Chiara Mastroianni: ¡°A trav¨¦s del trabajo como actriz mantengo una conversaci¨®n con mi padre¡±
La hija de Marcello Mastroianni y Catherine Deneuve lleva toda la vida hablando de sus padres. ¡®Marcello mio¡¯ examina esa relaci¨®n desde la ficci¨®n
En este mundo de hoy, encantado de hablar de nepo babies de la industria del entretenimiento, ¡®los hijos y las hijas de¡¯, Chiara Mastroianni (Par¨ªs, 52 a?os) tiene mucho que decir. Y nada. Sus padres, Marcello Mastroianni y Catherine Deneuve, formaron una envidiada y medi¨¢tica pareja entre 1970 y 1974. Chiara era la segunda y ¨²ltima hija para ambos, se separaron cuando ella no ten¨ªa ni dos a?os, pero mantuvieron una estable y amorosa amistad hasta la muerte de ¨¦l en 1996. Para entonces Chiara ya hab¨ªa debutado en el cine e incluso compartiendo pantalla con sus famos¨ªsimos padres (Pr¨ºt-¨¤-porter, Mi estaci¨®n preferida), quienes celebraron, sobre todo ¨¦l, que siguiera sus pasos. En estas tres d¨¦cadas que lleva trabajando, con m¨¢s de 50 t¨ªtulos a sus espaldas, sin embargo, no ha conseguido que la vean del todo como profesional por derecho propio. ¡°Es como si fuera una m¨¦dium entre aquel tiempo pasado de sus padres y hoy¡±, dice el director Christophe Honor¨¦.
¡°Marcello mio (en cines desde el 20 de septiembre) es la s¨¦ptima pel¨ªcula que hago con Chiara, todos los papeles eran distintos, pero no fallaba, cuando empez¨¢bamos la promoci¨®n, la segunda pregunta que le hac¨ªan en todas las entrevistas era siempre sobre sus padres¡ daba igual su trabajo¡±. As¨ª explica Honor¨¦ (La belle personne, Habitaci¨®n 212¡) por qu¨¦ empez¨® a pensar en esta pel¨ªcula, Marcello mio, que se estren¨® en competici¨®n en el pasado Festival de Cannes. Chiara interpreta una versi¨®n ficticia de s¨ª misma, como actriz en crisis, que empieza a vestir como su famoso padre (con vestuario de algunas de sus pel¨ªculas m¨¢s conocidas), pide que la llamen Marcello y emprende un viaje nost¨¢lgico hacia escenarios personales y cinematogr¨¢ficos fundamentales en la vida del actor de La dolce vita, de quien este mismo mes de septiembre se celebra el centenario. En esa aventura a medio camino entre la enso?aci¨®n, la fantas¨ªa, la magia y la verdad aparecen otros personajes reales encarnando versiones ficticias de ellos mismos: Catherine Deneuve; las exparejas de Chiara, Benjamin Biolay, actor y cantautor con quien comparte una hija, Anna, y Melvil Poupaud, tambi¨¦n actor y su primer novio conocido, hacen precisamente de exparejas de esta Chiara fantaseada; el int¨¦rprete Fabrice Luchini o la cineasta Nicole Garcia.
¡°Entre todos conforman una especie de troupe de teatro y lo que cuentan espero que sirva como ant¨ªdoto a esta imposici¨®n de identidad sobre Chiara, en concreto, y sobre cualquier actor, en general, cuya profesi¨®n es jugar con m¨²ltiples identidades y vidas, dejando aflorar su vulnerabilidad¡±, explica el director, gran amigo de la int¨¦rprete y su compa?ero de trabajo m¨¢s fiel. Marcello mio sirve como excusa para hablar, esta vez s¨ª, de sus padres. La pel¨ªcula, aunque en tono de comedia, le ha permitido revisar muchos sentimientos.
Dice Christophe Honor¨¦ que Marcello mio ¡°es la revuelta de una mujer harta de que le asignen una identidad¡±, en su caso, la de ser ¡®hija de¡¯. ?Ha sido un problema tener padres as¨ª de famosos?
No, bueno, quiz¨¢ a veces lo fue, de joven pudo llegar a ser una carga. Pero despu¨¦s aprendes a lidiar con ello y seguir adelante sin que te pase por encima. Entiendo que desde fuera pueda parecer algo muy pesado de cargar, pero mis padres eran mis padres, seres humanos, no eran actores conmigo. S¨ª habr¨ªa sido una carga si hubieran sido distintos, si hubieran sido solo personajes p¨²blicos, pero tuve unos padres reales conmigo. Y al final, la prueba de que no ha sido un problema es que he podido dedicarme a lo que he querido.
Pero durante su juventud, cuando empezaba en el mundo del cine, s¨ª fue m¨¢s dif¨ªcil.
S¨ª, porque cuando eres joven quieres construir tu propio camino y que no te vengan siempre a recordar de d¨®nde vienes. Pero yo lo veo como el que tiene un hermano o hermana mayor y va al mismo colegio que ellos: si ellos eran malos, o muy buenos, cuando entras a ese colegio solo por ser ¡®hermana de¡¯ dir¨¢n que tambi¨¦n eres mala o buena. A la gente le gusta poner etiquetas. No creo que es algo que me haya ocurrido solo a m¨ª, mis padres son famosos, s¨ª, pero creo que lo que llevamos y heredamos de nuestros padres es algo con lo que todo el mundo se puede sentir identificado de alguna manera.
