Mar¨ªa Herv¨¢s: ¡°Ahora soy m¨¢s radical en mis pensamientos de izquierda¡±
La actriz retoma su idilio con los escenarios con el singular proyecto ¡®The Second Woman¡¯, estrenado en el Festival Grec de Barcelona
Hay caballos que, seg¨²n Mar¨ªa Herv¨¢s (Madrid, 37 a?os), galopan dentro de nosotros. Corceles salvajes que no se frenan f¨¢cilmente, ni siquiera ante la fuerza de la raz¨®n o de la correcci¨®n pol¨ªtica. Tanto en su faceta profesional como en la medi¨¢tica, la actriz, productora y dramaturga confiesa que los ha dejado correr libremente sin importar los sinsabores que le pudieran acarrear. ¡°He tomado como una decisi¨®n pol¨ªtica el no coartarme. Es mi compromiso como artista¡±, afirma.
Sobre esa libertad innegociable y personal¨ªsima ha construido una de las carreras m¨¢s singulares de la industria, conciliando algunos de los papeles m¨¢s memorables de la escena teatral reciente (Iphigenia en Vallecas, Jaur¨ªa) y el ¨¦xito comercial en el audiovisual (Machos alfa, El pueblo). Empe?ada en doblar cada apuesta que realiza, Herv¨¢s ha hecho realidad ahora su anhelo de adaptar The Second Woman, de Nat Randall y Anna Breckon, que la subir¨¢ al escenario durante 24 horas para repetir una misma escena 100 veces con 100 partenaires diferentes. Una experiencia ¡°¨¦pica¡± que representar¨¢ por primera vez este 6 de julio en el marco del Festival Grec de Barcelona, y despu¨¦s llevar¨¢ a Sevilla y Madrid, con el objetivo de exponer ante el p¨²blico los mecanismos de poder de g¨¦nero.
Supongo que para aguantar 24 horas sobre el escenario hace falta fondo f¨ªsico y mental. ?Buscaba ponerse a prueba?
No s¨¦ lo que hay que tener, no he dedicado ni un segundo a meditar eso¡ [r¨ªe]. Como soy una persona especialmente reflexiva y concienzuda, me pongo retos de un car¨¢cter m¨¢s impulsivo y arrojadizo para compensar tanta raz¨®n. Como muchas veces tengo que ir a la tele 12 horas a rodar cosas que no siempre me motivan, pero que pagan las facturas, al teatro le reservo las experiencias m¨¢s extraordinarias. Es mi templo, ese amor plat¨®nico en el que siempre piensas, aunque est¨¦s con otra persona.
?Se siente m¨¢s realizada sobre las tablas que cuando cosecha un gran ¨¦xito en el audiovisual?
As¨ª lo siento, aunque ser¨¦ m¨¢s objetiva con el paso de los a?os. Hasta ahora los proyectos que he hecho en el teatro han sido mayores retos a nivel interpretativo: personajes poli¨¦dricos, complejos, con un compromiso social muy poderoso y que muchas veces he creado yo misma. La gente no te detiene para pedir una foto por lo mona que sales en la serie, sino para decirte que algo se ha transformado en ellos. Con Jaur¨ªa, a ra¨ªz del juicio de La Manada, abrimos muchas conciencias¡ y las nuestras, las primeras. Es satisfactorio sentir que tus acciones repercuten en tus conciudadanos.
La tele es otra cosa¡
Siento que cuanto m¨¢s adulta me voy haciendo, m¨¢s trato de que mi felicidad no dependa del trabajo. Intento vincularla a una actitud vital, no a una acci¨®n art¨ªstica. Da igual que tenga que grabar una escena de mierda, yo voy a intentar hacer el gran trabajo de mi vida. Har¨ªa falta que en las escuelas nos ense?aran ese compromiso con la felicidad de uno mismo. La felicidad hay que ejercitarla, no depende de algo que nunca conseguimos tener.
Rompe con el arquetipo de actriz que empieza sobre las tablas y va subiendo pelda?os hasta conquistar la gran pantalla. ?Por qu¨¦ siempre vuelve al teatro?
