Monica Lewinsky: la mancha del vestido de la becaria era el machismo de los 90
Ridiculizada y humillada durante a?os, la joven de 22 a?os que mantuvo un affaire con el presidente Bill Clinton se ha convertido, 20 a?os despu¨¦s, en un icono contra el acoso y el ¡®bullying¡¯.

Todav¨ªa muchos se preguntan por qu¨¦ Monica Lewinsky guard¨® durante a?o y medio un vestido manchado de semen en su armario. El modelo azul, abotonado y con cintur¨®n de la tienda Gap que le regal¨® su madre es, posiblemente, la prenda m¨¢s pol¨¦mica del ¨²ltimo siglo. La que casi tumba la presidencia de Bill Clinton. La misma que abri¨® las compuertas de una misoginia y humillaci¨®n p¨²blica global sin precedentes sobre una mujer en la esfera p¨²blica. Se lo puso el 28 de febrero de 1997, en uno de sus encuentros con Bill Clinton en el despacho oval. El 29 de julio de 1998 lo entregar¨ªa al FBI, 17 meses despu¨¦s, para que se analizara su ADN. Fue la prueba definitiva de que el presidente de los EEUU (51 a?os en el momento de los hechos) y una de sus antiguas becarias (por entonces, 22 a?os) hab¨ªan mantenido encuentros de car¨¢cter sexual en la Casa Blanca. Un hecho que ambos hab¨ªan negado y firmado en sendas actas judiciales con anterioridad.

Si en un principi¨® minti¨® a la justicia y neg¨® por escrito la relaci¨®n para salvar la carrera de Bill Clinton, ?por qu¨¦ Lewinsky guard¨® el vestido azul durante un a?o y medio sin lavarlo o destruirlo? Frente a las teor¨ªas de que lo custodi¨® como una suerte de trofeo o prueba de su relaci¨®n, ella alegar¨ªa que todo fue una mezcla de pereza juvenil ¨CAndrew Morton aclar¨® en sus memorias, My Story, que como la mayor¨ªa de j¨®venes de su edad, Lewinsky era bastante ca¨®tica, poco ordenada y ?no sol¨ªa lavar la ropa hasta que ten¨ªa intenci¨®n de volver a pon¨¦rsela?¨C; tener un metabolismo que fluctuaba bastante de peso ¨Chab¨ªa engordado y no pudo abroch¨¢rselo durante meses¨C y, sobre todo, Linda Tripp. Su compa?era de trabajo en el Pent¨¢gono, la que cre¨ªa su confidente pero que despu¨¦s la traicionar¨ªa para aliarse con el fiscal especial Keneth Starr y grabar sin su conocimiento 20 horas de conversaciones telef¨®nicas durante un a?o, le rog¨® que no lo metiese a la lavadora bajo ning¨²n concepto: ?Tienes una vida muy larga y nunca sabes cuando lo vas a necesitar?, le advirti¨® en una de esas charlas grabadas. En ella, y a sabiendas de que la prenda ser¨ªa crucial para desestabilizar a Clinton en la investigaci¨®n de la comisi¨®n independiente, Tripp le indic¨® que lo mejor era ?guardar el vestido en una bolsa de pl¨¢stico? y meterlo en una caja junto a ?otros de los tesoros del presidente? (regalos que tanto Lewinsky como Clinton hab¨ªan intercambiado durante su relaci¨®n). Como no convenc¨ªa a la joven, que quer¨ªa lavarlo para volv¨¦rselo a poner en Acci¨®n de Gracias del 97 tras haber perdido un poco de peso, recurri¨® a una t¨¢ctica que sab¨ªa que no fallar¨ªa con Monica: ?No te lo pongas, te hace m¨¢s gorda?.

