Asunci¨®n Molinos Gordo: ¡°El problema de la Espa?a vac¨ªa se solucionar¨ªa haciendo caso a la gente de los pueblos¡±
Los proyectos de Asunci¨®n Molinos Gordo reflexionan sobre el pensamiento campesino, la herencia, la agricultura o el cambio clim¨¢tico. Con ¡®D¨¦j¨¤ V¨¦cu¡¯, en el Museo CA2M hasta finales de agosto, ha creado ¡°una alegor¨ªa a la diversidad como futuro¡±
Pintorer¨ªa. Cuando nadie sab¨ªa d¨®nde se hab¨ªa metido Asunci¨®n Molinos Gordo de ni?a, la buscaban en la pintorer¨ªa. ¡°Era la cocina vieja, donde prepar¨¢bamos las carnes tras la matanza, hac¨ªamos los ahumados, se quitaban las plumas de las perdices... Mi abuelo y mi padre se cambiaban las botas all¨ª cuando ven¨ªan del campo, hab¨ªa una cocina econ¨®mica y yo ten¨ªa una mesa al lado, con mi material art¨ªstico. Con cinco o seis a?os ya ten¨ªa mi estudio¡±, recuerda con una sonrisa. El 17 de junio cumple 45 y ese estudio ahora es itinerante, ha pasado por el centro de Madrid, El Cairo (Egipto), Mascate (Om¨¢n) o la sierra de Guadarrama madrile?a, donde se instal¨® en 2018. Pero no deja de volver a la casa de Guzm¨¢n, su pueblo, donde cre¨® esa primera pintorer¨ªa. Est¨¢ en Burgos, a media hora en coche de Aranda de Duero. Seg¨²n el INE, en 2023 ten¨ªa 95 habitantes. La artista vivi¨® all¨ª hasta los 16 a?os, cuando se fue a Madrid y descubri¨®, de golpe, que no todo el mundo hab¨ªa crecido como ella.
¡°Fui d¨¢ndome cuenta de que mi normal no era el normal de los dem¨¢s, al llegar a Madrid vi que ten¨ªa una cultura visual distinta, mi pueblo, las im¨¢genes religiosas de la iglesia, los calendarios de propaganda...¡±, relata. Esa mudanza temprana a la gran ciudad tuvo lugar porque quer¨ªa estudiar lat¨ªn y griego. ¡°All¨ª no hab¨ªa y me fui a vivir con una t¨ªa m¨ªa. Mi abuelo, mis padres, mis hermanos, todos son agricultores. Yo he sido la primera persona de mi familia que no ha continuado con la actividad agr¨ªcola, aunque siento que estoy haciendo un trabajo agr¨ªcola, pero desde lo simb¨®lico. No cultivo alimentos, pero trabajo con la cultura agraria¡±. Esa reflexi¨®n en torno a la tierra, los or¨ªgenes, la herencia y la memoria ha marcado su pr¨¢ctica art¨ªstica, que la ha llevado a reconocimientos como el premio de la Bienal de Sharjah en 2015 con su proyecto World Agriculture Museum y a exponer en el Victoria & Albert de Londres (en la colectiva FOOD: Bigger than the Plate) o, ahora, a presentar su primera individual en el Museo CA2M, D¨¦j¨¤ V¨¦cu. Lo ya vivido, que puede visitarse en M¨®stoles hasta el 25 de agosto. La muestra refleja sus inquietudes: partir de la tierra para rescatar memorias que se proyectan en el futuro. De hecho, se plante¨® estudiar Historia o Filosof¨ªa, aunque acab¨® matriculada en Bellas Artes en la Complutense y luego se form¨® en Antropolog¨ªa cultural en la UNED. ¡°Me pareci¨® que en Bellas Artes iba a encontrarlo todo, a¨²na todas las disciplinas. Y la Antropolog¨ªa cultural fue muy importante, porque las personas que venimos de los pueblos hemos sido siempre objetos de estudio, y yo quer¨ªa convertirme en quien emit¨ªa las categor¨ªas. Reivindicar que los de pueblo podemos analizar a otros con nuestras herramientas de investigaci¨®n; en algunos proyectos he utilizado herramientas propias del entorno rural, como el zahor¨ª o las caba?uelas, para revertir esa mirada¡±.
