Rick Owens: ¡°Tengo una idea muy clara de c¨®mo quiero que sea mi cuerpo. Hacer ejercicio es como masturbarse¡±
El creador es la voz (y el alma) de la resistencia est¨¦tica. Un artista independiente en un sector dominado por grupos y tendencias ef¨ªmeras y comerciales, cuya visi¨®n se mueve entre la elegancia cl¨¢sica y la provocaci¨®n.
Brutalidad y calma. Experimentaci¨®n e historia. Oscuridad y luz. Vicio y honestidad. Madeleine Vionnet y Christeene Vale. La dualidad est¨¢ en la esencia de Rick Owens, la marca y el artista. Un creativo at¨ªpico que lucha por combatir el conservadurismo extremo con vanguardia. Su discurso est¨¦tico es un grito de belleza contra la comodidad y el conformismo. Debut¨® en la pasarela de Nueva York en febrero de 2002 y apenas un a?o despu¨¦s se traslad¨® a Par¨ªs.
?Siempre tuve claro que mi visi¨®n era demasiado extrema para Nueva York, por eso me fui. Sab¨ªa que, si me quedaba, acabar¨ªa poco a poco marginado o, todo lo contrario, me acomodar¨ªa y me dejar¨ªa llevar por el resto. En Europa, y especialmente en Par¨ªs, est¨¢s obligado a desarrollar al m¨¢ximo tu est¨¦tica, en un ejercicio casi po¨¦tico?, explica Owens, sentado en la terraza de su casa y estudio de la capital francesa. Un espacio austero, cl¨¢sico y contundente, como los muebles que dise?a desde 2005, entre Brancusi y Eileen Gray. Este es el retrato m¨¢s personal de un genio egoc¨¦ntrico, que se expresa con libertad e independencia.
Cre¨® la marca en 1994. En 2017, la Triennale de Mil¨¢n organiz¨® la primera retrospectiva de su obra y el Consejo de Dise?adores de Moda de Estados Unidos (CFDA, por sus siglas en ingl¨¦s) le concedi¨® el Premio Geoffrey Beene a toda su trayectoria. ?C¨®mo se ve dentro de la industria?
Siempre he aceptado que ocupaba un lugar marginal dentro de la moda; y me sent¨ªa c¨®modo en ese espacio, porque sab¨ªa que ten¨ªa un negocio respetable, aunque quiz¨¢ no fuera tan visible. Recibir el reconocimiento del establishment fue una sorpresa. Seamos sinceros, todos queremos que el mundo nos escuche y nos entienda. Es una motivaci¨®n primaria, m¨¢s fuerte que la propia procreaci¨®n. ?Qui¨¦n no aspira a ser coronado en una ceremonia como el l¨ªder de su generaci¨®n? Es un impulso vital. Y poder dirigir tu retrospectiva es como escribir tu propio obituario, porque t¨² decides c¨®mo quieres que los dem¨¢s te vean para siempre.
?Mantiene vivos los mismos impulsos originales?
Dir¨ªa que son incluso m¨¢s fuertes porque ahora tengo un cuerpo de trabajo amplio y entiendo mejor el discurso que he creado. Y aunque resulte terrible admitirlo, sigo sintiendo esa necesidad de querer que mi voz sea escuchada. Es algo adictivo.
?Le molesta que oscuridad, desasosiego o transgresi¨®n sean palabras recurrentes cuando se habla de su trabajo?
Prefiero que digan de m¨ª que soy m¨¢s oscuro que luminoso, porque la oscuridad implica profundidad; la luz conlleva superficialidad y frivolidad. En cualquier caso, son solo etiquetas. La gente necesita simplificar. Y me parece bien. Yo tambi¨¦n lo hago. No me gustan las cosas demasiado complicadas. Prefiero los mensajes directos.
?Hasta qu¨¦ punto es importante para usted ser independiente y poder controlar hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle de su empresa?
Es primordial. Es el camino que decid¨ª seguir. Trabajar para una gran casa es un empleo sujeto a tendencias y vaivenes. Esos t¨ªos solo tienen tres a?os para demostrar lo que valen y luego, a la calle. Es despiadado. El otro d¨ªa pensaba qu¨¦ pasar¨ªa si yo fuera el jefe de dise?o de la casa que lleva mi nombre. Probablemente me echar¨ªan a los cinco a?os. El clima en este negocio es insoportable. Vivimos sometidos a un apetito insaciable de novedad. El ritmo se ha acelerado. Pero es una realidad y no puedes negarte a ella porque forma parte de la evoluci¨®n. Y la evoluci¨®n no es discutible.
?No le gustar¨ªa pisar el pedal del freno?