Y as¨ª fue como la inseguridad y baja autoestima de una veintea?era facilit¨® que millones de personas se pudieran obsesionar con ese vestido, el sexo oral entre ella y el presidente y fantasearan con una narrativa en la que Lewinsky, ?esa mujer? ¨CClinton nunca dijo su nombre cuando neg¨® su relaci¨®n en un primer momento¨C, ser¨ªa retratada como una ni?ata acomodada de Beverly Hills convertida en h¨¢bil cortesana destroza hogares. Tras reconocer que hab¨ªa mentido en el acta judicial y que s¨ª hab¨ªa mantenido relaciones de car¨¢cter sexual con Bill Clinton, el vestido y el resto de regalos que el presidente le hab¨ªa hecho fueron solicitados como prueba a entregar al FBI. Para entonces, Lewinsky crey¨® que era demasiado tarde para deshacerse de la prenda. ?Ha sido uno de los actos m¨¢s humillantes de mi vida?, aclarar¨ªa en el libro de Morton, publicado en 1999. ?Pens¨¦ mucho en si deb¨ªa d¨¢rselo o no a los fiscales. Pens¨¦ en lavarlo y decirles ¡®aqu¨ª ten¨¦is el vestido, pero est¨¢ limpio¡¯, pero para entonces estaba muy paranoica y sent¨ªa que observaban mis movimientos todo el rato. Ve¨ªa posible que me mandasen al pol¨ªgrafo y as¨ª sabr¨ªan que habr¨ªa quebrado la ley ocultando pruebas. Entonces me acusar¨ªan de obstrucci¨®n a la justicia y perder¨ªa mi inmunidad?.
A los ojos del mundo era una bimbo ansiosa de poder en Washington, con t¨¢cticas de acoso y libertinaje sexual para conseguir sus objetivos. Dos d¨¦cadas despu¨¦s ¨Cesta semana se cumplen 20 a?os del esc¨¢ndalo que marc¨® a EEUU¨C, el despertar feminista de la historia quiere redimir su nombre. O como resumi¨® Morton tras entrevistarla para My Story: ?Monica Lewinsky fue la chica correcta en el lugar correcto pero en el tiempo equivocado?. ?Qu¨¦ hubiese pasado si el esc¨¢ndalo hubiese tenido lugar en la era post Weinstein y del #MeToo? ?Se merece Lewinsky una pel¨ªcula que le arranque, de una vez por todas, la narrativa de mala mal¨ªsima de los 90? ?20 a?os parece la cantidad de tiempo necesario que el mundo necesita para tomar aire y volver a evaluar a una mujer demonizada?, escribe al respecto Hadley Freeman.

??Qu¨¦ se siente al ser la reina de las mamadas de Am¨¦rica??
Esto es lo que le pregunt¨® un joven del p¨²blico a Lewinsky a?os despu¨¦s del esc¨¢ndalo, cuando acudi¨® a un coloquio de la HBO sobre un documental que trataba su vida. ?Creo que necesitar¨¦ otro a?o m¨¢s de terapia despu¨¦s de esta pregunta?, respondi¨® ella, verbalizando las consecuencias de haberse visto reducida a esa etiqueta de buscona en el imaginario colectivo. Las manchas de su vestido, y el episodio de los puros mientras Yasir Arafat esperaba en el Rose Garden, le acompa?ar¨ªan de por vida.
Monica Lewinsky se vio implicada en el primer impeachment a un presidente de los EEUU en el siglo XX ¨Cel anterior se hizo a Andrew Johnson en 1868¨C . Ella era la pieza clave de la investigaci¨®n de Keneth Starr, el fiscal especial de la comisi¨®n independiente que se cre¨® despu¨¦s del esc¨¢ndalo del Watergate para fiscalizar e investigar a los presidentes estadounidenses. Starr llevaba a?os investigando a Clinton: focaliz¨® sus pesquisas en el suicidio de Vincent Foster (por entonces viceconsejero de la Casa Blanca), un socio del matrimonio Clinton en una fracasada operaci¨®n inmobiliaria en Arkansas conocida como Whitewater. El fiscal especial, un ex vendedor de Biblias reconvertido a abogado, llevaba cuatro a?os intentando derrocar al presidente, gastando 40 millones de d¨®lares de las arcas p¨²blicas sin llegar a buen puerto. Hasta que Linda Tripp entr¨® en escena y contact¨® con su oficina el 12 de enero de 1998.

