Lo sentimos Williamsburg, pero Silver Lake es el barrio m¨¢s hipster
La revista Forbes publica un ¨ªndice de zonas para modernos y Silver Lake aparece en el primer puesto de la lista.
Una galer¨ªa de street art por all¨ª, un caf¨¦ sin r¨®tulo por all¨¢, unas fixies aparcadas en la calle¡quien m¨¢s, quien menos sabe reconocer un barrio hipster en cuanto se acerca a ¨¦l. Pero, espejito, espejito (espejito vintage recogido en la basura, se entiende): ?cu¨¢l es el m¨¢s hipster de todos? La revista Forbes, que de vez en cuando es noticia por sus listas de todo tipo ("los beb¨¦s celebrities m¨¢s influyentes", "Las muertos m¨¢s lucrativos", etc¨¦tera) ha puesto orden en la cuesti¨®n y acaba de publicar su ¨ªndice con los 20 barrios m¨¢s aptos para modernos de Estados Unidos.
La primera sorpresa est¨¢ en la cima. Lo adelantamos ya: no gana Williamsburg. El barrio de Brooklyn que puso el modelo para todas las zonas hipster del mundo en los noventa "est¨¢ evolucionando en una direcci¨®n que es menos hospitalaria para los j¨®venes que llevan fedora y tiene empleos poco estables", seg¨²n la revista. Y cita cifras de una agencia de propiedad inmobiliaria: en julio de 2012 alquilar un apartamento en Williamsburg fue un 23% m¨¢s caro que en julio de 2011. Seg¨²n la misma agencia, el mismo apartamento est¨¢ndar era un 200% m¨¢s caro que un piso similar en Greenwich Village, Manhattan. El escritor Robert Anasi tambi¨¦n ha explorado esta cuesti¨®n en su libro The Last Bohemia, casi un informe forense del factor cool de Williamsburg. El t¨ªtulo, La ?ltima Bohemia, se debe a la profecia de Anasi: no volver¨¢ a haber otro Williamsburg (no, ni siquiera en Bushwick) porque el rol del artista en la sociedad ha cambiado, se ha integrado en la cultura corporativa y ya no tendr¨¢ tiempo para establecerse en un lugar previamente deprimido y dotarlo de personalidad.?
As¨ª que Williamsburg queda relegado al tercer puesto del ranking y el oro es para Silver Lake, Los ?ngeles. El barrio de Beck, Ryan Gosling y unos cuantos miles de camareros-artistas veganos, que tiene su centro oficioso en la terraza del muy trendy Caf¨¦ Intelligentsia en Silver Junction, "puede presumir de una mezcla multicultural de residentes con profesiones ecl¨¦cticas y una boyante escena art¨ªstica", seg¨²n Forbes.?
El segundo lugar lo ocupa el Mission District de San Francisco. Conocido por sus murales hist¨®ricos (algunos sobreviven desde los a?os 30, cuando la zona era un hervidero de lucha obrera), el barrio m¨¢s antiguo de la ciudad del Golden Gate tiene "fant¨¢stica diversidad y ausencia de pretensiones". En tercera posici¨®n s¨ª que est¨¢ Williamsburg, a pesar de su pijificaci¨®n, perfectametne ejemplarizada en el personaje de Chris O'Dowd en Girls (un financiero que hace mash ups musicales en sus ratos libres y vive en un apartamento de lujo del barrio) y, m¨¢s all¨¢, la lista tambi¨¦n recoge lugares como Wicker Park en Chicago, el Pearl District de Portland, H Street Corridor en Washington D.C. y East Austin en Austin, Texas.?
