Ver tantas tertulias pol¨ªticas te est¨¢ convirtiendo en un narcisista
Seg¨²n un estudio, las personalidades narcisistas que protagonizan debates y ¡®realities¡¯ producen fascinaci¨®n en el espectador y los hace m¨¢s egoc¨¦ntricos.
?Te levantas con Los desayunos de TVE, almuerzas con Las ma?anas de Cuatro y cenas con La Sexta Noche? ?Eres capaz de recordar los ganadores de las ¨²ltimas tres ediciones de Gran Hermano? ?Conoces el significado del vocablo ¡®tr¨®spido¡¯ y su origen? Si respondes con una afirmaci¨®n a cualquiera de estas preguntas podr¨ªas estar peligrosamente cerca de ser un narcisista. O eso es lo que afirma una reciente investigaci¨®n de la Universidad de Pennsylvania que ha estudiado la influencia de la televisi¨®n en nuestros niveles de egocentrismo, as¨ª como si ciertos g¨¦neros nos afectan m¨¢s que otros. Tras una encuesta realizada a 565 estudiantes universitarios, hallaron que el narcisismo en los j¨®venes hab¨ªa aumentado un punto y medio con respecto a otro estudio realizado cuatro a?os atr¨¢s, y que el tipo de programa consumido era decisivo en el diagn¨®stico. Los estudiantes que prefer¨ªan las tertulias pol¨ªticas, reality shows y eventos deportivos ten¨ªan un mayor nivel de egolatr¨ªa. Por otro lado, los ¨ªndices de aquellos que se decantaban por las noticias y programas informativos eran m¨¢s bajos, exhibiendo compromiso con la sociedad y siendo menos individualistas. Paloma D¨ªaz Soloaga, experta en Comunicaci¨®n Audiovisual y Sociolog¨ªa y doctora de la Universidad Complutense, interpreta los resultados para S Moda. ¡°El narcisismo es un rasgo propio de nuestra sociedad, donde el ¡®yo¡¯ alcanza la aceptaci¨®n personal ¨Cnecesaria para lograr la autoestima¨C gracias al reconocimiento ajeno¡±. Asimismo, los realities triunfan ¡°porque no hay que pensar mucho, es un material ¡®procesado¡¯ por las televisiones, un mensaje y un discurso f¨¢ciles de entender¡±, explica.
Para Robert Lull, el coordinador de la investigaci¨®n, estos resultados tienen todo el sentido. Aunque relaci¨®n no indique causalidad, es l¨®gico pensar que si pasamos diariamente un cuarto de nuestro tiempo despiertos viendo la tele, su contenido pueda afectar a nuestro comportamiento. Las tertulias, realities y eventos deportivos ¡°est¨¢n repletos de personalidades narcisistas que los espectadores tienden a imitar en su conducta diaria. Los concursantes y las estrellas presumen de sus logros, insultan a sus oponentes y exigen cuidados especiales. Mientras tanto, una estrella del b¨¦isbol que batea un golpe ganador afirma que ¡®ha sido bendecido¡¯¡±, expone Lull. En Estados Unidos, el n¨²mero de programas de telerrealidad ha pasado de cuatro a 320 en una d¨¦cada. La sobreexposici¨®n de sujetos narcisistas, recompensados con fama, dinero y poder, produce una peligrosa fascinaci¨®n en el espectador. Con estos datos puede contextualizarse la nominaci¨®n republicana de Donald Trump para presidente de los Estados Unidos y los m¨¢s de 70 millones de seguidores de Kim Kardashian en Instagram, as¨ª como la publicaci¨®n de su libro de autorretratos Selfish. Ambos tambi¨¦n han protagonizado sus propios realities, The Apprentice y Keeping Up with the Kardashians respectivamente.