No hay marcha atr¨¢s. Todo cambia, muere, desaparece¡ La extinci¨®n forma parte de la evoluci¨®n. Aunque suene fatalista.
?Alguna vez ha sentido la tentaci¨®n de vender la compa?¨ªa?
Por supuesto. Ofrecen mucho dinero. No tendr¨ªa que preocuparme por cuestiones econ¨®micas el resto de mi vida. Tampoco los que trabajan conmigo. Habr¨ªa para todos. Y tendr¨ªa estabilidad. Por eso cuando pienso que no ser¨ªa capaz de renunciar a mi independencia, me pregunto: ?por qu¨¦ no?, ?qu¨¦ m¨¢s da?, ?a qui¨¦n quiero impresionar? Voy a morir tarde o temprano. ?Qu¨¦ importancia tiene dejar un legado?, ?por qu¨¦ no sacar tajada? Pero por alguna raz¨®n quiero proteger ese legado. No tengo hijos, pero imagino que es la misma necesidad de supervivencia que te empuja a proteger a tus hijos.
?Ha imaginado c¨®mo ser¨ªa su marca tras su muerte?
Claro. Por eso no puedo venderla. Adem¨¢s, tengo 57 a?os, casi 60, y quiero ser capaz de expresarme con honestidad otros 15 o 20 a?os, si tengo suerte. Si vendiera la marca y no me llevara bien con los nuevos due?os, tendr¨ªa que irme. Y no me sentir¨ªa c¨®modo teniendo que vivir en este planeta sabiendo que hay un Rick Owens paralelo que no me gusta. Eso s¨ª ser¨ªa oscuro.
?Qu¨¦ alimenta su creatividad?
Mi manera de jugar. A veces pienso que soy pasivo, pero en realidad soy muy agresivo. Quiero que las cosas sean de una determinada manera. Y quiero cosas: quiero placer, confort, excitaci¨®n, estimulaci¨®n¡ Supongo que es gula.
La avaricia mueve tambi¨¦n los hilos del consumo, porque aunque dicen que la suya es una etiqueta de culto, lo cierto es que tiene un p¨²blico muy amplio¡
Es cierto, pero en comparaci¨®n con el resto, la m¨ªa es una compa?¨ªa muy peque?a. Adem¨¢s mi est¨¦tica es tan espec¨ªfica, que no incluye a mucha gente. La amas o la odias. En el caso de otras marcas, hay m¨¢s margen para jugar y la gente puede entrar en su mundo m¨¢s f¨¢cilmente. Mi firma atrae solo a gente como yo; y yo en un creativo busco que su voz sea ¨²nica, pura y distintiva.
Algunas marcas cambian tanto cuando fichan a un nuevo dise?ador que son casi irreconocibles. ?Cree que mantenerse fiel a una est¨¦tica es el gesto m¨¢s radical del lujo?
Sin duda. Ser independiente es una rareza. Mantener una voz propia es hoy en d¨ªa lo m¨¢s radical.
?Cree que la novedad est¨¢ sobrevalorada?
No. Me gusta la novedad, la evoluci¨®n, el desarrollo, aunque quiz¨¢ de un modo m¨¢s pausado. Pero qui¨¦n soy yo para desaprobar algo. La sociedad siempre ha tenido un apetito voraz. Ahora sencillamente tenemos tecnolog¨ªa para alimentar el monstruo.
Sus desfiles son ceremonias contempor¨¢neas alternativas. ?Qu¨¦ funci¨®n cumple la pasarela en el sistema actual?
Reunirse para compartir un momento trascendental es un rito universal. Desde el inicio de los tiempos la gente se ha reunido en torno a una hoguera para escuchar una historia. Lo vemos en la cultura rock, en las iglesias, en las org¨ªas¡ El desfile es una forma m¨¢s de reuni¨®n. Lo loco es que haya tantos. El elitismo ha perdido inter¨¦s. Vivimos en una democracia en la que todos quieren ser escuchados y, cuando eso ocurre, se multiplican las voces.
?Son sus colecciones una reacci¨®n a los tiempos convulsos?
Son una respuesta y una reacci¨®n. Cuando en un desfile de hombre el pene de los modelos se exhibe de manera despreocupada, me estoy riendo del patriarcado y del poder del hombre blanco. Quiero provocar, ofender, subrayarlo. Y cuando hago un v¨ªdeo con Christeene [Vale] quiero denunciar el puritanismo de la sociedad actual. El mundo puede ser tan intolerante que siento la necesidad de posicionarme en el extremo opuesto para ayudar a mantener el equilibrio. No digo que el mundo deba ser como yo ni seguir mi dictado, ?en absoluto! Pero s¨ª creo que debe haber alg¨²n tipo de equilibrio. Una visi¨®n que contrarreste ese conservadurismo extremo. Y yo siento el impulso irrefrenable de utilizar la est¨¦tica para combatir el fanatismo.
