?Es posible organizar una boda feminista?
La respuesta corta es s¨ª. La larga es que hacerlo supone un gran esfuerzo por parte de los implicados. Seguir estas claves te ayudar¨¢ a conseguirlo.
La desigualdad entre sexos es un hecho. Y aunque es innegable que la lucha que llevan a cabo cada d¨ªa millones de personas da sus frutos, las mujeres siguen siendo maltratadas (en todos los aspectos), en una sociedad en la que el machismo est¨¢ arraigado en cada aspecto de nuestras vidas. El sexismo se cuela por todos los rincones, no solo en esos espacios en los que ser¨ªa f¨¢cil imaginarlo campar a sus anchas. Es en las otras esferas, esas que se ti?en de modernidad e igualdad, en donde hay que poner el foco: es probable que sea all¨ª donde la desigualdad entre sexos se camufle mejor.
Uno de los bastiones del machismo es el matrimonio. Las implicaciones de este acto de antig¨¹edad milenaria son de sobra conocidas. Desde peque?as, las mujeres reciben mensajes ¨Ca trav¨¦s de narraciones para ni?os¨C que las representan como seres delicados y bellos. Cuando alcanzan la pubertad, las j¨®venes saben que su ¨²nico cometido ser¨¢ encontrar un pr¨ªncipe azul que las proteja de los peligros que acechan fuera. Y aunque esta idea pueda resultar antigua e incluso inocentona, sigue arraigada en nuestras conciencias. La mayor¨ªa es capaz de diseccionarla y echarla abajo, pero una educaci¨®n sentimental as¨ª, se traduce ¨Csin poder evitarlo¨C en la forma en la que entendemos el amor y el compromiso.
Cuando en el a?o 2005 se aprob¨® en Espa?a el matrimonio entre personas del mismo sexo, algunos miembros del colectivo LGTBQ consideraron que casarse ser¨ªa un acto incongruente con sus ideales. Una instituci¨®n como el matrimonio se asienta en la tradici¨®n, y en la uni¨®n entre hombres y mujeres, as¨ª que lo m¨¢s sensato pasar¨ªa por no querer formar parte de ello. Sin embargo, muchas parejas homosexuales sintieron que haci¨¦ndolo daban un paso adelante en su conquista por la igualdad de derechos. Pero, ?qu¨¦ ocurre cuando es una es una mujer heterosexual, que se declara feminista, la que siente el deseo de casarse?
El feminismo es un movimiento pol¨ªtico que lucha contra las desigualdades entre hombres y mujeres, pero no establece un perfil ideal de comportamiento. En este mundo ut¨®pico, cada persona es libre de tomar sus propias decisiones. Por eso es posible ser feminista y querer maquillarse cada d¨ªa o llevar tacones imposibles. Tampoco te invalida en este aspecto so?ar con una boda al uso (o m¨¢s actualizada); asimismo, es igual de l¨ªcito casarse de blanco que hacerlo con un mini vestido de color rojo carm¨ªn.
Aun as¨ª, obviar las connotaciones que implica una uni¨®n de este tipo ser¨ªa tendencioso. En la ciudad de Stara Zagora, en el centro de Bulgaria, se organiza cada a?o un mercado para encontrar futura esposa. Las adolescentes de los pueblos cercanos se engalanan y se preparan para el gran d¨ªa. Ellas y sus madres est¨¢n expectantes. Lo que est¨¢ en juego es vital: si las chicas consiguen gustarle a alguna familia rica, el resto de sus vidas ser¨¢n m¨¢s f¨¢ciles, sobre todo para sus familias. De no ser as¨ª, es probable que sigan viviendo en condiciones de extrema pobreza, y que la muchacha se quede soltera: lo peor que le podr¨ªa pasar en una sociedad que solo valora a la mujer por su funci¨®n reproductora y afectiva.
Aunque este es un caso aislado, resulta sencillo encontrar miles de ejemplos ¨Cno siempre tan palpables¨C sin necesidad de viajar tan lejos. La mayor¨ªa de los enlaces que se realizan en nuestro pa¨ªs llevan a cabo peque?as tradiciones ancestrales que destilan un tufo machista. Para combatirlo, Katrina Majkut, la creadora de la web The Feminist Bride recomienda ser muy autoconsciente y prestar atenci¨®n a cada detalle de la celebraci¨®n, para poder llevar a cabo una boda feminista. Eso s¨ª, reformando la instituci¨®n matrimonial desde el primer momento: el de la proposici¨®n. Si es ella quien lo hace, ?por qu¨¦ no aprovechar para ponerle un anillo a ¨¦l? Una buena opci¨®n podr¨ªa ser llevarlo los dos, o ninguno. Con todo, su funci¨®n es superflua, teniendo en cuenta que solo se luce durante un periodo de tiempo concreto. Y el dinero ahorrado puede dedicarse a otras funciones.
