Por qu¨¦ el Actors Studio era una tortura para los actores (y una bendici¨®n para los espectadores)
Se cumplen 100 a?os del nacimiento de Montgomery Clift, uno de tantos actores del ¡®m¨¦todo¡¯ v¨ªctimas de su propia grandeza.
Es dif¨ªcil pensar en un int¨¦rprete que conjugara a la vez tanto talento y atractivo, y casi imposible hallar uno m¨¢s atormentado. Montgomery Clift (que naci¨® el 17 de octubre de 1920 y muri¨® el 23 de julio de 1966) es una de las 100 estrellas m¨¢s atractivas de todos los tiempos (seg¨²n Empire) y uno de los 100 mejores actores de la historia del cine (en el ranking de Entertainment Weekly), aunque, sobre todo, es recordado por su muerte, tambi¨¦n conocida como ¡°el suicidio m¨¢s largo de la historia de Hollywood¡±. La tr¨¢gica y acertada definici¨®n la dio Robert Lewis, su profesor de actuaci¨®n desde los a?os 40 en el Actors Studio, del que Montgomery Clift fue uno de los primeros alumnos (ingres¨® en 1947, el mismo a?o de su fundaci¨®n) y donde tambi¨¦n se han formado desde Jack Nicholson a Paul Newman pasando por Al Pacino, quien lo copreside en la actualidad junto a otros notables ex alumnos, Ellen Burstyn y Alec Baldwin.
Para ser miembro del Actors Studio, un cargo vitalicio y gratuito, es necesario pasar audiciones tan complicadas que el mism¨ªsimo Dustin Hoffman fue rechazado en cinco ocasiones. Desde hace m¨¢s de medio siglo, cada martes y viernes a las 11 de la ma?ana en la sede en el 432 W de la calle 44 (con el tiempo tendr¨ªa tambi¨¦n una sede en Los ?ngeles), todos los miembros est¨¢n invitados a participar de unas sesiones privadas en las que experimentar y desarrollar su creatividad. Unos encuentros casi m¨ªsticos en los que dramaturgos, guionistas, directores y, sobre todo, actores, consagrados y principiantes, pueden divertirse, preparar su trabajo y desafiarse entre iguales sin presiones. En esas sesiones, los profesores apenas intervienen. Solo al final y planteando a los alumnos m¨¢s preguntas que soluciones. De vez en cuando estas sesiones son abiertas al p¨²bico: la entrada es gratuita pero es necesario inscribirse en sus listas de espera.
El credo Strasberg
M¨¢s que una escuela de interpretaci¨®n esta instituci¨®n del Midtown neoyorquino es casi una confesi¨®n religiosa y su credo es el M¨¦todo. Se llama as¨ª a una forma de abordar los personajes ideada por Konstant¨ªn Stanislavski a principios del siglo XX que permite al int¨¦rprete sintonizar con la emociones, motivaciones y actitudes de sus personajes, mediante un trabajo f¨ªsico y psicol¨®gico que hace aflorar el subconsciente (pocos a?os antes Sigmund Freud hab¨ªa publicado La interpretaci¨®n de los sue?os) con el fin de lograr interpretaciones m¨¢s aut¨¦nticas. En 1931, varios adeptos del sistema de Stanislavski formaron una compa?¨ªa llamada Group Theatre que revolucion¨® la escena estadounidense. La compon¨ªan, entre otros, Stella Adler, Lee Strasberg, Robert Lewis (el mencionado mentor de Montgomery Clift), Cheryl Crawford y Elia Kazan. Los tres ¨²ltimos fundaron en 1947 el Actors Studio, m¨ªtico desde su inauguraci¨®n. Desde el principio se empieza a discutir la mejor forma de adaptar el sistema Stanislavski. Entonces se produce un cisma entre Stella Adler y Lee Strasberg. Adler, que hab¨ªa estudiado directamente con Stanislavski, quien sosten¨ªa que el int¨¦rprete puede y debe recurrir a su imaginaci¨®n para construir al personaje, mientras que para Strasberg el mejor material era la propia memoria emocional del actor, es decir, debe convertirse en el personaje.
