Castigada cuando eres la v¨ªctima: el doble rasero del esc¨¢ndalo sexual de la congresista dem¨®crata Katie Hill
La pol¨ªtica se ha visto obligada a dimitir tras la publicaci¨®n de fotograf¨ªas de car¨¢cter sexual en las que aparec¨ªa mientras otros pol¨ªticos, incluidos el presidente de EEUU, est¨¢n acusados de acoso y agresiones sexuales y siguen en el cargo.
Lo que est¨¢ pasando en el Congreso de EE UU no solo es un ?esc¨¢ndalo sexual? al uso, es otro ejemplo del hist¨®rico doble rasero al que se someten las mujeres en la pol¨ªtica y las v¨ªctimas de pornovenganza. EL PA?S recoge hoy la dimisi¨®n a la que se visto abocada la joven congresista dem¨®crata por California Katie Hill, la primera bisexual en la historia en llegar a la C¨¢mara de Representantes de EE UU, tras unos d¨ªas de intensa presi¨®n social, al ser acusada de haberse acostado con un miembro de su equipo en el Congreso y haber mantenido relaciones con una ayudante de su campa?a. Tal y como explica en su cr¨®nica Amanda Mars, las relaciones han salido a la luz tras difundirse en un portal web (af¨ªn a los republicanos) una serie de fotograf¨ªas y mensajes ¨ªntimos de la congresista, algo que ella atribuye a su marido, del que se est¨¢ divorciando. A pesar de las aparentes relaciones consensuadas entre los implicados, y frente a un escenario de acci¨®n pol¨ªtica poco ¨¦tico, Hill niega las acusaciones de mantener relaciones sexuales inapropiadas con su subordinado, Graham Kelly (las normas del Capitolio proh¨ªben las relaciones ¨ªntimas entre legisladores y empleados) pero s¨ª ha admitido el affair con su ayudante antes de asumir el cargo de legisladora. Hill asegura en su v¨ªdeo de comunicado de despedida que los medios republicanos han dado espacio a los ?abusos? cometidos por su marido y asegura?que llevar¨¢ a los tribunales esa violaci¨®n de su intimidad.
You all deserve to hear from me about why I made this devastating decision and where things go from here. I said the fight continues. I mean it, and I hope you¡¯re with me. https://t.co/ogKkyW7I6f
— Katie Hill (@KatieHill4CA) October 28, 2019
El supuesto caso de ciberacoso y pornovenganza al que est¨¢ siendo sometida Hill ha sido pr¨¢cticamente ignorado por la plana mayor de sus compa?eros de partido. Mientras Nancy Pelosi apelaba a la ?dignidad e integridad en la C¨¢mara? con su renuncia, muy pocas voces han salido a defender a la que fuese l¨ªder del grupo de novatos en el Congreso. Kamala Harris, precandidata dem¨®crata a la presidencia, s¨ª que ha alzado la voz para asegurar que Hill ?es v¨ªctima de ciberexplotaci¨®n? y ha hecho hincapi¨¦ en el doble est¨¢ndar a la hora de valorar moralmente la sexualidad en funci¨®n del g¨¦nero: ?No se juzga con los mismos par¨¢metros?.
La periodista Jessica Valenti se suma a las cr¨ªticas y lamenta en una columna que la congresista ?sea castigada por un crimen del que es la propia v¨ªctima?.?En su texto, Valenti recuerda que la pornovenganza es ?una forma de abuso sexual y dom¨¦stico. Es una manera de controlar, humillar y castigar? a las mujeres. Algo en lo que la propia Hill ha incidido en su renuncia cuando ha justificado as¨ª su dimisi¨®n: ?Para que la buena gente que me ha apoyado no tenga que estar sujeta al dolor infligido por mi marido abusador y la brutalidad y odio en sus m¨¦todos que alimentan felizmente a una plataforma en la que un monstruo impulsa su campa?a de desprestigio a trav¨¦s de la ciberexplotaci¨®n?.
Time, por su parte, ha analizado el caso de Hill en clave millennial, una generaci¨®n que convive con el env¨ªo de nudes?(desnudos) de forma mucho m¨¢s normalizada?que las anteriores. ?El caso de Hill es una intersecci¨®n de tres factores: tecnolog¨ªa, sexo y poder. La tecnolog¨ªa ha cambiado el poder y el poder es vulnerable a una cadena de desgracias que no exist¨ªan hace una d¨¦cada?, apunta Charlotte Alter.? La periodista asegura que el caso de Hill no ser¨¢ el ¨²ltimo, ya que esta misma tecnolog¨ªa es la que ?ofrece nuevas formas humillantes de documentar los encuentros sexuales, y todos los encuentros sexuales ¨Cespecialmente cuando involucran a una figura p¨²blica¨C ahora est¨¢n sujetos a un brutal escrutinio p¨²blico?.
