¡°Nuestro bienestar depende en gran medida de c¨®mo nos hablamos a nosotros mismos en la intimidad de la mente¡±
El pesimismo puede superarse y alcanzar la paz mental es un trabajo interno que no est¨¢ relacionado con la fama, la fortuna o la pareja, defiende la periodista Natalia Mart¨ªn Cantero. En su libro ¡®Piensa bien y acertar¨¢s¡¯ ofrece las claves para construir una relaci¨®n m¨¢s sana tanto con uno mismo, como con los dem¨¢s
La premisa de Piensa bien y acertar¨¢s (Plataforma Editorial, 2024), de la periodista Natalia Mart¨ªn Cantero, que tambi¨¦n es docente universitaria e instructora de yoga y mindfulness, es que quien tiene un cerebro tiene un problema, pues como asegura el neurocient¨ªfico Wolf Singer, ¡°nuestro cerebro es como una orquesta sin director¡±. Si al leer mindfulness alguien piensa en un retiro a Bali y frunce inmediatamente el ce?o con escepticismo, ha de saber que la autora defiende que lo que puede ayudar a dejar atr¨¢s el malestar est¨¢ en realidad mucho m¨¢s cerca. ¡°No hay casi nada fuera de ti que pueda ayudar de forma duradera, a menos que est¨¦s esperando el ¨®rgano de un donante¡±, dice la escritora Anne Lamott, y precisamente lo que pretende Mart¨ªn Cantero es que el lector comprenda que en realidad, alcanzar la paz mental es un trabajo interno que no est¨¢ relacionado con la fama, la fortuna o la pareja.
P. La compasi¨®n idiota demuestra que la compasi¨®n puede ser inmensamente ego¨ªsta, ?no?
R. La compasi¨®n mal entendida s¨ª: estamos ante la llamada ¡®compasi¨®n idiota¡¯ cuando lo que nos gu¨ªa no es tanto el bien del otro, como evitar nuestro propio sufrimiento e incomodidad. Un ejemplo cl¨¢sico (y extremo): ofrecer una copa a un alcoh¨®lico para que no se sienta solo.
En la vida suelen presentarse situaciones m¨¢s ambiguas que esa, es cierto. En estos casos, para que la compasi¨®n sea sabia en lugar de idiota, ha de acompa?arse de discernimiento, de un pensamiento cr¨ªtico para actuar con criterio y observar lo que ocurre desde diferentes ¨¢ngulos. Y otros ingredientes importantes que habitualmente no se relacionan con la compasi¨®n (pero deber¨ªa) son la fortaleza y la valent¨ªa para tomar decisiones dif¨ªciles.
P. Diferencia entre compasi¨®n y empat¨ªa, y al hacerlo, de nuevo llega la sorpresa: la empat¨ªa es traicionera. ?Puede tener la culpa de la forma en la que la actual obsesi¨®n con la empat¨ªa el boom del lenguaje terap¨¦utico de las redes?
R. Creo que hay poquita reflexi¨®n en torno a estos conceptos, desde luego. La presi¨®n social que emerge de las redes nos lleva a decir muchas idioteces (?aunque no ser¨¦ yo la que tire la primera piedra!). Pero si profundizamos un poco, enseguida nos daremos cuenta de que la empat¨ªa no es una buena gu¨ªa para el razonamiento moral. Nos hace ir por la vida con las luces cortas, atentos solo a nuestra peque?a tribu. La empat¨ªa explica que nos preocupemos m¨¢s por una persona que por cien (o cientos de miles) que viven lejos de nosotros. Y adem¨¢s, es f¨¢cil de manipular: es lo que ocurre cuando humanizamos animales, de un lado, o deshumanizamos colectivos enteros, como sucede en conflictos b¨¦licos.
Entender a la gente es importante, pero no es necesariamente una fuerza para el bien. Tambi¨¦n puede ser una fuerza para el mal. Es importante, por eso, defender el valor del razonamiento consciente en la vida cotidiana, y usar la cabeza, no solo el coraz¨®n.
La presi¨®n social que emerge de las redes nos lleva a decir muchas idioteces.
P. ?Por qu¨¦ es habitual acostumbrarse r¨¢pido a lo bueno y anclar lo malo?
R. Parte de la culpa la tiene el llamado ¡®sistema de adaptaci¨®n hed¨®nico¡¯: la capacidad para adaptarnos a lo bueno que nos ocurre y darlo por hecho enseguida. As¨ª, volvemos a nuestro nivel ¡®base¡¯ de felicidad a pesar de los cambios positivos.
