?Recuperarme de la anorexia fue m¨¢s duro que dejar las drogas?: la belleza interrumpida de Carr¨¦ Otis
Estaba llamada a ser una de las grandes tops de los 90, pero Mickey Rourke y otros depredadores se cruzaron en su camino. Reconvertida en instructora de yoga, esta pionera del #MeToo vive feliz con su familia en una granja en California.
Carr¨¦ Otis, a?o 2020. Con una larga y lacia melena gris, expresi¨®n serena y su belleza intacta, as¨ª se presenta a los 51 a?os la ex modelo en Instagram. Como las cuentas de las dem¨¢s tops de los 90, la suya es una antolog¨ªa de portadas, campa?as y las apote¨®sicas fiestas?de la ¨¦poca (como este noventero instante en The Tunnel, con Helena Christensen y Kristen McMenamy). Sin embargo, a diferencia de sus colegas, en su perfil Otis intercala postales de su buc¨®lica vida actual desde la granja en California en la que se instal¨® hace ocho a?os con su familia: Otis abrazando a sus hijas, Otis recogiendo verduras de su huerto, Otis acunando un cervatillo e incluso Otis realizando un ritual cham¨¢nico en el solsticio de verano.
Carr¨¦ Otis, a?o 2000. Tras una convulsi¨®n, la modelo ha de someterse a una cirug¨ªa card¨ªaca, para la cual ha de responder a un cuestionario m¨¦dico. La confesi¨®n es toda una epifan¨ªa: ?Tuve que sentarme y darme cuenta de que mi dieta (que consist¨ªa en pasar hambre, ya que no soy delgada por naturaleza) no era normal, y no lo hab¨ªa sido en los ¨²ltimos 20 a?os?, explic¨® en una entrevista. Med¨ªa 1,78 cm y pesaba menos de 45 kilos.?Los frecuentes v¨®mitos, ayunos y laxantes (y otras sustancias) hab¨ªan derivado en una falta de nutrientes esenciales, como prote¨ªnas. Y esas carencias estaban m¨¢s relacionadas con sus problemas cardiacos que el abuso de drogas. ?Mi m¨¦dico me hizo ver que el principal detonante fueron tantos a?os de desnutrici¨®n, especialmente en mi adolescencia, cuando a¨²n me estaba formando, antes incluso de empezar a trabajar como modelo?. Ten¨ªa 30 a?os y la relaci¨®n que manten¨ªa con la comida no era la ¨²nica que iba a ser reexaminada.
Su autobiograf¨ªa, Beauty, Disrupted: A Memoir, publicada en 2011 por It Books, culmina ese proceso de indagaci¨®n, desde su infancia en un hogar disfuncional (marcado por el alcoholismo de su padre) hasta su matrimonio de seis a?os de duraci¨®n con?Mickey Rourke (una relaci¨®n tormentosa seg¨²n la prensa del momento, plagado de abusos seg¨²n reconoce la modelo hoy). Adopt¨® su actitud rebelde tras el retraso escolar que sufri¨® en el colegio a causa de su dislexia: ?Supe que era diferente a los dem¨¢s ni?os y, ya que me iban a etiquetar, decid¨ª que esa etiqueta la elegir¨ªa yo: iban a conocerme como la rebelde o la problem¨¢tica, pero nunca m¨¢s como la lenta?, recuerda en sus memorias. Ya en su infancia empez¨® a coquetear con el alcohol y las drogas, motivo por el cual sus padres la cambiaron de colegio y la matricularon en una escuela alternativa, donde las clases se desarrollaban al aire libre, una atm¨®sfera hippie y ecologista donde se sinti¨® temporalmente en calma. A los 14 empez¨® a trabajar como modelo, a los 15 se instal¨® en Nueva York, a los 18 se mud¨® a Par¨ªs y a los 23 protagoniz¨® su m¨ªtica campa?a para Calvin Klein, fotografiada por Bruce Weber.
A esa edad, ya estaba completamente enganchada a la coca¨ªna (seg¨²n su autobiograf¨ªa, estaba asumido por la industria que ese era ?el secreto del peso de las modelos?). Uno de sus primeros proveedores fue G¨¦rald Marie, el entonces todopoderoso director de la agencia de modelos Elite en Europa, desenmascarado como depredador sexual por un documental de la BBC con c¨¢mara oculta en 1999. El entonces prometido de Linda Evangelista dej¨® que Carr¨¦ se instalara en el dormitorio de su hija en su enorme apartamento de Par¨ªs (la modelo tuvo que pagar el alquiler con sus pendientes), y de noche se citaban en el ba?o para esnifar.?En varias de esas ocasiones, seg¨²n cuenta en sus memorias, el representante la viol¨®. Ella ten¨ªa 17 a?os y ¨¦l, 25 m¨¢s. Otis no es la ¨²nica top que ha denunciado los abusos de Marie: Karen Mulder tuvo que recibir tratamiento psiqui¨¢trico por este motivo.
Otis se topar¨ªa despu¨¦s con nuevos depredadores cuando debut¨® en el cine en 1989 con Orqu¨ªdea salvaje: ?Fui acosada, abusada y explotada sexualmente por el director y los productores. Fue muy duro. Y no ten¨ªa a nadie a quien llamar o denunciar el abuso. Realmente estaba sola en una tierra extranjera (la cinta se rod¨® en Brasil). No sab¨ªa c¨®mo funcionaban las pel¨ªculas. Fui muy ingenua?, recuerda en una entrevista. La pel¨ªcula fue un esc¨¢ndalo por los rumores de que no hab¨ªa nada de simulado en sus t¨®rridas escenas sexuales con?Mickey Rourke.