Hay una escena muy bonita en la pel¨ªcula cuando usted se mira al espejo y ve la cara de su padre. Le pasa lo mismo cuando ve pel¨ªculas de su padre, ?ve su propio rostro? ?O ya est¨¢ muy acostumbrada?
Estoy tan acostumbrada a que comenten nuestro parecido que es hasta extra?o si no me lo preguntan [risas]. Pero, en esa escena concreta, cuando vi la pel¨ªcula por primera vez me emocion¨¦ mucho. No cuando nos miramos el uno al otro, sino cuando estoy desmayada en el suelo y ¨¦l me mira desde arriba. No s¨¦ por qu¨¦, pero ese momento me impact¨® porque era como si ¨¦l estuviera realmente mir¨¢ndome, aunque es una cara que yo no conoc¨ª, porque es una imagen de Ocho y medio (1963) de Fellini, y yo ni siquiera hab¨ªa nacido. Como seres humanos todos tenemos curiosidad por nuestros padres de j¨®venes, por saber c¨®mo eran.
?Tampoco la impresion¨® verse vestida y caracterizada como Marcello?
Me sent¨ª bien, me sent¨ª fuerte y libre. Creo que fue mucho m¨¢s raro para el resto del equipo all¨ª presente. A m¨ª se me olvid¨® enseguida el bigote, el sombrero, pero durante los primeros d¨ªas de rodaje pude ver la sorpresa en los ojos de los dem¨¢s.
?Nadie en el reparto tuvo dudas sobre interpretarse a s¨ª mismo en esta ficci¨®n?
Al principio, mi madre dijo que no le parec¨ªa divertido hacer de ella misma, que no le generaba ninguna curiosidad, que era aburrido. Pero una vez ley¨® el guion se dio cuenta de que era una fantas¨ªa sobre nosotros, no de nosotros, le gust¨® mucho y acept¨® enseguida. Melvil Poupaud tambi¨¦n tuvo reparos al principio, porque en la pel¨ªcula reacciona muy violentamente cuando me ve vestida como Marcello y ¨¦l me dec¨ªa que por qu¨¦ ten¨ªa que ser as¨ª, que nos conoc¨ªamos desde los 15 a?os y que nunca jam¨¢s hab¨ªamos discutido. Creo que para ¨¦l fue un reto mayor, estaba m¨¢s nervioso con esa escena, pero tambi¨¦n entendi¨® que era un papel, una ficci¨®n.
M¨¢s all¨¢ del parecido f¨ªsico, ?qu¨¦ cree que tiene de su padre?
Me cuesta autoanalizarme. S¨¦ que nos parecemos f¨ªsicamente, s¨ª, lo entiendo, pero m¨¢s all¨¢¡ Es alguien que sigue muy vivo en mi cabeza. Con el tiempo vi que mi trabajo, ser actriz, era probablemente una forma de mantener un di¨¢logo con alguien que ya no est¨¢ aqu¨ª. Me di cuenta de esto muy tarde, despu¨¦s de cumplir los 50. No hab¨ªa querido hacer teatro porque lo hicimos juntos y de pronto Christophe [Honor¨¦] me lo ofreci¨® y pens¨¦: ¡°?Por qu¨¦ no? No puedo ser tan cabezota, quiz¨¢ est¨¦ perdi¨¦ndome algo¡±. Y me acord¨¦ de todos los a?os que mi padre hizo teatro y todo lo que ¨¦l me hablaba de esa experiencia, que la gente suele olvidar porque recuerda solo su trabajo en cine. Y ah¨ª, sobre el escenario, me vi que quiz¨¢, a trav¨¦s del trabajo, segu¨ªa conectada con ¨¦l.
?De qu¨¦ manera?
Yo ya no puedo hablar con ¨¦l. Dedicarme a esto, a lo mismo que ¨¦l hac¨ªa, creo que fue una manera de superar su muerte, tan temprana. De peque?a me llevaba a sus rodajes, el set era un lugar sagrado para m¨ª, un lugar de reconciliaci¨®n, de paz. Mi padre era muy feliz en el rodaje y a¨²n hay algo en un plat¨® que me hace sentir segura, es como mi para¨ªso perdido. Me he dado cuenta de que a trav¨¦s del trabajo mantengo una conversaci¨®n con ¨¦l. Es mi enlace con mi padre. El trabajo, digamos, es mi kit de supervivencia.
En la pel¨ªcula tambi¨¦n canta junto a Benjamin Biolay, ?la m¨²sica es algo que siente m¨¢s suyo?
Quiz¨¢. Me encanta cantar, he dado conciertos, y me encanta poder cantar en el cine. Christophe y yo hemos hecho varios musicales juntos y ojal¨¢ volvieran de verdad las comedias musicales que hoy se ven un poco antiguas. La m¨²sica es esencial para m¨ª. Siempre da miedo coger un micr¨®fono y empezar a cantar delante de la gente, pero no deja de ser un personaje. Al menos para m¨ª, si lo pienso como otro personaje que interpreto, me resulta m¨¢s f¨¢cil. La m¨¢scara te da mucha fuerza y mucha libertad. Es raro, lo s¨¦, es muy raro.
De esta experiencia, en concreto, de Marcello mio, ?qu¨¦ se lleva?
He aprendido que puedes encontrar felicidad en cosas que parecen tristes sobre el papel. Aunque la pel¨ªcula hable sobre la tristeza de la p¨¦rdida de la figura paterna, se transforma en algo alegre e incluso c¨®mico. El hecho de descubrir mi vida como una comedia a trav¨¦s de sus ojos ha sido maravilloso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.