Glenn Close: ?No he nacido para encarnar sumisas?
Se?ora y ¡®villana¡¯ de Hollywood, nos recibi¨® en su visita al Festival de Cine de San Sebasti¨¢n. Y, como no pod¨ªa ser de otra manera, aprovech¨® para poner a la industria en su sitio.
Close tiene risa, sonrisa y carcajada. Y las usa con criterio milimetrado. Con la sonrisa responde sin articular palabra a preguntas en las que no le apetece entrar. La risa, antes de una frase, sirve de pr¨®logo de una declaraci¨®n imponente. Y con la carcajada se desmelena. Por ejemplo, usa esta ¨²ltima cuando se le pregunta c¨®mo se siente siendo la actriz que m¨¢s veces ha sido candidata al Oscar, seis, que nunca lo ha ganado. ?Hace a?os me preocupaba. Hoy¡ Bah, si hasta tengo el premio Donostia?, responde durante el certamen de San Sebasti¨¢n, que le reconoci¨® en 2011 con ese galard¨®n honor¨ªfico, y que clausur¨® su ¨²ltima edici¨®n con la proyecci¨®n de La buena esposa (estreno en 2018), en la que encarna a la mujer de un escritor que recibe la noticia de la concesi¨®n del Nobel de Literatura. Con una risa, la actriz explica su personaje: ?S¨¦ que muchos espectadores pensar¨¢n al inicio de la proyecci¨®n: ?Por qu¨¦ ha aceptado Close un papel de esposa mansa? Que esperen¡?. Ese matrimonio esconde un secreto que dinamitar¨¢ la trama. ?Siempre he buscado personajes volc¨¢nicos, como p¨²blico son los que me interesan?.
Para ahondar en la ¨Cposible¨C mansedumbre de una mujer que parece haber vivido toda su existencia a la sombra de su marido, Close no tuvo que ir lejos: ?Me fij¨¦ en mi madre, una artista con talento descomunal y nulo sentido narcisista de la vida. Para m¨ª la pregunta era: ?Por qu¨¦ este matrimonio ha seguido casado durante tanto tiempo? Y la respuesta es que, como en la vida, no hubo un momento clave, sino que de forma natural fueron aceptando esta simbiosis. Ella le quiere. Y ya est¨¢?.
Y la sonrisa. Se cumplen 30 a?os del estreno de Atracci¨®n fatal, el thriller que la encumbr¨® como villana oficial de Hollywood. Muy a su pesar. Porque la versi¨®n que se estren¨®, y que logr¨® un ¨¦xito inmenso en taquilla, no ten¨ªa nada que ver con el guion que hab¨ªa firmado. ?Fue muy duro?, y saca la sonrisa. Reflexiona unos segundos y arranca: ?Tras unos pases con p¨²blico, los productores decidieron cambiar el final y, por tanto, todo el sentido de mi personaje. Era alguien con un profundo agujero emocional que de repente se convirti¨® en una arp¨ªa desquiciada. Durante dos semanas me negu¨¦ a rodar la nueva conclusi¨®n. Luch¨¦ por no traicionar a Alex Forrest [su personaje], que estaba siendo devorada en pantalla y fuera de ella por el machismo de Hollywood?. Cedi¨® porque no le quedaba otra salida contractual. ?Aprend¨ª la lecci¨®n. El p¨²blico no hace la pel¨ªcula, t¨² la haces para ellos?.
Hay otra raz¨®n ulterior. La hermana y el sobrino de Close sufren enfermedades mentales, y la actriz no quer¨ªa banalizar su problema dando vida a una psic¨®pata. Para ayudarles, fund¨® en 2010 la ONG Bring Change to Mind, ?con la que batallamos contra los estigmas y la discriminaci¨®n que rodean a los des¨®rdenes mentales. Cuanto m¨¢s hablemos sobre ello, mucho mejor?.
A pesar de haber cumplido 70 a?os, le queda cuerda para rato. Hace dos d¨¦cadas encarn¨® en el escenario a Norma Desmond, la estrella que negaba su decadencia en El crep¨²sculo de los dioses, de Billy Wilder. ?La gente se volvi¨® loca con el musical. Me lleg¨® en mitad de un divorcio muy dif¨ªcil, el mejor momento. Es uno de los personajes femeninos mejor escritos de la historia del cine?. Ahora ha vuelto a interpretarlo en Broadway. ?Me apetec¨ªa, nunca me llegu¨¦ a desprender de Norma en mi interior, y puede que haya una versi¨®n para el cine del musical. Estoy ayudando a completar la financiaci¨®n?. Desmond es otra mujer despiadada y a la vez devorada por la fragilidad, compleja en su maldad. ??Lo ves? No he nacido para encarnar sumisas?. Sonrisa y cierre.
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