Los 100 millones de Penny Marshall, la creadora de ¡®Big¡¯: la primera directora taquillera a la que Hollywood acab¨® defenestrando
Cuando se cumplen 35 a?os del estreno de su primer gran ¨¦xito, Big, recordamos la trayectoria de la primera mujer que conquist¨® la cartelera como cineasta y que abri¨® puertas para ¨¦xitos posteriores como Barbie. Una pionera que muri¨® en 2018 con un historial repleto de cl¨¢sicos, pero alejada durante m¨¢s de tres lustros de la industria.
En una de sus primeras entrevistas como directora de cine, all¨¢ por 1986, Penny Marshall explic¨® el motivo por el que se hab¨ªa negado durante a?os a ponerse detr¨¢s de la c¨¢mara: ¡°Necesito una enorme cantidad de ¨¢nimo para hacer cualquier cosa, incluso para salir a cenar¡±. Que la estadounidense no era demasiado amiga de hacer promoci¨®n de sus trabajos o de la labor de autobombo personal que tan bien ejecutan muchos de los cineastas m¨¢s conocidos de nuestro tiempo es uno de los rasgos m¨¢s conocidos sobre su personalidad. Un detalle que quiz¨¢ haya lastrado la faceta medi¨¢tica de una carrera pionera en la meca del cine, repleta de trabajos brillantes como actriz y directora, pero que act¨²a como un ant¨ªdoto indemne al paso del tiempo por su capacidad para rebajar el glamour y la transcendencia inherente a las colinas de Hollywood. Ahora, que una directora (Greta Gerwig) bate todos los r¨¦cords con otra comedia, y cuando se cumplen 35 a?os del estreno de uno de sus grandes cl¨¢sicos, Big, celebramos la figura de la mujer que ten¨ªa el talento suficiente para ser un icono global del s¨¦ptimo arte pero que la propia industria dio por amortizada demasiado pronto.
Fallecida en 2018 por complicaciones derivadas de la diabetes que sufr¨ªa, Marshall no podr¨¢ ser testigo de todos los r¨¦cords que est¨¢ batiendo Barbie en la cartelera internacional, pero su nombre es reivindicado con insistencia estos d¨ªas. Porque m¨¢s all¨¢ de quienes ven una influencia directa de pel¨ªculas como Ellas dan el golpe en la din¨¢mica relacional entre las diferentes ¡®mu?ecas¡¯ o en los manierismos del ni?o grande de Big interpretado por Tom Hanks en el Ken de Ryan Gosling, Marshall fue la primera mujer en dirigir una pel¨ªcula que alcanzara los 100 millones de d¨®lares en taquilla. Y lo har¨ªa dos ocasiones, con los dos filmes reci¨¦n mencionados y gan¨¢ndose entre medias una nominaci¨®n a la mejor pel¨ªcula ¨Cla segunda mujer en la historia en conseguirlo¨C por el drama Despertares. Un hito, el taquillero, que se ha repetido solo un pu?ado de veces en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas y que ahora Gerwig est¨¢ hipertrofiando hasta niveles nunca vistos: superando los 1.000 millones de recaudaci¨®n en todo el mundo.
Pese a que la ilustre y precursora trayectoria la convierte en un indiscutible icono feminista del s¨¦ptimo arte, Marshall nunca quiso se?alarse como tal y le irritaba especialmente que la cr¨ªtica calificara como ¡°pel¨ªculas de mujeres¡± sus trabajos protagonizados por repartos femeninos. Ellas dan el golpe, sobre una liga de b¨¦isbol de mujeres en un contexto de guerra, es aplaudida de forma un¨¢nime por la visibilizaci¨®n del esfuerzo femenino a la hora de labrarse un espacio en un mundo patriarcal hist¨®ricamente negado, pero ella prefer¨ªa referirse a la tem¨¢tica como ¡°un hecho universal¡±: ¡°Trata sobre por qu¨¦ no hay que avergonzarse de nuestros talentos. Es un problema aplicable tanto al hombre como a la mujer¡±.