As¨ª comenz¨® un romance entre el actor y la modelo que parec¨ªa haber terminado en 1991, a causa de un accidente bastante revelador: en una cita en un restaurante en Nuevo M¨¦xico, Carr¨¦ Otis descubri¨® que Rourke llevaba un arma y, asustada, le pidi¨® que la sacara de all¨ª. Este, sin avisar a la modelo, escondi¨® la pistola en el bolso de su novia y, al llegar a casa, la Magnum 357 se dispar¨® accidentalmente cuando la modelo dej¨® el bolso en una mesa, provocando a Otis una herida en el hombro (a menos de cinco cent¨ªmetros del coraz¨®n). ?La reacci¨®n de Rourke? Gritar fuera de s¨ª y exigirle que limpiara toda esa sangre. ?Entr¨¦ en p¨¢nico, pregunt¨¢ndome qu¨¦ era m¨¢s importante, mi vida o el hecho de que hab¨ªa sido herida por la pistola de Mickey Rourke?, recuerda la modelo.
Tras meses sin verse, en 1992 el actor la sorprende con una proposici¨®n de matrimonio que, de nuevo, daba bastantes pistas de su car¨¢cter: Rourke le mostr¨® a la vez el anillo y la espada japonesa con la que juraba suicidarse si ella le rechazaba. Otis acept¨® y el matrimonio dur¨® seis a?os, en los cuales empez¨® a consumir hero¨ªna. ?Seg¨²n los est¨¢ndares de todo el mundo, ten¨ªa todo lo que pudiera desear: una casa grande y bonita y una relaci¨®n con un actor famoso. Pero ah¨ª pod¨ªas dejar de contar, eso era todo lo que hab¨ªa?, recuerda. Pero hubo mucho m¨¢s: el celoso actor le oblig¨® a rechazar una campa?a de un mill¨®n de d¨®lares con?Helena Rubenstein y, cuando Vanity Fair public¨® unas sugerentes fotos de Otis firmadas por el (reconocidamente gay) fot¨®grafo Steven Meisel, Rourke se enfureci¨®: ?Todo el mundo puede verte el culo¡ ?se es mi culo, de nadie m¨¢s?, grit¨® -seg¨²n recuerda la modelo en sus memorias-, y contrat¨® a unos matones que intimidaron y amenazaron a Meisel en un ascensor. En 1994, Otis denunciar¨ªa que su marido la habr¨ªa abofeteado, tirado al suelo y golpeado. Y aunque la polic¨ªa presenta cargos, Otis decide no declarar en el juicio.
?Fue muy dif¨ªcil salir de ese matrimonio. Pero ten¨ªa la certeza de que ten¨ªa que hacerlo si quer¨ªa sobrevivir, crecer y prosperar. El primer paso fue darme cuenta de que necesitaba apoyo. No podr¨ªa hacerlo sola?, explicaba en una reciente entrevista, ?ten¨ªa un verdadero trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico y necesitaba abordar mis miedos y encontrar fuerzas. Y a trav¨¦s de la terapia y las amistades pude hacerlo. A partir de ah¨ª fui dando pasos de beb¨¦ y ocup¨¢ndome de la log¨ªstica y del plan de escape. Ten¨ªa que ser muy cuidadosa y estrat¨¦gica. Trabaj¨¦ duro en la terapia para poder seguir avanzando y crecer. Es imperativo que las mujeres obtengan apoyo. Extender la mano puede ser dif¨ªcil, pero no hacerlo es mucho peor y m¨¢s peligroso?. La pareja finalmente se divorcia en 1998.
El camino a la recuperaci¨®n
En unos a?os marcados por la terapia psicol¨®gica, los centros de rehabilitaci¨®n (pese a todo, Otis reconoce que fue Rourke, preocupado por su adicci¨®n a la hero¨ªna, quien la convenci¨® para pedir ayuda) y por la operaci¨®n card¨ªaca, la californiana cambia radicalmente su alimentaci¨®n y se obliga a realizar tres comidas diarias (?recuperarme de la anorexia fue m¨¢s duro que dejar las drogas?, asegura). A principios de este siglo, sus agentes comunican a todos sus clientes que la talla de Otis es ahora una 44 y que no piensa adelgazar para ning¨²n trabajo, bajo ning¨²n concepto. Se sorprenden al ver que aumentan considerablemente las ofertas (incluso aparece en las portadas del especial ba?o de?Sports Illustrated y de Playboy). Empieza su labor como activista en Model Alliance (una fundaci¨®n dedicada a luchar por los derechos de las modelos) y se convierte en embajadora del Consejo Nacional de Des¨®rdenes Alimentarios de Estados Unidos. Regresa a California y reconecta con el estilo de vida de la escuela hippie de su adolescencia. En un supermercado de comida org¨¢nica conoce al investigador medioambiental Matthew Sutton (un ejecutivo de la AECOM Technology), con quien se casar¨ªa en 2005 y con el que convivir¨ªa en un retiro budista en Colorado durante cuatro a?os. Hace casi una d¨¦cada que se han instalado en una granja en California donde viven con sus dos hijas Kaya y Jade (de 12 y 13 a?os) en la que Otis imparte clases de yoga. Hace poco, le preguntaron si le atormenta algo de su pasado. ?El da?o que pueda haber hecho a algunas personas a causa de mi ignorancia o ego¨ªsmo, ese es mi ¨²nico arrepentimiento?.
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