Lo que vivi¨® Monica Lewinsky con Clinton fue muy diferente a lo que nos contaron
Su funci¨®n como productora en ¡®Impeachment¡¯, la tercera entrega de ¡®American Crime Story¡¯ (FX), supone una oportunidad excepcional para cambiar a gran escala la visi¨®n de un relato que cal¨® hondo en la cultura popular en 1998 y que estuvo definido por su tono machista.
¡°La gente ha estado acaparando y contando mi parte en esta historia durante d¨¦cadas. De hecho, hasta estos ¨²ltimos a?os no he podido recuperar por completo mi narrativa; casi 20 a?os despu¨¦s¡±, escribe Monica Lewinsky a Vanity Fair explicando por qu¨¦ se ha decidido finalmente a coproducir Impeachment. La tercera temporada de American Crime Story, la docuserie que dirige Ryan Murphy para FX, que en esta ocasi¨®n abordar¨¢ el esc¨¢ndalo en el que se vio envuelta Lewinsky en 1998. A sus 22 a?os, la que fuera becaria de la Casa Blanca -que en la ficci¨®n ser¨¢ interpretada por Beanie Feldstein-, fue v¨ªctima de acoso medi¨¢tico y escarnio p¨²blico tras darse a conocer los detalles de sus encuentros sexuales con Bill Clinton (entonces 51 a?os). Esta informaci¨®n, grabada en conversaciones telef¨®nicas sin su consentimiento por Linda Tripp, excompa?era de trabajo en la Casa Blanca y aliada del fiscal Kenneth Starr, quien lideraba la comisi¨®n independiente que pretend¨ªa destituir al presidente; fue usada contra Clinton. Pero este mantuvo el cargo mientras que la vida de Lewinsky quedaba a la deriva durante casi dos d¨¦cadas.
Lo que entonces se aireara sin escr¨²pulos en programas e informativos copando incontables horas de la televisi¨®n estadounidense y de la prensa mundial, objeto de burla y protagonista de numerosos sketches -incluyendo el vestido azul, la boina o el puro-, contar¨¢ por fin con una versi¨®n diferente que llegar¨¢ al gran p¨²blico v¨ªa?streaming?y con dimensi¨®n global . ¡°Cuando hablamos de producci¨®n, hablamos de decisi¨®n, de dinero y de poder, por eso es importante que Monica Lewinsky produzca su historia¡±, cuenta a S Moda Mar¨ªa Castej¨®n Leorza, historiadora, profesora y escritora experta en representaciones de g¨¦nero en el audiovisual.
Lewinsky, cuya historia tambi¨¦n fue revelada y alimentada a trav¨¦s de internet, se considera a s¨ª misma la ¡°paciente cero¡± en ciberacoso -al que en este caso convendr¨ªa a?adir el apellido ¡®machista¡¯ por su indiscutible componente de g¨¦nero-. Y ha hecho de la lucha antibullying su causa y su trabajo. ¡°Monica la Gorda Zorra Acosadora ¡®Esa Mujer¡¯ Lewinsky¡±. As¨ª se bautizaba a s¨ª misma en el marco de la campa?a #DefyTheName (Desaf¨ªa el nombre) que impuls¨® en redes sociales, apropi¨¢ndose de los insultos que se han usado durante a?os para atacarla, en los que el denominador com¨²n son los ataques contra su f¨ªsico y su condici¨®n de mujer liberada sexualmente. ¡°Estoy muy agradecida por el crecimiento que hemos hecho como sociedad, que permite que personas como yo, hist¨®ricamente silenciadas, finalmente introduzcamos nuestra voz en la conversaci¨®n. Este no es solo un problema que haya tenido yo. Las personas poderosas, a menudo hombres, se aprovechan de sus subordinados de innumerables maneras todo el tiempo¡±, reflexiona ahora al conocerse su papel como productora.
Su historia ha sido contada por hombres -hasta su propia biograf¨ªa autorizada, Monica¡¯s Story, publicada en 1999 y narrada por Andrew Morton-. As¨ª lo recordaba en 2018 cuando expon¨ªa en otro art¨ªculo de la edici¨®n estadounidense de?Vanity Fair qu¨¦ la hab¨ªa llevado a participar (con una entrevista de m¨¢s de 20 horas) en el documental The Clinton Affair, dirigido por Blair Foster. ¡°Ella [la directora] me se?al¨® durante una de las grabaciones que casi todos los libros escritos sobre el juicio pol¨ªtico de Clinton fueron escritos por hombres. La historia est¨¢ literalmente escrita por hombres. Por el contrario, la docuserie no solo incluye m¨¢s voces de mujeres, sino que encarna la mirada de una mujer: dos de las tres editoras principales y cuatro de las cinco productoras ejecutivos son mujeres¡±, explicaba. ¡°Puede que no me guste todo lo que se ha incluido en la serie o que se ha dejado de lado, pero me gusta que las mujeres formen la perspectiva¡±.
