Lili Reinhardt: ?Hay actores en la industria que todo el mundo sabe que son abusivos y nadie hace nada?
Aprendi¨® pronto que para una actriz joven, bella y rubia no iba a ser f¨¢cil hablar de injusticias. Y, sin embargo, ah¨ª sigue.
En la suite del piso 11 de la Sunset Tower Hotel de Los ?ngeles la luz hace honor al nombre del edificio donde m¨¢s entrevistas con actores y actrices se celebran de toda la ciudad: los ¨²ltimos rayos de sol del d¨ªa entran por las ventanas, ba?an la elegante moqueta marr¨®n, el suave sill¨®n de raso color salm¨®n y finalmente el vaporoso vestido negro con lunares blancos de Lili Reinhart (Cleveland, 26 a?os). ¡°Es comod¨ªsimo¡±, dice con mirada curiosa antes de mostrar el espectacular escote de esta prenda de Max Mara, que ella misma ha escogido para la ocasi¨®n y que deja ver toda su espalda. Esta actriz de ojos verdes, piel inmaculada y cabellos rubios podr¨ªa pasar por la perfecta american sweetheart si no fuese porque al hablar se expresa como una mujer con ideas revolucionarias: ¡°Yo no decid¨ª convertirme en una defensora del derecho a la diversidad corporal y la salud mental. Ocurri¨® de forma org¨¢nica porque soy alguien que necesita hablar de lo que le pasa: soy un libro abierto, no es forzado, soy as¨ª. Me gusta conectar con la gente y compartir mis inquietudes. Cuando me empezaron a entrevistar hace siete a?os cont¨¦ la verdad: que hab¨ªa tenido depresi¨®n y ansiedad, que hab¨ªa sufrido mucho por el acn¨¦ y que todo eso segu¨ªa afect¨¢ndome. Creo que a la gente le fascinaba saber que la fama no cura todas esas cosas m¨¢gicamente, m¨¢s bien al contrario¡±.
Las entrevistas de hace siete a?os a las que se refiere son las que le hicieron cuando se convirti¨® de la noche a la ma?ana, y cuando ni siquiera era mayor de edad, en una estrella de la televisi¨®n por su papel protagonista en la serie para adolescentes Riverdale, en la que interpretaba a Betty Cooper, una estudiante aplicad¨ªsima y aparentemente modosa que generaba la misma disonancia con su personalidad que la propia Reinhart en la vida real: por su dedicaci¨®n a los estudios y su buena disposici¨®n para ayudar al que se lo pide, todos la consideran la chica perfecta, cosa que ella odia porque est¨¢ muy lejos de ser esa ¡°ni?a buena¡± ya que sufre grandes problemas de gesti¨®n de la ira.
En aquella primera etapa de su carrera, confes¨® abiertamente a los medios que luchaba constantemente por aceptar su propia imagen. No ha abandonado esta sinceridad nunca, aunque quiz¨¢ alcanz¨® un punto ¨¢lgido en 2022, cuando mediante su cuenta de Instagram cont¨® abiertamente que se hab¨ªa sentido alarmada por su obsesiva preocupaci¨®n por su peso en los ¨²ltimos tiempos y que la industria del entretenimiento contempor¨¢nea genera este tipo de disforia en las mujeres. La reacci¨®n a esta confesi¨®n fue tan grande como la consecuente oleada de odio que siempre soporta una mujer que se sincera en redes sociales y le hizo replantearse sus propias declaraciones: ¡°A veces dudas de lo que dices y, por supuesto, de lo que piensas. A lo mejor hubiese sido mejor callarme. S¨¦ perfectamente que estoy en una posici¨®n de privilegio puesto que mi trabajo me ofrece much¨ªsimas oportunidades de estar en contacto con el lujo extremo y adem¨¢s est¨¢ muy bien pagado. Pero que yo comprenda el privilegio que ostento no significa ni mucho menos que deba callarme o que no deba decir que esta industria no es sana. Me gusta hablar de esto y se?alar claramente todas las ridiculeces que rodean al oficio del actor contempor¨¢neo¡±.
Es por esta franqueza tan refrescante por lo que Max Mara ha escogido a Reinhart como merecedora del premio que la firma entrega en el contexto de la gala anual de Women In Film, la organizaci¨®n que desde los a?os setenta promueve la igualdad de la mujer en la industria del cine y que en la ¨²ltima d¨¦cada ha alcanzado especial relevancia gracias a movimientos como el #MeToo. La ense?a de los Maramotti, promotora de los valores del feminismo mucho antes de que el t¨¦rmino se convirtiese en un argumento de venta para infinidad de marcas de moda, patrocina los premios a las mujeres m¨¢s relevantes tambi¨¦n desde hace una d¨¦cada y tiene una categor¨ªa propia que la actriz escogida en esta ocasi¨®n comparti¨® con estrellas del nivel de Viola Davis (premiada por La mujer rey), Carey Mulligan (quien lo fue por la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de la historia de Megan Twohey y Jodi Kantor, las periodistas del The New York Times que denunciaron los abusos de Harvey Weinstein) o Michaela Coel (premiada por su guion e interpretaci¨®n en la serie I may destroy you). Solo esta ¨²ltima no estuvo presente en la ceremonia que tuvo lugar en el Beverly Hilton ¡ªel hotel donde tambi¨¦n se entregan los Globos de Oro¡ª la misma tarde en que entrevistamos a Reinhart; a¨²n as¨ª, en representaci¨®n de Coel, ley¨® una carta una premiada de ediciones anteriores, la indiscutible Jane Fonda, actriz, s¨ª, pero sobre todo activista.
Reinhart, que el a?o pasado particip¨® en Hustlers, el gran ¨¦xito de Jennifer Lopez, acaba de crear su propia productora, Small Victory Productions, con la que desarrollar¨¢ contenido original y adaptado para cine y televisi¨®n con un enfoque moderno para adultos j¨®venes. Su intenci¨®n es celebrar la diversidad y la inclusi¨®n y apoyar nuevas voces, con su visi¨®n de c¨®mo debe funcionar la industria sobrevolando todo: ¡°Creo que tenemos que sacar el oficio de int¨¦rprete del altar sagrado e impedir que las celebrities por el simple hecho de serlo puedan tratar mal a la gente. La iniciativa de pararle los pies a las estrellas abusivas ya ha comenzado. Y menos mal, porque durante much¨ªsimo tiempo la gente ha tolerado o excusado conductas intolerables con el simple argumento de que ese alguien que se comportaba mal era famoso. De hecho es algo que sigue pasando: hay actores en la industria que todo el mundo sabe que son abusivos y nadie hace nada. Pero esas normas inquebrantables est¨¢n empezando a saltar por los aires. Tras el #MeToo o el Black Lives Matter y despu¨¦s de la pandemia, cada vez m¨¢s gente ha comprendido que no hay que vivir con miedo¡±.
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