Lo primero de todo es que el tipo de vida que te obliga a tener me encanta: hago todo lo que me da la gana por la ma?ana y luego me voy a hacer mi funci¨®n. Por otro lado, las emociones tan altas que te da el teatro no te las da nada m¨¢s. Nunca me he drogado, pero es como si te metieran cada d¨ªa un chute del elixir de vida m¨¢s concentrado que pueda haber. Eso engancha, t¨ªo. Encima trabajas con gente que te cae bien, es un acto comunitario que puede cambiar cosas y la gente te aplaude. Lo malo es que no se puede vivir del teatro¡ si no esp¨¦rate t¨² que me ten¨ªan mucho en la tele, ?sabes?
?Es muy distinta la Mar¨ªa que se sub¨ªa a los escenarios hace cinco a?os con Iphigenia en Vallecas de la que estrena The Second Woman?
No lo s¨¦. Por ideolog¨ªa, por mi paradigma de visi¨®n del mundo, tengo que contestar que soy distinta. De hecho, ver¨ªa como un fracaso decirte que soy la misma. Cambio a cada rato, tambi¨¦n despu¨¦s de esta conversaci¨®n. Hay cosas que me gustan m¨¢s de m¨ª que antes y otras menos, pero s¨ª que guardo la misma pasi¨®n por el oficio al que me dedico. Eso lo mantengo.
?Y qu¨¦ le gusta menos de su realidad actual?
Que cada vez estoy m¨¢s profesionalizada en todos los aspectos. Todo est¨¢ m¨¢s organizado, m¨¢s compartimentado. Hay poco lugar para la improvisaci¨®n. A veces veo pel¨ªculas que me recuerdan a cuando era m¨¢s joven, con veintipocos, y me pregunto en qu¨¦ momento empec¨¦ a sacrificar esos niveles de bienestar, de lo sencillo, del disfrute, de la conexi¨®n con los amigos y las conversaciones hasta las tantas, en pos de ser la persona que se esperaba de m¨ª tanto a nivel profesional como personal. Todo est¨¢ ahora m¨¢s dise?ado.
?Est¨¢ cumpliendo entonces con lo que se esperaba de usted?
Sinceramente, lo he cumplido con creces. Podr¨ªa darme una palmadita en la espalda y decir: ¡°Nena, lo hiciste bien. Ahora ponte a vivir y d¨¦jate de tanta tonter¨ªa¡±. Lo que quer¨ªan para m¨ª mis padres, que son personas de puta madre, es que fuese feliz y que me fuera bien en aquello a lo que me dedicase. Las tareas que me quedan por hacer son, primero, autovalidarme a todos los niveles, no tener que esperar la mirada de alguien para saber qui¨¦n soy; y, segundo, ser incluso m¨¢s punk de lo que ya soy en esencia, sin tener miedo a las p¨¦rdidas que eso pueda generar.
Califica como ¡°¨¦pico¡± su encuentro con 100 masculinidades distintas en The Second Woman. ?No intimida el n¨²mero?
Tengo una relaci¨®n muy buena con las masculinidades. No con todas, como tampoco tengo una relaci¨®n estupenda con todas las feminidades. En febrero existieron unas declaraciones muy controvertidas por mi parte [¡±Hay un ambiente muy crispado en el que se est¨¢ convirtiendo todo en una lucha de la mujer contra el hombre¡±, aleg¨®] que me podr¨ªa haber ahorrado¡ o quiz¨¢ no, porque las cosas a veces vienen de lugares que no sabemos de d¨®nde nacen. Lo que quer¨ªa decir es que el feminismo, en su definici¨®n te¨®rica, es la liberaci¨®n de todos los seres humanos. Obviamente primero tenemos que liberar a quienes m¨¢s subyugados han estado por la historia: tanto las mujeres como otros sectores marginales, oprimidos y menos normativos. Pero, en ¨²ltima instancia, el feminismo tambi¨¦n viene a liberar al hombre del propio yugo patriarcal.
?En qu¨¦ sentido?
Por ejemplo: si pueden llorar o no, si tienen que ser ellos los que provean... Desde peque?a he tenido conciencia de que los hombres son v¨ªctimas del mismo patriarcado que yo. Tambi¨¦n hablo desde la suerte de tener un padre extraordinariamente feminista. Cocina, limpia, va al mercado, me ha planchado hasta los tangas¡ Siempre me ha instruido en la igualdad y en la libertad. ?l ha hecho que tenga una relaci¨®n con el hombre muy amigable. Soy consciente de que a veces puedo generalizar desde ah¨ª y que a algunas mujeres eso les parezca fr¨ªvolo.
?La controversia le hizo cambiar su pensamiento de alg¨²n modo?
