Mujer caol¨ªn o volc¨¢nica: lo que significa no ser blanca en Espa?a

Yo creo que cuando nacemos somos puro barro, informe y maleable. Pertenecemos a la Tierra y salimos del suelo que mojan y pisan para uniformarlo, as¨ª que en nuestra andadura comenzamos romos. Luego, la vida hace las veces de torno y los diferentes sistemas de opresi¨®n, entre los cuales se encuentra el racismo, golpean, cual cincel, y dejan muescas no solo en quienes los padecen sino en los que los sostienen o, simplemente, les ha tocado estar en el lado bueno, en el de los dibujos bonitos y las cenefas.

Solo te das cuenta de que eres el culo del puchero cuando puedes mirarte en un espejo. A eso lo llaman ?toma de conciencia? y, b¨¢sicamente, es cuando entiendes lo que significa no ser blanca en la sociedad en general y no solo en tu casa, porque en el c¨ªrculo de amor y confianza, a la gente no se le llama por su color sino por su nombre. A veces, pasan a?os hasta que te atreves a ver tu reflejo, de hecho, hay gente que jam¨¢s lo hace y que vive feliz as¨ª, puesto que es mejor creerse el asa de la jarra de barro, siempre ¨²til y siempre en el centro.

?Tienes el color de la caca?

Recientemente, me asom¨¦ al Instagram del corto documental ¡°Mar Nuestro¡± que, como habr¨¢n podido imaginar, habla de las vidas que cruzan el Mediterr¨¢neo y tambi¨¦n de las que no llegan a hacerlo.

********Pausa para reflexi¨®n, que no puede ser que normalicemos la muerte constante de seres humanos. Seg¨²n el informe de ¡°vida en la necrofrontera¡±, solo en el a?o 2018 se produjeron 1064 en el mar Mediterr¨¢neo.********

Vi un fragmento de la entrevista que le hicieron a Hodan, una mujer que naci¨® en Somalia, en el que se?alaba que no supo que ?era negra o que su pelo afro no molaba? hasta que entr¨® en el colegio. A ella y a su hermana les dec¨ªan que se fueran a su pa¨ªs e, incluso, les empujaban por las escaleras y les tiraban piedras. No sab¨ªan qu¨¦ era racismo ni qu¨¦ significaba eso de ser negra, ambas cosas las aprendieron en la escuela y no de la mejor manera. Ese fue el punto de partida de su rabia, pero tambi¨¦n de su necesidad de lograr un entendimiento, dado que, al fin y al cabo, ?vamos a convivir juntos y no queda otra?.

Hodan quiz¨¢ no era consciente mientras hablaba, pero en esos cincuenta segundos cont¨® la vida de un mont¨®n de gente negra. Da igual que nos alumbraran aqu¨ª o no, a muchos, desde la infancia, nos insist¨ªan en que nos fu¨¦ramos al que hab¨ªan decidido que era ?nuestro pa¨ªs? y que, por supuesto, no era este.

Aguantamos chaparrones de granizo y¡­ aqu¨ª estamos enteros o con chichones, tras asumir que lo excepcional para muchas personas, que nos regalaran flamantes ?tienes el color de la caca? ¡°o ?eres una negra de mierda?, por ejemplo, para nosotras, en nuestra infancia, fue habitual. A pesar de que nos llamen victimistas, he de decir que somos tipas duras, da igual que llor¨¢ramos o nos peg¨¢ramos, ?aqu¨ª estamos! vivitas, coleando, sumando y trabajando, pero ojal¨¢ no haber tenido que demostrar fortaleza, estoicismo o madurez a esa edad.

Cuando conoc¨ª a Petra Ferreyra, creadora de la campa?a ¡°Suspenso al racismo¡±, me present¨® a sus hijas y me dijo que una de ellas llevaba teniendo problemas en el colegio desde los tres a?os. Despu¨¦s de intentar de todas las formas posibles que su situaci¨®n mejorara, acab¨® denunciando a la Comunidad de Madrid. Y gan¨®. Condenaron a la Administraci¨®n a pagarle una indemnizaci¨®n de 7.500€.

Ganar, no obstante, no tiene tanto que ver con el dinero, como con el reconocimiento de la existencia de un bullying de car¨¢cter racista o, m¨¢s bien, de un racismo que gener¨® y genera bullying.