Otra explicaci¨®n se encuentra en el ¡®sesgo de negatividad¡¯, la tendencia a prestar m¨¢s atenci¨®n a las experiencias negativas que a las positivas (¡°velcro para lo malo, tefl¨®n para lo bueno¡±, suele decir el neuropsic¨®logo de la Universidad de Berkeley Rick Hanson). Tiene todo el sentido del mundo desde un punto de vista evolutivo, ya que nos ha permitido estar m¨¢s atentos a los peligros y aprender del dolor: gato escaldado del agua caliente, huye.
Lo importante es darse cuenta de si este sesgo est¨¢ operando en tu vida ahora, en este momento. Por otro lado, la pr¨¢ctica de la gratitud (la que m¨¢s se relaciona con el bienestar mental), nos ayuda a contrarrestar la tendencia a adaptarnos r¨¢pidamente a lo positivo.
P. Si para ser menos manipulables es imperativo aprender a estar presentes, ?qu¨¦ va a ser de una sociedad que no sabe parar ni estar presente en el ahora?
R. Es muy preocupante, desde luego. A nivel individual, disponemos de herramientas para trabajar el m¨²sculo de la atenci¨®n y traer m¨¢s conciencia a nuestra vida. Esto nos permitir¨¢ ser menos manipulables y m¨¢s libres, ya que responderemos ante los est¨ªmulos de manera deliberada, en lugar de reaccionar autom¨¢ticamente.
Sin embargo, igual que se necesita una tribu para criar a un ni?o, como se suele decir, necesitamos una acci¨®n colectiva mucho m¨¢s contundente y eficaz para poner coto al tsunami de la falta de atenci¨®n y la velocidad provocado por las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas. A pesar del impacto tan real que est¨¢ teniendo en nuestra salud mental (y en la de adolescentes y ni?os), esto no figura en los primeros lugares de los programas de los grupos de presi¨®n o pol¨ªticos. Pero deber¨ªa.
P. Sonja Lyubomirsky indica que el bienestar emocional depende un 50% de la gen¨¦tica, un 10% de las circunstancias del momento y un 40% de c¨®mo se afronta lo que a cada uno le ocurre. ?Est¨¢n los cenizos y pesimistas condenados ?
R. La cuesti¨®n gen¨¦tica tiene un peso en nuestro bienestar emocional, pero este modelo y estos porcentajes son discutibles y, de hecho, hay un debate en marcha en torno a esta cuesti¨®n. Esta es adem¨¢s una creencia peligrosa, porque te coloca en una profec¨ªa autocumplida; algo de lo que no puedes escaparte. Dicho lo cual, creo que siempre es posible aplicar una narrativa m¨¢s compasiva y constructiva a nuestra vida. Por ejemplo: yo me sorprendo cada d¨ªa comprobando c¨®mo dilemas y situaciones que para m¨ª son fuente de agobio suelen dejar pr¨¢cticamente indiferente a mi pareja que caer¨ªa, seg¨²n esa teor¨ªa, del lado de los suertudos de nacimiento. Sin embargo, ese lado ¡®cenizo¡¯ m¨ªo es tambi¨¦n el que me ayuda a ser m¨¢s intuitiva y sensible, a comprender las ra¨ªces del sufrimiento y a abrirme la puerta a los dem¨¢s. Esta es una forma de transformar lo cenizo, como usted dice, en positivo.
P. Los medios tienden a centrarse en lo negativo, y usted se?ala que esto termina por repercutir en c¨®mo la sociedad ve las cosas, pero bien sabe usted lo mucho que venden las desgracias¡ Como periodistas, ?c¨®mo podemos cambiar las cosas, cuando lo que vende es el dolor?
R. Siendo imaginativas y valientes. Uno de los art¨ªculos que se mantuvieron entre los m¨¢s vistos durante varios d¨ªas aqu¨ª mismo fue una entrevista a un monje zen titulada ¡®La felicidad es contagiosa¡¯. ?Por qu¨¦? La inspiraci¨®n tambi¨¦n da clics. Y digo valientes porque es importante atrevernos a decir no ante peticiones u oportunidades que no encajan con nuestros valores.
P. La autocr¨ªtica, lejos de mantenernos a flote, nos puede hundir. ?Por qu¨¦ nos han ense?ado que es esencial?
R. ?Habr¨ªa que desaprender tantas cosas! A muchas de nosotras nos han ense?ado que la autocr¨ªtica nos ayuda a prosperar. Y, adem¨¢s, en nuestra cultura se muestra como una forma de evitar la arrogancia. Pero m¨¢s y m¨¢s investigaciones prueban que una aproximaci¨®n basada en la autocompasi¨®n funciona mejor, y que la autocr¨ªtica es paralizante y erosiona nuestro bienestar. C¨®mo nos hablamos a nosotros mismos en la intimidad de la mente puede herir o sanar, e incluso podr¨ªamos decir que nuestra calidad de vida depende en gran medida del grado de cordialidad con el que nos tratamos.
