periodo?) enfad¨® a muchas estudiantes, que se encontraron en el ba?o con estos carteles, que pese a a?adir en letra peque?a al final que ¡°las opciones sostenibles no son aptas para todas las personas que menstr¨²an¡±, sirvi¨® para a?adir un extra de culpa a muchas. ¡°El cartel que me hizo sentir culpable por no pensar m¨¢s en c¨®mo estaba afrontando esos siete d¨ªas de agon¨ªa¡±, asegura Ruby Topalian en un texto publicado en el periodico estudiantil irland¨¦s Trinity News, donde explica que por m¨¢s que el ambientalismo es fundamental, no debe lograrse a costa de que quienes menstr¨²an se sientan culpables por su elecci¨®n personal de productos menstruales.
Para finalizar, Amy Egle, educadora menstrual y coach en autoestima y salud c¨ªclica, considera que es un error creer que la carga y responsabilidad han de caer solamente sobre los hombros de las personas menstruantes. ¡°Menstruar es un acto pol¨ªtico y cultural. El impacto medioambiental que los productos menstruales ocasionan en el medio ambiente, al igual que combatir la pobreza menstrual, concierne a todo el mundo. Est¨¢ en nuestra mano aportar nuestro granito de arena para crear una sociedad menstrualmente responsable. El mundo necesita educaci¨®n menstrual¡±, asegura Egle, que colabora como educadora en Menstrual Point
Por m¨¢s que el futuro de los productos menstruales tendr¨ªa que ser sostenible, es fundamental cerrar la brecha entre el ambientalismo y el feminismo y lograr que quienes fabrican productos menstruales antepongan las mujeres a los beneficios para brindar una alternativa ambiental verdaderamente viable que haga la vida m¨¢s f¨¢cil y evite la culpabilizaci¨®n.
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