Aunque los fen¨®menos Trump y Kardashian sean complicados de extrapolar de la cultura norteamericana, en nuestro pa¨ªs tenemos otros ejemplos que podr¨ªan ayudarnos a construir un marco propio de an¨¢lisis. Ah¨ª est¨¢ el imperecedero ¨¦xito de Gran Hermano, siendo Espa?a el pa¨ªs que m¨¢s ediciones ha emitido del concurso (16 y subiendo). Tambi¨¦n el auge de las tertulias pol¨ªticas que, aupadas por la crisis y la aparici¨®n de nuevos partidos, se han multiplicado en n¨²mero y duraci¨®n en los ¨²ltimos a?os. Su origen, radiof¨®nico y sosegado, ha evolucionado en un show regido por la cruzada ideol¨®gica, la crispaci¨®n y la ¡®espectacularizaci¨®n¡¯ de los tertulianos, en ocasiones m¨¢s protagonistas que su propio discurso. De no ser por la relevancia social de estos debates no se explicar¨ªa la fulgurante carrera de Pablo Iglesias, en una ascensi¨®n que podr¨ªa llevarle del sill¨®n de La Noria (en Telecinco, donde debut¨®) al de La Moncloa en apenas cinco a?os. Aunque para aspirar a un cargo as¨ª parece imprescindible poseer un gran ego (o confianza en uno mismo, si lo prefieren) la profesora D¨ªaz Soloaga est¨¢ convencida de que la actitud del l¨ªder de Podemos va a influir en el modo de comportarnos durante los pr¨®ximos a?os, revalorizando el poder de la ret¨®rica. ¡°Pablo Iglesias se entrena en esa ret¨®rica visual, transforma camale¨®nicamente su mensaje y consigue con su discurso narcisista ser el centro de todas las c¨¢maras. ?Algo mejor para demostrar que esa personalidad consigue casi siempre lo que se propone?¡±, apunta.
En su art¨ªculo de The Guardian ?Te est¨¢ convirtiendo Kim Kardashian en una eg¨®latra? la escritora Sara Benincasa est¨¢ de acuerdo en que los realities exhiben las tendencias narcisistas mencionadas por la investigaci¨®n: el ego¨ªsmo, la individualizaci¨®n y un desinter¨¦s por el bienestar ajeno (lo que define tambi¨¦n como ¡°un exitoso capitalista est¨¢ndar¡±). Sin embargo, resta credibilidad a los resultados por el escaso espectro de individuos cuestionados. Los universitarios son una muestra demasiado condicionada por su edad y desarrollo, siendo tan predecibles como ¡°preguntarle a un grupo de personas mayores si les duele la espalda¡±. ¡°Claro que muchos de ellos est¨¢n centrados en ellos mismos. Est¨¢n averiguando c¨®mo enamorarse, c¨®mo elegir la carrera correcta y c¨®mo salir de las casas de sus padres, a las que muchos volver¨¢n de inmediato tras unos estudios que no les preparan para el mundo real¡±. Las conductas egoc¨¦ntricas en los j¨®venes, por mucho que puedan parecer inherentes a esa etapa, deber¨ªan ser tomadas muy en serio. Un estudio de la Universidad de Deusto a casi 600 j¨®venes nos ofrece otro dato poco alentador al respecto: el narcisismo es la principal causa por la que los hijos agreden a sus padres.
Seg¨²n la web LiveScience, este rasgo de la personalidad ha crecido de manera continua en Estados Unidos desde la d¨¦cada de los 70 y varias investigaciones han achacado tal subida a la r¨¢pida penetraci¨®n de los medios de comunicaci¨®n y el culto a las celebrities. ¡°Esa cultura responde a la p¨¦rdida del sentido de intimidad, que ha pasado de ser algo natural a todo lo contrario. A veces incluso dudamos de aquellas personas que no muestran en las redes alg¨²n resquicio de sus vidas personales, como si estuvieran ocultando algo¡±, explica la profesora. ?Pero existe un peligro real de que el narcisismo presentado en la televisi¨®n nos afecte? Seg¨²n Benincasa, ¡°el fan de los realities no es el mismo tipo de criatura que la estrella de los realities: el fan ama una gran historia, mientras que una estrella quiere ser la gran historia¡±. Paloma D¨ªaz Soloaga afirma que la gente que vemos en televisi¨®n se convierte en falsos modelos de conducta de c¨®mo debemos comportarnos para ser felices y exitosos. ¡°La parte negativa del proceso es que para lograr el reconocimiento en los dem¨¢s, es f¨¢cil que se den conductas de prepotencia, soberbia y altaner¨ªa: eso es el narcisismo. Para conseguir resaltar hay que pensar que somos superiores a los dem¨¢s y eso es un s¨ªntoma de una sociedad enferma: que necesita el triunfo para ser feliz¡±.
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