Estrenar ya no se lleva (tanto): crece el mercado de ropa de segunda mano
Los j¨®venes de hoy revenden, reciclan, reutilizan¡ Un nuevo modelo de consumo que cambia las reglas de juego de las marcas.
No hace falta ser un genio para vislumbrar que la ropa es el gran residuo urbano olvidado de la sociedad moderna. En Espa?a solo se recicla el 10% de los residuos textiles; el 90% se desecha. En 2017 m¨¢s de 900.000 toneladas de ropa usada acabaron en vertederos. Son datos del ¨²ltimo informe de la Asociaci¨®n Ib¨¦rica de Reciclaje Textil (Asirtex). Hay m¨¢s. Seg¨²n la Fundaci¨®n Ellen MacArthur (ap¨®stoles de la econom¨ªa circular), el n¨²mero de veces que llevamos una prenda antes de desprendernos de ella ha descendido un 36% respecto a la tendencia de hace 15 a?os.
?Alarmante? Sin duda. Sin embargo, algunas voces creen que esta pir¨¢mide del caos podr¨ªa invertirse, que la cultura de usar y tirar podr¨ªa tener los d¨ªas contados, que estrenar (padrenuestro de la moda) ya no ser¨ªa la primera opci¨®n o que, por lo menos, habr¨ªa dejado de ser la m¨¢s compulsiva de las obsesiones materialistas.
?Productos de rabiosa actualidad? ?Materiales v¨ªrgenes? Nada que huela a demasiado nuevo es ya tan cool como hace cinco a?os. De ejemplo, la foto que subi¨® Suzy Menkes a Instagram el 9 de abril con el siguiente texto: ??Qu¨¦ os parece mi nuevo bolso de Gucci? Bueno, en realidad fue mi regalo de 21 a?os. ?Tiene #€+*! a?os! Y ah¨ª sigue, con la misma fuerza?.
El parte anuncia malos tiempos en Arteixo. Crece el inter¨¦s por la segunda mano. Seg¨²n un informe reciente de la plataforma ThredUp, el mercado de ropa usada crecer¨¢ m¨¢s que la moda r¨¢pida. Los n¨²meros (convertidos en cantos de sirena) auguran que el negocio de reventa textil (actualmente valorado en unos 21.312 millones de euros) alcanzar¨¢ un valor de 56.830 millones en 2028 (una cifra 1,5 veces mayor que el valor previsto del sector fast fashion, de 39.070 millones). Es un cambio de paradigma transversal, que va del low cost al vintage, de Zara a Prada. ?En 2022 el sector de segunda mano superar¨¢ tambi¨¦n al mercado del lujo?, vaticina Ashley Graham, de la compa?¨ªa de an¨¢lisis de datos Edited.
Para algunos visionarios apocal¨ªpticos como Miguel Adrover, la avaricia sigue acelerando el coraz¨®n de la sociedad actual. Sin embargo, las nuevas generaciones podr¨ªan no estar dispuestas a alimentar el apetito insaciable de ese monstruo consumista. Ahora los j¨®venes prefieren revender, reciclar, regalar, reutilizar, reparar, intercambiar¡ El movimiento es m¨¢s evidente en las plataformas online. De mercadillos de reventa digital como Chicfy o Wallapop a tutoriales de costura y remiendo (como los cursos de Threadworks); pasando por plataformas interactivas para compartir e intercambiar ropa (como The Nu.Wardrobe); tiendas que eligen prendas en funci¨®n del n¨²mero de seguidores (como The Resolution Store, que vende el armario de influencers); o comunidades sociales como Depop (una aplicaci¨®n a medio camino entre eBay y la red social Instagram, bautizada por sus fundadoras como el eBay de la generaci¨®n Snapchat).
Las opciones de trueque no solo se han popularizado, se han sofisticado, al son del hype y al calor de la nueva ¨¦tica social y medioambiental. ?El activismo est¨¢ en la base de c¨®mo la generaci¨®n mil¨¦nica ve el mundo. Feminismo, raza, pol¨ªtica, derechos LGBTQ+¡ Son temas de debate en las plataformas online. Sucede lo mismo con las iniciativas para frenar el cambio clim¨¢tico?, expone Graham.
Para Jack Ostrowski, fundador y CEO de la compa?¨ªa de soluciones comerciales sostenibles Yellow Octopus, pensar que los j¨®venes har¨¢n suyo el lema anticonsumista de Vivienne Westwood y comprar¨¢n menos es irrealista. Por eso su aplicaci¨®n reGAIN promueve y premia el reciclaje con descuentos para seguir comprando.
Quiz¨¢ abrir la caja de unos zapatos nuevos sea un chute demasiado adictivo para que la sociedad cambie de la noche a la ma?ana, pero Anna Sutton y Alicia Waite, de The Resolution Store, creen que la gente ha descubierto otros placeres asociados al acto de comprar prendas que ha llevado (y deseado) otro antes: ?Como el hecho de saber que no eres una de las miles de personas que est¨¢ comprando el mismo producto la misma temporada, la convicci¨®n de no estar contribuyendo a los efectos contaminantes de la industria, el precio reducido o el sentimiento de satisfacci¨®n que sientes cuando consigues algo que, en su d¨ªa, cuando sali¨® a la venta, no pudiste comprar, ?esa es la mejor sensaci¨®n!?.
