¡°Si ella viste mi ropa, todas las mujeres de EE UU lo har¨¢n¡±: Babe Paley, una mujer que revolucion¨® los armarios
Musa de Capote y Halston, el estreno de la miniserie de Netflix sobre el dise?ador reivindica el influyente papel en la industria de la moda de la ¡®socialit¨¦¡¯ m¨¢s reconocida de la Nueva York de mediados del siglo pasado.
En el primer episodio de Halston, la miniserie de Netflix que narra la vida del dise?ador que defini¨® la moda estadounidense en la d¨¦cada de los sesenta y setenta, el modisto interpretado por Ewan McGregor re¨²ne a su equipo para analizar el fracaso de ventas de su primera colecci¨®n de moda femenina. Acuciado por las deudas, una llamada de tel¨¦fono da pie a un mon¨®logo que explica la contempor¨¢nea visi¨®n de Roy Halston sobre la importancia de las celebrities a la hora de llevar una firma al estrellato. ¡°Solo hace falta una persona de la alta sociedad para cambiarlo todo. Si la persona adecuada se viste con mi ropa, todas las mujeres de Estados Unidos lo har¨¢n. Solo se necesita un ¡®s¨ª¡¯ por parte de la mujer m¨¢s sofisticada de Nueva York¡ Y acabo de hablar con ella¡±.
Aquella mujer respond¨ªa al nombre de Babe Paley y era mucho m¨¢s que una socialit¨¦ con un gusto exquisito por la moda. ¡°Ella era la decana de la escena social de Nueva York, el cisne m¨¢s querido por Truman Capote y todo un icono de estilo del siglo XX¡±, defiende la revista Tatler. Cuando Paley (interpretada por Regina Schneider) visita el showroom de Halston en busca de prendas que usar a diario, el dise?ador le presenta su ¨²ltimo dise?o, el Ultrasuede. Un vestido camisero hecho de un material sint¨¦tico parecido al ante, pero que se pod¨ªa lavar, tan vers¨¢til que serv¨ªa para ir arreglada, a almorzar o al colegio a recoger a los ni?os. ¡°Es sensual. Es c¨®modo. Es liberador¡±, sintetiza Halston, sentado a su lado en un sof¨¢, compartiendo un cigarrillo mientras observan a las modelos. La respuesta de Paley, ¡°me llevo uno de cada color¡±, cambi¨® para siempre el destino de Halston, que observ¨® c¨®mo aquel vestido pasaba a ser considerado ¡°el uniforme de la mujer¡± de la ¨¦poca y su catapulta al estrellato.
Disponible desde este 14 de mayo, la serie de Ryan Murphy cuenta a lo largo de cinco cap¨ªtulos la vida y obra del legendario dise?ador de moda. Adem¨¢s de vestir a estrellas como Jackie Kennedy y Liza Minelli y reinar en las noches de exceso en el Studio 54, dio forma a un lucrativo conglomerado empresarial que acab¨® haci¨¦ndole perder el respeto del mundo de la moda y el control art¨ªstico sobre su trabajo y nombre. Un emporio que jam¨¢s hubiera podido conformar de no ser por la confianza de Paley en su trabajo y en el Ultrasuede. Una cr¨®nica del The New York Times publicada cuatro a?os despu¨¦s de su lanzamiento, en 1976, cifra en 42.000 el n¨²mero de unidades vendidas de la prenda. ¡°Y vale cada centavo de los 360 d¨®lares que cuesta hoy en d¨ªa¡±, certifica el art¨ªculo.
