Imitaciones de Chanel y un vestido ic¨®nico: por qu¨¦ la estramb¨®tica Marissa Cooper de ¡®The O.C.¡¯ fue la ¨²ltima ¡®it girl¡¯ anal¨®gica
No fueron las ¡®influencers¡¯ quienes pusieron la moda de moda entre las j¨®venes, sino la serie de culto que tantas novedades trajo al g¨¦nero adolescente: The O.C. Tenemos que hablar de los bolsos que llevaba su protagonista o del vestido de graduaci¨®n m¨¢s comentado de la televisi¨®n.
Pese a la insistencia con la que se habla de la generaci¨®n mil¨¦nica (los famosos millennials), no hay consenso a la hora de definir qui¨¦nes pertenecen a ella. La mayor¨ªa de dem¨®grafos sit¨²an su fecha de nacimiento entre 1982 y 1995, a?o arriba, a?o abajo. Pero se nos ocurre un criterio quiz¨¢ m¨¢s preciso: el haber visionado The O.C. en juventud. Aunque hoy tengas cuarenta y pocos, si viste la serie adolescente de culto mientras a¨²n estudiabas, a nuestros ojos computas como millennial.
Estrenada en agosto de 2003, The O.C. visibiliz¨® al primer hipster de la cultura de masas antes de que conoci¨¦ramos el t¨¦rmino. Era uno de los personajes protagonistas, se llamaba Seth Cohen, enamor¨® a multitud de chicas (y chicos) con acceso a televisi¨®n y populariz¨® un estilo inspirado en la vestimenta de golf retro. Y no solo entre adolescentes. A mediados de la d¨¦cada de los 2000 y a ra¨ªz del ¨¦xito de la serie, era frecuente ver en las grandes ciudades a treinta?eros de alto poder adquisitivo y gustos independientes vistiendo los mismos polos de la marca Penguin que llevaba Seth Cohen (interpretado por Adam Brody) en The O.C. En Madrid concretamente, los empezaron a vender ¨Cy agotar¨C en la boutique masculina del momento.
Pero centr¨¦monos en la protagonista, Marissa Cooper, interpretada por una Mischa Barton de entonces 17 a?os que subi¨® velozmente al estrellato para caer en desgracia al final del show, tanto en la ficci¨®n como en la realidad. La actriz a¨²n disfrutar¨ªa de popularidad algunos a?os, pero pronto empezar¨ªa a ser m¨¢s conocida por sus esc¨¢ndalos que por sus ¨¦xitos profesionales: ingresos en instituciones psiqui¨¢tricas, una demanda contra su propia madre por robo, problemas con la justicia por conducir ebria o su adicci¨®n a las drogas. Am¨¦n de los intermitentes aumentos de peso con los que se ensa?aron algunos medios.
Que le quiten lo bailao. Porque mientras estuvo en la peque?a pantalla durante tres temporadas en The O.C. brill¨® como la estrella que es y como la it girl absoluta del momento que fue, probablemente la ¨²ltima 100% anal¨®gica, justo anterior a la era de las redes sociales y los smartphones. Las adolescentes y veintea?eras de medio planeta pasaron a inspirarse en el personaje de Marissa Cooper para vestirse a diario. ?Y c¨®mo vest¨ªa Marissa? Pues muy de los 2000.
Su estilo era mucho m¨¢s cre¨ªble que el de antecesoras del g¨¦nero de adolescentes ricos como la m¨ªtica Sensaci¨®n de vivir de los 90 o la pel¨ªcula Clueless (Fuera de onda). Las protagonistas de The O.C. iban al instituto en vaqueros y zapato plano, reserv¨¢ndose los vestidos m¨¢s sofisticados para las galas supuestamente ben¨¦ficas de la alta sociedad californiana, esas en las que siempre afloraban los trapos sucios como reflotados por las burbujas del champ¨¢n.
La prenda reina del vestidor de Marissa Cooper, tan bella y rica como desubicada y problem¨¢tica, eran los tops. Normalmente los llevaba cortos y ajustados, con tirantes espagueti o cuello halter. Esos tops incluso tienen una cuenta propia de Instagram. Los combinaba con los jeans de tiro bajo y ligeramente acampanados de la ¨¦poca, minifaldas vaqueras o faldas evas¨¦ a media pierna. Y lo mismo iba as¨ª al instituto, que al garito de moda de Newport Beach o a una fiesta en la playa. Solo se arreglaba de verdad para las galas. E incluso a estas siempre acud¨ªa en bailarinas o sandalia plana, pasando a ser aquel calzado una de sus se?as de identidad. Su personaje viv¨ªa en una burbuja muy lejana, pero ten¨ªa los pies literalmente en el suelo y eso la hac¨ªa parecer m¨¢s cercana. Adem¨¢s de muy chic.
