Acad¨¦micas Desvergonzadas, el colectivo que impulsa el autobombo de las mujeres investigadoras
Una serie de estudios confirman, para sorpresa de nadie, que los hombres del entorno acad¨¦mico ¡®venden¡¯ mejor su trabajo que sus compa?eras. A trav¨¦s de su cuenta de Twitter, Acad¨¦micas Desvergonzadas pretende dar visibilidad a todos esos trabajos que se quedan en el caj¨®n.
En tres meses han conseguido que su cuenta de Twitter tenga m¨¢s de 6.000 seguidores, una cantidad en tiempo r¨¦cord por la que muchos influencers matar¨ªan por conseguir. Sin embargo, lo que quiere el colectivo Acad¨¦micas Desvergonzadas no es promocionar marcas, sino logros profesionales de mujeres que no se atreven a hacerlo por s¨ª mismas. De hecho, su primera publicaci¨®n en la red social fue un art¨ªculo sobre una serie de estudios que confirman, para sorpresa de nadie, que los hombres del entorno acad¨¦mico de Estados Unidos ¡®venden¡¯ mejor su trabajo que sus compa?eras.
La idea de poner en marcha esta cuenta surgi¨® de manera espont¨¢nea durante una conversaci¨®n entre varias compa?eras del entorno universitario. Una charla normal en la que se compart¨ªan experiencias laborales, en su caso sobre investigaci¨®n y docencia sobre todo en el ¨¢mbito de las Ciencias Sociales. Y, de pronto, una de esas an¨¦cdotas se convirti¨® en relevadora. ¡°Una de nosotras coment¨® que su pareja, al verla trabajar en ello, le dijo que esperaba que ese libro no fuese a ¡®esconderlo tambi¨¦n debajo de la cama¡¯?, explica una de las integrantes del colectivo a S Moda. No hay nombres propios, porque el sentimiento es com¨²n para todas. ¡°Nos da verg¨¹enza promocionar y dar autobombo a lo que hacemos. no se trataba de un problema individual, sino que est¨¢ m¨¢s extendido de lo que a priori se podr¨ªa pensar¡±.
Su cuenta tiene el objetivo de ser un canal a trav¨¦s del cual esos trabajos firmados por mujeres lleguen a m¨¢s personas, a que se visibilicen y tambi¨¦n a crear una comunidad para compartir logros sin que haya peligro de sentirse coartadas. A la vista est¨¢ que exist¨ªa la necesidad de algo as¨ª. ¡°Sab¨ªamos que era una cuenta que pod¨ªa interpelar a muchas mujeres, pero no nos esper¨¢bamos tantos seguidores en tan poco tiempo. El ¨¦xito es un reflejo de que este es un problema que existe, que es un tema que hab¨ªa que poner sobre la mesa, visibilizarlo y crear conciencia. Si con esta cuenta de Twitter podemos poner nuestro granito de arena para ello, estupendo¡±.
¡®El s¨ªndrome de la impostora¡¯ es una de las primeras trabas que se encuentra una acad¨¦mica ¨Cen realidad, una mujer en casi cualquier rama laboral porque es un problema estructural¨C a la hora de autopromocionarse. La segunda es que para hacerlo es necesario ¡°irrumpir en un espacio p¨²blico que hist¨®ricamente ha sido masculino, que en muchas ocasiones no deja de ser un terreno hostil con unas l¨®gicas y unas pr¨¢cticas con las que no nos sentimos del todo identificadas (competitividad agresiva, ego desmedido, seguridad fingida, incapacidad de reconocer los miedos o las dudas, etc) que caracterizan tanto el espacio p¨²blico, como el universo acad¨¦mico.¡± sostiene la portavoz de Acad¨¦micas Desvergonzadas.