Antes de comenzar a dar forma a esas ideas arraigadas desde la infancia, Molinos Gordo trabaj¨® para otros artistas. Viv¨ªa en el centro de Madrid, se formaba, pensaba cu¨¢l era su camino. ¡°Hasta que cumpl¨ª los 30 estuve entendiendo para qu¨¦ val¨ªan todas mis herramientas, qu¨¦ es una escultura y c¨®mo funciona, el dibujo... Y en un viaje accidental a Egipto en 2018, para acompa?ar a mis amigos en la Bienal de El Cairo, todo cambi¨®¡±, precisa. En la gu¨ªa Lonely Planet descubri¨® el Museo de la Agricultura, el primero del mundo dedicado a este sector, inaugurado en 1938: ¡°Era un museo colonial venido a menos, con mirada imperial, de un momento en el que Egipto quer¨ªa mostrarse al mundo como una potencia agr¨ªcola. En los a?os cincuenta el campesino se convirti¨® all¨ª en un icono nacional. Me interes¨®, porque yo ven¨ªa de un lugar donde se dec¨ªa ¡®eres m¨¢s de pueblo que las amapolas¡¯ o ¡®usted es m¨¢s tonto que decir de pueblo¡¯, y all¨ª los de pueblo estaban en los sellos de correos y hab¨ªan hecho una ¨®pera en la que los campesinos eran los protagonistas. Vi que se pod¨ªan utilizar las herramientas de visualizaci¨®n, como puede ser el arte, para generar contextos de valor¡±.
Se instal¨® en Egipto entre 2010 y 2013; vivi¨® la primavera ¨¢rabe y dej¨® el pa¨ªs tras la matanza de Rabaa. ¡°Quer¨ªa quedarme cerca, por eso fui a Om¨¢n¡±, explica. Estuvo all¨ª cinco a?os, antes de instalarse en la sierra madrile?a. Comenz¨® a desarrollar proyectos personales, a ver que el arte tiene mucho de proceso colaborativo. ¡°Fue algo que aprend¨ª de los investigadores con los que trabaj¨¦ cuando viv¨ªa en El Cairo, como [el ge¨®grafo tunecino] Habib Ayeb, ning¨²n investigador est¨¢ solo en lo que hace, all¨ª vi que personas de distintas ¨¢reas compart¨ªamos los mismos intereses, de periodistas a nutricionistas o artistas. La mayor¨ªa de los artistas tenemos un equipo de gente con la que trabajamos, fot¨®grafos, alfareros... Y por eso siempre en las exposiciones que hago hay una lista de cr¨¦ditos¡±, subraya. Para ella es crucial la idea de interdependencia: ¡°Todos formamos parte de un tejido y aunque haya cabezas m¨¢s visibles hay que evidenciar que existe un tejido m¨¢s amplio¡±.
D¨¦j¨¤ V¨¦cu es un buen ejemplo de ello. Para crear las ocho piezas que conforman la exposici¨®n, Molinos Gordo ha trabajado con distintos talleres de especialistas. Visitamos con ella una de esas naves, la de Corp¨®rea Escultura, en Arganda del Rey. Su propietario, David Gonz¨¢lez Mart¨ªn, la abri¨® hace casi una d¨¦cada y all¨ª ha construido desde santos para una pel¨ªcula de Enrique Urbizu a capiteles para una discoteca en Cannes. ¡°Lo m¨¢s dif¨ªcil siempre al trabajar con un artista es entenderte, pero con Asun ha fluido todo¡±, comenta. De su nave salieron las piezas de distintos estilos arquitect¨®nicos que conforman Omar e Ismael, una escultura de cuatro metros que es parte de D¨¦j¨¤ V¨¦cu. ¡°Quer¨ªamos hacer entender que cada uno de nuestros cuerpos es una suma de herencias, no solo gen¨¦ticamente, sino de todas las culturas que han sumado¡±, sintetiza Molinos Gordo, ¡°de hecho, toda la exposici¨®n no deja de ser una alegor¨ªa a la diversidad como futuro. Por ejemplo, la pieza Quorum Sensing habla de c¨®mo se relaciona el patr¨®n social de las bacterias, que son de las formas m¨¢s primitivas de vida; ellas saben que la ¨²nica manera de mantenerse en el tiempo es estar juntas. O todas o ninguna¡±.