Estudiarlo todo en blanco/masculino g¨¦nerico

Con todo, no deber¨ªa bastar con eso ya que esa sentencia sent¨® precedente, ahora bien, racismo no es solo que te peguen o te insulten. El curr¨ªculo escolar resulta tan blanco (y masculino) que refulge. No aparecen personajes hist¨®ricos ni literarios ni cient¨ªficos ni art¨ªsticos que no sean blancos y mujeres, muy pocas. O, al menos, no en mi ¨¦poca. Ni siquiera en Historia Universal, que muy universal no era cuando se centraba tanto en el Norte pol¨ªtico del mundo o, estirando, en sus gestas en otros sitios. Pero ojo, que la diversidad tambi¨¦n podr¨ªa tener cabida cuando nos ense?aban la Historia de Espa?a, que aqu¨ª hay personas gitanas desde hace siglos y ¨¢rabes y amazigh y, desde luego, negras, otra cosa es que no nos lo contaran.

Qu¨¦ agotador es responderle a la gente que si mi padre habla ¡°tan bien espa?ol¡± es porque su pa¨ªs fue provincia hasta hace algo m¨¢s de cinco d¨¦cadas, qu¨¦ pena que muchos j¨®venes (y no tan j¨®venes) hayan tenido que enterarse por la pel¨ªcula Palmeras en la nieve, debido a que o no aparece en el temario o se queda para el final y se mira deprisa y corriendo. Tanto, que se olvida. Pero vamos, que la vinculaci¨®n con lo que se dio en llamar S¨¢hara espa?ol est¨¢ a¨²n m¨¢s cerca en el tiempo y tampoco es que se hable demasiado de ello.

*** Pausa para la reflexi¨®n, que no puede ser que pensemos que estando la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica a 14 Km de ?frica, esa distancia exigua no lleve siglos cruz¨¢ndose. A veces a la fuerza. Todav¨ªa quedan descendientes de africanos esclavizados en Andaluc¨ªa , pero la participaci¨®n de Espa?a en la trata transatl¨¢ntica tampoco suele tocarse demasiado en los libros de historia del instituto.***

?Y qu¨¦ hay de la segunda o la tercera?

Cuando llega la adolescencia, los retos son otros. Ya empezamos a plantearnos en serio la pregunta esa de qu¨¦ queremos ser de mayores y sin referentes visibilizados, dado que no es que no existan, sino que rara vez se muestran, es complicado imaginarte en ciertos ¨¢mbitos o no sin algo de inseguridad. Los medios de comunicaci¨®n tienen parte de la culpa de que esto sea as¨ª, debido a que se empe?an en contar una Espa?a blanca salvo cuando se trata de pateras. Entonces, nos muestran im¨¢genes de masas informes, de cabezas de varones api?ados en embarcaciones precarias. No hay ni recorrido vital ni nombres propios. Las f¨¦minas, por su parte, en caso de aparecer, lo hacen cuando est¨¢n embarazadas o vienen con ni?os peque?os y no es raro que se las culpabilice por la irresponsabilidad que supone viajar con un menor. Tambi¨¦n se las tiene en cuenta cuando es demasiado tarde y han muerto. En ese caso s¨ª tienen derecho a una esquela que responda, aunque sea, a las 5WH que las noticias habituales no dan, puesto que se conforman con los qu¨¦s (llegan), los d¨®nde (a la playa de turno) y los c¨®mos (en patera) pero ni los qui¨¦nes (historias personales) ni los porqu¨¦s (qu¨¦ provoc¨® que dejaran su pa¨ªs) parecen importar.

Ahora bien, un mont¨®n de publicaciones, radios y cadenas de televisi¨®n se acercan a la otredad que han contribuido a construir ¨²nicamente para preguntarnos acerca de inmigraci¨®n y de racismo (como si solo fu¨¦ramos nuestro pasaporte o nuestra piel y no tuvi¨¦ramos conocimientos, hobbies u opini¨®n m¨¢s all¨¢ de eso) o para exhibir a quienes consideran que se salen del discurso imperante como si se trataran de una excepci¨®n o ¡°de la primera persona X que¡­¡±. El primer guardia civil chino, la primera polic¨ªa negra, la primera diputada negra¡­ ?y qu¨¦ hay del resto, de la segunda o de la tercera?, cuestiona muchas veces el periodista Moha Gerehou.