Tripp aterriz¨® en el Pent¨¢gono en 1994 tras ejercer de secretaria de la oficina de prensa de la administraci¨®n de George Bush y durante otros pocos meses del primer mandato de Clinton. Conocida por su tendencia al cotilleo y habladur¨ªas sobre el presidente y la primera dama ¨Clleg¨® a decir que dej¨® la Casa Blanca porque la misma Hillary Clinton estaba celosa de ella y su trato con Bill Clinton¨C, la secretaria hab¨ªa conseguido cierta relevancia al testificar ante el gran jurado en el caso del suicidio de Foster ¨Cfue la ¨²ltima en verlo vivo¨C.
A principios del 96, junto la editora literaria Lucianne Goldberg, Tripp pens¨® en escribir un libro titulado Tras las puertas cerradas: Lo que vi en la Casa Blanca de los Clinton, e incluso contact¨® con una escritora fantasma, pero desech¨® la idea al poco tiempo. La retom¨® cuando confraterniz¨® con Monica Lewinsky en el Pent¨¢gono (Tripp era 22 a?os mayor) y, tras unos meses de colegueo profesional, ¨¦sta le confes¨® su affaire con Bill Clinton. Para cuando contact¨® con el fiscal Starr, Tripp ya llevaba tres meses grabando sus conversaciones telef¨®nicas con Lewinsky e incluso hab¨ªa tratado con reporteros para filtrar la historia a la prensa. A Starr le revel¨® la aventura y un factor clave: que tanto Lewinsky como Bill Clinton hab¨ªan mentido en sendas actas judiciales en las que negaban haber mantenido relaciones de car¨¢cter sexual (las firmaron dentro de la investigaci¨®n del caso de presunto acoso sexual a Paula Jones). Tambi¨¦n le cont¨® que exist¨ªa un vestido manchado con semen del presidente y que Monica Lewinksy hab¨ªa intentado lavarlo pero que ella misma le hab¨ªa convencido de que no lo hiciera. Entregar¨ªa las cintas que lo probaban todo a cambio de inmunidad judicial. Las grabaciones de Tripp (20 horas en total) convencieron a Janet Reno, fiscal general de los EE UU, para dar v¨ªa libre a Keneth Starr y llegar al ¡®impeachment¡¯ de Bill Clinton por perjurio y obstrucci¨®n a la justicia.
Entre toda esta mara?a de intereses pol¨ªticos, los detalles de la vida sexual de una veintea?era, el escrutinio moral sobre su persona y su vida privada se exhibieron en los medios de una forma impensable en 2018.

??Puedes imaginar a un chaval joven presentando a Monica Lewinsky a sus padres y diciendo: ¡®Me voy a casar con ella¡¯??
Esto es lo que dijo el popular Dr. Joyce Brothers en uno de los programas matinales m¨¢s vistos, el Today show, cuando el esc¨¢ndalo explot¨®. No fue un comentario aislado. ?Antes de que se inventase la palabra slut-shaming (avergonzar a mujeres por ser sexualmente activas), Monica Lewinsky fue su objetivo principal?, escribir¨ªa al tiempo Jessica Bennet en Time.
El acoso y juicio medi¨¢tico sobre la ex becaria fue demoledor: la narrativa que domin¨® el ciclo informativo era la de la jovenzuela malvada engatusando a un hombre casado, carism¨¢tico y encantador ¨Cuna periodista del New Yorker lleg¨® a escribir ?mis amigas y yo nos acostar¨ªamos encantadas con Clinton y no se lo dir¨ªamos a nadie?¨C. Bill Clinton, que le doblaba la edad y era su superior en el momento de los hechos, fue caricaturizado como un pobre imb¨¦cil incapaz de resistirse a sus encantos.

Los Republicanos la condenaban por ad¨²ltera y los dem¨®cratas no le perdonaban haber puesto en peligro al presidente. Su sexualidad activa, y el hecho de que disfrutara del sexo, alien¨® a la moral americana. El Washington Post la apod¨® ?el revolconcito?. La columnista del New York Times, Maureen Dowd, que gan¨® un Pulitzer por su investigaci¨®n sobre el caso, describi¨® a Monica Lewinsky como una ?malcriada, una becaria de la Casa Blanca con ansias de poder que mentir¨ªa bajo juramento para conseguir un trabajo en Revlon?. Menospreciada por feministas de la ¨¦poca afines al trabajo de Hillary (la primera dama la llam¨® ?loca narcisista?), las activistas le dar¨ªan la espalda apoy¨¢ndose en el pol¨¦mico ensayo que firm¨® Gloria Steinem a favor del presidente (y del que ahora se arrepiente). Betty Friedan la humillar¨ªa p¨²blicamente llam¨¢ndola ?una boba cualquiera?. ?Culpar a la mujer siempre ha estado de moda?, lamentar¨ªa despu¨¦s Erica Yong.
?Es muy duro cuando ves tu vida destruida en prime time?, recordar¨ªa la madre de Lewinsky a Andrew Morton (la casa del padre de M¨®nica, en el barrio de Brentwood de Los ?ngeles y a pocos metros de la de OJ Simpson, se col¨® en el ¡®Star Tour¡¯ de los buses que recorren la ciudad mostrando donde viven los famosos). La mec¨¢nica de los encuentros sexuales con el presidente copaba talk shows, mon¨®logos y sketches de televisi¨®n. ?Ser una M¨®nica? se convirti¨® en la ¨¦poca en un apodo para insultar a j¨®venes con moral distra¨ªda. Se parodiaba su peso, su gusto en la ropa y el hecho de que se hubiese criado en Beverly Hills (fue compa?era de clase de Tory Spelling y del hijo de Katharine Graham y acudi¨® al instituto que aparec¨ªa en Sensaci¨®n de Vivir). Se aire¨® que se hab¨ªa practicado un aborto.
Su ex novios monetizaron sus minutos de gloria, alimentando las fantas¨ªas de buscona y fantaseando con lo que a Monica le gustaba en la cama (aunque algunos ni siquiera se hab¨ªan acostado con ella). Un tabloide lleg¨® a ofrecer 100.000 d¨®lares por una foto suya en bikini a una amiga suya. Charlie Peters, editor del Washington Monthly, dir¨ªa a Andrew Morton que ?fue la cobertura medi¨¢tica m¨¢s desproporcionada que he visto en mi vida?. Andrew Sullivan fue de los pocos coet¨¢neos al esc¨¢ndalo en salirse de la tangente y reflexionar en el New York Times a favor de Lewinsky: ?durante mucho tiempo ella hizo todo lo que pudo para evitar traicionar a su amante, hasta el punto de firmar un acta judicial que negaba el affaire. Una vez que fue arrinconada, se decidi¨® a contar la verdad. Lo m¨¢s asombroso de este aspecto del informe Starr es comprender c¨®mo esta joven mujer estuvo preparada para respetar la ley, a¨²n sabiendo que se expon¨ªa de forma tan grotesca al escrutinio p¨²blico. Qu¨¦ contraste con el presidente. Si esto es una f¨¢bula moral que va sobre la honestidad, entonces la se?orita Lewinsky es su hero¨ªna?.

