La gabardina de Colombo era de Cortefiel: c¨®mo lleg¨® a manos de Peter Falk una de las prendas m¨¢s ic¨®nicas de la televisi¨®n

Un caminar sigiloso que se esconde entre coches y farolas, una mirada profunda o una voz pausada que habla mientras inhala y exhala el humo de un cigarrillo son algunos de los gestos que identificamos r¨¢pidamente con la figura de un detective. Pero hay otro, m¨¢s relacionado con su ropa, que tambi¨¦n relacionamos autom¨¢ticamente con ellos: la gabardina. Esta prenda recuerda a todo lo que representaban esos polic¨ªas neoyorquinos tan elegantes que romp¨ªan corazones y siempre llevaban una pistola en el traje. ¡°La imagen del detective con gabardina se consolid¨® en la ¨¦poca dorada de Hollywood y el cine negro con personajes interpretados por actores como Humphrey Bogart en The Maltese Falcon¡±, comentan fuentes de Tendam ¨Danteriormente Grupo Cortefiel¨D. Pero hubo otro agente, no tan distinguido y misterioso, que tambi¨¦n perdura en el ideario colectivo ataviado con este abrigo de entretiempo: el teniente Colombo. Su gabardina nunca estaba perfectamente planchada, ni tampoco le quedaba como a un maniqu¨ª; Colombo la llevaba arrugada, s¨ªntoma del descuido constante que parec¨ªa ser ¨Dy solo parec¨ªa, ya que siempre consegu¨ªa resolver todas las inc¨®gnitas que se le presentaban, por complejas que fueran de despejar¨D.

Esta prenda era, ni m¨¢s ni menos, que una representaci¨®n de su esencia y, curiosamente, la desali?ada e ic¨®nica gabardina era realmente del propio Peter Falk, actor que interpretaba a Colombo, y pertenec¨ªa a una firma espa?ola: Cortefiel. As¨ª se confirm¨® en un art¨ªculo publicado en El Pa¨ªs en el a?o 1995, donde se explicaba que fue el propio Gonzalo Hinojosa, consejero delegado y due?o de Cortefiel en aquel entonces, quien dio a conocer la noticia.

¡°Colombo es un personaje muy ic¨®nico, en parte gracias a sus accesorios: el coche, el perro, su puro y, sobre todo, la gabardina. Cada uno de estos elementos suman para contarnos la personalidad aparentemente despistada y desastrosa del teniente, que, sin embargo, es mucho m¨¢s inteligente e intuitivo de lo que sus ademanes dejan ver¡±, explica Fernando de C¨®rdoba (@gamusinogram), divulgador de branding y autor de Los secretos de las marcas: una gu¨ªa de branding para gente que no sabe lo que es el branding y autor de este hilo de Twitter sobre la gabardina de Colombo.

La historia de c¨®mo esta prenda fue una de las m¨¢s ic¨®nicas de la historia de la televis¨®n comienza a?os atr¨¢s, en 1880. Fue entonces cuando abri¨® una peque?a mercer¨ªa en una calle del centro de Madrid que se convirti¨®, en 1926, en los famosos Almacenes Quir¨®s, un centro multimarca de referencia para los ciudadanos de la capital. All¨ª estaba Cortefiel, que ofrec¨ªa moda para caballero y utilizaba una publicidad muy vanguardista: ¡°Hab¨ªan utilizado t¨¦cnicas de marketing muy modernas para la ¨¦poca, como condensar la personalidad de la marca en el Maese Cortefiel, un personaje de dibujos al estilo de un sastre medieval¡±, explica Fernando de C¨®rdoba.

Siguiendo estas estrategias y ofreciendo elegantes prendas para caballero, la firma logr¨® gran ¨¦xito nacional y decidi¨® cruzar el charco. En los a?os cincuenta, Cortefiel se convirti¨® en la primera marca de moda espa?ola en exportar ropa a EE UU. As¨ª lo cuenta Luc¨ªa del Valle Montero, directora de comunicaci¨®n de Foro de Marcas Renombradas Espa?olas, ¨Dtambi¨¦n conocido como Brands of Spain¨D, que afirma que este salto supuso un gran hito para la empresa espa?ola, ya que entonces el pa¨ªs estaba generalmente cerrado al exterior: ¡°Cortefiel fue una marca pionera en ese sentido y le sirvi¨® tanto para diversificarse como para crecer y a posicionarse como una firma de prestigio internacional. Estar presente en los grandes almacenes de este pa¨ªs norteamericano era un s¨ªmbolo de que los productos de Cortefiel cumpl¨ªan con altos est¨¢ndares de calidad y dise?o al poder competir en un mercado tan exigente como el estadounidense¡±.

