El #MeToo salta a la pantalla: todos quieren ser el Weinstein de la tele
Una pel¨ªcula, una serie y un documental recordar¨¢n la figura de Roger Ailes, el fallecido magnate fundador de Fox News y agitador pol¨ªtico que renunci¨® tras acusaciones de acoso sexual.
Cuando era peque?o, a Roger Ailes su padre le dijo que se tirara a sus brazos de espaldas desde la litera de arriba. El hombre ni se inmut¨® y el chaval se peg¨® un trompazo descomunal. El padre, que acabar¨ªa siendo acusado de ?extrema crueldad? por un jurado por las tremendas palizas que propinaba a su mujer, le espet¨® con frialdad: ?Nunca te f¨ªes de nadie?. Esta vil an¨¦cdota carne de celuloide aparece en The Loudest voice in the room (Random House, 2014), la biograf¨ªa no autorizada de Ailes que escribi¨® el periodista Gabriel Sherman y que podr¨ªa aparecer en la miniserie hom¨®nima que prepara el canal Showtime. El??protagonista ser¨¢ Russell Crowe dando vida a al asesor de Nixon, Reagan o George Bush (padre) transformado en s¨²per magnate televisivo y agitador pol¨ªtico de la derecha estadounidense a trav¨¦s del canal que cre¨® en 1996, Fox News. El mismo que cay¨® en desgracia, pocos meses antes de morir a los 77 a?os, cuando m¨¢s de dos docenas de mujeres de su canal se avanzaron al #MeToo y lo acusaron de haber sido un depredador sexual durante m¨¢s de dos d¨¦cadas. En apenas 15 d¨ªas, las trabajadoras? tumbaron al hombre responsable de sembrar la cultura del miedo y la bravuconer¨ªa desde su cadena: aup¨® al Tea Party, encarril¨® a candidatos republicanos como Sarah Palin, aliment¨® la paranoia contra Obama y sirvi¨® como consejero y aliado de Trump para validarlo como presidente frente a los dos millones de telespectadores diarios de su canal. Cuando muri¨®, desde el New Yorker aseguraron que Ailes ?hab¨ªa hecho m¨¢s que nadie por degradar la vida p¨²blica en Am¨¦rica desde Joseph McCarthy?.
La miniserie de Rusell Crowe se centrar¨¢ m¨¢s en c¨®mo se forj¨® el mito de la derecha medi¨¢tica con modales de matones de instituto que en c¨®mo Ailes fue apartado de Fox News despu¨¦s de las denuncias de sus empleadas. Qui¨¦n s¨ª ahondar¨¢ en este episodio, desde el punto de vista de las mujeres que padecieron el acoso, ser¨¢ la pel¨ªcula producida por Annapurna, a¨²n sin t¨ªtulo, en la que John Lithgow ser¨¢ Ailes y un buen surtido de oscarizadas y premiadas actrices ser¨¢n sus denunciantes. Nicole Kidman ser¨¢ Gretchen Carlson (qui¨¦n abri¨® la veda y fue presentadora estrella de uno de los programas favoritos de Trump, Fox and Friends), Charlize Theron ser¨¢ Megyn Kelly (ahora una de las periodistas m¨¢s medi¨¢ticas de EEUU pero que fue acosada por Ailes en 2006, cuando no ten¨ªa tanto poder en la televisi¨®n) y Margot Robbie ser¨¢ una (ficticia) productora del canal. El c¨ªrculo de fascinaci¨®n en pantalla por Ailes se cerrar¨¢ con Divide and Conquer: The Story of Roger Ailes,?un documental sobre su vida dirigido por Alexis Bloom (Bright Lights) y producido por? Alex Gibney, ganador de Oscar (Taxi to the Dark Side) y de varios emmys por su oscuro retrato de la Cienciolog¨ªa (Going Clear).