Pese esa narrativa excluyente que pesa lo suyo, intentamos alcanzar nuestras metas y en infinidad de ocasiones, lo logramos. Otra cosa es que se sepa.

?T¨² aqu¨ª no entras??

Pero hay m¨¢s. La juventud supone el inicio del ocio nocturno. Sin embargo, empezar a salir por discotecas tambi¨¦n implica enfrentarse a algo m¨¢s com¨²n de lo que pensamos: la negaci¨®n del acceso a los locales. Lo normal es que pongan excusas derivadas de la indumentaria, solo en algunos sitios se atreven a reconocer que se trata de una cuesti¨®n de raza. Gracias a un estudio de la Universidad de Barcelona que demuestra que ¡°los bares usan sistem¨¢ticamente el derecho de admisi¨®n como t¨¦cnica racista¡± , ya podemos hablar de esto sin que nuestros interlocutores nos contesten que somos muy susceptibles o que usen el cl¨¢sico ?a m¨ª tambi¨¦n me han chapado por llevar zapatillas de deporte?.

La l¨¢stima es que tengamos que acompa?ar nuestras observaciones siempre de estudios para que no las manden a las tinieblas lloricas de lo subjetivo y la piel fina.

Siempre dispuestas, siempre calientes

Es en este momento de la vida, cuando nuestro aspecto comienza a importarnos m¨¢s. De nuevo, la falta de referentes dificulta poder formar parte de aquello que muestran como ?normativo . Acabamos oscilando tranquilamente, entre la tradicional hipersexualizaci¨®n de las mujeres negras, le¨ªdas como siempre dispuestas, siempre calientes y siempre accesibles (excusa que ha servido hist¨®ricamente para perpetrar violaciones y culpar a la v¨ªctima o para, en el caso de los hombres negros, reforzar la idea de que son violadores y seres insaciables incapaces de contener sus instintos) y la fealdad, por estar ajena a unos c¨¢nones de belleza que est¨¢n en las ant¨ªpodas.

Odiar tu pelo natural porque es ?como el de un caniche?

La semana pasada fue la final de Operaci¨®n Triunfo y gan¨® Nia Correia una joven canaria a la que, por supuesto, en alg¨²n titular compararon con Beyonc¨¦, porque es afrodescendiente y porque viva la originalidad. La cantante quiso llevar su pelo natural rizado, en lugar de alis¨¢rselo, como hab¨ªa hecho en otras galas. Pues bien, los comentarios en twitter no se hicieron esperar. La comparaban con un caniche, dec¨ªan que las dem¨¢s estaban guap¨ªsimas y a ella le despachaban con un ¡°pobrecita¡±; dec¨ªan incluso, que la cura del coronavirus estaban en el interior de su magn¨ªfica melena. Estas ?bromas?, de nuevo, no surgen de la nada: Nia tiene el pelo rizado y con volumen, como el grueso de las personas negras. Los cabellos como el suyo, aunque no sea ni mucho menos de los m¨¢s crespos, han sido objeto de chanza, ocultaci¨®n y hasta de privaci¨®n de derechos a lo largo y ancho del planeta. No olvidemos la prueba del l¨¢piz de Sud¨¢frica, por la cual, se determinaba la identidad racial de las personas en funci¨®n de si el l¨¢piz se deslizaba por el pelo o se quedaba enganchado en ¨¦l. Obviamente, en pleno apartheid, no era igual que te consideraran blanco, que mestizo ni, desde luego, negro.

Todav¨ªa hoy, al poner en el buscador google ¡°unprofessional hairstyles women¡± (peinados no profesionales de mujer) lo que aparece al principio son im¨¢genes de mujeres negras con su pelo natural suelto. Ni siquiera se trata de un peinado o un estilo, es el cabello que nace y crece sin alteraci¨®n y eso, parece ser que hay gente para la cual es incompatible con poder ejercer tu trabajo de manera correcta.

La raz¨®n por la que algunas mujeres negras todav¨ªa hoy prefieren ponerse peluca o extensiones que llevarlo tal y como es no es solo la comodidad, tambi¨¦n est¨¢ relacionado con la alopecia que muchas de las que han estirado su pelo, despu¨¦s de a?os de alisados salvajes, padecen en la parte frontal y, por supuesto, por una dosis de autoodio derivado de siglos de recibir el mensaje de que su naturaleza est¨¢ mal.