Ella acab¨® fundando el Stella Adler Studio of Acting con sede en Nueva York y Los ?ngeles, y fue profesora de?Marlon Brando, Warren Beatty o Robert De Niro. Lee Strasberg, por su parte, se hizo con la direcci¨®n creativa del Actors Studio y acab¨® siendo mentor de -adem¨¢s de los ya mencionados- gigantes como?Jane Fonda, Harvey Keitel, Robert Duvall, James Dean o Marilyn Monroe, quien se obsesion¨® con las ense?anzas de Strasberg hasta el punto de que el maestro y Paula, su esposa, la acogieron en su casa y la animaron a dejar Hollywood para dedicarse al teatro en Manhattan. Otro entregado al credo Strasberg fue Dustin Hoffman: tras su quinto rechazo en las pruebas para el Actors Studio se las ingeni¨® para asistir a un seminario grupal -y de pago- impartido por Lee Strasberg, quien tard¨® dos a?os en recibirlo personalmente y un a?o m¨¢s en aceptarlo como alumno.
Contra el m¨¦todo
Alfred Hitchcock?era uno de los detractores del m¨¦todo. Sobre este sistema dijo, entre otras cosas, : ?Cuando un actor quiere discutir su personaje y me pregunta ¡®?cu¨¢l es mi motivaci¨®n?¡¯, yo le respondo ¡®tu sueldo¡¯¡±. La paciencia del director con el ¡®m¨¦todo¡¯ fue puesta a prueba en dos ocasiones. La primera, cuando Montgomery Clift protagoniz¨® Yo Confieso; la segunda y m¨¢s explosiva cuando un ya estelar Paul Newman se desat¨® en Cortina rasgada. Y de ambas se queja a Fran?ois Truffaut en El cine seg¨²n Hitchcock, donde el brit¨¢nico confiesa a su colega franc¨¦s que el Actors Studio arruin¨® una de sus escenas favoritas de Cortina rasgada, hasta el punto de que la suprimi¨® del montaje: ¡°Como ya sabe usted, Paul Newman es un actor que pertenece al m¨¦todo, y por ello no se contenta con echar miradas neutras, esas miradas que me permiten realizar el montaje de una escena. En lugar de mirar simplemente (¡), interpreta la escena en el estilo del m¨¦todo, con una emoci¨®n excesiva y siempre girando la cabeza¡±. Frente al histrionismo de Newman, Truffaut alaba la contenci¨®n de Monty en Yo confieso: ¡°Clift hace un trabajo extraordinario. De un extremo al otro de la pel¨ªcula, s¨®lo tiene una expresi¨®n, e incluso una ¨²nica mirada: una dignidad total con un leve matiz de asombro¡±.
Laurence Olivier tambi¨¦n era detractor. Una an¨¦cdota del rodaje de Maraton Man ilustra las diferencias entre los sistemas de Stanislavski y Strasberg. Olivier, seguidor del primero, alucin¨® al ver a Dustin Hoffman presentarse hecho polvo y sin dormir para rodar una escena en la que su personaje tambi¨¦n habr¨ªa pasado la noche en blanco porque quer¨ªa meterse en el personaje, experimentar sus mismas sensaciones. El brit¨¢nico le espet¨®: ¡°?Y por qu¨¦ no act¨²as, querido? ?Es mucho m¨¢s f¨¢cil!¡±. Laurence Olivier no es el ¨²nico que ha expresado de forma ingeniosa su rechazo al ¡®m¨¦todo¡¯ y su complejo trabajo f¨ªsico y psicol¨®gico que, supuestamente, llevar¨¢ al actor a responder a la pregunta ¡°?qu¨¦ me motivar¨ªa a m¨ª a comportarme como lo hace el personaje?¡±.
?Qui¨¦n era el mejor actor de m¨¦todo?