El caso de Hill es bastante simb¨®lico si tenemos en cuenta otros supuestos ?esc¨¢ndalos? vividos en el mismo Congreso, tratados de forma diferente. La CNN recopila en The curious case of Katie Hill otros episodios en los que los implicados (hombres y republicanos) han salido airosos y sin renunciar a su cargo. ?El perd¨®n, cuando se trata del desorden de la pol¨ªtica, es un privilegio mal distribuido. M¨¢s espec¨ªficamente, es desproporcionado entre mujeres y dem¨®cratas?, resume en su an¨¢lisis Brandon Tensley.
El senador republicano David Vitter admiti¨® en 2007 estar implicado en una trama de prostituci¨®n mientras ocupaba el cargo. En 2010, fue reelegido para el Senado.
El tambi¨¦n republicano Mark Sanford complet¨® su mandato como senador de Carolina del Sur tras admitir en 2009 que hab¨ªa utilizado a su equipo para mentir a la prensa sobre su paradero mientras manten¨ªa un romance, costeado por los contribuyentes, en Argentina. En 2013 se volvi¨® a presentar y gan¨® un asiento en el Congreso.
El republicano Scott DesJarlais de Tenesse tambi¨¦n sigue en el Congreso despu¨¦s de que se filtrara en los documentos de su divorcio que hab¨ªa tenido m¨²ltiples romances extramaritales y que a una de ellas la presion¨® para abortar.
Duncan Hunter, un republicano representante de California en el Congreso, fue acusado este mismo mes de junio de haber empleado gastos de su campa?a en affairs extramatrimoniales con trabajadoras del Congreso (fue declarado no culpable en el juicio). Tambi¨¦n sigue en el cargo.
Todos estos nombres se suman al de Donald Trump, el presidente de EE UU, que ha sido acusado por m¨¢s de una docena de mujeres de acoso sexual y asalto y sigue en el cargo.
El paradigma Olvido Hormigos
La concejal socialista de Los Y¨¦benes (Toledo) Olvido Hormigos estuvo a punto de dimitir en el verano de 2012 despu¨¦s de que un v¨ªdeo ¨ªntimo se viralizase en su municipio y se propiciase un debate nacional sobre la ciberexplotaci¨®n sexual.?En dos horas lo ten¨ªa todo el pueblo y gente de los pueblos de alrededor?, explic¨® la afectada en plena debacle medi¨¢tica por su caso. ?No dimito. Lo que hice no es delito?, fue la reacci¨®n de la edil frente a una campa?a de desprestigio, mucho m¨¢s incisiva al darse en un municipio de 6.400 habitantes. Hormigos decidi¨® no presentar su renuncia y replante¨® su decisi¨®n despu¨¦s de que sus compa?eros en el PSOE (Elena Valenciano la anim¨® a no dejar el cargo desde su cuenta de Twitter) y un fuerte respaldo en redes sociales (incluido el de Esperanza Aguirre) para que no dejase su puesto.?Hormigos decidi¨® entonces presentar una denuncia en la Guardia Civil porque asegur¨® que la grabaci¨®n se difundi¨® desde la alcald¨ªa de Los Y¨¦benes, del PP. La causa fue archivada alegando que el sexting entre Hormigos y su amante fue el causante de la ciberhumillaci¨®n que sufri¨® la concejal. Hormigos envi¨® el v¨ªdeo a Carlos S¨¢nchez, el futbolista de 27 a?os con el que manten¨ªa una relaci¨®n, pero fue ¨¦l el que, traicionando su confianza, supuestamente lo divulg¨® por primera vez y de ah¨ª se pas¨® al caso de ciberexplotaci¨®n que todos conocimos.
Hormigos, alejada ya de la esfera pol¨ªtica, se ha convertido ahora en un personaje habitual de las televisiones y una f¨¦rrea activista contra el slut shaming y la pornovenganza en redes. Una estrategia activista a la que tambi¨¦n se sumar¨¢ Katie Hill para que otras mujeres no tengan que verse siendo acusadas y degradadas por los delitos que otros cometen sobre su propia intimidad.
Caso Iveco
Tambi¨¦n en Espa?a la pornovenganza ocup¨® cientos de titulares este mismo a?o cuando a finales de mayo una empleada de la filial de Iveco en San Fernando de Henares (Madrid) se suicid¨® tras llevar meses soportando que sus compa?eros difundieran masivamente un v¨ªdeo de car¨¢cter sexual en el que aparec¨ªa. ?CC OO (el sindicato al que la mujer estaba afiliada) denunci¨® los hechos ante la Inspecci¨®n de Trabajo al considerar que la compa?¨ªa ni evalu¨® el riesgo, ni tom¨® las medidas preventivas ni activ¨® el protocolo correspondiente ante lo que calificaron de un ¡°claro caso de acoso sexual¡±. Se llamaba Ver¨®nica, ten¨ªa 32 a?os y era madre de dos hijos.
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