Pero vayamos al m¨¦todo. La lista no se ha elaborado as¨ª al tunt¨²n, a base de intuici¨®n coolhunter. Para poder establecer un orden, Forbes ide¨® un sistema de puntos que valoraba: la peatonalidad del barrio (esto lo midieron con la aplicaci¨®n de Walkscore), el n¨²mero de caf¨¦s, bares y restaurantes independientes (no Starbucks, se entiende), el n¨²mero y la frecuencia de mercados al aire libre, la cantidad y calidad de Food Trucks (las camionetas de comida gourmet que causan furor en EE UU) y el porcentaje de residentes que tienen profesiones art¨ªsticas y creativas. La revista pidi¨® ayuda a Nextdoor, una red social emergente que busca conectar a los vecinos de un mismo barrio. Una de las funciones de Nextdoor es el Hipness Index, el ?ndice de Modernidad, un algoritmo que mide el n¨²mero de veces que las palabra asociadas con lo hipster ("galer¨ªa", "m¨²sico", "dise?ador") aparecen relacionadas con una zona concreta. Adem¨¢s, la web llev¨® a cabo una encuesta entre sus asociados.?
Tanto la lista como el sistema son espec¨ªficamente estadounidenses, aunque algunos barrios europeos, como S?dermalm (Estocolmo), Dalston (Londres) ?y partes de Neuk?lln (Berl¨ªn) podr¨ªan puntuar bien. Para adaptarla a Espa?a, seguramente habr¨ªa que modificar algunos par¨¢metros. Bares "de propiedad independiente", por suerte, los hay en todas partes.?Y, seguramente, el factor gastron¨®mico contar¨ªa mucho menos. Mientras en Estados Unidos los hipsters est¨¢n en la avanzadilla de la revoluci¨®n gastron¨®mica, con su obsesi¨®n por la comida org¨¢nica y de producci¨®n local?(cuya m¨¢xima expresi¨®n es la rooftop salad: la ensalada tan local que sus hojas han sido cultivadas en el balc¨®n del restaurante) ?y su pasi¨®n por hacer conservas que tanto parodian en series como Portlandia, en Espa?a el moderno-moderno tiende a no comer o comer mal. Seguramente porque aqu¨ª la gastronom¨ªa no es un inter¨¦s-nicho sino un deporte nacional. Si el hipster aut¨®ctono frecuenta un local es o bien por su "factor aut¨¦ntico", es decir, porque "es tan cutre que mola" (aunque la comida provoque ¨²lceras) o precisamente porque recuerda, en la decoraci¨®n, a los lugares para modernos de Estados Unidos. Y, aunque la clientela de los mercados de toda la vida se va diversificando lentamente, la compra de fruta org¨¢nica el fin de semana no figura todav¨ªa en la agenda del moderno local medio con la urgencia que lo har¨ªa en la del estadounidense.
Lo corrobora Mikel L¨®pez Iturriaga, m¨¢s conocido como El Comidista, que sabe de modernos casi tanto como de comida, si no m¨¢s: "El moderno espa?ol ha ignorado hist¨®ricamente lo gastron¨®mico y le ha importado un higo comerse cualquier bodrio mientras el entorno fuera cool o hubiera alcohol por un tubo. Sin embargo, hay peque?os indicios de que algo est¨¢ cambiando, al menos en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, donde cada vez surgen m¨¢s lugares que re¨²nen ambiente joven y modernillo con comida decente. La tendencia tambi¨¦n se refleja en internet: blogs como Carrillera Perdida o tumblrs como Twist & Cook son puro hipsterismo aplicado a la comida. Queda camino por recorrer pero el aumento de la preocupaci¨®n por la comida y la percepci¨®n de la cocina como una disciplina creativa y divertida acabar¨¢ por calar hasta en el hipster m¨¢s lacio".?
De momento, para detectar un barrio hipster patrio ser¨ªan m¨¢s fiables otras variantes, como encontrar co-workings, un estudio de dise?o gr¨¢fico por cada 30 habitantes y por lo menos dos tiendas de no-se-sabe-qu¨¦, con memorabilia ir¨®nico-nost¨¢lgica, perfectas para solucionar la papeleta en cualquier cumplea?os hipster.?
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