La artista habla en plural al desgranar D¨¦j¨¤ V¨¦cu porque el proyecto naci¨® de una colaboraci¨®n muy estrecha con Andrea Pacheco, que adem¨¢s de esta exposici¨®n comisar¨ªa este a?o Cosmonaci¨®n, la propuesta del pabell¨®n chileno de la Bienal de Venecia. Desde all¨ª, con unos mensajes de audio, la chilena recuerda que se conocieron en 2017, cuando fue a ver la exposici¨®n Description de l¡¯?gypte en la galer¨ªa Traves¨ªa Cuatro. ¡°Me cautiv¨® la complejidad conceptual y material de su trabajo, el resultado ten¨ªa muchas aristas; era una obra que no ten¨ªa una sola lectura¡±, rememora Pacheco. Juntas crearon la Oficina de Arqueolog¨ªa Imaginaria para compartir sus inquietudes. ¡°Nos centramos en estudiar los rastros del pasado musulm¨¢n de Madrid, el proyecto evolucion¨® hacia ampliar esa investigaci¨®n y hallamos huellas de todos los pasados de esta ciudad. Nos importaba compartir con el p¨²blico la importancia que tiene el pasado, no la historia, porque la historia siempre es un relato, manipulado por quien la escribe¡±, a?ade Pacheco. Para ella, la pr¨¢ctica de Molinos Gordo ¡°aborda los sistemas de presi¨®n, pone en valor lo subalternizado, como la ruralidad, y eso puede vincularse a la mirada decolonial, cuando se piensa que hay que romper con el eurocentrismo, porque su trabajo intenta romper con la hegemon¨ªa cultural que se ejerce desde la urbe¡±.
Ese concepto de pensamiento campesino es el eje del trabajo de Molinos Gordo. ¡°Siempre he tenido esta conciencia de pertenecer a una cultura amenazada con acabarse¡±, recalca, ¡°el pensamiento campesino es la idea de que hay una identidad internacional de los pueblos vinculados al campo, que pueden no compartir idioma ni religi¨®n ni modos de producci¨®n, pero se enfrentan al mismo reto, que es el desmantelamiento del tejido campesino, porque la producci¨®n de alimentos antes estaba en sus manos, pero en los ¨²ltimos 80 a?os est¨¢n siendo despose¨ªdos de esa actividad, que ha pasado a las agroindustrias, y ah¨ª es cuando han venido los problemas medioambientales, de calentamiento global, la preocupaci¨®n por lo que comemos...¡±.
Resumir esas interconexiones es uno de sus desaf¨ªos, quiere que su trabajo siga explorando esas complejidades, con la colectividad como gu¨ªa. ¡°Una de las asociaciones m¨¢s fuertes hoy es V¨ªa Campesina, que ha conseguido acu?ar el t¨¦rmino de soberan¨ªa alimentaria¡±, apunta. Ahora la artista se halla inmersa en un proyecto en los montes de Couso, en Gondomar (Pontevedra), ¡°para poner en valor la gesti¨®n mancomunada del territorio¡±, y en otro en el r¨ªo Ebro, Respiraci¨®n fluvial, en el que trabaja con el artista Carlos Monle¨®n, ¡°sobre el r¨ªo como organismo vivo y bien comunal¡±. Su objetivo es, siempre, plantear preguntas, ¡°que la gente intente entender el conjunto de relaciones que existen¡±. Y confiar en las aportaciones del pensamiento campesino: ¡°El problema de la Espa?a vac¨ªa se solucionar¨ªa haciendo caso a la gente de los pueblos, que tiene todas las soluciones¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.