?Espa?a es uno de los mercados que m¨¢s importancia (83%) da a la sostenibilidad?, apunta Fanny Moisant, cofundadora de Vestiaire Collective. Sin embargo, seg¨²n el mismo estudio de la empresa, solo el 29% ha o¨ªdo hablar de econom¨ªa circular (modelo que incluye reventa, reciclaje y upcycling). ?De lo que no hay duda es de que si la actitud de los consumidores cambia y estos compran cada vez menos productos v¨ªrgenes, la demanda acabar¨¢ cayendo y, tarde o temprano, las marcas tendr¨¢n que reaccionar?, avisa Graham.
Algunas firmas hace tiempo que le vieron las orejas al lobo. El cambio de mentalidad ha llegado incluso a los despachos de marketing. ?Empiezan a entender que la reventa es un aliado del mercado de primera mano, ya que sirve para generar deseo de marca?, resume Allison Sommer, directora de iniciativas estrat¨¦gicas de The Real Real. ?Stella McCartney lo tuvo claro hace tiempo?. La inglesa colabora con el portal para vender stock de temporadas anteriores. Aquello de quemar excedentes para mantener el halo de exclusividad hoy solo ayuda a sumar denuncias online y perder clientes.
Los gigantes del low cost no lo tienen f¨¢cil¡ y lo saben. Por eso agudizan su ingenio y contraatacan convirtiendo sus tiendas en espacios de experiencia (y conciencia) sostenible. A los servicios tradicionales, el retail a?ade opciones de cuidado, reparaci¨®n, modificaci¨®n, reciclaje, detergentes eco, parches, sets de costura¡ Algunas firmas como Patagonia hace a?os que ofrecen este tipo de experiencia. Prolongar la vida de un producto es el primer mandamiento de la econom¨ªa circular. ?Debemos recuperar el aprecio por la ropa?, recuerda Adrover. Y reparar una prenda es precisamente eso: una forma de recuperar su valor emocional. Otra es invitar al consumidor a codise?ar el producto. ?Cuando el cliente participa en el proceso de dise?o, es m¨¢s probable que lleve esa prenda con mayor frecuencia y tarde m¨¢s en desprenderse de ella?, opina Anna Gedda, responsable de sostenibilidad del grupo H&M.
Teniendo en cuenta que m¨¢s de la mitad de los productos de moda low cost que se venden acaban en el vertedero antes del primer a?o ¨Ccomo se?ala un informe de la consultora McKinsey¨C, es normal que todas las miradas est¨¦n puestas en el sector de la moda r¨¢pida. Reciclar ya no es una opci¨®n, es una obligaci¨®n. Y dado que la ¡®gran m¨¢quina¡¯ no va a dejar de fabricar, la soluci¨®n pasa por reducir el impacto medioambiental y ayudar a dar una segunda vida a las prendas que ya no se llevan. Zara, Mango, H&M, Primark¡ Todos tienen contenedores para recoger ropa y fomentar la nueva econom¨ªa circular. Zara empez¨® en 2016, Mango en 2017, Primark en 2018¡ H&M lo hace desde 2013.
Pero ?qu¨¦ pasa con la ropa que dejamos en los contenedores? Tras una exhaustiva criba (en centros especializados de iniciativas como Moda Re, de C¨¢ritas, o plantas de reciclaje como I:CO), se decide el mejor uso: reutilizaci¨®n (donaci¨®n o reventa), reciclaje (en forma de fibra para confeccionar nuevas colecciones), transformaci¨®n (como materia para otras industrias). Sin embargo, no todo es reciclable. Y tampoco se puede reciclar ad infinitum. ?El proceso repetido deteriora la calidad de la fibra resultante?, advierte Paul Dietzsch, m¨¢nager de la planta de reciclaje de I:CO en Wolfen (Alemania). Por eso, desarrollar nueva tecnolog¨ªa es hoy el aut¨¦ntico Santo Grial de la industria. Inditex ha firmado un acuerdo con Massachusetts Institute of Technology (MIT) para desarrollar de forma conjunta l¨ªneas de investigaci¨®n tecnol¨®gica. En concreto, el gigante gallego invertir¨¢ cuatro millones de d¨®lares (m¨¢s de tres millones y medio de euros).
La idea es crear tejidos de laboratorio a partir de residuos. Un objetivo que comparten Orange Fiber (que acaba de presentar su primera colaboraci¨®n con H&M), Bolt Threads (que trabaja con Stella McCartney), Biosteel Fiber (seda de ara?a que ya utiliza, por ejemplo, Adidas), Algae Fabrics (que, adem¨¢s, intenta revertir la contaminaci¨®n de los oc¨¦anos) o QMilk (padres del tejido ecol¨®gico hecho de leche de vaca). ?Lavado de cara (verde) o apuesta de futuro? ?Campa?a de marketing o inversi¨®n? ?Para nosotros es una inversi¨®n, sin lugar a dudas?, zanja Gedda. Todos coinciden¡ y se suben al carro. Reciclar es la ¨²nica segunda vida que puede tener esta industria si quiere ser sostenible.
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