No es su culpa, el cuerpo de las mujeres negras lleva demasiado tiempo siendo analizado, juzgado y violentado. Es probable que el caso m¨¢s extremo (conocido) sea el de Sara Baartman, a quien se dio a conocer como ¡°la Venus Hotentote¡±. Fue una mujer khoi khoi proveniente del sur del continente africano a quien vendieron y llevaron a Inglaterra a principios del s.XIX para exhibirla en circos a causa de su trasero prominente. Si el espectador pagaba un plus, incluso pod¨ªa tocarla. En pleno debate abolicionista, hubo varias voces que presionaron para que el ?espect¨¢culo? cesara. Y lo lograron, sin embargo no pudieron impedir que se trasladara a la capital francesa.

Sara falleci¨® con 25 a?os y ni muerta dejaron que su cuerpo reposara en paz. Su esqueleto, su cerebro y sus genitales se expusieron en el Museo del Hombre de Par¨ªs.

En 1994, Nelson Mandela solicit¨® la repatriaci¨®n de sus restos a la tierra que le vio nacer y no fue hasta el 9 de Agosto de 2002, coincidiendo con el d¨ªa de la mujer en Sud¨¢frica, que pudo recibir sepultura.

*** Pausa para reflexi¨®n, que no puede ser que, en 2019, hayan tenido que sacar una ley en California para prohibir la discriminaci¨®n por llevar el pelo afro ***

?D¨®nde est¨¢n las redacciones no blancas?

Ya de adulta vienen otras cosas, como la b¨²squeda de trabajo. Soy una de las pocas periodistas no blancas, e insisto en lo de periodista, que trabaja, en la actualidad, haciendo imagen en la televisi¨®n a nivel nacional. En BBC determinaron que el 20% de su plantilla ser¨ªa no blanca, de forma que existiera una mayor cercan¨ªa entre lo que se ve en la calle y en la pantalla. Mientras, por estos lares, que yo haya visto, ¨²nicamente TV3 est¨¢ transformando su plantilla y visibilizando lo que es hoy Catalu?a.

Tras estudiar periodismo, hice un master de Desarrollo y Ayuda internacional y luego una diplomatura de guion y direcci¨®n de documentales, debido a que no ten¨ªa demasiadas esperanzas de poder encontrar un empleo como periodista ni mucho menos delante de una c¨¢mara. Por suerte (y por esfuerzo), logr¨¦ trabajar ?de lo m¨ªo? y me parece fundamental aprovechar mi posici¨®n para conseguir que seamos m¨¢s, con la intenci¨®n de que la tele que vemos se parezca m¨¢s a lo que nos encontramos en la calle, en las aulas de las escuelas p¨²blicas, en el mercado o en el parque. Adem¨¢s, una redacci¨®n m¨¢s diversa, a todos los niveles, ofrece una mayor diversidad tem¨¢tica y de enfoques, as¨ª como de soluciones para los problemas que puedan surgir.

?No alquilamos pisos a gente de color?

Otro de los asuntos que devienen fundamentales en esta etapa es la b¨²squeda de alquiler. Desde SOS racismo han relatado en m¨¢s de una ocasi¨®n las dificultades a las que se enfrenta la gente que quiere buscar vivienda cuando no son blancas o son inmigrantes. S¨ª, amigos, a estas alturas ya deber¨ªan saber que muchas veces se asume que es lo mismo. O falla el acento por tel¨¦fono y ya te cuentan que el piso se ha alquilado o si suenas a ?madrile?a de toda la vida? y puedes ir a verlo, de repente, te explican que alguien que ha ido justo antes ha pagado doce meses por adelantado y 30 de fianza y, por tanto, ?oh, lo siento, llegas tarde?.

Con Larry Abia, jugador de baloncesto del Leyma Coru?a nacido en Valencia, fueron m¨¢s claros: cont¨® en 2018 a trav¨¦s de twitter que un matrimonio le dijo que ¡°no alquilaba a gente de color¡±.

Si a alguien le sorprende, deber¨ªa echarle un ojo a los anuncios. No son uno ni dos en los que puede leerse claramente ¡°no inmigrantes¡±, tal y como demostraba la campa?a de 2018 de #alquilerracista de Red Acoge, Sos Racismo y Provivienda. En este mismo diario, dieron un dato que confirma la dificultad evidente para este segmento poblacional a la hora de (tratar de) acceder a la vivienda, ¡°de las personas a las que no les ofrecieron ning¨²n piso en inmobiliarias, m¨¢s del 70% eran de origen extranjero, siendo los subsaharianos los que m¨¢s negativas recibieron¡±.