Absolutamente. Si me apuras, ahora soy m¨¢s radical en mis pensamientos de izquierda. Es gracioso porque mucha gente que no me conoc¨ªa de nada hasta que lleg¨® Machos alfa me relacion¨® con un pensamiento sumamente conservador y reaccionario. Me enviaron a la fachosfera por unas declaraciones sacadas de contexto, cuando yo soy todo lo contrario: vengo de una familia de obreros y con unos padres muy posicionados en la izquierda. Cada d¨ªa, estudiando filosof¨ªa, me comprometo m¨¢s con mis ideas. No son las mismas, van cambiando, pero no se han ido a un lugar m¨¢s centrado o templado.
?Cu¨¢l cree que fue su error?
Hablar con unos niveles de sutileza en el pensamiento m¨¢s adecuados para alguien con quien charlas durante un largo rato y que tenga la misma preparaci¨®n que t¨². Lo que pas¨® fue superduro para m¨ª, lo sufr¨ª mucho. Era la primera vez que recib¨ªa hate. Y a m¨ª el odio me da igual, se han metido conmigo antes por delgada, pero es m¨¢s dif¨ªcil cuando atacan algo tan heavy como la identidad. Ah¨ª entend¨ª que ten¨ªa que trabajar en la autovalidaci¨®n: ¡°?Esto te est¨¢ agrediendo porque t¨² tambi¨¦n crees que te est¨¢s convirtiendo en una gilipollas o porque te asusta que los dem¨¢s lo piensen?¡±. No, yo no tengo ning¨²n debate, s¨¦ que no me estoy convirtiendo en una gilipollas. Las personas que me quieren y me conocen saben lo que soy. Me asust¨¦ y me dije que no hablar¨ªa tanto ni de una manera tan libre, pero a los dos d¨ªas estaba diciendo otra cosa que tambi¨¦n se malinterpret¨®.
El 9 de agosto estrena en cines Cuerpo escombro. ?C¨®mo gestiona la dualidad de ser una actriz dram¨¢tica en el teatro y, en la gran pantalla, hacer sobre todo comedias?
Ha venido as¨ª. No tengo conflicto con ser actriz de comedia, el humor tiene una funci¨®n pol¨ªtica extraordinaria: destensa, relaja y aligera la carga de la vida. El humor me ahorra terapia, aunque pago mucha otra. Pero, por ponerme a desear en alto, a m¨ª el cine que me interesa y que consumo es el de autor. El cine que habla de otro tipo de narrativa que no es necesariamente la normativa, el que tiene m¨¢s que ver con la met¨¢fora, la sutileza y la poes¨ªa. Mi gran tarea pendiente es poder contar esas otras historias. Si lo tengo que hacer detr¨¢s de la c¨¢mara, escribi¨¦ndolo o dirigi¨¦ndolo, que as¨ª sea.
Me confesaba antes que lo ¨²ltimo que ha hecho hoy antes de llegar al plat¨® era leer. ?Se puede saber el qu¨¦?
Un ensayo feminista de una profesora de filosof¨ªa llamada Victoria Camps. Lo compagino con el ¨²ltimo cap¨ªtulo de Karl [de Marie Ottavi], la biograf¨ªa de Karl Lagerfeld. Vi un documental sobre ¨¦l y me pareci¨® un tipo muy interesante, que representa el vitalismo, en el sentido m¨¢s nietzschiano de la palabra. Suelo leer a diario. Tambi¨¦n desayuno siempre fruta, entreno, tomo algo de sol y, si puedo, me tomo una ca?a con mi padre, que vive en la acera de enfrente.
?Se considera muy de barrio?
Mucho. Nac¨ª en la Ronda de Segovia y me compr¨¦ un ¨¢tico ah¨ª. Llevaba toda la vida mirando hacia arriba pensando: ¡°?Qui¨¦n co?o tendr¨¢ el dinero para vivir en esos espacios?¡±. Fue algo casi simb¨®lico compr¨¢rmelo en la calle donde me crie. Pero ahora, por primera vez, siento que esa ra¨ªz me atrapa demasiado. Vivo en la misma calle en la que jugu¨¦ por primera vez, en la que tuve mi primer novio y me di el primer beso, en la que me emborrachaba de adolescente¡ Esa concentraci¨®n de primeras veces la estoy sintiendo m¨¢s como una losa que como un impulso. Quiero cambiar de casa.
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