P. Habla de rincones para respirar y de c¨®mo reducir el sufrimiento y caminar hacia la felicidad es una tarea compartida¡ ?Qu¨¦ piensa de las apps para meditar y del negocio que se est¨¢ gestando alrededor de la respiraci¨®n y de la meditaci¨®n?
R. Nada escapa a la centrifugadora del capitalismo, desde luego. Por un lado, ese aluvi¨®n de apps y recursos de meditaci¨®n da acceso de forma ¨¢gil a herramientas poderosas, y abre la puerta a muchas personas que, de otra manera, nunca habr¨ªan llegado hasta ah¨ª. Pero es tambi¨¦n un coladero con muchos cantama?anas, sin duda. Y, simplificando, asistimos a un riesgo grande de pervertir, por dinero, ense?anzas importantes, de mezclar el trigo con la paja. Una vez m¨¢s, la capacidad de discernir es fundamental.
P. La ansiedad y el miedo nos pueden ayudar a comprender y aprender, pero nos medicamos y huimos de la ansiedad constantemente¡
R. El aprendizaje llega al confrontar lo m¨¢s problem¨¢tico para nosotros, y salir de nuestro peque?o mundo fundamentado en gustos y aversiones. Las dificultades son el caldo de cultivo ideal para mostrarnos lo que necesitamos. El primer paso es detenerse, hacer una pausa. Preguntarnos qu¨¦ nos est¨¢ pasando, qu¨¦ es lo que sucede dentro de nosotros. Y hacerlo de manera compasiva, como si se tratase de un buen amigo. Como dice el maestro Thich Nhat Hanh, the best way out is through: la mejor manera de salir de un problema es atraves¨¢ndolo. No y¨¦ndote de compras¡ Aunque, si te vas, ?no te fustigues por ello!
P. La prisa aparece en m¨¢s de una ocasi¨®n en el libro como enemiga. ?C¨®mo se puede frenar en una sociedad acelerada?
R. Como individuos podemos salvaguardar algunos espacios, crear refugios y cultivar formas de tener m¨¢s control sobre nuestra atenci¨®n. Pero es una tarea compartida. ?Es esta la sociedad que queremos? Tambi¨¦n aqu¨ª necesitamos una acci¨®n colectiva m¨¢s contundente.
P. No es f¨¢cil poner l¨ªmites, ?cree que es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil hacerlo siendo mujer?
R. Una idea com¨²n, heredada quiz¨¢ de madres abnegadas y sufridoras, es que los l¨ªmites son ego¨ªstas. La realidad, pienso yo, es que a la sombra de los ¡®noes¡¯, de los l¨ªmites, crecen proyectos que necesitan de espacio, y tambi¨¦n actos compasivos y amorosos.
P. ?Por qu¨¦ hemos de valorar m¨¢s a los personajes secundarios de nuestra vida?
R. Estoy segura de que todos hemos recibido alguna vez en la vida (o muchas) amabilidad y compasi¨®n de una persona desconocida. El altruismo est¨¢ enraizado en la base del bienestar. Varios estudios prueban que las interacciones con los personajes secundarios de nuestra vida influyen tanto en nuestra felicidad como las que mantenemos con las personas con que convivimos.
P. ?Qu¨¦ es necesario para sobrellevar el malestar?
R. Hace a?os, tuve la oportunidad de pasar unos d¨ªas, para elaborar un reportaje, con un grupo de personas del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierras (MST), en Brasil. Luchan por la reforma agraria y el acceso a la tierra para los campesinos y trabajadores rurales que no son propietarios. Me impresion¨® la alegr¨ªa de vivir y la fortaleza moral de este colectivo que viv¨ªa en la cuneta. Cuando le cont¨¦ esta vivencia a una amiga me dijo: ¡®Se tienen a ellos mismos¡¯. Ese tenerte a ti misma, que pasa por conocerte y conocer las causas del sufrimiento y el contenido de tu mente, es la materia prima con la que puedes construir esa balsa para cruzar de la orilla del sufrimiento a la del bienestar.
P. La felicidad est¨¢ dentro de nosotros, pero, ?acaso no es aterradora la introspecci¨®n?
R. Claro. Una cosa es decir que la felicidad est¨¢ dentro de nosotros, y otra es alcanzarla. Para empezar, es un trabajo duro quitarte de encima todo aquello que sobra, como la voz autocr¨ªtica.
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