Miedo a identificaciones raciales

Con todo, he de comentar que llevo un buen rato escribiendo, desgranando algunas de las perrer¨ªas que hace el racismo cotidiano y aun as¨ª pienso que soy afortunada debido a que a m¨ª la ley de extranjer¨ªa no me condena a la irregularidad o a estar pendiente de renovaciones, citas o pasarme d¨ªas en colas que dan la vuelta al edificio con el fin de vivir tranquila.

Yo no s¨¦ lo que es ir con miedo en el metro por si me topo con una identificaciones por perfil racial que, b¨¢sicamente, consiste en parar a gente no blanca para pedirle la documentaci¨®n, aunque no haya hecho nada sospechoso. El Ministerio de Interior prohibi¨® que se hicieran en una circular de 2012 y al parecer no le han hecho mucho caso, ya que en 2018, el alcalde holand¨¦s Ahmed Marcouch denunci¨® en prensa que fue v¨ªctima de una durante su estancia en Madrid. Que te paren por nada no es agradable, es una forma de criminalizar a la gente y de generar la atenci¨®n de quienes est¨¢n alrededor por algo que, a priori, se lee como negativo. El propio Marcouch, quien fue sargento de la polic¨ªa en Amsterdam, recordaba en su relato que la gente le miraba.

El edil ten¨ªa su pasaporte europeo, igual que yo, as¨ª que la persona que le par¨® hizo una llamada y ¨¦l pudo continuar su paseo por las calles de la capital sin problema. ?Y qu¨¦ sucede cuando no es as¨ª? El bailar¨ªn Marco Motta me lo cont¨® en su d¨ªa. Naci¨® en Salvador de Bah¨ªa hace algo menos de tres d¨¦cadas, pero lleva bastante tiempo en Espa?a. Cuando ten¨ªa diecinueve a?os le pararon a ¨¦l y a otras tantas personas negras para pedirles la documentaci¨®n en el intercambiador de Avenida de Am¨¦rica. Minutos m¨¢s tarde, estaba mirando a la pared y escuchando una voz que le dec¨ªa que no pod¨ªa coger el m¨®vil ni llamar. A su alrededor, recordemos que era un grupo, los usuarios del metro y el autob¨²s se paraban a mirar por si hab¨ªa pasado algo. ¡°Me hicieron sentir como a un criminal¡±, reconoce. Y la cosa continu¨®, como estaba en situaci¨®n irregular y no llevaba nada m¨¢s que el bono de transporte y una fotocopia de su pasaporte brasile?o consigo, le dijeron que le deten¨ªan por no tener documentaci¨®n. As¨ª las cosas, le metieron en la parte de atr¨¢s del coche de polic¨ªa, que ¨¦l, como claustrof¨®bico que es, describe como angustiosa y le trasladaron al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche. All¨ª le hicieron desnudarse y toser para asegurarse de que no llevaba nada. Entre tanto, continuamente le hablaban de deportaci¨®n. Le dejaron llamar a su progenitora y luego le metieron en una celda con m¨¢s hombres, Horas m¨¢s tarde lleg¨® su madre, que hab¨ªa pagado una multa de 500€, y le dejaron salir. Ella dispon¨ªa de dinero para poder hacer frente a la sanci¨®n. De no haber sido as¨ª, quiz¨¢, Marco estar¨ªa ahora en Brasil y ni siquiera nos hubi¨¦ramos conocido.

Es importante recordar que Marco no hab¨ªa cometido ning¨²n delito, porque migrar no lo es y estar en situaci¨®n irregularizada a causa de la Ley de Extranjer¨ªa tampoco. Se trata de una falta administrativa.