?Es la moda un motor de cambio positivo?
Es una gran herramienta de comunicaci¨®n. Puede transmitir ideas, introducir movimientos, ejercer influencia¡ Lo que llevas habla de ti antes de que abras la boca.
?Y qu¨¦ dice su look de usted?
Que la ropa no importa demasiado, que debes ser fiel a una est¨¦tica y comprometerte con unos valores. Dice que no comulgo con los c¨®digos conservadores, que los rechazo, pero que respeto los c¨¢nones cl¨¢sicos, la historia, la integridad, la honestidad. Dice que pienso m¨¢s en la eternidad que en la tendencia de un a?o, de un pa¨ªs o de un lugar espec¨ªfico.
?Qu¨¦ significa la belleza para usted?
Aquello que codicio. Mi mayor deseo. Hay una obra cl¨¢sica que siempre he admirado: A rebours, de Joris-Karl Huysmans [A contrapelo, C¨¢tedra]. Una novela decadente, cuyo h¨¦roe persigue la belleza hasta tal extremo que, cuando ha consumido todas las formas de belleza cl¨¢sica, solo encuentra satisfacci¨®n en un canon corrupto y necesita ir m¨¢s all¨¢ para saciar ese apetito. A veces me pregunto si sencillamente siento curiosidad. S¨¦ que no me mueve el mero placer de corromper. Pero s¨ª hay cierta perversidad, que es esencial. En la cultura japonesa tradicional, por ejemplo, la belleza convive con lo grotesco. Tambi¨¦n en la perfumer¨ªa. Las esencias m¨¢s sofisticadas de Par¨ªs eran una mezcla de flores con notas de test¨ªculos de animales. Hay integridad y honestidad en esa nota oscura. Porque puedes ver la vida de una manera superficial¡ O puedes apreciarla y entenderla en toda su belleza y su fealdad.
?Se ha planteado lanzar su propia fragancia?
Por supuesto. De hecho, he creado un perfume, pero es tan extremo que no le gusta a nadie de mi estudio. Es muy intenso, casi ofensivo. Personalmente me gusta, pero no es comercial. Podr¨ªa hacerlo de un modo artesanal. Ser¨ªa elegante y oscuro. Pero tendr¨ªa que venderlo en las mismas tiendas en las que se vende mi ropa y lo pondr¨ªan en un estante junto a las fragancias de las grandes casas perfumistas, que tienen mucho poder, y mi frasco acabar¨ªa relegado al fondo. Para abrirme un hueco tendr¨ªa que unirme a una de esas grandes casas. Y ellos querr¨ªan controlarlo todo. Comprometer¨ªa mi integridad. ?Que les den!
?C¨®mo describir¨ªa su gusto en dise?o de interiores?
A muchos les sorprender¨ªa descubrir lo conservador que soy. Me gustan los entornos brutalistas, pero tambi¨¦n austeros y cl¨¢sicos. La casa que tengo junto a mi f¨¢brica, en Italia, es de travertino, alabastro y m¨¢rmol. All¨ª la luz est¨¢ regulada y todo est¨¢ medido al detalle. Es lo contrario de mi casa de Par¨ªs, que es una casa m¨¢s familiar que comparto con mi equipo y mi familia. Es m¨¢s c¨¢lida. Hay revistas por todas partes. Es encantadora. Necesito ambos extremos. Supongo que no me gustan los t¨¦rminos medios.
Los muebles que dise?a son s¨®lidos, pesados¡
Ya hay demasiado pragmatismo y comodidad en el mundo. Quiero algo formal, contundente, que no cambie, que sea eterno.
?Cu¨¢l es su relaci¨®n con Italia?
Fabrico all¨ª. Es la cuna de la producci¨®n. Nunca me he planteado producir en India o Yugoslavia. Italia tiene una maquinaria industrial legendaria que est¨¢ en lo m¨¢s alto.
?Habla italiano?
Poco y no demasiado bien. Nunca lo he necesitado. Todos me hablan en ingl¨¦s. Lo gracioso es que de ni?o mis padres siempre pon¨ªan ¨®pera en casa. No s¨¦ cu¨¢ntos recitales de Mar¨ªa Callas en La Scala de Mil¨¢n habr¨¦ escuchado desde que era un beb¨¦.
?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que pis¨® Los ?ngeles?