?Saca mi mejor lado y a¨²n as¨ª pasar¨¦ el resto de mi vida yendo a por ti? amenaz¨® Ailes a Gabriel Sherman, redactor de la revista New York, cuando se enter¨® de que estaba escribiendo un libro obre su vida. Sherman entrevist¨® a m¨¢s de 600 personas para la biograf¨ªa no autorizada del magnate pero nunca pudo sentarse cara a cara con el fundador de Fox News. El periodista tambi¨¦n fue el encargado de narrar, unos pocos a?os m¨¢s tarde, c¨®mo este fan declarado de Leni Riefenstahl construy¨® una cultura mis¨®gina y de acoso en su cadena.
Gretchen Carlson ten¨ªa todos los papeles para ser una de las mujeres emblema de Fox News: rubia, de derechas y atractiva (fue Miss America en 1989). Aunque en Fox & Friends, el programa que copresentaba, jugaba el papel de oxigenada algo boba, fuera de plat¨® ide¨® toda una estrategia para hundir a Ailes. Carlson, graduada en Oxford y Stanford, decidi¨® grabar las conversaciones que manten¨ªa en reuniones con el magnate despu¨¦s de que este la etiquetase como ?odia-hombres? y la degradase laboralmente, transfiri¨¦ndola a otro programa en otra franja horaria de menor audiencia, por haberse quejado de que su compa?ero la traba con condescendencia frente y fuera de c¨¢mara o por negarse a vestir los trajes ajustados que ense?asen m¨¢s pierna. La presentadora grab¨® un a?o de conversaciones con su iPhone en el despacho de Ailes, donde recopil¨® suficientes pruebas de acoso sexual contra ¨¦l. Contact¨® con un abogado y decidi¨® demandar directamente a Ailes y no a la cadena. Su denuncia surgi¨® efecto en una ¨¦poca pre-Weisntein pero post-Bill Cosby, con una mayor sensibilizaci¨®n social y de credibilidad sobre las mujeres. A los pocos d¨ªas, seis trabajadoras m¨¢s presentaron m¨¢s denuncias. El bombazo fue conocer que Megyn Kelly, una de las mujeres m¨¢s poderosas de la televisi¨®n estadounidense y a la que por aquel entonces se ve¨ªa como rostro del futuro de la cadena, tambi¨¦n hab¨ªa sido acosada por ¨¦l. Concretamente, en 2006, justo cuando Kelly pasaba por su divorcio y no era tan crucial en el canal. En pocos d¨ªas, otros episodios de acoso sobre becarias y otras mujeres de Fox News salieron a la luz. Una ex trabajadora de la cadena, Laurie Luhn, asegur¨® que el magnate la hab¨ªa ?acusado y torturado? durante 20 a?os.
Ailes, que adem¨¢s andaba debilitado por la poca simpat¨ªa que inspiraba a los hijos de Rupert Murdoch, apodados como ¡®The Boys¡¯ y al cargo de 21st Century Fox, fue apartado del canal que ¨¦l mismo cre¨® asegurando que los liberales y Hillary Clinton orquestaban una campa?a contra ¨¦l. Muri¨® a los pocos meses de la hemofilia que le diagnosticaron de ni?o. Muerto y enterrado, la historia del Weinstein de la televisi¨®n es la primera en llegar a la pantalla tras el terremoto del #MeToo. Un magnate- tirano hecho a s¨ª mismo que lleg¨® a normalizar una cultura del terror en su empresa ¨CVanity Fair asegur¨® que guardaba una pistola en su despacho y ten¨ªa un b¨²nker de seguridad bajo su casa¨C. Si Weinstein contrat¨® a exagentes del Mossad para tapar sus atrocidades e investigar a posibles denunciantes, Ailes amenazaba a sus presas con no conseguir trabajo o con hacer p¨²blico material comprometido de estas. Las historias de estas mujeres, parad¨®jicamente, podr¨ªan llevar a la temporada de premios a otras actrices que, de forma m¨¢s o menos indirecta, tuvieron que lidiar con su depredador personal.
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