Misma premisa que ha abrazado en 2019 para Impeachment con la intenci¨®n de combatir la male gaze -t¨¦rmino que acu?¨® por primera vez Laura Mulvey en los 70 para se?alar la predominancia de la mirada masculina en la creaci¨®n visual-. M¨¢s que de mirada femenina, la experta Mar¨ªa Castej¨®n prefiere hablar de ?punto de vista?. ?Es muy importante cambiarlo en este caso. El relato de Clinton fue una prueba brutal de c¨®mo culpamos a las mujeres, cuando el que era infiel a su se?ora era ¨¦l y su situaci¨®n era de poder sobre Lewinsky -¨¦l era su jefe y ella mucho m¨¢s joven-?. Adem¨¢s fue ¨¦l quien minti¨® sosteniendo que entre ambos no hab¨ªa habido ninguna relaci¨®n sexual, incitando a Monica a firmar estas declaraciones en mitad del proceso judicial en el que Paula Jones lo acusaba de acoso sexual, que despu¨¦s se volver¨ªan en su contra al demostrarse lo contrario con la mancha de semen del vestido de Lewinsky.
En Impeachment, el guion lo escribe Sarah Burgess, bas¨¢ndose en el bestseller de Jeffrey Toobin, A Vast Conspiracy: The Real Story of the Sex Scandal That Nearly Brought Down a President (Una gran conspiraci¨®n: la verdadera historia del esc¨¢ndalo sexual que casi derroc¨® a un presidente, de Touchstone). El enfoque de las dos entregas anteriores de American Crime Story, sobre el caso de O.J. Simpson y sobre el asesinato con trasfondo hom¨®fobo de Gianni Versace, ha sido clave.?Cuando Lewinsky y Murphy se reunieron para hablar de la producci¨®n, la activista acab¨® aceptando porque, seg¨²n ha contado: ¡°Llegu¨¦ a entender lo dedicado que est¨¢ [Murphy] a dar voz a los marginados a trav¨¦s de su brillante trabajo¡±. Desde la propia cadena, FX, su presidente, John Landgraf, tambi¨¦n ha querido subrayar que American Crime Story se ha convertido en un ¡°referente cultural que aporta un contexto m¨¢s amplio para historias que merecen una mejor comprensi¨®n¡±. En el caso de Impeachment, Landgraf asegura que ¡°tambi¨¦n se explorar¨¢n los aspectos ignorados de las historias de las mujeres que se vieron atrapadas en el esc¨¢ndalo y la guerra pol¨ªtica que arrojaron una sombra alargada sobre la presidencia de Clinton¡±. Cuando Murphy ya en 2017 barajaba la idea de contar el caso y coincidi¨® con Lewinsky en una fiesta, trat¨® de convencerla: ?Nadie deber¨ªa contar tu historia excepto t¨², y es de mal gusto si lo hacen. Si quieres producirlo conmigo, me encantar¨ªa; t¨² eres quien deber¨ªa ser la productora y ganar todo el maldito dinero¡±.
Las acusaciones sobre Monica Lewinsky por haber, supuestamente, tratado de sacar r¨¦dito a su historia tambi¨¦n han sido una constante. ¡°Durante varios a?os prob¨¦ con el negocio de accesorios de moda y me involucr¨¦ en varios proyectos de medios de comunicaci¨®n, entre ellos el documental de HBO. Luego permanec¨ª en un segundo plano la mayor parte del tiempo. (La ¨²ltima entrevista importante que conced¨ª fue hace 10 a?os). Despu¨¦s de todo, no mentir me hab¨ªa expuesto a las cr¨ªticas por tratar de ¡®capitalizar¡¯ mi ¡®notoriedad¡¯. Aparentemente, que hablen de m¨ª est¨¢ bien; yo contando mi propia historia, no. Rechac¨¦ ofertas con las que habr¨ªan ganado m¨¢s de 10 millones de d¨®lares porque no sent¨ªa que fuera lo correcto. Con el tiempo, el circo medi¨¢tico se calm¨®, pero nunca avanz¨® realmente, ni siquiera cuando yo intent¨¦ seguir adelante¡±, escrib¨ªa en el art¨ªculo Verg¨¹enza y Supervivencia?(2014), con el que regreso tras a?os de silencio e hizo reflexionar a todos los que contribuyeron a su juicio p¨²blico. Y a pesar de ello, la losa del poder a¨²n pesa: en mayo de 2018 su intervenci¨®n en unas jornadas de debate eran canceladas tras anunciarse que el matrimonio Clinton asistir¨ªa.
