El 96% de las im¨¢genes de Inteligencia Artificial son pornograf¨ªa no consentida: qui¨¦n jugar¨¢ con nuestros cuerpos sint¨¦ticos
La desinformaci¨®n pol¨ªtica amenaza nuestro sentido de la realidad pero la ciberviolencia de g¨¦nero la consolida.
C¨®mo nos preocupa el impacto incipiente de sus perfectas im¨¢genes falsas en las conspiraciones sanitarias, procesos electorales, el futuro de la democracia y nuestro sentido colectivo de la realidad. Casi todos los esfuerzos para combatir la desinformaci¨®n en administraciones, departamentos universitarios y organizaciones especializadas se concentran en dos manifestaciones. Por un lado, los agentes pol¨ªticos y sus campa?as de influencia a trav¨¦s de noticias falsas sobre econom¨ªa, covid o inmigraci¨®n. Por otro, las conspiraciones: antivacunas, QAnon, 5G, chemtrails. Sin embargo, el 96% de las im¨¢genes generadas por Inteligencia Artificial son im¨¢genes de pornograf¨ªa no consentida. El 99% de las v¨ªctimas son mujeres. Es tan popular que tiene su propio g¨¦nero: revenge porn.
T¨¦cnicamente, no todo es sint¨¦tico. Antes la pornograf¨ªa no consentida era a menudo generada de forma voluntaria por al menos un miembro de la relaci¨®n para ser consumida en privado. Se convierte en revenge porn cuando es distribuida sin permiso fuera del contexto ¨ªntimo de la pareja. Los modelos generativos han democratizado el acceso a una nueva clase de intimidad sint¨¦tica, que se genera sin consentimiento y se produce sin ser detectada, porque no requiere colaboraci¨®n por parte de la v¨ªctima. En ese sentido, se parece m¨¢s a los sistemas de reconocimiento facial. Ambos se amparan en la opacidad de una plataforma para operar sin ser vistos, despreciando los derechos humanos m¨¢s b¨¢sicos. A diferencia del reconocimiento facial, el da?o es irreversible. No podemos borrar una imagen de la memoria humana como si fuera una base de datos.
El cuerpo d una mujer n es propiedad p¨²blica, no es una mercanc¨ªa xa tu estrategia d marketing. Esas fotos estaban editadas y creaste una falsa narrativa alrededor cuando ni t conozco. Existe algo llamado consentimiento y todos a los q os pareci¨® gracioso o plausible espero de¡
— R O S A L ? A (@rosalia) May 24, 2023
Los especialistas en esa clase de violencia de g¨¦nero dicen que ¡°revenge porn¡± se queda peque?o. Muchos perpetradores son hombres despechados que buscan venganza contra una pareja, expareja o una mujer que nunca ser¨¢ su pareja. Quieren castigar, acosar, controlar. Otros quieren difamar y humillar a una compa?era de trabajo, jefa, candidata pol¨ªtica o cualquier profesional que aparezca en los medios para ¡°ponerla en su sitio¡± y boicotear su carrera. Otros buscan notoriedad y status, sugiriendo una intimidad que no ha ocurrido con alguien famoso. ¡°Esas fotos estaban editadas y creaste una falsa narrativa alrededor cuando ni te conozco¡±, le ha dicho Rosal¨ªa al hombre que ha distribuido fotos manipuladas de la cantante. Otros buscan dinero a trav¨¦s de la extorsi¨®n. Independientemente de sus motivaciones, todos colaboran con la misma causa: la opresi¨®n intolerable de las mujeres.
Las mujeres no son un colectivo, son la mitad de la poblaci¨®n. ?Por qu¨¦ el discurso de alarma contra los contenidos sint¨¦ticos ignora su principal manifestaci¨®n y a sus principales v¨ªctimas? Sophie Maddox, acad¨¦mica especializada en ciberviolencia de g¨¦nero, apunta dos clases de razones. La primera es una mezcla de tab¨² y discriminaci¨®n. La pornograf¨ªa es un tema que las instituciones no quieren tratar. Y el hecho de que afecte de forma casi exclusiva a las mujeres somete el problema a la misma clase de discriminaci¨®n que las leyes sobre el aborto y la violaci¨®n o la investigaci¨®n m¨¦dica. La segunda es mucho m¨¢s interesante: ¡°Un deepfake pol¨ªtico, como el discurso falso de un pol¨ªtico, amenaza la confianza en las instituciones pero la pornograf¨ªa sint¨¦tica no supone una amenaza contra la confianza y la verdad porque refuerza la jerarqu¨ªa preexistente ¨C explica Maddox. ¨C Relegitima la realidad de las mujeres como objetos sexuales y como personas que merecen ser menos cre¨ªdas que los hombres¡±. La desinformaci¨®n pol¨ªtica amenaza nuestro sentido de la realidad pero la ciberviolencia de g¨¦nero la consolida.
La pornograf¨ªa no consentida no es una de las amenazas existenciales que Sam Altman, CEO de OpenAI, incluye en su discurso para incentivar la creaci¨®n de una Agencia Internacional de Supervisi¨®n de la IA. Pero la mayor parte de los contenidos sint¨¦ticos se crean usando servicios comerciales como MidJourney o GPT-4, lo que sugiere soluciones disponibles en forma de moderaci¨®n. En otras palabras, la violencia digital contra las mujeres no es exactamente un problema t¨¦cnico. Es una estrategia de control.
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