Para muchos cr¨ªticos la respuesta es Montgomery Clift. De hecho, fue uno de los primeros de Hollywood en ¡°sumergirse en el personaje¡±: antes de que James Dean y Marlon Brando debutaran en pantalla grande, Monty ya hab¨ªa aprendido a tocar el piano para La heredera, vivido entre cowboys para R¨ªo Rojo, recibido instrucci¨®n militar y visitado campos de refugiados para Los ¨¢ngeles perdidos y pasado una noche en el corredor de la muerte la prisi¨®n de San Quint¨ªn para Un lugar en el sol. Por estas dos ¨²ltimas pel¨ªculas fue nominado al Oscar al Mejor Actor. Volvi¨® a estar nominado por De aqu¨ª a la Eternidad, solo que esta cinta en realidad cuestiona la utilidada del m¨¦todo: aunque Clift aprendi¨® a boxear y a tocar la corneta, finalmente fue doblado en las escenas musicales y pugilistas en la sala de montaje, de modo que el que toca es un m¨²sico de verdad y el que boxea, un p¨²gil profesional. En cualquier caso es la sensibilidad de Montgomery Clift (Burt Lancaster reconoci¨® sentirse intimidado por su talento) la que convierte en inolvidable la cinta¡ Y la que hizo de su vida una experiencia tan tr¨¢gica: ¡°Cuanto m¨¢s nos acercamos a lo negativo, a la muerte, m¨¢s florecemos¡±, dec¨ªa sobre la interpretaci¨®n. En 1956 tuvo un accidente que dej¨® evidentes cicatrices en su rostro y en su mente. Y esta doble cicatriz alter¨® para siempre su vida y su capacidad de interpretar (para un actor del m¨¦todo podr¨ªa decirse que es lo mismo). Si incapacidad de memorizar frases no siempre fue negativa: tras repetir varias tomas en Vencedores o vencidos, el director Stanley Kramer le dijo que no se preocupara en repetir el gui¨®n textualmente y que dijera lo que dir¨ªa su personaje -una v¨ªctima del nazismo testificando en los juicios de Nuremberg- . Consigui¨® su cuarta nominaci¨®n al Oscar como actor (muchos int¨¦rpretes del m¨¦todo, incluido Dustin Hoffman, reivindican que se reconozcan sus aportaciones como guionistas). Cuatro a?os despu¨¦s, Monty fue encontrado muerto en su apartamento de Nueva York a los 45 a?os a causa de una enfermedad coronaria provocada por su adicci¨®n al alcohol y a los calmantes. Se cree que sus ¨²ltimas palabras fueron: ¡°No, en absoluto¡±. As¨ª de desairado respondi¨® la noche anterior a su asistente cuando le pregunt¨® si quer¨ªa ver el televisi¨®n Vidas Rebeldes. Era la pel¨ªcula maldita que hab¨ªa protagonizado con Marilyn Monroe, quien lleg¨® a decir durante el rodaje: ¡°A la ¨²nica persona que conozco que est¨¢ peor que yo es a Monty¡±.
El da?o del m¨¦todo
Monty y Marilyn coincid¨ªan en muchos aspectos: adem¨¢s de estar marcados por la belleza, el talento o por la muerte prematura, ambos compaginaban sus lecciones de interpretaci¨®n en el Actors Studio con sus constantes visitas al psiquiatra. Que el m¨¦todo puede hacer sufrir a los actores ya lo observ¨® el propio Stanislavski, quien instaba a sus estudiantes a ¡°liberarse¡± del personaje para prevenir patolog¨ªas mentales.
Gary Oldman, uno de los mayores embajadores contempor¨¢neos del m¨¦todo, asegur¨® con socarroner¨ªa que ¡°cualquier actor que te diga que tiene que convertirse en el personaje que va a interpretar te est¨¢ vacilando¡ a menos que sea esquizofr¨¦nico ¡±, lo cierto es que esta forma de abordar los personajes siempre ha sido objeto de pol¨¦mica, tambi¨¦n recientemente, como ocurri¨® con las dietas extremas de Joaquin Phoenix o Christian Bale.
Hace unos a?os, James Franco reflexionaba en The New York Times sobre si el err¨¢tico comportamiento de Shia LaBeouf (o el suyo propio) podr¨ªa tener que ver con el conflicto emocional de los actores del m¨¦todo (que son a la vez tres personajes: los roles que interpretan, la personalidad que los medios les construyen y la persona real). En respuesta, el cr¨ªtico cinematogr¨¢fico Richard Brody escrib¨ªa en The New Yorker que el m¨¦todo podr¨ªa haber contribuido a las adicciones que condujeron a la muerte a Philip Seymour Hoffman. El protagonista de Capote (cuyo profesor de interpretaci¨®n fue Tony Greco, un disc¨ªpulo de?Lee Strasberg) fue, seg¨²n Brody, ?v¨ªctima de especie de cortocircuito emocional que lo sobrecalent¨® terriblemente, del cual result¨® esa intensidad -justamente admirada- que aportaba a cada papel, pero tambi¨¦n era, sin embargo, una se?al de que un actor daba demasiado de s¨ª mismo?. Por alguna extra?a casualidad, Philip Seymour Hoffman naci¨® el 23 de julio, exactamente el mismo d¨ªa en que -un a?o antes- muri¨®?Montgomery Clift. Y tambi¨¦n falleci¨® solo a los 46 a?os (Monty ten¨ªa 45) en su apartamento en Manhattan, a escasas manzanas de la sede del Actors Studio.
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