Sigue la ¡®teor¨ªa de los costes hundidos¡¯: en verano, borr¨®n y cuenta nueva
Las vacaciones son un buen momento para emprender nuevas aventuras, pero tambi¨¦n para dar carpetazo a proyectos que, a pesar del tiempo y energ¨ªa invertidos, est¨¢n destinados al fracaso.
Una relaci¨®n sentimental sin futuro que se alarga y se alarga cerrando el paso a otras posibles parejas; un trabajo que te horripila pero para el que te has preparado largamente; un negocio que, a pesar del dinero y energ¨ªa invertidos, tiene escasas posibilidades de salir adelante. Son tres ejemplos de proyectos que, pese a toda esa energ¨ªa, tiempo o dinero, parecen destinados al fracaso pero cuesta horrores abandonar.
Tanto en cuestiones trascendentes, al estilo de las planteadas, como en temas menores, la tendencia es a adoptar decisiones que justifiquen las anteriores, aunque ya no resulten v¨¢lidas. O, si se prefiere la versi¨®n de andar por casa, m¨¢s vale malo conocido que bueno por conocer. Es natural comprometerse con la decisi¨®n que uno toma y querer que resulte exitosa, pero el problema llega cuando nos negamos a abandonar un proyecto que ya resulta in¨²til, porque se ha invertido mucho en ¨¦l. Somos, en suma, muy poco racionales.
La cuesti¨®n es que, cuando uno se detiene a reflexionar ¨Cy las vacaciones son el tiempo ideal, ya que disponemos de ese precioso recurso, el tiempo, necesario para ello¨C quiz¨¢ lleguemos a esta importante conclusi¨®n: los costos no recuperables ¨Cel tiempo, energ¨ªa, dinero invertidos¨C son irrelevantes de cara a las decisiones actuales. Cometen este error los generales que contin¨²an destinando m¨¢s y m¨¢s recursos (vidas humanas, tristemente) a batallas perdidas, o los ejecutivos que siguen derrochando fondos cuando est¨¢ claro que la iniciativa no va a salir adelante.
Esto es, en l¨ªneas generales, lo que refleja la teor¨ªa de los costes hundidos (o sunken costs fallacy, en ingl¨¦s) que entre otras cosas viene a decir que el precio que pagamos por no abandonar puede ser muy grande. ¡°Es f¨¢cil verlo en otros pero no tanto en nosotros, por la tendencia a tirar hacia adelante una vez que tomamos una decisi¨®n, por mala que sea¡±, se?ala la psic¨®loga social Heidi Grant. Nos centramos demasiado en lo que perder¨ªamos si movi¨¦semos ficha, en lugar de fijarnos en los costes de no hacerlo, que se traducen en mayor derroche de tiempo y esfuerzo y oportunidades perdidas.
¡°A la hora de tomar una decisi¨®n importante nos enfrentamos a la dificultad de cambiar un estado de seguridad para desestructurarlo y lanzarnos a otra etapa desconocida que no sabemos c¨®mo ir¨¢. Tomar esa decisi¨®n implica enfrentarse a lo desconocido, a la p¨¦rdida, a buscar nuevos caminos, lo que supone una carga de estr¨¦s y ansiedad¡±, indica la psic¨®loga Ana Gonz¨¢lez Jare?o.
¡°Toma aire, mira hacia adelante y l¨¢nzate¡±. As¨ª resume Gonz¨¢lez Jare?o sus pautas a la hora de enfrentarse a una decisi¨®n dif¨ªcil. Adem¨¢s, la psic¨®loga recomienda llenarnos de energ¨ªa (tomar unas vacaciones, dedicar tiempo a pensar qu¨¦ queremos de verdad). Ayuda, por supuesto, mejorar la autoestima, ya que sentirnos valiosos nos har¨¢ ganar seguridad hacia el cambio, y analizar lo que podemos ganar: un listado de lo que podr¨ªamos obtener con ese cambio resulta muy beneficioso, as¨ª como reflexionar sobre los factores que nos inmovilizan.
Para asegurarte de que tomas las mejores decisiones cuando las cosas van mal, los psic¨®logos de la Universidad Northwestern, en EEUU, recomiendan centrarse en lo que puedes ganar si abandonas, en lugar de en aquello que puedes perder. La cosa depende, al final, de en qu¨¦ te centres. Si contemplas los objetivos en t¨¦rminos de ganancias potenciales, te sentir¨¢s m¨¢s c¨®modo aceptando errores y p¨¦rdidas. Si, por el contrario, te centras en lo que podr¨ªas perder si no tienes ¨¦xito, te preocupan m¨¢s los llamados ¡°costes hundidos¡±, las p¨¦rdidas en las que ya has incurrido. Esta ¨²ltima es la estrategia que la gente adopta normalmente cuando sopesa abandonar un proyecto. Es decir, es la estrategia que recomienda continuar, aunque abandonar sea mejor para nosotros.
¡°Cuando observamos nuestros objetivos en t¨¦rminos de lo que podemos ganar, en lugar de lo que podemos perder, hay m¨¢s probabilidades de que nos demos cuenta de que la aventura en cuesti¨®n est¨¢ destinada al fracaso¡±, apunta Grant. Quiz¨¢ sea bueno comenzar a practicar con asuntos poco trascendentales. Por ejemplo: porque has le¨ªdo las primeras 100 p¨¢ginas de ese tocho de novela tan aclamada como aburrida, ?has de perder tiempo y energ¨ªas y desfallecer de aburrimiento con las siguientes 200?? Una vez que has llegado a la conclusi¨®n de que la novela es un rollo, de que abominas de tu trabajo, o de que nunca vas a conseguir el compromiso que buscas con tu pareja no tiene sentido continuar.?
Si, pese a todo lo expuesto, decides seguir adelante con ese negocio que hace aguas o esa pareja que nunca acceder¨¢ a tu deseo de compartir hogar, quiz¨¢ te sean ¨²tiles, al menos como consuelo, las palabras del abogado y escritor Clarence Darrow: las causas perdidas son las ¨²nicas por las que merece la pena luchar.
@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
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