*****Pausa para reflexi¨®n, que no puede ser que no seamos conscientes de algunos n¨²meros: En los CIES han muerto ocho personas, desde 2006. Samba Martine, entre ellas, una mujer congole?a que falleci¨® en 2011 por no recibir atenci¨®n m¨¦dica, pese a pedirla en varias ocasiones*****

?Hermana, yo s¨ª te creo?, pero m¨¢s bajito

Aqu¨ª, en nuestras fronteras, sin necesidad de irnos a Minneapolis pasan cosas, algunas terribles. Hace un par de a?os, varias jornaleras marroqu¨ªes denunciaron su situaci¨®n de explotaci¨®n laboral y tambi¨¦n de abuso y acoso sexual. Muchas se sintieron desamparadas y perdidas, no hablaban ni siquiera el idioma y ven¨ªan de zonas rurales de su pa¨ªs. El ¡°hermana, yo s¨ª te creo¡± que se convirti¨® en lema de apoyo femenino en caso de violaci¨®n , se escuch¨® de nuevo en toda Espa?a pero en voz mucho m¨¢s baja ya que, salvo en Huelva, en donde centenares de mujeres marcharon como forma de arroparlas, las protestas no fueron demasiado multitudinarias.

Sigo en la provincia de Huelva puesto que, recientemente, pude entrevistar en uno de esos directos de Instagram que tanto se llevan, a Seydou Diop, uno de los portavoces de #regularizaci¨®nya . Habl¨® partiendo de su propia experiencia, ya que ¨¦l tambi¨¦n ha trabajado y vivido en el campo, de c¨®mo es la situaci¨®n de muchos temporeros en Lepe. Sus infraviviendas son de madera, pl¨¢stico y cart¨®n, los incendios son males conocidos y el acceso al agua, un bueno por conocer. En ¨¦poca de COVID19, poder asearse en condiciones, se ha convertido en una necesidad imperiosa, lo cual motiv¨® que tuvieran que llevar un cami¨®n cisterna para poder distribuir entre los habitantes de los asentamientos. Seydou fue una de las personas que se encarg¨® de hacerlo y tambi¨¦n le toc¨® a ¨¦l, junto a otros compa?eros, mostrar los campamentos de los trabajadores a Philip Alston, el relator especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos de la ONU, que los visit¨® en febrero de este a?o. Sus palabras no arrojan ninguna duda acerca de lo que le pareci¨®: ?Viven como animales?.

Tras conocer de primera mano los relatos de Seydou y de Marco me sent¨ª una intrusa, mi piel es clara al lado de la de ellos, nac¨ª con mi pasaporte Schengen, ese que te garantiza visado para hacer turismo, sin necesidad de buscar rutas alternativas que te ponen en peligro, no tengo que sumergirme en tr¨¢mites infinitos para convalidar mis t¨ªtulos y si me piden la documentaci¨®n puedo ense?arla e irme.

Hace un tiempo dec¨ªa que tengo el privilegio de tener un DNI, pero quiz¨¢ no deber¨ªa usar ese t¨¦rmino porque eso suena a lujo. Ser¨ªa preferible, seg¨²n afirma Justo?Alioundine Nguema Pouye, un hist¨®rico artivista antirracista, utilizar la palabra ¡°derecho¡±. S¨ª, derecho.

Nacemos de la tierra, la roja, la volc¨¢nica o el caol¨ªn, pero los golpes que recibimos nos moldean de una manera o de otra. No es algo que dependa solo de decisiones individuales. Detr¨¢s, hay un sistema o varios. Si queremos acabar con su acci¨®n perniciosa, el punto de partida es reconocer que existen y poner remedio.

*** Pausa final para la reflexi¨®n, que no puede ser que pensemos que el tiempo por s¨ª solo, transforma las cosas. Debe haber voluntad y acciones concretas para que se produzcan cambios***

*Luc¨ªa Mbom¨ªo (Madrid, 1981) es periodista y escritora. Escribe la columna Barrionalismos?en EL PA?S Madrid y sobre g¨¦nero y raza en medios como?Afrof¨¦minas?o?Pikara Magazine.?Tambi¨¦n ha realizado reportajes para el programa ¡®Aqu¨ª la tierra¡¯ (TVE). El pasado 17 de octubre public¨® su primera novela: ¡®Hija del camino¡¯?(Grijalbo). Antes public¨® el ensayo ¡®Las que se atrevieron¡¯?(Sial/Casa de ?frica), donde cont¨® la historia real de seis mujeres que, exactamente como hizo su madre, se casaron con hombres negros en la ¨¦poca del tardofranquismo. Si quieres saber m¨¢s sobre la autora, aqu¨ª tienes sus escritoras de cabecera.