Minifaldas y mujeres de m¨¢s de 45 (de Letizia Ortiz a Pen¨¦lope): la revoluci¨®n de la ropa ?ageneracional? acaba de empezar
El edadismo ha estado presente en la moda a lo largo del siglo XX. Parece que ser¨¢ en el siglo XXI cuando por fin caer¨¢n esas barreras.
Hace no mucho tiempo, cuatro o cinco d¨¦cadas, en Espa?a era inusual encontrar a mujeres mayores de 45 (incluso de 40) que vistieran minifalda en su rutina diaria. Las mujeres tend¨ªan a abandonar las prendas m¨¢s juveniles de su armario cuando experimentaban la maternidad ¡ªa una edad mucho m¨¢s temprana que la media actual¡ª y acababan sumergidas en una forma de vestir m¨¢s cl¨¢sica, que si se daba la circunstancia del luto por el marido ya era obligatoria: las mujeres que enviudaban ten¨ªan que cubrirse las piernas con medias negras.
En el resto de Europa e incluso en los estratos m¨¢s liberales de la sociedad, mostrar las piernas por encima de la rodilla no fue algo aceptado socialmente hasta los a?os sesenta, aunque solo entre las m¨¢s j¨®venes. La moda de posguerra era tremendamente pacata y el New Look que transform¨® los armarios m¨¢s tarde segu¨ªa imponiendo el c¨®digo de la l¨ªnea de la rodilla que a d¨ªa de hoy sigue siendo norma no escrita en profesiones liberales, cargos p¨²blicos y royals (no hace tanto que se gener¨® un monumental esc¨¢ndalo porque Meghan Markle se atrevi¨® a aparecer en p¨²blico con una falda que permit¨ªa algo inaudito: ?que se viesen sus piernas!).
Cuando Mary Quant, a la que se le atribuye la invenci¨®n de la minifalda en los sesenta, present¨® por primera vez su prenda, lo hizo bajo el lema: ?Queremos ser lo que somos?. Una filosof¨ªa de rebeld¨ªa que dejaba claro que, aunque se quisiera tapar a las mujeres, estas se iban a revolver y a ense?ar algo tan natural como las piernas. Sin embargo, la invenci¨®n de Quant se enmarcaba dentro de la revoluci¨®n est¨¦tica del Swinging London, un movimiento que democratiz¨® la moda y la liber¨® de tab¨²es, pero tambi¨¦n sacraliz¨® a la juventud: nunca antes el arquetipo aspiracional de la moda hab¨ªa sido una mujer tan joven como delgada, ejemplificada en Twiggy o Jean Shrimpton. Cuatro a?os m¨¢s tarde, Mayo del 68, otro gran movimiento liberador, termin¨® por instaurar esa idea de que las nuevas modas eran cosa de j¨®venes liberadas, pese a que, todav¨ªa entonces, el grueso de las clientas consist¨ªa en mujeres maduras con cuentas corrientes saneadas, tambi¨¦n en Espa?a.
Aqu¨ª, a pesar de la dictadura y la posguerra, siempre hubo mujeres que tambi¨¦n estaban dispuestas a romper con los c¨¢nones establecidos.?La victoria de Massiel en la edici¨®n de Eurovisi¨®n de 1968 fue el hito que consagr¨® la mini en nuestro pa¨ªs. La cantante rehus¨® propuestas de dise?adores espa?oles y viaj¨® a Par¨ªs para llevarse su ic¨®nico minivestido de Courr¨¦ges, al que tambi¨¦n se le atribuye haber sido inventor de la prenda. Por aquel entonces, las mujeres de la alta sociedad ya se hab¨ªan subido el bajo de las faldas. La condesa de Montarco se cas¨® en 1968 con un vestido corto y verde manzana firmado por Elio Berhanyer. Crist¨®bal Balenciaga en 1964 dise?¨® para Mar¨ªa Fernanda Thomas de Carranza un vestido de novia minifaldero para casarse con el famoso pintor espa?ol Jos¨¦ Caballero. Todas ellas fueron abriendo el camino para las que vinieron detr¨¢s. Pero ninguna, sin embargo, superaba la veintena, reproduciendo as¨ª un estereotipo, cada vez m¨¢s global, en el que la juventud era la ¨²nica etapa vital que pod¨ªa estar ligada a la liberaci¨®n.
No hace tanto, en 2012, un estudio de los grandes almacenes brit¨¢nicos Debenhams situaba la edad para abandonar la minifalda en los 40 a?os, y se argumentaba, de hecho, que el umbral hab¨ªa crecido. La mayor¨ªa de las razones esgrimidas para dejar la prenda ten¨ªan que ver con el envejecimiento de las piernas y, en consecuencia, lo ¡®pol¨ªticamente incorrecto¡¯ de mostrarlas. El problema de la moda con el edadismo no es nuevo, y aunque en los ¨²ltimos a?os las pasarelas han incorporado a modelos de todas las generaciones, curiosamente, esta temporada las tendencias parecen volver de nuevo a sacralizar la juventud con prendas ajustadas, escotadas y cort¨ªsimas. Una estrategia, quiz¨¢, para captar definitivamente a la venerada generaci¨®n Z y que, sin embargo, no encuentra reflejo en la clienta de mediana edad.
Sin embargo, parece que esas reglas no escritas est¨¢n cambiando y que algunas reivindicaciones que antes fueron minoritarias calan por fin en ciertas prescriptoras. En 2022 podemos ver a mujeres con tremendo poder de influir como la reina Letizia (48 a?os) luciendo minifalda. Y no solo eso: estando favorecidas, estupendas y radiantes con sus faldas y vestidos cortos. El pasado fin de semana eligi¨® un vestido minifaldero rosa de Zara ¡ªque ya est¨¢ agotado en casi todas las tallas¡ª para salir a cenar y a pasear por las calles de Mallorca, acompa?ada de su suegra, la reina Sof¨ªa, y sus dos hijas. La elecci¨®n del look despert¨® algunas cr¨ªticas en redes sociales como la de Carmen Lomana. Si no supi¨¦ramos que Twitter es un invento relativamente reciente, pensar¨ªamos que est¨¢bamos de nuevo en los a?os cincuenta.
Nunca he sentido tanto la dignidad Real de nuestra reina em¨¦rita Do?a Sof¨ªa que en ese paseo con sus nietas y Leticia, consorte de Espa?a en ¡°mini falda¡± Quer¨ªa demostrar algo? Hacer sentir que ella es joven y cool ante D?a Sof¨ªa? Fuera de lugar ??¡â?
— Carmen Lomana (@Carmen_Lomana) August 8, 2022
Esta misma semana, Melanie?Griffith tambi¨¦n ha acudido a celebrar su 65? cumplea?os a San Vicente Bungalows, un exclusivo club de Los ?ngeles, luciendo un vestido negro minifaldero combinado con medias de topos y unas botas militares. Pen¨¦lope Cruz ha sido otra de las que ha apostado durante la temporada de premios de este a?o y en el circuito de desfiles por varias minifaldas. Son solo algunos ejemplos de c¨®mo las mujeres actuales no est¨¢n dispuestas a cumplir a?os como sus madres o abuelas. El problema es el hecho de que una mujer ense?ando las rodillas sigue siendo noticia. Y que en los medios de comunicaci¨®n los consejos de estilo diferenciados por generaciones contin¨²an siendo recurrentes.
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