Lo m¨¢s llamativo del estilo de Marissa Cooper eran probablemente los macrobolsos 2.55 de Chanel que llevaba al instituto en lugar de una mochila. Ese detalle estaba quiz¨¢ fuera de la realidad, s¨ª, era obsceno. Pero tambi¨¦n era elegante, y se compensaba con un look por lo dem¨¢s pr¨¢ctico y casual. Solo despu¨¦s descubrimos que esos Chanel eran falsos. As¨ª lo revel¨® la dise?adora de vestuario de la primera temporada, Alexandra Welker, a la revista estadounidense Page Six en 2018: ?Empezamos con muy poco presupuesto, lo que era un reto porque todo ten¨ªa que parecer de lujo. Las marcas no nos prestaban nada al principio porque nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar de nosotros [¡] Ser¨¦ honesta: esos bolsos de Chanel que ella llevaba no me los ped¨ªa permitir con mi presupuesto. Pero encontr¨¦ una tienda incre¨ªble en el centro de Los ?ngeles que vend¨ªa las mejores copias que hab¨ªa visto. As¨ª que usamos falsificaciones muy, muy buenas?.
El equipo no tard¨® mucho en poder sustituir esas imitaciones por aut¨¦nticas piezas de marca a medida que la serie gan¨® popularidad y que su estrella principal se convirti¨® en rutilante it girl que protagonizaba campa?as y portadas. ?Siempre le estar¨¦ agradecida a Mischa Barton ¨Cdeclar¨® tambi¨¦n la dise?adora de vestuario a Page Six¨C. Empez¨® a hacer muchos trabajos de modelo a ra¨ªz de la serie y en Chanel la adoraban. Me prestaron algunas piezas aut¨¦nticas para ella y entonces tuve que deshacerme de las copias, l¨®gicamente?.
Uno de esos modelos genuinos de Chanel fue el que llev¨® Marissa Cooper a su fiesta de graduaci¨®n hacia el final de la tercera temporada. Hasta entonces, todos los vestidos de prom party que hab¨ªamos visto en pantalla respond¨ªan a gustos infantilizados: o bien sue?os de princesa de lazos y volantes, o bien modelitos torpemente sexys de siluetas sinuosas, como los que luci¨® la mayor parte del reparto femenino de The O.C. Pero no Marisa Cooper. Ella, siempre taciturna y diferente, celebr¨® su graduaci¨®n con un vestido de Chanel presentado en pasarela hac¨ªa apenas unos meses que dejaba sus hombros desnudos mientras camuflaba todo lo dem¨¢s. La camelia gigante y el tafet¨¢n abullonado escond¨ªan sus efervescentes curvas post-adolescentes. Y as¨ª, en los 43 minutos que dura el episodio La sorpresa, el gusto colectivo de la audiencia juvenil madur¨® unos cuantos a?os de un plumazo.
Pese a aquel vestido imbatible de primavera-verano 2006 de Chanel, la tercera temporada del show fue vapuleada por la cr¨ªtica. La cuarta, ya sin Mischa Barton en el reparto, no mejor¨® mucho. Y The O.C. emiti¨® su ¨²ltimo episodio en febrero 2007, justo antes de que el verdadero fen¨®meno de las series como entretenimiento de masa despegara. Su creador,
Josh Schwartz, se embarc¨® de inmediato en la producci¨®n de Gossip Girl, una especie de remake m¨¢s exagerado y perverso ¨Cy con smartphones de por medio¨C situado en la Costa Este de Estados Unidos. Gossip Girl tuvo su propia versi¨®n de Marissa Cooper en el personaje de Serena van der Woodsen, y un reflejo de la mejor amiga, Summer Roberts, en el de Blair Waldorf. Casualidades del destino, y para deleite de los fans del g¨¦nero adolescente, la actriz que interpretaba a Blair Waldorf en Gossip Girl (Leighton Meester) se casar¨ªa con quien daba vida a Seth Cohen (Adam Brody) en The O.C.
Mientras tanto, Internet facturaba a su primera it girl 2.0 en 2006. Era la adolescente Cory Kennedy, que se hizo popular en Myspace con sus fotos de fiesta en el club del momento de Los ?ngeles, el Cobra Snake. Su look empez¨® a ser imitado entre las j¨®venes aficionadas a la moda de todo el planeta: shorts vaqueros destrozados en contraste con un pulcro bolso Chanel 2.55. ?Les suena? Pronto empezar¨ªa a ganar fama con un estilo similar la coru?esa Gala Gonz¨¢lez (m¨¢s conocida entonces como Amlul) en otra red social de la ¨¦poca, Fotolog. A partir de entonces, a las it girls las descubrir¨ªamos en los blogs y luego en Instagram. Hab¨ªan tenido una maestra de excepci¨®n en Marissa Cooper de The O.C. (lujo, marcas, playa y fiestas) y ya contaban con la tecnolog¨ªa capaz de conectarlas con audiencias masivas. Solo faltar¨ªan los followers.
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