T¨² tambi¨¦n deber¨ªas estar furiosa
Deber¨ªas estar furiosa. No deber¨ªas ser amarga. La amargura es como el c¨¢ncer. Se alimenta del anfitri¨®n. No hace nada al objeto de su disgusto. As¨ª que usa esa ira. Escr¨ªbela. P¨ªntala. B¨¢ilala. M¨¢rchala. V¨®tala. Haz todo sobre ella. Habla de ella. Nunca dejes de hablar de ella. -Maya Angelou
Como el dios del Antiguo Testamento, he construido una obra literaria alrededor de la ira. Es m¨¢s, quiero que mi ira narrativa sea como la que se lee en Isa¨ªas:
Aullad, porque cerca est¨¢ el d¨ªa de Jehov¨¢; vendr¨¢ como asolamiento del Todopoderoso. Por tanto, toda mano se debilitar¨¢, y desfallecer¨¢ todo coraz¨®n de hombre y se llenar¨¢n de terror; angustias y dolores se apoderar¨¢n de ellos; tendr¨¢n dolores como mujer de parto; se asombrar¨¢ cada cual al mirar a sus compa?eros; sus rostros, rostros de llamas. He aqu¨ª el d¨ªa de Jehov¨¢ viene, terrible, y de indignaci¨®n y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad (¡) Y castigar¨¦ al mundo por su maldad, y a los imp¨ªos por su iniquidad; y har¨¦ que cese la arrogancia de los soberbios (¡) Sus ni?os ser¨¢n estrellados delante de ellos; sus casas ser¨¢n saqueadas, y violadas sus mujeres (¡) Con arco tirar¨¢n a los ni?os, y no tendr¨¢n misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonar¨¢ a los hijos (¡) Y en sus palacios aullar¨¢n hienas.
Ojito con el dios cabreado.
Un d¨ªa, entrados los cuarenta, me di cuenta de que hab¨ªa vivido mi vida con miedo a la opini¨®n de los dem¨¢s. Miedo a intentar por miedo a fracasar, miedo a mostrar(me), a exponer(me), a que se burlen de mi literatura y de mi celulitis porque, ya lo saben, todas las inseguridades son la misma: tripa y verso, michel¨ªn y arte.
Escribe mal y es gorda. Es una p¨¦sima escritora gorda. No lean a la gorda. Es tonta, es mujer, es fea, usa un lenguaje tan desagradable como ella misma.
En mi ¨¦poca no se le llamaba bullying a eso que hoy conocemos como bullying. No se nombraba, era, simplemente. Ven¨ªa de qui¨¦n sabe d¨®nde: tel¨²rico, como los terremotos.
Lo aguant¨¦ todo, todo.
La tinta de mis cuentos es la ira contra los acosadores de mi infancia y mi adolescencia. La Carrie de Stephen King, ba?adita en sangre de chancho, prend¨ªa fuego. Yo escribo.
Que se cierren todas las puertas, que se bloqueen todas las salidas: qu¨¦mense hasta los huesos, hijueputas.
No me averg¨¹enza mi ira. Es la Brienne of Thart de mi Juego de Tronos, la que lleva una espada forjada con acero valyrio y que corta en cada relato las cabezas de los que se re¨ªan de m¨ª en el instituto, de los que me llamaban tonta y gorda, de los que cre¨ªan que perseguirme por el patio del colegio haciendo oink oink era divertid¨ªsimo.
A por ellos Brienne, los y las que me convirtieron en una mujer que yo no quer¨ªa ser.
No hay nada m¨¢s triste en el mundo que una ni?a convencida de ser la Mujer Maravilla a la que transformaron en una adulta tensa -siempre tan tensa, maldita sea, tan titubeante- que no sabe c¨®mo ocultar sus muslos y sus textos y sus dientes chuecos y sus deseos de que la miren con amor.
A por ellos, Brienne.
No, no, no y no. No quiero paz en mi coraz¨®n, no quiero gozo en mi alma, no quiero zen, no quiero mindfulness, no quiero sanar.
Quiero abrazar este sentimiento y hacer con ¨¦l cada cosa: bailar, marchar, escribir.?
Como dice Angelou, yo no soy amarga, para nada, yo lo que estoy es furiosa y, ?saben qu¨¦? Conf¨ªo en mi furia.
Mi ni?a furia, la que me lleva de la mano.
La ira, como la alegr¨ªa, es una se?al de que nos importa el mundo y durante much¨ªsimo tiempo yo no sent¨ª ni lo uno ni lo otro. Ahora, que de nuevo siento, que, por fin, en medio de las toneladas de concreto que ech¨¦ sobre mi pecho ha salido un brotecito de algo -?rabia?, ?plenitud?, ?euforia?, ?ansia de cortar cabezas?- lo valoro casi con l¨¢grimas.
No se puede estar viva, viva de verdad, sin sentir ira.? ?
La furia, amigas, mueve mi feminismo, mi ecologismo, mi antifascismo, mi antirracismo, mi absoluta repulsi¨®n por las homofobias, transfobias, xenofobias y todos esos odios enmascarados de valores o de tradici¨®n.
?Por qu¨¦ otra raz¨®n iba a unirme a una causa si no es porque me emputa lo que le hacen a la gente indefensa?
Conozcan su ira, abr¨¢cenla y recuerden que en la mitolog¨ªa griega las Furias eran fuerzas femeninas que ¡°comparadas a menudo con perras, persegu¨ªan sin descanso a sus v¨ªctimas hasta volverlas locas¡±.
Pues eso.
Nos vemos en la calle.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.