?Se vest¨ªan como pod¨ªan porque ninguna marca quer¨ªa hacerlo?: as¨ª fue la compleja (y lucrativa) relaci¨®n de la moda con el hip hop
El hip hop cumple 50 a?os. La cultura que alumbr¨® una est¨¦tica callejera tan compleja como denostada tard¨® d¨¦cadas en entrar en el mundo de la moda. Ahora el peligro es que se olviden sus verdaderos or¨ªgenes.
Cuando, en 2018, Alessandro Michele, entonces dise?ador de Gucci, se ¡®inspir¨®¡¯ en una bomber que hab¨ªa dise?ado Dapper Dan 10 a?os antes, las redes sociales rescataron al sastre afroamericano del olvido y Gucci decidi¨® colaborar con ¨¦l y reabrir su taller de Harlem 25 a?os despu¨¦s de que la polic¨ªa lo cerrara por infringir la propiedad intelectual. Porque Dan, desde 1982, hac¨ªa fortuna copiando logos famosos y estamp¨¢ndolos en bombers y pantalones deportivos que vest¨ªan Nas, Missy Elliott, Salt-N-Pepa y otros grandes nombres del hip hop de los ochenta y los noventa. ¡°Yo no dicto la moda, yo traduzco la cultura¡±, sol¨ªa decir Dan.
No solo porque toda esa cultura en torno al hip hop, de la m¨²sica a la moda, se base en crear lo nuevo a partir del sampleo o la customizaci¨®n de lo que ya existe; tambi¨¦n, y sobre todo, porque como explica la periodista Elena Romero, coautora del libro y comisaria de la exposici¨®n Fresh, fly and fabulous: 50 years of hip hop style (Rizzoli), ¡°cuando toda esa gente no era bien recibida en el lujo de la Quinta Avenida, ¨¦l los trataba como clientes de lujo en su taller¡±. ¡°Hasta bien entrados los noventa los rappers se vest¨ªan como pod¨ªan porque ninguna marca quer¨ªa hacerlo. La expresi¨®n Shopping while black (ir de compras siendo negro), que se refer¨ªa a la vigilancia a la que estaban sometidos en las tiendas, era muy real. Los clientes negros eran vetados por el modo en que vest¨ªan¡±, prosigue. De hecho, cuando muchos de estos artistas ya hab¨ªan alcanzado el prestigio para ser famosos tambi¨¦n entre los blancos, siguieron vistiendo de Dan por una cuesti¨®n de valores.
En 2018, el mismo a?o en que Gucci met¨ªa en n¨®mina a Dan, Ralph Lauren lanzaba la colecci¨®n Stadium, una c¨¢psula de prendas deportivas que era parad¨®jicamente similar al atuendo que en los primeros noventa llevaban los Lo Life, un grupo de latinos y afroamericanos de Crown Heights (Brooklyn) que se hicieron famosos por comprar (o robar) prendas de Ralph Lauren y customizarlas a su antojo. La marca Ralph Lauren, aunque fundada en el Bronx, representaba lo opuesto, y comunicaba un modo de vida privilegiado en un momento en que los yuppies blancos de Wall Street coleccionaban etiquetas de varios ceros. Hasta que llegaron los Lo Life. ¡°Yo iba por el barrio y luego me encontraba a un chaval blanco en la Quinta Avenida vestido igual, pero ¨¦l lo hab¨ªa comprado, y lo llevaba por motivos diferentes¡±, contaba uno de los miembros en un reportaje en The New Yorker de aquel a?o.
Dapper Dan y los Lo Life ejemplifican c¨®mo el hip hop trascend¨ªa el estereotipo de la logoman¨ªa; no se trataba de acceder a ciertas marcas, sino de darle la vuelta a su poder simb¨®lico, al que no pod¨ªan acceder por prejuicios sociales, customiz¨¢ndolo, falsific¨¢ndolo y mezcl¨¢ndolo botas Timberland, gorros Kangol y con prendas (capuchas, pantalones anchos, zapatillas sin cordones) que remit¨ªan en el imaginario colectivo al uniforme carcelario o al vandalismo. Pero estos tambi¨¦n son ejemplos de que la influencia global de esta est¨¦tica llev¨® forzosamente a que se cerrara el c¨ªrculo: pese a que las ense?as deportivas ya se hab¨ªan dado cuenta del valor del rap entre las nuevas generaciones (la colaboraci¨®n de Adidas y Run DMC, en 1986, fue la primera) las firmas de lujo que ellos nombraban en sus canciones desde el inicio les segu¨ªan dando la espalda. Hasta que no les qued¨® otra que rendirles pleites¨ªa, aunque, como apunta Romero, ¡°se sigue metiendo la complej¨ªsima idiosincrasia de la est¨¦tica del hip hop y su evoluci¨®n bajo un paraguas ficticio llamado ¡®moda urbana¡¯ en el que cabe todo¡±. Un paraguas con el que esta industria ha hecho much¨ªsima caja en los ¨²ltimos cinco a?os.