Por supuesto, la verg¨¹enza al ¡®autobombo¡¯ repercute directamente en la oportunidad de crecer profesionalmente pero tambi¨¦n con el compromiso social que conlleva la investigaci¨®n. ¡°Teniendo en cuenta que la investigaci¨®n, por lo general, est¨¢ financiada p¨²blicamente, sus resultados son patrimonio de toda la sociedad y contribuyen al conocimiento colectivo¡±, explica la entrevistada. La difusi¨®n de esos resultados tambi¨¦n es m¨¢s f¨¢cil para los hombres por la falta de miedo a exponerse al p¨²blico en charlas, conferencias o congresos o incluso asumir responsabilidades para las que su preparaci¨®n no es suficiente. ¡°Todo resulta en un c¨ªrculo vicioso: cuanto menos nos promocionamos, nos arriesgamos y saltamos al ¨¢mbito p¨²blico, menos pr¨¢ctica adquirimos en esos ambientes/pr¨¢cticas y m¨¢s inseguras nos sentimos¡±.
Si el s¨ªndrome de la impostora es com¨²n en las mujeres de muchas profesiones, el tema de la conciliaci¨®n es un problema casi exclusivamente femenino. ¡°El acad¨¦mico es uno de los territorios m¨¢s hostiles en ese sentido. El trabajo impregna las vidas personales, las jornadas de trabajo son muy largas y son muy importantes las redes informales o el darse a conocer para promocionarse. Como consecuencia de ello, una ausencia temporal, por maternidad o cuidado de menores, puede repercutir muy negativamente en nuestra capacidad para mantener el ritmo de trabajo y la presencia en las redes de informaci¨®n y promoci¨®n dentro de la academia¡±. La pandemia ha acrecentado a¨²n m¨¢s esa desigualdad: ¡°Muchas editoriales y revistas han observado que, durante el confinamiento, ha habido un aumento del n¨²mero de art¨ªculos enviados por hombres a las revistas, a la par que una disminuci¨®n de los art¨ªculos cuyas autoras eran mujeres¡±.
Qu¨¦ pasa con ellos
Para cambiar un sistema establecido es necesaria la participaci¨®n de todas las personas que lo integran. O, por lo menos, har¨ªa el esfuerzo un poco menos ¨¢rduo. Y si las quejas de las mujeres que integran el mundo acad¨¦mico son cada vez m¨¢s visibles, de alguna manera tendr¨¢n que haber llegado a los o¨ªdos de los hombres que tambi¨¦n est¨¢n en ¨¦l. ?Existen los aliados masculinos (ese concepto tan cuestionable) en el ¨¢mbito de la investigaci¨®n??¡°Muchos s¨ª se han dado cuenta, son sensibles al problema, al menos en la teor¨ªa, o hacen?esfuerzos por incluir la perspectiva de g¨¦nero en su pr¨¢ctica acad¨¦mica, o, en menor medida, por incluir a mujeres en sus redes, cuando tienen poder para ello¡±, afirman las Acad¨¦micas Desvergonzadas. Pero el gran inconveniente es el de siempre: la renuncia a los privilegios que vienen dados por la mera condici¨®n de ser hombres.
¡°Esto es algo que muy pocos est¨¢n dispuestos a hacer. Adem¨¢s, en un ambiente tan competitivo como el acad¨¦mico, marcado por la inestabilidad laboral, en el que buena parte de las personas que hacen tesis doctorales no consiguen estabilizarse, son expulsadas de la academia por falta de recursos, o tardan muchos a?os en conseguir una plaza, las mujeres no dejamos de ser competencia para los hombres. Trabajar en pro de la igualdad es verdaderamente dif¨ªcil en un mundo en el que muchas veces prima el s¨¢lvese quien pueda¡±.
Pero, pese a todo, existen m¨¦todos que a medio plazo pueden cambiar esta din¨¢mica y conseguir que esa facilidad para el autobombo sea solo masculina. Abordar el problema a todos los niveles educativos y desde las esferas tanto p¨²blicas como privadas, fomentando la participaci¨®n femenina. Y, por supuesto, ¡°aumentar el n¨²mero de referentes femeninos en estos ¨¢mbitos, y visibilizar a los que ya hay, para que las estudiantes tengan a su disposici¨®n ejemplos de mujeres que toman la palabra, que defienden una idea, que plantean un debate y, sobre todo, que lo hacen no desde la confrontaci¨®n innecesaria y la anulaci¨®n del otro, sino desde la voluntad de construir conocimiento colectivamente¡±. Como animan desde la propia descripci¨®n de su cuenta de Twitter: ¡°Se?oras, difundamos nuestras investigaciones y m¨¦ritos. No se subestimen¡±.
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