El despertar del icono anti-acoso
Durante el esc¨¢ndalo, Lewinksy rechaz¨® cinco millones de d¨®lares por una entrevista en el canal Fox y otras ofertas de anuncios de televisi¨®n. Aunque consider¨® aceptar la invitaci¨®n de Oprah Winfrey para acudir a su programa, se decant¨® por ser entrevistada (gratis) por Barbara Walters. Despu¨¦s lanzar¨ªa My Story (firmada por Andrew Morton, el bi¨®grafo de Lady Di), una l¨ªnea de bolsos y hasta intent¨® ser presentadora de televisi¨®n (su programa de j¨®venes buscando pareja solo dur¨® una temporada). Tras una d¨¦cada alejada de los focos, que aprovech¨® para graduarse en Psicolog¨ªa en Londres en 2010, Monica Lewinsky reapareci¨® en 2014.

Su ensayo en Vanity Fair, Verg¨¹enza y superviviencia, fue finalista de los National Magazine Awards y provoc¨® todo un se¨ªsmo en la percepci¨®n social de la becaria m¨¢s famosa de EEUU. Bill Maher dijo despu¨¦s de leerla: ?Os lo tengo que decir, me siento culpable?. David Letterman admiti¨® en su programa que se arrepent¨ªa de haberse burlado de ella. En el texto, Lewinsky asegur¨® que pens¨® en suicidarse, que necesit¨® ayuda psicol¨®gica y que si sal¨ªa de su silencio era para ?cambiar mi narrativa? y ayudar a otros que pasen por procesos de humillaci¨®n y ciberacoso similar en la era de las redes sociales. ¡°Claro que sufr¨ª un abuso por parte de mi jefe¡±, escribi¨®, ¡°pero siempre he querido ser contundente en un punto: la relaci¨®n fue consensuada¡±. El ¡°abuso¡± vino despu¨¦s, cuando ¡°me convert¨ª en un chivo expiatorio para que se pudiera proteger su poderosa posici¨®n¡±.
En marzo de 2015 y a sus 41 a?os, su TED talk en Vancouver, El precio de la verg¨¹enza, se gan¨® la ovaci¨®n de un p¨²blico en pie. En los casi 20 minutos de charla, Monica Lewinsky bromea con su fama (recuerda a los m¨¢s j¨®venes que desconocen qui¨¦n es el aparecer en hasta 40 canciones de rap) y se autodenomina como la ?paciente cero en perder tu reputaci¨®n personal a escala global?, especificando que cuando sucedi¨® su esc¨¢ndalo no exist¨ªa el nombre del ?ciberacoso?. Desde entonces, e inspirada por el tr¨¢gico suicidio de Tyler Clementi ¨Cun estudiante al que grabaron manteniendo relaciones con un hombre y que despu¨¦s fue humillado en las redes¨C, ha liderado varias campa?as contra el bullying con el apoyo de actores como Olivia Wilde, Salma Hayek, Lily Collins, Michael J. Fox, Rashida Jones, Jamie Lee Curtis y Alan Cumming, entre otros.
El vestido azul de la discordia acab¨® calcinado. No lo ha hecho su sentido del humor: ?A la edad de 41 a?os, un chaval de 21 a?os intent¨® ligar conmigo. Era encantador y yo estaba halagada pero declin¨¦ su oferta. ?Sab¨¦is c¨®mo intent¨® seducirme? Me dijo que me har¨ªa sentir como si de nuevo tuviese 22 a?os?.

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