Ahora que se celebran 50 a?os de aquella fiesta en una casa del Bronx en 1973 en la que naci¨® el rap de forma improvisada (el DJ, Kool Herc, ara?¨® el disco y empez¨® a recitar el nombre de los invitados para animar un poco el cotarro); ahora que se ultima la apertura del primer gran museo dedicado a ¨¦l en ese mismo distrito y ahora, el mismo a?o en el que un rapero (Pharrell) se ha convertido en el primer m¨²sico en ser contratado como director creativo en una gran casa de lujo franc¨¦s (Louis Vuitton), conviene recordar esa compleja relaci¨®n que esta industria ha tenido y tiene con la que quiz¨¢ la subcultura callejera m¨¢s influyente del mundo.
¡°La historia no ha hecho una gran labor reconociendo el peso del hip hop en la cultura, en la moda y en el arte¡±, reconoce Amanda Hajjar, comisaria de otra de las exposiciones que celebran su medio siglo de vida, Conscious, Unconscious, en el museo de fotograf¨ªa de Nueva York. Hajjar se?ala los primeros noventa como el punto de inflexi¨®n para que el hip hop ¡°se convirtiera en un fen¨®meno m¨¢s all¨¢ de las costas norteamericanas gracias al auge de la MTV¡±. Fue entonces, en 1991, cuando Lagerfeld en Chanel, ep¨ªtome del refinamiento franc¨¦s, llen¨® a las modelos con ostentosas joyas con el nombre de la marca esculpido en una placa (el llamado?nameplate que ellos llevaban utilizando desde sus inicios). En 1996 Gianni Versace invitaba a Tupac Shakur, nuevo icono del estilo, a la exclusiva fiesta que celebraba su colecci¨®n masculina, tambi¨¦n inspirada en el estilo gangsta y, en el mismo a?o, Tommy Hilfiger contrataba Aaliyah como imagen global.
¡°A la moda le pill¨® por sorpresa su popularidad. De hecho, ya hab¨ªan nacido muchas marcas (Cross Colours, Karl Kani, Ecko¡) que pese a facturar millones no ten¨ªan cabida en los medios o las tiendas tradicionales, tal vez por qui¨¦n las compraba y qui¨¦n las dise?aba¡±, cuenta Romero. Cientos de miles de j¨®venes compraban las firmas creadas o vestidas por sus ¨ªdolos, pero no fue hasta 2004 cuando un negro gan¨® por primera vez un CFDA, el premio del consejo de dise?adores norteamericanos. Se lo llev¨® Puff Daddy por su marca, Sean John, que ya llevaba una d¨¦cada facturando millones. Nunca se lo ha llevado una mujer afrodescendiente. Y eso que tras el influyente estilo trajeado que populariz¨® Daddy estaba su entonces pareja, Misa Hylton, una de las estilistas m¨¢s potentes de la escena femenina, de Mary J Blige a Lil¡¯ Kim. Ellas fueron de las primeras figuras en darle la vuelta al estereotipo de la mujer en dicha escena, hasta entonces cosificado en innumerables videoclips, en una estela de reapropiaci¨®n de su cuerpo y su sexualidad que llega, por ejemplo, hasta Cardi B. Otra mujer, June Ambrose, fue la responsable de restar agresividad a la masculina, construyendo la nueva imagen de Jay Z o del mism¨ªsimo Pharrell, al que en el libro Fresh, fly and fabulous: 50 years of hip hop style califican como ¡°el punto de inflexi¨®n de la nueva moda hip hop¡±, m¨¢s dulcificado, ir¨®nico y deconstruido. Tras 30 a?os en esto, Ambrose es desde 2022 la directora creativa de Puma. El futuro cercano de Pharrell ya lo conocemos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.