No he vuelto desde que me mud¨¦ a Par¨ªs, har¨¢ 19 o 20 a?os.
Algunos insin¨²an que es la nueva capital de la moda.
Tonter¨ªas. Que suenen campanas en Instagram o Twitter no significa nada. Es histeria masiva. Alguien dice algo y al instante miles de personas lo repiten, como si fuera importante.
?C¨®mo recuerda su etapa creativa en California?
Soy c¨ªnico y pesimista, por eso asocio aquellos a?os con debilidad, porque no ten¨ªa el poder que tengo ahora. No me interesa mirar atr¨¢s. No siento nostalgia. Me divert¨ª, pero no era mejor que ahora.
?Hasta qu¨¦ punto crecer en Porterville marc¨® su est¨¦tica?
Hay cierto glamour en un estilo de vida que mezcla drogas y obscenidad, como en el heroin chic. Para m¨ª, Porterville era eso. Hab¨ªa un elemento de peligro y vicio que me atrajo desde ni?o. Al crecer pude experimentar tanto como quise¡ Y lo hice. Ya no. Pero sigue latente la atracci¨®n por esa forma de glamour cl¨¢sico. En La balsa de la medusa, de Th¨¦odore G¨¦ricault, por ejemplo, vemos cuerpos de j¨®venes desnudos en una situaci¨®n de angustia. No hay vicio, pero s¨ª sexualidad. Son motivos universales. Porterville era para m¨ª La balsa de la medusa, de G¨¦ricault [risas].
?Dir¨ªa que la educaci¨®n cat¨®lica ha influido en su visi¨®n?
Sin duda, de ah¨ª nace la relaci¨®n entre el exotismo y un sentido de la vida m¨¢s elevado. Porterville era una ciudad conservadora. Recuerdo la iglesia, los velos, los rosarios, aquellas ceremonias en una capilla preciosa, la cruz, y aquel t¨ªo bueno clavado a la cruz. Matador y hermoso. Si lo piensas, todo daba mucho miedo. Pero ah¨ª estaba ya la b¨²squeda de un prop¨®sito elevado, el glamour, el exotismo y la sexualidad. Esa sigue siendo mi receta.
?Y el sentimiento de culpa?
Es positivo. La culpa, la verg¨¹enza y el miedo han sido motivadores vitales para m¨ª. Me pregunto si tendr¨ªa la misma fuerza si mi infancia hubiera sido m¨¢s f¨¢cil¡ La rabia y la ira fueron formativas. Quiz¨¢ si no sintiera culpa, me relajar¨ªa con las entregas¡
?C¨®mo ve su madre su trabajo?
S¨¦ que no es de su gusto, que muchas cosas le sorprenden y que a veces se escandaliza¡ Pero tiene un gran sentido del humor y, como ella dice : ?Mientras no hieras a nadie?¡ Se r¨ªe de todo.
?Ayuda tener clientes tan famosos como Kanye West a la hora de acercar la marca a las nuevas generaciones?
Para conseguir longevidad creativa necesitas alianzas c¨¦lebres. Pienso, por ejemplo, en artistas del pasado como James McNeill Whistle y La Habitaci¨®n del Pavo Real [encargo del magnate Frederick Richards Leyland]. ?l tambi¨¦n necesit¨® clientes para dar visibilidad a su obra. Tener patrones siempre ha sido clave.
?Acepta que actualmente forma parte del establishment?
Claro. S¨¦ que formo parte de la generaci¨®n anterior, que los j¨®venes deber¨ªan escandalizarme, horrorizarme, combatirme¡ Pero, sinceramente, no estoy tan horrorizado como deber¨ªa.
?Qu¨¦ lugar ocupa Mich¨¨le Lamy en su universo?
Es una fuerza creativa poderosa. Hay fuerzas que crean magia de forma abstracta. La gente las llama musas, pero esa etiqueta no les hace justicia. Tradicionalmente los hombres sienten el ansia de conquistar y las mujeres el impulso de nutrir y cultivar. Creo que esa es parte de nuestra din¨¢mica.
?Y el ejercicio f¨ªsico?
Alguien dijo que los gimnasios son agujeros negros de energ¨ªa. Porque podr¨ªas dedicar ese tiempo a cuidar gatos o regar flores¡ Pero para m¨ª el ejercicio es una forma de meditaci¨®n, que me ayuda a desarrollar todo mi potencial f¨ªsico, mental y espiritual. Y tambi¨¦n satisface mi vanidad. Tengo una idea muy clara de c¨®mo quiero que sea mi cuerpo. Hacer ejercicio es como masturbarse. Es placer. Te est¨¢s mirando al espejo y te est¨¢s masturbando.
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