Seg¨²n fuentes de Tendam, en aquella ¨¦poca esta marca era un sin¨®nimo de calidad y sofisticaci¨®n muy valorada por quienes apreciaban la atenci¨®n a los detalles: o de calidad y sofisticaci¨®n muy valorada por quienes apreciaban la atenci¨®n a los detalles: ¡°La marca representaba un estilo atemporal y sofisticado, con un ¨¦nfasis en la calidad y el dise?o europeo. Este estilo llamaba la atenci¨®n tanto en Espa?a como en EE UU debido a su capacidad para combinar la cl¨¢sica elegancia europea con un toque moderno y contempor¨¢neo¡±.

C¨®mo lleg¨® a manos de Peter Falk

¡°Falk la hab¨ªa comprado poco antes de grabar el piloto de la serie, en un lluvioso d¨ªa de 1967. Poco despu¨¦s le propusieron protagonizar esta ficci¨®n y, buscando elementos que prestarle al personaje, le surgi¨® la idea de llevarla¡±, explica Fernando de C¨®rdoba. ?Pero por qu¨¦ se decant¨® por esta gabardina y c¨®mo la encontr¨®? Pues bien, probablemente la consiguiera en los almacenes Macy¡¯s o en Sacks, que eran dos grandes centros comerciales de referencia en Nueva York donde tambi¨¦n se ubicaba Cortefiel. De hecho, el actor que encarnaba al detective Colombo no era el ¨²nico cliente de la marca: ¡°Tambi¨¦n compraban gabardinas de esta firma personajes como Kirk Douglas o los presidentes Eisenhower y Lindon B. Johnson. Estas piezas eran un art¨ªculo de lujo en Estados Unidos en los a?os sesenta ¡å, afirman fuentes de Tendam. ¡°Por las referencias que quedan de la ¨¦poca en la compa?¨ªa, parece que en Espa?a nos enteramos de que la gabardina realmente pertenec¨ªa al propio Peter Falk a trav¨¦s de entrevistas y an¨¦cdotas compartidas por el propio actor y por personas cercanas a la producci¨®n de la serie. En efecto, Peter Falk la compr¨® por una cuesti¨®n de preferencia personal, sin saber que poco despu¨¦s la famosa gabardina se convertir¨ªa en un elemento distintivo de su personaje en particular y de las series de televisi¨®n de los a?os setenta en general¡±, a?aden.

Sin pretenderlo, la prenda se convirti¨® de un gui?o divertido para vestir a alguien que, a pesar de ser detective, no reun¨ªa las caracter¨ªsticas que se les atribu¨ªan culturalmente. Su gabardina, lejos de estar perfectamente atada a la cintura como en el caso de todos esos otros impolutos agentes, no hac¨ªa m¨¢s que alimentar su imagen ca¨®tica. Colombo, a pesar de su astucia e inteligencia, no era a simple vista lo que se entiende por un hombre intimidante. Viajaba en un Peugeot 403 y parec¨ªa nunca enterarse de nada, los criminales le subestimaban y se sent¨ªan fuera de peligro. No obstante, en el ¨²ltimo momento, cuando parec¨ªa conforme con las respuestas de los sospechosos, enunciaba ese famoso ¡°solo una cosa m¨¢s¡­¡± al que le segu¨ªan una retah¨ªla de detalles comprometedores y pistas delatoras. Siempre llegaba al fondo de la cuesti¨®n y, por supuesto, a descubrir al culpable. Al fin y al cabo, su gabardina era exactamente como ¨¦l: aparentemente estaba hecha un desastre, pero a la hora de la verdad cumpl¨ªa con su cometido y con lo que se esperaba de ella a la perfecci¨®n.