Alejandra Glez: ¡°El problema para las artistas femeninas es que, a no ser que sean las grandes maestras, cuesta entrar en el circuito¡±
Imagen, v¨ªdeo y ¡®performance¡¯ se unen en la obra de esta joven creadora cubana, que ahora expone en Barcelona y Venecia.
Alejandra Glez acaba de cumplir 25 a?os, pero le ha dado tiempo a vivir muchas vidas. La primera empez¨® en La Habana, y siempre estuvo presente la fotograf¨ªa: ¡°Desde peque?a me refugiaba en una c¨¢mara compacta que hab¨ªa en casa, era una forma de aislarme y empezar a construir mi propia realidad¡±. Cuando ten¨ªa 13 a?os todo cambi¨®. ¡°Mi padre nos dej¨® y mi madre nos crio solos a m¨ª y a mi hermano, ah¨ª me di cuenta del valor y la fuerza de la mujer¡±, reflexiona. A los 16 lleg¨® una nueva etapa, sent¨ªa que necesitaba canalizar sus traumas: ¡°Empec¨¦ a estudiar en la Escuela de Fotograf¨ªa Creativa de La Habana. Ten¨ªa una c¨¢mara mala y una computadora en las peores condiciones del mundo, pero el coleccionista espa?ol Luciano M¨¦ndez se convirti¨® en una especie de mecenas, cre¨® un fondo y me vine a Europa a aprender un poco m¨¢s sobre el tema del feminismo¡±. Recal¨® en Francia, Portugal, Pa¨ªses Bajos y Espa?a; eso fue en 2017, y en 2108 realiz¨® una residencia art¨ªstica en Per¨². ¡°Abr¨ª las puertas de mi estudio para que vinieran las mujeres que quisieran hacerse retratos desnudas, algo que chocaba en una sociedad machista. Vino un grupo de bailarinas de entre 18 y 23 a?os y juntas hicimos una performance caminando sin ropa por el edificio¡±, recuerda.
Porque el cuerpo es fundamental en su obra. Con ¨¦l explora, experimenta y comunica. ¡°Trabajo con el elemento que la vida me dio, que es mi cuerpo. Por eso me quito la ropa, porque es s¨ªmbolo de una sociedad, de un pensamiento, del consumo. La quito y se queda la materia. Creo en el esp¨ªritu que vive dentro de la materia f¨ªsica, para m¨ª el cuerpo es simplemente el transporte que lleva ese esp¨ªritu adentro¡±, reflexiona. En los autorretratos Buscando la luz (2017) plasmaba el suyo, fotografiado en blanco y negro, y en Liliths ¨Csu ¨²ltima serie, expuesta este a?o en PHotoEspa?a tras recibir el Premio de Fotograf¨ªa Fundaci¨®n Enaire¨C muestra los de otras. ¡°He querido hablar de la mujer bruja, cham¨¢nica, a trav¨¦s de Lilith, a la que condenaron a ser una mujer fatal, la madre de los diablos, y que para m¨ª fue la primera feminista¡±, apunta. Subraya que le gusta compartir su trabajo con otras mujeres, re¨ªr y llorar con ellas. ¡°Lo importante¡±, asevera, ¡°es ser sincera, que la otra persona sienta que a trav¨¦s de tu lente puede hablar de una realidad que a veces se esconde¡±. Muchas de ellas ponen nombre a las historias que relata con sus piezas. Como Carmen, una madrile?a con s¨ªndrome de Di¨®genes que le abri¨® las puertas de su casa; la figura m¨ªtica de Lilith o la malograda artista cubana Ana Mendieta, un referente a quien rindi¨® homenaje con La vida es inmortal cuando se acaba (2020).
Alejandra, representada por la galer¨ªa Aurora Vigil-Escalera, entiende el arte como ¡°terapia, una forma de mejorar y crecer¡±. Y ese camino es el que seguir¨¢ explorando en sus pr¨®ximas exposiciones, que siguen a su participaci¨®n en verano en la feria madrile?a Just MAD: del 23 al 25 de septiembre presentar¨¢ en el espacio Utop¨ªa 126 de Barcelona dos performances ¨Cuna, protagonizada por una mujer india, gira en torno a la vestimenta, y en la otra es la propia artista quien se encierra en un cuarto de cristal del que no sabe salir¨C y en Venecia mostrar¨¢ en octubre su videoarte Llanto y risa, con el que fue finalista del Arte Laguna Prize para artistas emergentes. Cree que son necesarios estos impulsos a la creaci¨®n: ¡°El problema para las artistas femeninas es que, a no ser que sean las grandes maestras, como Marina Abramovi? o Tania Bruguera, cuesta entrar en el circuito. Ser¨ªa bueno que las instituciones grandes dieran m¨¢s oportunidad a artistas j¨®venes y mujeres¡±.
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