Una vez decidido, mejor eludir tradiciones machistas, como la que estipula que el novio debe ir a pedir la mano de su prometida. Actos de este tipo pierden su sentido en una comunidad que se considera avanzada; adem¨¢s, resulta inaceptable que a un adulto se le trate con esta condescendencia. Aun as¨ª, dentro de determinados c¨ªrculos, las mujeres son juzgadas como ni?as, indefensas e irresolutas, que no toman las riendas de su vida. Por eso conviene desterrar este tipo de h¨¢bitos, y optar por comunicar una decisi¨®n feliz para los contrayentes de manera natural (no pidiendo permiso).
Una vez prometidos, empieza la parte m¨¢s complicada y estresante. Aunque puede que los novios se encuentren entre algodones, es necesario bajar una vez m¨¢s al mundo real para poder ultimar todos los detalles. Esta planificaci¨®n supone un gran esfuerzo, as¨ª que lo l¨®gico es que la otra parte trabaje al mismo nivel, y no se desentienda de determinadas funciones por considerarse ocupaciones femeninas. Comportamientos as¨ª se refuerzan con la idea generalizada de que es a ella a quien le hace ilusi¨®n casarse. Sin embargo, organizar una boda supone una responsabilidad (y una gran alegr¨ªa) para ambos.
Antes de que la familia de la novia cargue con la mayor¨ªa de los gastos del evento, es fundamental preguntarse el porqu¨¦ de esta costumbre. La explicaci¨®n se asienta en un posible favor que le estar¨ªa haciendo la familia del novio al aceptar casarse con ella, asumiendo que ¨¦l la mantendr¨¢ de ahora en adelante. Pero, teniendo en cuenta que una boda es una fiesta que se organiza para celebrar el amor, y que no es una obligaci¨®n, lo m¨¢s sensato es que todos contribuyan a partes iguales. Y tambi¨¦n los implicados.
Las despedidas de soltero son un asunto peliagudo. Marcar la diferencia es posible participando en fiestas en las que no haya solo personas del mismo sexo. De esta forma se destierran conceptos binarios que aseguran que los hombres y las mujeres deben separarse para pas¨¢rselo bien, y as¨ª poder liberar sus pasiones m¨¢s primarias (sobre todo en el caso de ellos). Optar por planes que se escapan de lo establecido como irse un fin de semana de acampada, o pasar una tarde en el monte o en la playa son opciones baratas y que no implican esa distinci¨®n tan artificial en la que las mujeres se comportan como mujeres y los hombres como hombres.
El d¨ªa de la boda, la novia suele llegar acompa?ada de su padre. Este acto, en principio indefenso, tiene unas connotaciones que no lo son tanto. Es el progenitor quien la entrega a ella: es decir, la mujer adulta (una vez m¨¢s es considerada una ni?a) y se aleja del cuidado de su padre para caer en brazos de su marido. En ning¨²n momento llega a ser una persona libre y segura de s¨ª misma, y siempre est¨¢ a expensas de un var¨®n. Para acabar con este arquetipo, la novia puede entrar sola y con paso firme en la sala; reafirm¨¢ndose en su propia decisi¨®n de pasar por el altar.
Una vez casados, mejor no lanzar el ramo de flores (en caso de que lo haya). Si en la boda hay chicas que no se han desposado o no tienen pensado hacerlo, es importante que no sientan que est¨¢n siendo censuradas por ello. En el caso de los hombres, esta situaci¨®n personal no supone un extra, pero la idea de mujer ¡°solterona¡± sigue estando muy arraigada en nuestra sociedad. Y la mayor¨ªa de ellas se enfrentan a humillaciones de manera habitual.
Al salir de la ceremonia, mejor hacerlo por tu propio pie y no en brazos de la pareja. Estas costumbres, de nuevo, se sustentan en la idea de la propia indefensi¨®n e incapacidad femenina. Tambi¨¦n es posible que algunas personas se acerquen a la novia y asuman que despu¨¦s de la boda, el siguiente paso son los ni?os. Es entonces cuando una novia feminista debe dejar claro que esa es una decisi¨®n personal que adem¨¢s, de llevarse a cabo, ser¨¢ responsabilidad de dos personas. Con todo esto en mente, ser¨¢ m¨¢s sencillo organizar una fiesta libre de tradiciones machistas. Eso s¨ª, antes de tomar la decisi¨®n de casarse, es mejor asegurarse de que tu pareja tambi¨¦n es feminista. Solo as¨ª ser¨¢ posible lograr una futura convivencia en igualdad de condiciones.
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