Barbara Cushing naci¨® en 1915, en el seno de una familia adinerada de Boston ¨Csu padre era un respetado neurocirujano¨C. Fue la menor de tres hermanas muy relevantes en la escena social, que contrajeron matrimonio con hombres poderosos y recibieron el sobrenombre de las ¡®fabulosas hermanas Cushing¡¯. Trabaj¨® durante dos a?os como editora de moda en la revista Vogue antes de contraer matrimonio por primera vez, en septiembre de 1940, con el ejecutivo publicitario Stanley G. Mortimer Jr. Su relaci¨®n estuvo marcada por la II Guerra Mundial, que desplaz¨® a Mortimer al Pac¨ªfico durante tres a?os, y tuvieron dos hijos antes de que su relaci¨®n acabara en 1946. Al a?o siguiente dio el ¡®S¨ª, quiero¡¯ a su segundo esposo, William S. Paley, director general de la cadena de televisi¨®n CBS, con quien tuvo otros dos ni?os. Juntos celebraron las fiestas m¨¢s exclusivas de la Nueva York de la d¨¦cada de los cincuenta y sesenta y se convirti¨® en musa de escritores como Truman Capote. Su exquisito gusto por la moda y su sentido de la elegancia establecieron un est¨¢ndar para el resto de las mujeres, convirti¨¦ndose en una protoinfluencer que convert¨ªa en tendencia cualquier look, producto de maquillaje o elemento de decoraci¨®n por el que apostara. Sirva como ejemplo la idea de anudar un pa?uelo al bolso, que puso de moda en la ¨¦poca y sigue vigente siete d¨¦cadas despu¨¦s. Entr¨® en el Sal¨®n de la Fama de la moda en 1958 y fue una de las primeras mujeres referenciadas por la Sociedad Nacional de Decoradores de Interiores ¡°por inspirar al buen dise?o¡±.
¡°Se ha editado a s¨ª misma en un molde de perfecci¨®n y ciertamente lo ha logrado en su estilo, sus casas, su jard¨ªn, sus fiestas, en todo¡±, escrib¨ªa sobre ella la c¨¦lebre autora Gloria Vanderbilt. Paley era una presencia perenne en la lista de las mujeres mejor vestidas del mundo y en su armario destacaban dise?os de Valentino, Balenciaga, Givenchy o el mencionado Roy Halston. Otra prueba de su influjo puede encontrarse en la cr¨®nica de The New York Times sobre la presentaci¨®n de la colecci¨®n del modisto californiano en junio de 1976. La editora Bernadine Morris cuestionaba al dise?ador sobre la idoneidad de la abundancia de vestidos con escote en forma de pico y cortados al bies, un patr¨®n caracter¨ªstico de sus estilismos. ¡°?Por qu¨¦ no?¡±, replicaba este, ¡°es demasiado bueno como para no continuar haci¨¦ndolo, a todo el mundo parece gustarle¡±. En la frase siguiente, la periodista se encarga de aclarar que cuando dice ¡°todo el mundo¡± en realidad se est¨¢ refiriendo a dos mujeres: ¡°Jacqueline Onassis y Babe Paley, cuyas opiniones marcan al mundo de la moda¡±.
Pese a su privilegiado estatus, Paley tambi¨¦n vest¨ªa sin ning¨²n rubor prendas m¨¢s asequibles o incluso copias de otras l¨ªneas, lider¨® varias fundaciones filantr¨®picas y era muy querida en la escena social de Manhattan. ¡°Todos se la imaginaban muy r¨ªgida y muy esnob, pero ella no era as¨ª. Recordaba los nombres de todo el mundo y siempre se interesaba por sus familias¡±, evocaba su peluquero de confianza (y el de otras celebrities como Nancy Reagan), Marc deCoster. Fumadora incesante, la socialit¨¦ fue diagnosticada con c¨¢ncer de pulm¨®n en 1974 y, consciente del poco tiempo de vida que le restaba, plane¨® su propio funeral ¨Chasta la comida y el vino que deb¨ªa ser servido¨C y el reparto de su exquisita colecci¨®n de joyas. Muri¨® cuatro a?os despu¨¦s, el d¨ªa posterior a la celebraci¨®n de su 63 cumplea?os, dejando tras de s¨ª un legado estilo que hoy series como Halston se encargan de reivindicar y presentar a las nuevas generaciones.
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