Lewinsky en tiempos de streaming
En tiempos de Netflix, donde previsiblemente podremos ver la serie a su estreno en Espa?a, y gracias al alcance que proporcionan la plataforma, el streaming, y bajo el aval de la marca American Crime Story (con hasta 13 premios Emmy entre sus dos temporadas); su influencia es significante. Como explicaba hace unos d¨ªas en un art¨ªculo sobre referentes femeninos a El Pa¨ªs Asunci¨®n Bern¨¢rdez Rodal, experta en Comunicaci¨®n y G¨¦nero de la Universidad Complutense de Madrid, especializada en el estudio de los medios de masas, estos juegan un papel fundamental en el calado social de la igualdad. ¡°Es en torno a la cultura, sobre todo la audiovisual, la que funciona como pegamento de la gente, donde hay grandes contradicciones¡± (¡) ¡°Es muy dif¨ªcil que el mainstream abandone la estereotipizaci¨®n total y absoluta, pero la proliferaci¨®n de plataformas como Netflix o HBO permiten una segmentaci¨®n de los p¨²blicos que antes ten¨ªa mucha menos oferta de series, pel¨ªculas, etc. As¨ª se ha permitido que los modelos femeninos se vayan haciendo m¨¢s complejos¡±.
Mar¨ªa Castej¨®n subraya la importancia de aplicar al relato del esc¨¢ndalo Clinton perspectiva de g¨¦nero en su producci¨®n audiovisual. ¡°Hay casos no se entienden sin esta¡±. Dos ejemplos recientes en el ¨¢mbito nacional lo dejan el documental El caso Alc¨¤sser (Netflix) y El Pionero (HBO), sobre la vida de Jes¨²s Gil. ¡°En el de Alc¨¤sser, 27 a?os despu¨¦s, vemos c¨®mo se ha mantenido el mismo relato de terror sexual naturalizado entonces. La perspectiva de g¨¦nero la aplican en los cinco ¨²ltimos minutos, con esa entrevista a la profesora de las ni?as. No podemos entenderlo as¨ª¡±. En El Pionero, sin embargo, Castej¨®n apunta a que el retrato del personaje s¨ª se han evidenciando todas las aristas de Gil: ¡°Lo dicen claramente: ¡®era muy putero¡±. Las declaraciones de sus propios hijos (varones) plantean la reflexi¨®n: ¡°Un personaje como mi padre, a m¨ª como mujer [en referencia a su madre], no me gustar¨ªa¡± o ¡°mi padre era un t¨ªo, uf, complicado¡±. ?Todo esto es cultura popular [tanto el relato sobre Lewinsky como el de Alc¨¤sser o el de Jes¨²s Gil]. Son historias que hemos visto a trav¨¦s de la televisi¨®n y es clave analizarlas?, apunta Castej¨®n.
La industria medi¨¢tica le debe una disculpa
Como se?alaba Noelia Ram¨ªrez en su art¨ªculo Monica Lewinsky: la mancha del vestido de la becaria era el machismo de los 90 en S Moda, la cr¨ªtica de The Guardian Hadley Freeman ya lanz¨® la idea de la necesidad de rendir justicia a su historia a trav¨¦s del audiovisual: ¡°20 a?os parece la cantidad de tiempo necesario que el mundo necesita para tomar aire y volver a evaluar a una mujer demonizada¡±, escrib¨ªa. Estados Unidos y la industria se lo deben. Si bien es cierto que Hollywood anda en reconstrucci¨®n en plena era post-Weinstein y #MeToo, la lacra del castigo a la mujer que denuncia persiste. ¡°Las mujeres, incluso cuando son silenciadas, tienen que pagar un precio mucho m¨¢s alto para hacerse o¨ªr¡±, recuerda Mary Beard en Mujeres y Poder (Ed. Cr¨ªtica) a prop¨®sito de la voz p¨²blica de las mujeres. Ese precio es el acoso, el ciberacoso, la p¨¦rdida del trabajo o la imposibilidad de tenerlo, como en el caso de Monica Lewinsky -y tambi¨¦n en el de muchas actrices de Hollywood que han denunciado el acoso y los abusos sexuales en la industria y ahora est¨¢n en paro, o en el de las mujeres a las que se les censura su opini¨®n en redes sociales condicionando su presencia en el ¨¢mbito digital, etc-. ¡°Los Anthony Weiners y Eliot Spitzers hacen lo que tienen que hacer para parecer humillados en los telediarios. Se retiran de la vida p¨²blica por un tiempo, pero inevitablemente regresan, habiendo dejado todo atr¨¢s. Las mujeres en estos embrollos regresan a vidas que no se reparan tan f¨¢cilmente¡±, escrib¨ªa Monica en Vanity Fair. ¡°20 a?os es suficiente para llevar ese manto¡±, reclamaba refiri¨¦ndose al peso del hasta ahora mal llamado ¡®esc¨¢ndalo Lewinsky¡¯. Y se?alaba un dato clave que indica c¨®mo el foco bajo el que leemos su historia va apuntando a otro lugar: ?El affaire Clinton? o ?Impeachment??(Destituci¨®n) son los nuevos t¨ªtulos bajo los que se cuenta (y contar¨¢) el caso, redimi¨¦ndola de una culpa que nunca tuvo.
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