A pesar de contar con varias de las comedias m¨¢s recordadas y queridas en su historial, la cineasta dirigi¨® su ¨²ltima pel¨ªcula 17 a?os antes de su fallecimiento. Los chicos de mi vida, que fracas¨® en una taquilla todav¨ªa conmocionada por los atentados del 11 de septiembre, supuso el final de su carrera cinematogr¨¢fica justo cuando la industria empezaba a abrazar las grandes franquicias de acci¨®n y dejar a un lado las producciones de presupuesto medio que caracterizaban a Marshall. ¡°No dirijo terror. No dirijo vampiros. No dirijo choques de coches ni gente vistiendo grandes trajes de metal, y eso es lo que vende en todo el mundo. Yo cuento historias¡±, aleg¨® la propia directora. Expertos como Kevin Fallon se refieren a ella como el ejemplo m¨¢s claro de lo que en Hollywood denominan como ¡®movie jail¡¯ (algo as¨ª como c¨¢rcel cinematogr¨¢fica), un concepto que alude a la marginaci¨®n profesional despu¨¦s de estrenar una pel¨ªcula con mala taquilla y que en una industria tan machista como la cinematogr¨¢fica suele afectar con m¨¢s asiduidad a ellas que a ellos. Directoras como Mimi Leader (Deep Impact) o Kimberly Peirce (Los chicos no lloran) han vivido en primera persona los efectos de esa sensaci¨®n de arresto. ¡°Si una mujer comete un error, la gente lo recuerda. Pero si un hombre comete un error, la gente suele olvidarlo con mucha mayor frecuencia¡±, confirm¨® Peirce.
La coyuntura no afect¨® demasiado a una directora que prefiri¨® apostar por centrar su tiempo en dirigir episodios de diferentes series de televisi¨®n y disfrutar de su mayor pasi¨®n, el baloncesto. Fan¨¢tica de Los Angeles Lakers, era habitual verla sentada junto a Jack Nicholson en las butacas de pista del pabell¨®n angelino y su ¨²ltimo trabajo antes de fallecer a los 75 a?os fue un documental nunca terminado sobre la controvertida figura de Dennis Rodman. Divertida, inteligente, relajada y con una total falta de pretensiones; as¨ª la calificaban sus amigos m¨¢s cercanos. La eternidad o el legado no le preocupaban. Ella misma hab¨ªa calificado su carrera como un ¡°accidente¡± y hasta su debut en la silla de directora fue un hecho fortuito. ¡°Ellos me llamaron, yo no llam¨¦ a su puerta¡±, recordaba en una entrevista en 2012. Lo hizo junto a Whoopie Goldberg en la pel¨ªcula Jumpin¡¯ Jack Flash, despu¨¦s de que la propia int¨¦rprete le rogara expl¨ªcitamente que sustituyera al director original, Howard Zieff, que acababa de ser despedido con el rodaje ya comenzado.
La neoyorquina, que era conocida en la industria por su trabajo como actriz, se hab¨ªa negado durante a?os a dirigir largometrajes. Matriculada en matem¨¢ticas y psicolog¨ªa en la Universidad de Nuevo M¨¦xico, dej¨® los estudios cuando se qued¨® embarazada de su ¨²nica hija, Tracy, cuando ella apenas ten¨ªa 20 a?os. Contrajo matrimonio con el padre de la ni?a, un jugador de f¨²tbol americano llamado Michael Henry, pero la uni¨®n no super¨® los tres a?os ¨Cdespu¨¦s volver¨ªa a estar casada durante ocho con el actor Rob Reiner¨C y se mud¨® a Los ?ngeles buscando el asilo de su hermano mayor. Garry, que trabajaba como guionista por aquel entonces, se convertir¨ªa despu¨¦s en director de pel¨ªculas tan recordadas como Pretty Woman.
Tras protagonizar varios anuncios de televisi¨®n, Marshall se hizo un nombre en los a?os setenta al protagonizar la sitcom Laverne & Shirley, emitida durante ocho temporadas en la cadena ABC, sobre las desventuras amorosas de dos compa?eras de piso y de trabajo en el Wisconsin de los a?os 50. Una ficci¨®n rompedora no solo por tener dos mujeres como protagonistas, sino por alejarse de los clich¨¦s relacionados con los personajes femeninos de la ¨¦poca. Las dos eran solteras, trabajaban en un puesto tradicionalmente masculino como taponadoras de botellas en una f¨¢brica de cerveza y eran unas terribles amas de casa. ¡°Danos una oportunidad, la cogeremos / Danos una regla, la romperemos / Vamos a hacer nuestros sue?os realidad, a nuestra manera¡±, cantaba la sinton¨ªa de su cabecera.
Marshall se convirti¨® en una estrella gracias a su vis c¨®mica y su voz nasal, fue pareja de figuras como Art Garfunkel y forj¨® una amistad inseparable con Carrie Fisher que se prolongar¨ªa durante el resto de sus respectivas vidas. Marshall tuvo la oportunidad de dirigir algunos episodios de la serie, aunque tardar¨ªa a?os en responder a los cantos de sirena que le llegaban desde Hollywood. Cuando por fin lo hizo, antepuso ante todo que el espectador pasara un buen rato frente a la pantalla: ¡°Quiero que r¨ªas y que llores. Eso es lo que yo hago¡±.
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