¡®El imperio de la ostentaci¨®n¡¯ o c¨®mo olvidarse de todo viendo un derroche de dinero atroz
El reci¨¦n estrenado ¡®reality¡¯, que sigue el privilegiado d¨ªa a d¨ªa de un grupo de multimillonarios de origen asi¨¢tico en Los ?ngeles, se ha convertido en la nueva obsesi¨®n de los espectadores de Netflix.
Si para sus protagonistas ¡°m¨¢s siempre es m¨¢s¡± en lo que se refiere al n¨²mero y tama?o de las joyas, para los responsables del reality del momento tambi¨¦n m¨¢s es m¨¢s cuando hablamos de lenguas viperinas, zapatos Louboutin, inyecciones de b¨®tox y relaciones t¨®xicas. El imperio de la ostentaci¨®n (Bling Empire) es la respuesta de Netflix al inesperado ¨¦xito que tuvo en la taquilla estadounidense la comedia Crazy Rich Asians, sobre la exclusiva comunidad de multimillonarios de origen asi¨¢tico que residen en las colinas de Los ?ngeles. Pero la realidad siempre supera a la ficci¨®n y estas socialit¨¦s de esp¨ªritu tr¨®spido ya han conseguido convertir a las Kardashian en unas meras aprendices del materialismo m¨¢s rid¨ªculo y extravagante. El entretenimiento m¨¢s escapista en el tiempo en el que m¨¢s lo necesitamos. M¨¢s siempre es m¨¢s.
La serie gira alrededor de varios centros gravitatorios, narrando su d¨ªa a d¨ªa en su exclusivo mundo prepand¨¦mico. Kane Lim, hijo de un empresario multimillonario de Singapur y amante de las sneakers de dise?o, es el mejor amigo de todos ellos y narrador autoconsciente de los problemas del primer, primer¨ªsimo, mundo que presenta el reality. Unos conflictos protagonizados habitualmente por Christine Chiu, conocida como la ¡°reina de Beverly Hills¡± y esposa de un influyente cirujano pl¨¢stico, y Anna Shay, enigm¨¢tica heredera de una familia que hizo fortuna en la industria armament¨ªstica que ya es la favorita de los fans. Kim Lee, una explosiva Dj y modelo que podr¨ªa ejercer como doble de acci¨®n de Kylie Jenner, tambi¨¦n pelea por su cuota de protagonismo. Kevin Kreider, un modelo de or¨ªgenes humildes con tendencia a quitarse la camisa a la m¨ªnima ocasi¨®n y habitual altavoz del asombro del espectador; y Kelly Mi Li, productora de cine inmersa en un romance t¨®xico con un actor que podr¨ªa haber acabado en brazos de Tiger King de haber tenido una pizca menos suerte, conforman el n¨²cleo dram¨¢tico de El imperio de la ostentaci¨®n.
Como no pod¨ªa de otra manera, la industria de la moda y la belleza es un personaje m¨¢s dentro del formato. Sus protagonistas presumen de logoman¨ªa (Dior, Dolce & Gabbana, Fendi o Versace brillan sobre el resto), de collares prohibitivos de Louis Vuitton ¨Cjoyas que, por cierto, incluso provocan peleas en fiestas que cuentan con m¨¢s camareros que invitados¨C o de comprar alta costura a domicilio, desde la comodidad del sal¨®n de casa. Pero m¨¢s all¨¢ de llamar a tu hija Jadore ¨Cs¨ª, por la popular fragancia de Dior¨C, el esp¨ªritu fashionista del reality es encarnado por la miembro m¨¢s joven de su reparto. Con solo 22 a?os, y antes de convertirse en una estrella de la peque?a pantalla, Jaime Xie ya era una de las caras m¨¢s habituales y fotografiadas en las semanas de la moda europea. Criada en Silicon Valley ¨Clos ciudadanos del mundo le debemos a su padre hallazgos de la ciberseguridad como los cortafuegos¨C, la edici¨®n estadounidense de la revista Vogue ya califica a la influencer,?habitual de la primera fila de los desfiles m¨¢s relevantes, como una estrella en ciernes de la industria.
Aunque la serie no busca en ning¨²n momento la identificaci¨®n con el espectador ¨Cno todos tenemos la ocasi¨®n de que nuestros caballos ¡°vuelen en Emirates¡± o hacernos un masaje bucal en el jard¨ªn¨C, la naturalidad y extravagancia con la que sus protagonistas exhiben su atracci¨®n por el derroche los convierte en profundamente carism¨¢ticos. ¡°Somos todos asi¨¢ticos, nosotros no peleamos¡±, ¡°Yo y mi alta costura nos vamos de aqu¨ª¡± o ¡°Esto es como la tercera guerra mundial, pero m¨¢s divertido¡±, han hecho de la serie el placer culpable ¨Csi es que acaso ese concepto existe¨C favorito de 2021 y una prol¨ªfica f¨¢brica de memes.
Las comparaciones con el reality protagonizado durante veinte temporadas por el clan Kardashian, y que llegar¨¢ a su fin este 2021, son inevitables durante el visionado. M¨¢s teniendo en cuenta que uno de sus productores ejecutivos, Jeff Jenkins, lo fue tambi¨¦n del show protagonizado por Kim, Khloe o Kourtney. Aunque resulte dif¨ªcil de creer, en declaraciones a la web de Oprah Winfrey, Jenkins ha afirmado que lo emitido es ¡°100% real¡± y que nunca ha presenciado algo parecido a lo de este reality. ¡°Despu¨¦s de trabajar durante 10 a?os con las Kardashian cre¨ªa que hab¨ªa visto y grabado todo lo imaginable¡ Pero esto es una absoluta locura¡±, sostiene el responsable tambi¨¦n de otros productos de telerrealidad como The Simple Life (que catapult¨® a Paris Hilton). El imperio de la ostentaci¨®n tambi¨¦n da espacio a lo largo de sus ocho episodios a temas de mayor calado, como la gestaci¨®n subrogada, la dependencia emocional o el choque de las nuevas generaciones con el tradicionalismo de la cultura asi¨¢tica.
El reality supone un giro de tuerca a la narrativa habitual con la que ha sido representada en la ficci¨®n la comunidad asi¨¢tica en Estados Unidos: personajes salidos de la pobreza que luchan por conseguir el sue?o americano e integrarse en una cultura opuesta a la suya. Uno de los ¨²ltimos y m¨¢s aplaudidos ejemplos de este tipo de historias, Minari, se estrenar¨¢ precisamente este mismo a?o y es una de las favoritas para conseguir nominaciones en los Oscar despu¨¦s de haber ganado el premio del p¨²blico en Sundance. Mujeres como Christine Chiu no solo cumplieron el sue?o americano, sino que hoy se codean con personajes como el pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra, para cuya fundaci¨®n donaron un centro de salud y bienestar en Escocia.
Pero este viraje no ha sido aplaudido por todos y decenas de tuiteros han cargado contra el programa calific¨¢ndolo de racista y estereotipado. ¡°No estamos intentando representar a la comunidad asi¨¢tica. No podemos hacerlo. Solo representamos nuestros viajes, nuestras historias y nuestros conflictos¡±, declar¨® la propia Chiu a la revista ET. A la espera de la confirmaci¨®n por parte de Netflix, el grueso del reparto ha ya confesado p¨²blicamente su deseo de rodar una segunda temporada del formato. Hora de demostrar que, de nuevo, m¨¢s es m¨¢s.
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